AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Reencuentro (Mareleine)
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Reencuentro (Mareleine)
Justamente ayer había llegado a París, y le había mandado una carta a una de sus hijas avisándole de su llegada. Estaba completamente segura de que Mareleine acudiría, a pesar de que últimamente no se habían llevado demasiado bien. Tenían muchísimas cosas de las que hablar.
Anne Marie se sentía bastante a gusto en París. No era como se lo había imaginado, aquella ciudad le recordaba de alguna forma a su añorada Nueva Orleans. De todos modos...¿acaso no era París la madre de Nueva Orleans? De alguna forma, seguía en casa.
Se ajustó un poco la falda de terciopelo rojo y se apoyó en la barandilla del puerto, atisbando con paciencia entre la gente. Sabía que su hija llegaría pronto. Siempre había sido bastante puntal. A decir verdad, ésa era una de las pocas cosas que había logrado inculcarle.
Por lo general, solía hacer lo que le daba la gana, no como Vanessa o Salomón, que eran algo más obedientes que ella. Aunque lo que más le gustaría a Anne Marie en aquellos momentos era saber dónde demonios se encontraban.
Se llevó una mano a la cabeza para que no le saliese el sombrero volando, pues el mar traía una brisa que no era demasiado agradable aquel día. A Anne Marie nunca le había gustado demasiado el mar. Siempre le había dado la sensación de que había sirenas...
Aunque dudaba mucho de que existiesen. Las sirenas no existían. Ya había demasiadas cosas sobrenaturales en este mundo como para que encima se le añadiese una más. Y menos mal, por cierto.
Anne Marie suspiró y, con algo de impaciencia, siguió atisbando entre la gente.
Anne Marie se sentía bastante a gusto en París. No era como se lo había imaginado, aquella ciudad le recordaba de alguna forma a su añorada Nueva Orleans. De todos modos...¿acaso no era París la madre de Nueva Orleans? De alguna forma, seguía en casa.
Se ajustó un poco la falda de terciopelo rojo y se apoyó en la barandilla del puerto, atisbando con paciencia entre la gente. Sabía que su hija llegaría pronto. Siempre había sido bastante puntal. A decir verdad, ésa era una de las pocas cosas que había logrado inculcarle.
Por lo general, solía hacer lo que le daba la gana, no como Vanessa o Salomón, que eran algo más obedientes que ella. Aunque lo que más le gustaría a Anne Marie en aquellos momentos era saber dónde demonios se encontraban.
Se llevó una mano a la cabeza para que no le saliese el sombrero volando, pues el mar traía una brisa que no era demasiado agradable aquel día. A Anne Marie nunca le había gustado demasiado el mar. Siempre le había dado la sensación de que había sirenas...
Aunque dudaba mucho de que existiesen. Las sirenas no existían. Ya había demasiadas cosas sobrenaturales en este mundo como para que encima se le añadiese una más. Y menos mal, por cierto.
Anne Marie suspiró y, con algo de impaciencia, siguió atisbando entre la gente.
Anne Marie Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Maldita sea...¿por qué tenían que salirme las cosas tan mal? No era justo, señoras y señores, no era justo...tanto tiempo que llevaba esperando a mi querido hermano y ahora resultaba que era mi madre la que venía a París...algo que no me hacía ninguna gracia, la verdad. Mi madre y yo no nos llevábamos demasiado bien.
Pero eso no era simplemente por culpa de mis famosos "escarceos" como ella los llamaba, a mis aventuras. La verdad es que consideré aquello algo muy hipócrita por su parte, porque vamos a ver...¿acaso no puede ser más hipócrita recrimirnar a una hija por eso, cuando ella misma ha hecho cosas peores?
Porque mi madre Anne Marie parecía una santa, pero mis hermanos y yo sabíamos que ella no lo había sido jamás. Nuestro padre no se daba cuenta pero nosotros sí. Sabíamos desde que teníamos uso de razón de sus obsesiones por no envejecer, de sus ambiciones pero sobre todo de su absoluta falta de escrúpulos.
Pero aún así tenía que ir a verla. Teníamos bastantes cosas de las que hablar, aunque había tenido que coger el carruaje, porque si no podría haberme dado la vuelta y regresado a casa. Aunque no había sido así, por lo que en menos de veinte minutos ya estaba allí en el puerto. Despedí al cochero con un perezoso además.
Me puse a otear entre la gente en busca de la gente, buscando a mi madre. Y no tardé mucho en encontrarla, en la barandilla del puerto, ojeando también. Cuando me vio sonrió y me saludó. Suspirando, me acerqué a ella y cuando llegué a su lado sonreí educadamente y le dije, a pesar de que ella sabía que yo sabía la respuesta.
-¿Qué es lo que os trae por París, madre?¿Ha pasado algo malo allí en casa por casualidad?
Pero eso no era simplemente por culpa de mis famosos "escarceos" como ella los llamaba, a mis aventuras. La verdad es que consideré aquello algo muy hipócrita por su parte, porque vamos a ver...¿acaso no puede ser más hipócrita recrimirnar a una hija por eso, cuando ella misma ha hecho cosas peores?
Porque mi madre Anne Marie parecía una santa, pero mis hermanos y yo sabíamos que ella no lo había sido jamás. Nuestro padre no se daba cuenta pero nosotros sí. Sabíamos desde que teníamos uso de razón de sus obsesiones por no envejecer, de sus ambiciones pero sobre todo de su absoluta falta de escrúpulos.
Pero aún así tenía que ir a verla. Teníamos bastantes cosas de las que hablar, aunque había tenido que coger el carruaje, porque si no podría haberme dado la vuelta y regresado a casa. Aunque no había sido así, por lo que en menos de veinte minutos ya estaba allí en el puerto. Despedí al cochero con un perezoso además.
Me puse a otear entre la gente en busca de la gente, buscando a mi madre. Y no tardé mucho en encontrarla, en la barandilla del puerto, ojeando también. Cuando me vio sonrió y me saludó. Suspirando, me acerqué a ella y cuando llegué a su lado sonreí educadamente y le dije, a pesar de que ella sabía que yo sabía la respuesta.
-¿Qué es lo que os trae por París, madre?¿Ha pasado algo malo allí en casa por casualidad?
Mareleine Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/08/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Anne Marie lo sabía, conocía demasiado bien a su hija. Llegó exactamente a la hora convenida. No tardó mucho en encontrarla, y sonrió y la saludó al verla llegar. Quizás en el fondo se alegraba de verla llegar, a pesar de lo que habían ocurrido en los últimos tiempos. Parecía estar algo más crecida y sonrosada, más hermosa. Aunque no quería imaginarse lo que podría haber hecho por París. De todos modos ya se encargaría ella de averiguarlo.
Cuando su hija llegó a su lado y le hizo esa pregunta, sonrió para sus adentros. Mareleine sabía muy bien el por qué había venido a París, asi que dijo:
-Hija mía, he aprendido a probar suerte en París para poder mejorar como bruja...ya sabes que me gusta mucho probar cosas nuevas. Por cierto, creo que deberíamos ir a una cafetería o algo para charlar o algo...¿qué te parecería la idea?
Se preguntó si Mareleine habría avanzado como bruja. Desde luego se le daba mejor la magia que Vanessa, aunque su segunda hija tenía un talento para la clarividencia del cual estaba muy orgullosa. Entonces recordó que debía preguntarle también por ella.
-Mareleine, hija, ¿tienes por casualidad una idea acerca de dónde pueden estar tus hermanos? Hace tiempo que no recibo ninguna carta de ellos, y estoy...un poco preocupada.
Decidió quitarle el sombrero, pues en cualquier momento podría salir volando, y por suerte su cabello acaramelado no se movió demasiado. Aunque probablemente para la noche tendría que peinarse de nuevo.
-No, no ha pasado nada allí, todos están allí y vuestro padre me ha dejado venir también porque podría traer un encargo muy importante a un socio suyo. Él no podrá viajar hasta dentro de un tiempo...-a su marido no le gustaba demasiado viajar, así que tampoco iría por muy bien que estuviese. Su enfermedad no era más que una excusa, además, Anne Marie solía hacer lo que quería.
Aunque no lo admitiese, en eso se parecía mucho a su hija.
Cuando su hija llegó a su lado y le hizo esa pregunta, sonrió para sus adentros. Mareleine sabía muy bien el por qué había venido a París, asi que dijo:
-Hija mía, he aprendido a probar suerte en París para poder mejorar como bruja...ya sabes que me gusta mucho probar cosas nuevas. Por cierto, creo que deberíamos ir a una cafetería o algo para charlar o algo...¿qué te parecería la idea?
Se preguntó si Mareleine habría avanzado como bruja. Desde luego se le daba mejor la magia que Vanessa, aunque su segunda hija tenía un talento para la clarividencia del cual estaba muy orgullosa. Entonces recordó que debía preguntarle también por ella.
-Mareleine, hija, ¿tienes por casualidad una idea acerca de dónde pueden estar tus hermanos? Hace tiempo que no recibo ninguna carta de ellos, y estoy...un poco preocupada.
Decidió quitarle el sombrero, pues en cualquier momento podría salir volando, y por suerte su cabello acaramelado no se movió demasiado. Aunque probablemente para la noche tendría que peinarse de nuevo.
-No, no ha pasado nada allí, todos están allí y vuestro padre me ha dejado venir también porque podría traer un encargo muy importante a un socio suyo. Él no podrá viajar hasta dentro de un tiempo...-a su marido no le gustaba demasiado viajar, así que tampoco iría por muy bien que estuviese. Su enfermedad no era más que una excusa, además, Anne Marie solía hacer lo que quería.
Aunque no lo admitiese, en eso se parecía mucho a su hija.
Anne Marie Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Suspiré. La verdad es que a mí me gustaría mucho saber dónde demonios estarían Vanessa y Salomón.
-No tengo ni idea, madre, yo hace tiempo que les perdí también la pista, aunque me gustaría mucho saber dónde están. Pero no creo que debáis preocuparos demasiado. Aparecerán en el lugar más inesperado, en el momento más inoportuno y en una situación sorprendente. ¡Seguro!
Me imaginaba que sería así. No sabía cómo pero de hecho lo sabía mejor de lo que ella se esperaba. Suerte que los conocía mejor.
-De acuerdo. Por aquí cerca hay una excelente cafetería, madre. Estoy segura de que estará a "vuestro gusto"-dije en un deje irónico, y con una sonrisita maliciosa.
Me entraron ganas de sacar mi abanico, pero no lo había traído. Aquel estúpido corsé me apretaba y me hacía sudar, aunque por suerte no me asfixiaba. Había sido lo bastante estúpida como para ponérmelo, y eso me ponía de un humor de perros. Me abaniqué con la camno y comencé a andar junto con mi madre para conducirla a aquella cafetería.
-Espero que padre se recupere pronto. Hace tiempo que no viaja. Se está haciendo viejo.-Mi padre era quince años mayor que mi madre, por lo que no me extrañaría nada.
Luego esperé la respuesta de mi madre, esperando que no me hiciese la maldita pregunta que esperaba que no me hiciera.
-No tengo ni idea, madre, yo hace tiempo que les perdí también la pista, aunque me gustaría mucho saber dónde están. Pero no creo que debáis preocuparos demasiado. Aparecerán en el lugar más inesperado, en el momento más inoportuno y en una situación sorprendente. ¡Seguro!
Me imaginaba que sería así. No sabía cómo pero de hecho lo sabía mejor de lo que ella se esperaba. Suerte que los conocía mejor.
-De acuerdo. Por aquí cerca hay una excelente cafetería, madre. Estoy segura de que estará a "vuestro gusto"-dije en un deje irónico, y con una sonrisita maliciosa.
Me entraron ganas de sacar mi abanico, pero no lo había traído. Aquel estúpido corsé me apretaba y me hacía sudar, aunque por suerte no me asfixiaba. Había sido lo bastante estúpida como para ponérmelo, y eso me ponía de un humor de perros. Me abaniqué con la camno y comencé a andar junto con mi madre para conducirla a aquella cafetería.
-Espero que padre se recupere pronto. Hace tiempo que no viaja. Se está haciendo viejo.-Mi padre era quince años mayor que mi madre, por lo que no me extrañaría nada.
Luego esperé la respuesta de mi madre, esperando que no me hiciese la maldita pregunta que esperaba que no me hiciera.
Mareleine Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/08/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Caminó junto a su hija mientras pensaba en lo que le había dicho. Si lo pensaba bien tenía razón, sus hijos eran los tres unos testarudos, por lo que no les podría pasar nada demasiado malo. Es más, eran tan cabezotas como ella, por lo que no tendría más que esperar. O quizás lo averiguase por su cuenta.
¿Y si Mareleine mentía? No le extrañaría nada, por lo que decidió interrogarla, para ver si soltaba algo. O quizás usar la magia. La dominación era algo que le había sido muy útil desde el principio. Pero eso lo usaría más tarde, si no lograba que su hija le contase lo que ella quería saber de una buena vez. Pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
Luego vio su sonrisa irónica. Anne Marie se echó a reír.
-¡Ya no soy tan delicada, hija mía! Estoy segura de que me gustará todo lo que hay en París. Es una ciudad tan mágica, tan interesante...he oído que hay cosas que no se encuentran en otras partes de Europa. Quizás te habrás encontrado con alguna de esas cosas, teniendo en cuenta en los líos en los que tanto te gusta "meterte"-en el que tono en el que se lo dijo demostraba lo que quería decir, un tono que su hija conocía muy bien.
-Vuestro pobre padre tiene casi sesenta años, no os extrañe que no sea tan enérgico como antes. Pobre...
A Anne Marie le hubiese gustado que su marido hubiese sido algo más joven, aunque le había querido a su forma y le había manejado bastante bien, a pesar de su carácter. No se podía quejar, desde luego. Sonriendo todavía, le echó un vistazo a su alrededor. Se moría de ganas de comenzar a destacar...y de conocer a la gente del lugar.
-Por cierto, Mareleine, ¿habéis conocido a mucha gente interesante por aquí? Me gustaría que me dijeras algunos nombres. Me gustaría quedarme por aquí un tiempo, y a vuestro padre le gustaría conseguir algunos contactos para posibles negocios futuros...-eso tampoco era una mentira exactamente, pero sabía perfectamente que su hija se lo tomaría como tal, ¡la conocía tan bien!
¿Y si Mareleine mentía? No le extrañaría nada, por lo que decidió interrogarla, para ver si soltaba algo. O quizás usar la magia. La dominación era algo que le había sido muy útil desde el principio. Pero eso lo usaría más tarde, si no lograba que su hija le contase lo que ella quería saber de una buena vez. Pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
Luego vio su sonrisa irónica. Anne Marie se echó a reír.
-¡Ya no soy tan delicada, hija mía! Estoy segura de que me gustará todo lo que hay en París. Es una ciudad tan mágica, tan interesante...he oído que hay cosas que no se encuentran en otras partes de Europa. Quizás te habrás encontrado con alguna de esas cosas, teniendo en cuenta en los líos en los que tanto te gusta "meterte"-en el que tono en el que se lo dijo demostraba lo que quería decir, un tono que su hija conocía muy bien.
-Vuestro pobre padre tiene casi sesenta años, no os extrañe que no sea tan enérgico como antes. Pobre...
A Anne Marie le hubiese gustado que su marido hubiese sido algo más joven, aunque le había querido a su forma y le había manejado bastante bien, a pesar de su carácter. No se podía quejar, desde luego. Sonriendo todavía, le echó un vistazo a su alrededor. Se moría de ganas de comenzar a destacar...y de conocer a la gente del lugar.
-Por cierto, Mareleine, ¿habéis conocido a mucha gente interesante por aquí? Me gustaría que me dijeras algunos nombres. Me gustaría quedarme por aquí un tiempo, y a vuestro padre le gustaría conseguir algunos contactos para posibles negocios futuros...-eso tampoco era una mentira exactamente, pero sabía perfectamente que su hija se lo tomaría como tal, ¡la conocía tan bien!
Anne Marie Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Fruncí el ceño. ¡Siempre tenía que ir a lo mismo! Pero por supuesto no iba a contarle nada de sus "aventuras" Aunque claro, lo otro sí que tendría que contárlo, ¿y por qué no? De todos modos lo acabaría adivinando ella misma, no sería capaz de impedir que se quedase en París, lo cual no me hacía ninguna gracia.
Deseé con todas mis fuerzas que no se cruzase ni con Mya ni con Darcy, por el bien de ambos. Y ahora que lo pensaba, hace tiempo que no les veía. Había estado bastante ocupada durante todos aquellos días, tendría que arreglármelas para ponerme en contacto con ellos cuanto antes. Cuando me librase aquel día de mi madre.
-Bueno, pues sí, hay muchos licántropos, otros brujos, cambiaformas, y...vampiros.-le expliqué claramente, mientras llegábamos a una cafetería cercana. Nos sentamos en una mesa mientras le decía eso, lanzándole claramente una indirecta.-Quizás deberíais hablar con alguno de ellos...os podrían ayudar, madre...
Sonreí para mis adentros, aquello la pondría furiosa. Y aquello no lo entendíamos ninguno de nosotros. Sabíamos que lo que más le convenía era convertirse en un vampiro, pero ella se negaba, a pesar de que esa vida de vampiro no la molestaría, más bien al contrario. No poseía demasiado sentido del honor.
Mientras esperaba su respuesta, pedí un café sencillo.
Luego, pensativa, le dije:
-Pues sí, conozco a algunas personas que podríais conocer...-le di algunos nombres de gente de la aristocracia que poco me importaban, pero a ella le gustaría conocer. Cuando completé la lista, que había dicho con un tonillo prepotente, esperé su respuesta, conteniendo las ganas de echarme a reír, tapándome la boca con una mano.
Deseé con todas mis fuerzas que no se cruzase ni con Mya ni con Darcy, por el bien de ambos. Y ahora que lo pensaba, hace tiempo que no les veía. Había estado bastante ocupada durante todos aquellos días, tendría que arreglármelas para ponerme en contacto con ellos cuanto antes. Cuando me librase aquel día de mi madre.
-Bueno, pues sí, hay muchos licántropos, otros brujos, cambiaformas, y...vampiros.-le expliqué claramente, mientras llegábamos a una cafetería cercana. Nos sentamos en una mesa mientras le decía eso, lanzándole claramente una indirecta.-Quizás deberíais hablar con alguno de ellos...os podrían ayudar, madre...
Sonreí para mis adentros, aquello la pondría furiosa. Y aquello no lo entendíamos ninguno de nosotros. Sabíamos que lo que más le convenía era convertirse en un vampiro, pero ella se negaba, a pesar de que esa vida de vampiro no la molestaría, más bien al contrario. No poseía demasiado sentido del honor.
Mientras esperaba su respuesta, pedí un café sencillo.
Luego, pensativa, le dije:
-Pues sí, conozco a algunas personas que podríais conocer...-le di algunos nombres de gente de la aristocracia que poco me importaban, pero a ella le gustaría conocer. Cuando completé la lista, que había dicho con un tonillo prepotente, esperé su respuesta, conteniendo las ganas de echarme a reír, tapándome la boca con una mano.
Mareleine Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/08/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
Anne Marie respiró hondo para mantener la compostura, mientras le pedía al camarero otro café. ¡Otra vez con la misma cantinela! Y lo gracioso era que sus otros dos hijos también le habrían dicho eso. ¡Qué pesados eran todos con los puñeteros vampiros! No quería ser un vampiro, ella estaba segura de encontrar un remedio para la muerte siendo humana...
-Podréis decirme lo mismo miles de veces, pero yo seguiré diciendo que no. No me convenceréis de nada. Sé que pensáis que estoy loca con lo que pretendo hacer...pero no sabéis de lo que soy capaz de hacer.-dijo con una voz muy serena y otra fingida sonrisa. No iba a dejar que Mareleine le pusiese de los nervios otra vez.
Se tranquilizó cuando escuchó los nombres que su hija le estaba dando. Perfecto. Así podría ir a organizar algo cuando saliese de aquella cafetería. No había pensado ni por un momento en quedarse con ella. Su hija podría impedirme que hiciese lo que quería...la conocía demasiado bien. Así que dijo:
-Muchas gracias por todos esos nombres. Estoy segura de que serán de una gran ayuda.- Cuando finalmente llegaron los cafés le dio un sorbito al suyo, mientras decía-¿De veras no pensáis contarme lo que habéis hecho por París? Es una pena, hija mía, me hubiese gustado tanto enterarme de todo...
-Podréis decirme lo mismo miles de veces, pero yo seguiré diciendo que no. No me convenceréis de nada. Sé que pensáis que estoy loca con lo que pretendo hacer...pero no sabéis de lo que soy capaz de hacer.-dijo con una voz muy serena y otra fingida sonrisa. No iba a dejar que Mareleine le pusiese de los nervios otra vez.
Se tranquilizó cuando escuchó los nombres que su hija le estaba dando. Perfecto. Así podría ir a organizar algo cuando saliese de aquella cafetería. No había pensado ni por un momento en quedarse con ella. Su hija podría impedirme que hiciese lo que quería...la conocía demasiado bien. Así que dijo:
-Muchas gracias por todos esos nombres. Estoy segura de que serán de una gran ayuda.- Cuando finalmente llegaron los cafés le dio un sorbito al suyo, mientras decía-¿De veras no pensáis contarme lo que habéis hecho por París? Es una pena, hija mía, me hubiese gustado tanto enterarme de todo...
Anne Marie Wasenbell- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Re: Reencuentro (Mareleine)
De veras que llegué a creer que podría aguantar más tiempo, pero no fue así. Estaba harta. Dejé mi café en la mesa de un golpe y me levanté:
-Ya lo creo que sé lo que sois capaz de hacer...¿acaso creeis que no os conozco o qué? Es por eso por lo que nos fuimos todos, ¡para escapar de vuestra maldita influencia! Y que sepáis que no vais a ser capaz de impedir nada, ni la muerte, ni nada de lo que es inevitable...-tuve que contenerme para no decir nada más, porque sino el volumen de mi voz habría crecido de un modo que era bastante alarmante, no habría podido evitarlo, y entonces...la gente nos habría oído.
Y aquello no sería nada bueno.
Saqué algo de dinero y lo dejé encima de la suya antes de marcharme rápidamente de allí, dejándola con un palmo de narices. No había sido capaz de controlar mi mal genio aquel día, y la verdad es que en el fondo me alegraba de ello.
Decidí entonces regresar a casa y escribir varias cartas...tenía mucho por hacer, quizás demasiado. Pero eso sería un alivio para mí. Así que no tendría que pensar en cosas que me pondrían furiosa, tal como las ideas que se me estaban viniendo a la cabeza en aquel momento, ideas que me ponían los pelos de punta. Tenía que admitir que tenía una imaginación bastante...maquiavélica.
Por lo que me apresuré a alejarme de aquel lugar.
-Ya lo creo que sé lo que sois capaz de hacer...¿acaso creeis que no os conozco o qué? Es por eso por lo que nos fuimos todos, ¡para escapar de vuestra maldita influencia! Y que sepáis que no vais a ser capaz de impedir nada, ni la muerte, ni nada de lo que es inevitable...-tuve que contenerme para no decir nada más, porque sino el volumen de mi voz habría crecido de un modo que era bastante alarmante, no habría podido evitarlo, y entonces...la gente nos habría oído.
Y aquello no sería nada bueno.
Saqué algo de dinero y lo dejé encima de la suya antes de marcharme rápidamente de allí, dejándola con un palmo de narices. No había sido capaz de controlar mi mal genio aquel día, y la verdad es que en el fondo me alegraba de ello.
Decidí entonces regresar a casa y escribir varias cartas...tenía mucho por hacer, quizás demasiado. Pero eso sería un alivio para mí. Así que no tendría que pensar en cosas que me pondrían furiosa, tal como las ideas que se me estaban viniendo a la cabeza en aquel momento, ideas que me ponían los pelos de punta. Tenía que admitir que tenía una imaginación bastante...maquiavélica.
Por lo que me apresuré a alejarme de aquel lugar.
Mareleine Wasenbell- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/08/2011
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