Treelia Floretti Brüner

Querria decir que estoy libre de este mundo de esclavitud, pero me temo que no es así. Nací en el seno de una familia de clase media, el 4 de abril de 1780. En el seno de una familia creativa, de diseñadores de ropa y de zapatos, mis padres para entonces llevaban un negocio el cual comenzo a ir viento en popa, vendian todos sus productos, la tienda era muy solicitada entre el populacho parisino y más siendo de Burgundy, que era un pueblo con pocas tiendas y poco mas, pero en cuanto tenía seis años, una familia de París vinieron a la tienda justo cuando mi padre estaba echando el cierre definitivamente, dado que veía que no podia seguir con el negocio en pie y yo cargaba en mis brazos mi muñeca Daisy de Fimo y una bolsa con su recambio de ropa. Aquella familia fue una bendición dado que ambas familias andabamos con necesidad de que nos pudieran cumplir grandes el uno con el otro. Sentí alguna esperanza la cual pudiera sacar del aprieto a mis padres, pero no. La familia resulto ser un grupo de meros actores, que se dedicaban a pasarse por la ciudad vestidos con grandes galas, para después despojar a sus victimas de todos su bienes mas preciados. Mi familia era querida en muchos sitios y siempre nos ayudaban en poder salir del apuro muchas veces, pero esta familia de gitanos, nos quitaron parte de nuestros bienes, dejandonos con una miseria de comida y una casa en el centro de París que se cae a trozos. En efecto. Un dia, en el que volvia de comprar pescado con mi madre, vimos a mi padre con los equipajes delante de los restos de la casa. Cogio el equipaje y se dirigio hacia un carruaje el cual nos subimos las dos, mi madre y yo. Mi padre nos dijo que se iba como criado a casa de una familia de clase alta a buscar trabajo, que buscaban a gente para el servicio de criados y el acepto sin pensarselo dos veces.

Paso el tiempo y cuando nos llego una última carta de él, nos informaban que mi padre habia muerto de unas anginas terribles y que eran de un grado muy alto de peligro. Nos indemnizaron con una buena cantidad de dinero, la cual pudimos reabrir el negocio de mi padre, de su sastrería y mi madre pudo volver a diseñar sus zapatos de nuevo. Aprendí a coser, a escribir con mas propiedad ya que comencé a manejar el negocio con soltura y necesitaba algo mas que un rostro bonito para vender mis articulos en el campo del textil. El negocio iba bien, yo ya tenía 20 años recién cumplidos desde abril y por ahora todo va bien. En mi historia..mi vida es la de una chica que ha vivido siempre en Francia, se mudó a París a causa de un engaño y las cosas salieron a mejor. Últimamente venia un cliente, que siempre me sacaba adelante en mis peores momentos. el optimismo me visitaba cada vez que me encontraba hasta arriba por el agobio de las facturas que se retrasaban de repente. Parecía todo muy bonito, que no iba a ver un bache en mi vida. Pero en cuanto me dirigia una mañana de mayo para abrir el negocio como todos los dias, me encontre con que nos habian robado la noche anterior. No me derrumbe en el suelo empredado de las calles parisinas. Simplemente lo observe con una sonrisa y me di la vuelta lentamente, alejandome de aquel lugar procurando que nadie me hubiera reconocido. Los saqueadores al parecer no se quedaron satisfechos con el botín, pues a pesar de haber saqueado al completo la tienda, estos no habían encontrado nada, y para cuando llegue al pequeño caseron que le alquilabamos a una familia de clase alta, no pude evitar soltar un grito desgarrador en reaccion al ver a mi madre muerta en el suelo de la sala principal, asesinada de un tajo en el cuello. Ya en si, no pude aguantar tantas desgracias, quería un descanso.

Con el dinero que sobró de la herencia, me compre una casa acogedora en el centro de París, al lado de la panaderia que hace esquina con la farmacia de guardia. No tenía ningún negocio y tan solo podia sobrevivir de un trabajo de cortesana en los callejones del burdel de París y por la mañana buscaba trabajo en lo que sea. Nadie sabia de mi doble vida, tan solo yo tenia control de ello. Deje de ir a mi hogar, llegaron a embargarmela y ahora el burdel es el único hogar que tengo. No tengo lugar mas seguro que el brudel el cual me concede amor incondicional y dinero para sobrevivir lo justo. Ahora...mis sueños se cambiaron por billetes grandes, por sabanas de seda y olores apestosos como el tabaco y el alcohol.

Hola, me llamo Treelia Floretti Brüner.

Conserva parte de la habilidad de costura, manejo de cuentas, contabilidad de tiendas, etc. Le gusta la astrología y leer algún que otro libro. Aún intenta apañarse para encontrar algo con lo que no pierda las practicas que cuando vivia en una casa decente, aprendio de su familia desde el primer momento hasta el último. Ah. Una cosa que nadie sabe, es que Treelia es la hija menor de cinco hermanas.