AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tea Cup (Viola)
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Tea Cup (Viola)
Viene del Jardin botànico
El trayecto transcurrió sin contratiempos. Solo el traqueteo propio de las carretas. Ese sonido que generaban las ruedas sobre el terreno màs o menos plano. No del todo firme, y que de vez en cuando, les hacia saltar. Louis casi no viajaba en ellos, ¡esa sensación era tan extraña! Como si con cada avance, ese movimiento se reproduciera dentro de su cuerpo. Lo podia sentir en sus piernas, que llevaba cruzadas de manera poco comun quizas. Curioso, miraba por la ventanilla. Se alejaban del populoso centro. ¿Viviria muy lejos aquella hermosa dama?
De vez en cuando, le miraba. No podia evitarlo. Asi era, por mucho que llegara a pesarle algun dia. Cuando las casas y demas edificios habitacionales, negocios y màs, quedaron atrás. Cuando estaba por empezar a preguntar como un crio “Falta mucho?”, el carruaje empezo a aminorar.
Ella bajo primero, ayudada por su chofer. Aquel buen hombre. Y el aslto después. No pudo evitar murmurar por lo bajo un sorprendido: “wow..”
La enorme casa delante de ellos. Imponia en sus colores monocromicos. Su nariz fue golpeada por una ola de dulce olor. El perfume que flotaba en aquel lugar, era maravilloso. Como un sueño. En momentos como aquel, adoraba tener esa sensibilidad en el olfato. Tuvo que hacer mucha fuerza de autocontrol, como para no quedarse mirando con expresión embobada aquel bonito sitio.
-Vives tu sola… aquí? - fue lo unico que se le pudo ocurrir preguntar, mirandola con respeto. Se sentia pequeño. Esperando por la invitacion a entrar, como toda persona educada haria. Podria ser un minino casi callejero, pero hasta el, tenia sus modales.
El trayecto transcurrió sin contratiempos. Solo el traqueteo propio de las carretas. Ese sonido que generaban las ruedas sobre el terreno màs o menos plano. No del todo firme, y que de vez en cuando, les hacia saltar. Louis casi no viajaba en ellos, ¡esa sensación era tan extraña! Como si con cada avance, ese movimiento se reproduciera dentro de su cuerpo. Lo podia sentir en sus piernas, que llevaba cruzadas de manera poco comun quizas. Curioso, miraba por la ventanilla. Se alejaban del populoso centro. ¿Viviria muy lejos aquella hermosa dama?
De vez en cuando, le miraba. No podia evitarlo. Asi era, por mucho que llegara a pesarle algun dia. Cuando las casas y demas edificios habitacionales, negocios y màs, quedaron atrás. Cuando estaba por empezar a preguntar como un crio “Falta mucho?”, el carruaje empezo a aminorar.
Ella bajo primero, ayudada por su chofer. Aquel buen hombre. Y el aslto después. No pudo evitar murmurar por lo bajo un sorprendido: “wow..”
La enorme casa delante de ellos. Imponia en sus colores monocromicos. Su nariz fue golpeada por una ola de dulce olor. El perfume que flotaba en aquel lugar, era maravilloso. Como un sueño. En momentos como aquel, adoraba tener esa sensibilidad en el olfato. Tuvo que hacer mucha fuerza de autocontrol, como para no quedarse mirando con expresión embobada aquel bonito sitio.
-Vives tu sola… aquí? - fue lo unico que se le pudo ocurrir preguntar, mirandola con respeto. Se sentia pequeño. Esperando por la invitacion a entrar, como toda persona educada haria. Podria ser un minino casi callejero, pero hasta el, tenia sus modales.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Localización : In the 13Gate (?) Ok no, pero, posiblemente más cerca de lo que esperas
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Re: Tea Cup (Viola)
El trayecto del jardín a la mansión había sido ameno, deje que Louis disfrutara del camino, pasamos por el centro de la ciudad alejándonos por las calles hasta llegar a la zona residencial que destacaba por las grandes arboledas los muchos jardines decorados a gusto personal de cada jefe de hogar, algunos parecían bosques inmensos y otros llenos de flores en realidad parecía ser que aquel lugar era un mundo o una ciudad diferente, amaba aquel recorrido me gustaba ver el contraste de colores de una mansión a otra, por la ventanilla entraba aquel aire fresco que nos apaciguaba el camino, me relaje en el trayecto estaba con el semblante suave mirando de vez en cuando a aquel joven que me hacia compañía, intentando saber que era de su vida. Aun cuando habíamos hablado por largo rato en el Jardín Botánico unas cuantas horas nunca eran suficientes para conocer a una persona. El me había contado parte de su historia personal, de su amada fue un momento intimo que lo guardaría por siempre en mi memoria en mi recuerdo. De vez en cuando acariciaba el diario de mi padre por mera costumbre. El carruaje se detuvo por completo y bajamos de aquel, frente a nosotros se veía el frontis de la casa, tan blanca como la nieve con los marcos de las ventanas de un color rojizo a mi parecer se veía esplendida, dos de mis colores favoritos. El jardín era tan grande como la casa misma lleno de una gran variedad de rosales y tulipanes que aun no brotaban del todo y cubriendo la tierra se extendía una alfombra verde un césped corto que hacía ver y resaltar las flores a su alrededor. Sonreí con la expresión de Louis y mirando a mi chofer le dije que avisara que traía visitas para que prepararan la sala del té.
En realidad vivo con mis empleados, ellos son como mi familia – dije de manera suave mientras dejaba que Louis se llenara de los aromas que nos envolvían – Ven entremos – dije tomando su brazo para que los dos entráramos por la gran puerta principal que tallada con flores era una pieza única e inigualable para mí. Adentrándonos por el corredor, lo guie hasta la sala del té un lugar iluminado que las paredes eran grandes ventanales que daban al jardín, una vista envidiable y a la vez maravillosa. – Toma asiento – ofrecí señalando los sofás color rojo carmesí que adornaban esa sala – Ya sé que es una gran mansión, pero algún día estará ocupada por mis hijos, mi familia – en realidad si, algún día esperaría tener una familia numerosa para poder llenar todos los espacios vacios en ese gran lugar – Y por el momento, creo que adoptare algún perro o un gato que me haga compañía en los días donde la soledad me inunde – sonreí sentándome con cierta delicadeza dejando el diario sobre una pequeña mesita que había en el centro.
¿Louis y tú donde vives? – no quería que mi pregunta le causara malestar, pero me causaba curiosidad y no podía negar que me agradaba la compañía de aquel hombre, quizás podría hacerle reiteradas invitaciones para tomar el té, o quizás para compartir un almuerzo al aire libre o quien sabe lo que cosa se nos podía ocurrir. El había conocido una parte de mi que nunca mostraba en público, el conocía mi vulnerabilidad, había visto a la Viola melancólica, triste y emocionada con el sin siquiera conocerlo me había desahogado de manera que había encontrado el confort en mi alma, en sus palabras y en mis recuerdos.
En realidad vivo con mis empleados, ellos son como mi familia – dije de manera suave mientras dejaba que Louis se llenara de los aromas que nos envolvían – Ven entremos – dije tomando su brazo para que los dos entráramos por la gran puerta principal que tallada con flores era una pieza única e inigualable para mí. Adentrándonos por el corredor, lo guie hasta la sala del té un lugar iluminado que las paredes eran grandes ventanales que daban al jardín, una vista envidiable y a la vez maravillosa. – Toma asiento – ofrecí señalando los sofás color rojo carmesí que adornaban esa sala – Ya sé que es una gran mansión, pero algún día estará ocupada por mis hijos, mi familia – en realidad si, algún día esperaría tener una familia numerosa para poder llenar todos los espacios vacios en ese gran lugar – Y por el momento, creo que adoptare algún perro o un gato que me haga compañía en los días donde la soledad me inunde – sonreí sentándome con cierta delicadeza dejando el diario sobre una pequeña mesita que había en el centro.
¿Louis y tú donde vives? – no quería que mi pregunta le causara malestar, pero me causaba curiosidad y no podía negar que me agradaba la compañía de aquel hombre, quizás podría hacerle reiteradas invitaciones para tomar el té, o quizás para compartir un almuerzo al aire libre o quien sabe lo que cosa se nos podía ocurrir. El había conocido una parte de mi que nunca mostraba en público, el conocía mi vulnerabilidad, había visto a la Viola melancólica, triste y emocionada con el sin siquiera conocerlo me había desahogado de manera que había encontrado el confort en mi alma, en sus palabras y en mis recuerdos.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Tea Cup (Viola)
Era un regalo a la vista. Como si aquel sitio hubiera sido arrancado de un parte secreta del jardin de eden. Me gustaba lo sutil y dulce del perfume reinante en el viento, aquel pillo que juega con las ramas, los petalos, nuestras ropas… Nuestro cabello. El viento juega travieso, con todo aquel, lo quiera o no; que se cruce delante suyo.
- Ohm, eso es bonito. Me supongo que la mayoria de ellos tienen muchos años contigo…-- La imagen de su chofer, estaba danzando en mi mente. Quizas la gran mayoría fueran como el. Asi, una especie de tio no consanguineo, con el que sueles tener mas confidencias, que ni con aquellos que comparten tu misma genealogía. Aun asi, mientras desviaba momentáneamente mi rostro con la excusa de acomodar mi cabello un poco, eche un nuevo vistazo a los muros impolutos que se alzaban a solo unos metros. ¿Cuan silenciosos serian sus pasillos? Era una casa muy grande, aun si tenia muchos sirvientes…. Si el viviera alli, el no era de la clase de persona que le gusta vivir por completo solo. No. Por eso, su mania de pasear por las noches. Esa era la razon, por la que el cambiaformas dormia tan poco y vagaba tanto.
Que terrible serìa vivir por siempre. Una vida eterna de soledad. No era algo que le deseara a otra persona, mas el minino, sabia entonces, y por eso los respetaba tanto, a aquellos caminantes nocturnos. Le resultaban fascinantes.
Aceptando de buena gana aquel nuevo contacto, dejo que sus pasos acompañaran a los de la pelirroja, hasta llegar adentro. Contrario a lo que pensara, que un silencio lo golpearia –literalmente- apenas esa puerta se abriera, tenia que reconocer que se habia equivocado por completo. El interior, era tan calido como el jardin mismo. Contuvo el aliento, como si el fuera alguien corrupto. Como si no fuera parte de ese lugar. Y ciertamente, no lo era, vamos, no era parte de la decoración que se abria para recibirlo como el invitado que era.
Con gesto lento, sigiloso, me deje caer sobre aquel mullido sofa. - Serias una madre maravillosa, Vi,… ¿Puedo decirte asi? - Pregunto, con una media sonrisa, que esperaba escuchar una respuesta afirmativa. Si, esperando mucho de una dama tan adorable y fuerte, como ella. Se imagino por un segundo, aquellos pisos siendo golpeados por piecitos traviesos. Ese el tipo de lugar perfecto para la crianza de un gran numero de pequeños. El queria uno.
Al escuchar que de momento se conformaba con una mascota, sus ojos se entrecerraron un momento, perspicaces. ¿Y si…? Prometia ser una buena mascota. No ensuciaba, apenas soltaba pelo, y estaba muy educado. Casi suelta la carcajada, al imaginarse a si mismo con un moño, en el regazo de Viola, en esa misma sala.
Me acomode un poco mejor, sonriendo, intentando contener la risa que esa imagen habia sembrado. Asi que carraspee, crucè una pierna sobre otra, apoyando mis manos sobre mis piernas. - -Oh, yo… vivo bastante lejos de aquí. En el bosque, dentro, muy dentro. En un casita que es asi, pequeña, pero no tanto como una ratonera. Es apenas del tamaño perfecto. Vivo solo…- - solto un suspiro. El no queria vivir solo. Esa casa estaba planeada para algo, que esperaba le saliera de maravillas. - Si quieres, te llevo algun dia. Hay una zona, un claro, no muy lejos, que esta tapizado de florecitas de todo tipo. Es… colorido…- se encogio de hombros. El la llevaria alzada, si se cansaba, si era preciso. Le… queria. -
- Ohm, eso es bonito. Me supongo que la mayoria de ellos tienen muchos años contigo…-- La imagen de su chofer, estaba danzando en mi mente. Quizas la gran mayoría fueran como el. Asi, una especie de tio no consanguineo, con el que sueles tener mas confidencias, que ni con aquellos que comparten tu misma genealogía. Aun asi, mientras desviaba momentáneamente mi rostro con la excusa de acomodar mi cabello un poco, eche un nuevo vistazo a los muros impolutos que se alzaban a solo unos metros. ¿Cuan silenciosos serian sus pasillos? Era una casa muy grande, aun si tenia muchos sirvientes…. Si el viviera alli, el no era de la clase de persona que le gusta vivir por completo solo. No. Por eso, su mania de pasear por las noches. Esa era la razon, por la que el cambiaformas dormia tan poco y vagaba tanto.
Que terrible serìa vivir por siempre. Una vida eterna de soledad. No era algo que le deseara a otra persona, mas el minino, sabia entonces, y por eso los respetaba tanto, a aquellos caminantes nocturnos. Le resultaban fascinantes.
Aceptando de buena gana aquel nuevo contacto, dejo que sus pasos acompañaran a los de la pelirroja, hasta llegar adentro. Contrario a lo que pensara, que un silencio lo golpearia –literalmente- apenas esa puerta se abriera, tenia que reconocer que se habia equivocado por completo. El interior, era tan calido como el jardin mismo. Contuvo el aliento, como si el fuera alguien corrupto. Como si no fuera parte de ese lugar. Y ciertamente, no lo era, vamos, no era parte de la decoración que se abria para recibirlo como el invitado que era.
Con gesto lento, sigiloso, me deje caer sobre aquel mullido sofa. - Serias una madre maravillosa, Vi,… ¿Puedo decirte asi? - Pregunto, con una media sonrisa, que esperaba escuchar una respuesta afirmativa. Si, esperando mucho de una dama tan adorable y fuerte, como ella. Se imagino por un segundo, aquellos pisos siendo golpeados por piecitos traviesos. Ese el tipo de lugar perfecto para la crianza de un gran numero de pequeños. El queria uno.
Al escuchar que de momento se conformaba con una mascota, sus ojos se entrecerraron un momento, perspicaces. ¿Y si…? Prometia ser una buena mascota. No ensuciaba, apenas soltaba pelo, y estaba muy educado. Casi suelta la carcajada, al imaginarse a si mismo con un moño, en el regazo de Viola, en esa misma sala.
Me acomode un poco mejor, sonriendo, intentando contener la risa que esa imagen habia sembrado. Asi que carraspee, crucè una pierna sobre otra, apoyando mis manos sobre mis piernas. - -Oh, yo… vivo bastante lejos de aquí. En el bosque, dentro, muy dentro. En un casita que es asi, pequeña, pero no tanto como una ratonera. Es apenas del tamaño perfecto. Vivo solo…- - solto un suspiro. El no queria vivir solo. Esa casa estaba planeada para algo, que esperaba le saliera de maravillas. - Si quieres, te llevo algun dia. Hay una zona, un claro, no muy lejos, que esta tapizado de florecitas de todo tipo. Es… colorido…- se encogio de hombros. El la llevaria alzada, si se cansaba, si era preciso. Le… queria. -
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Tea Cup (Viola)
En Londres solía tomar él te acompañada de mi padre de algún amigo o amiga, mi casa era un punto de encuentro para muchas personas el lugar nunca estaba en silencio era perfecto, pero todo había cambiado cuando había migrado a Paris, ahora ya no tenía a los mismos sirvientes más que a Darla y August, la casa pasaba sola mi vida se había tornado solitaria pero amena, me había costado hacer amistades y aquello me había llevado a una depresión que al parecer Nadia había notado, pero poco a poco salía adelante hacia amigos y conocía personas maravillosas que llenaban aquellos vacíos que había dejado Londres para mí. Suspire llenando mi pecho de aquel aire que tenía una mezcla de menta y rosas recién cortadas. Trague saliva y dedicándome exclusivamente a Louis le sonreí con cada gesto que hacía, en realidad era una persona demasiado admirable una persona que a pesar de conocerla hacia pocas horas ya significaba más para mí que cualquier otro. Me había consolado cuando la desesperación angustia y melancolía me habían llenado en el jardín botánico. Antes de poder hablarle en a puerta se posó Darla con una sonrisa amplia, ella tenía la piel oscura un bronceado natural los años no pasaban en vano para mi nodriza pero tenía una belleza única era como mi madre, mi amiga, mi confidente… - Lady Viola, ¿que desea servirse usted y su invitado? – su voz sonó tan suave como un cantico celestial le hice una seña para que se acercara – Darla te presento a Louis, Louis Bouquet – le dije haciendo un gesto para que se dirigiera a él; ella por su parte le hizo una pequeña reverencia al joven diciendo – Mucho gusto Monsieur Bouquet, sea bienvenido a la mansión de Lesseps – ella era así, cordial educada, tímida pero con un gran corazón. Luego del saludo y presentación entre ellos me dirigí hacia ella – Prepara te de canela y te de menta y acompáñalos con galletas de miel y pastelillos, por favor – no era de esas personas que mandara, me habían enseñado que había que tratar a todos por igual así que guiñándole un ojo ella desapareció del lugar.
Acomode mi cabellera mientras ladeaba mi cabeza hacia un lado – Espero ser algún día una madre y tener una familia numerosa – sonreí mientras asentía con la cabeza – Puedes llamarme como más te acomode – añadí quedándose en mi mente las últimas palabras que él había dictado antes de que viniera mi nodriza a nuestro encuentro – A mí me hubiera gustado tener mi hogar en medio del bosque, rodeada de la naturaleza para así poder grabar o recrear los aromas de esta para hacerlos perpetuos en un perfume – las palabras implemente salían de mis labios, hablar de lo que me apasionaba siempre me emocionaba un poco más que cualquier otra cosa, cruce mis piernas de manera suave acomodándome en aquel sofá – Me gustaría y sería un verdadero privilegio conocer tu morada y aquel claro del cual me hablas – podía sentir como mis ojos se abrían de la emoción. – Así que vives solo también – mi voz sonó un poco más lenta casi con un deje de melancolía, no me gustaba la soledad aquello lo había descubierto los primeros meses en Francia. – Mira cuando quieras puedes venir aquí, a tomar él te o a cenar… podemos hacernos compañía de alguna forma – sonreí mientras acercaba mi mano hacia la suya y le daba una suave caricia para que confiara en mis palabras. Aleje mi mano de la ajena y lo mire esperando que aceptara mi oferta e invitación. – Y sabes, mañana iré por alguna mascota, ¿te gustaría acompañarme? – le pregunte de manera amistosa.
Y no paso mucho tiempo y una de mis sirvientes venía con un carrito, toco la puerta suavemente y le dije que entrara al lugar, era una joven que Darla había adoptado, muy tímida con extraños pero hacia bien su trabajo. En silencio y pidiendo el permiso correspondiente comenzó arreglar la mesa de centro poniendo el juego de cerámica en orden, las dos teteras de tamaño medio una contenía te de canela y la otra de menta, era una especie de degustación pero me gustaba siempre tener dos tés a estas hora. En unas bandejas de plata habían galletas de chocolate, coco y miel mis favoritas, perfectamente ordenadas en forma circular, en los detallas existía la grandeza y me gustaba que así fuera. En otra bandeja más grande venían dos trozos de torta de chocolate con frutillas, coloco los cubiertos de manera ordenada y dejando las servilletas de género hizo una reverencia y salió con el carrito. – Louis – dije sonriendo ampliamente - ¿Qué té te apetece de canela o de menta? – le di a elegir para yo misma poder servirle, tomar él te era un rito en Londres y como buena anfitriona sabia como hacerlo. – Siéntete libre de comer lo que desees – le guiñe un ojo, a mí me gustaban los dulces y claramente comería de todo, no era de aquellas personas que comía poco, mejor dicho disfrutaba de cada comida como si fuera la última.
Acomode mi cabellera mientras ladeaba mi cabeza hacia un lado – Espero ser algún día una madre y tener una familia numerosa – sonreí mientras asentía con la cabeza – Puedes llamarme como más te acomode – añadí quedándose en mi mente las últimas palabras que él había dictado antes de que viniera mi nodriza a nuestro encuentro – A mí me hubiera gustado tener mi hogar en medio del bosque, rodeada de la naturaleza para así poder grabar o recrear los aromas de esta para hacerlos perpetuos en un perfume – las palabras implemente salían de mis labios, hablar de lo que me apasionaba siempre me emocionaba un poco más que cualquier otra cosa, cruce mis piernas de manera suave acomodándome en aquel sofá – Me gustaría y sería un verdadero privilegio conocer tu morada y aquel claro del cual me hablas – podía sentir como mis ojos se abrían de la emoción. – Así que vives solo también – mi voz sonó un poco más lenta casi con un deje de melancolía, no me gustaba la soledad aquello lo había descubierto los primeros meses en Francia. – Mira cuando quieras puedes venir aquí, a tomar él te o a cenar… podemos hacernos compañía de alguna forma – sonreí mientras acercaba mi mano hacia la suya y le daba una suave caricia para que confiara en mis palabras. Aleje mi mano de la ajena y lo mire esperando que aceptara mi oferta e invitación. – Y sabes, mañana iré por alguna mascota, ¿te gustaría acompañarme? – le pregunte de manera amistosa.
Y no paso mucho tiempo y una de mis sirvientes venía con un carrito, toco la puerta suavemente y le dije que entrara al lugar, era una joven que Darla había adoptado, muy tímida con extraños pero hacia bien su trabajo. En silencio y pidiendo el permiso correspondiente comenzó arreglar la mesa de centro poniendo el juego de cerámica en orden, las dos teteras de tamaño medio una contenía te de canela y la otra de menta, era una especie de degustación pero me gustaba siempre tener dos tés a estas hora. En unas bandejas de plata habían galletas de chocolate, coco y miel mis favoritas, perfectamente ordenadas en forma circular, en los detallas existía la grandeza y me gustaba que así fuera. En otra bandeja más grande venían dos trozos de torta de chocolate con frutillas, coloco los cubiertos de manera ordenada y dejando las servilletas de género hizo una reverencia y salió con el carrito. – Louis – dije sonriendo ampliamente - ¿Qué té te apetece de canela o de menta? – le di a elegir para yo misma poder servirle, tomar él te era un rito en Londres y como buena anfitriona sabia como hacerlo. – Siéntete libre de comer lo que desees – le guiñe un ojo, a mí me gustaban los dulces y claramente comería de todo, no era de aquellas personas que comía poco, mejor dicho disfrutaba de cada comida como si fuera la última.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Tea Cup (Viola)
Miro a la mujer que respondía al nombre de Darla. Tenia ese aire cálido, que te hace sentir en casa, sin duda. Ni aún a pesar de que se lo llamara con el mote de “invitado”, el se sentia como uno, quizás era que se ponia en confianza con rapidez, o cualquier otra pequeña razón. Era, como entrar en un ambiente familiar, si, extraño. Pero tan reconfortante, que lo hacia sentirse tan radiante, como los pequeños dientes de león que crecen salvajes y sin cuidados, a la orilla de los caminos en pleno verano.Que divertido, tomar uno, sujetar su delicado tallo entre el pulgar, indice y medio; para después soplar apenas, y ver como, al instante, aquellas motitas, danzan en el aire.- El placer siempre será mio, madame- respondió el joven asiático, con una de esas sonrisas, que te dicen que habla sincero. El hizo una leve inclinación de cabeza. Se sentia casi inexperto en muchas cosas. Jamás habia estado en un lugar como el hogar de Vi. Cierto era que Thomas era alguien de buena posición económica, pero también era en extremo ermitaño. A veces se sorprendía, como el pintor lo habia casi prácticamente adoptado.
Miro a la señorita de Lesseps casi con un brillo de desbordante admiración, mientras ella pedia el té y los bocadillos. Era tan…. Llamativo el color de esos cabellos, que parecian en verdad, tener vida propia. Lo mismo que aquellas pupilas azules, claras. Limpias. El joven cambiante no tenia la menor duda, que las palabras, los deseos de Viola, se cumplirian. Y si no, el haria lo que estuviera de su mano para ayudarla siempre. Le sonrio ampliamente, bajando la mirada un momento, como si con aquel gesto diera un mudo gracias a aceptación por la forma en que el pregunto si podia llamarle de aquella forma. Amistosa, pequeña, corta. Quizás fuera de contexto, pero el nunca se considero un hijo del siglo 18. Tal vez, nunca se sintiera. Por un momento, penso en ello. A veces, se sentia a si mismo, muy de otro tiempo. Algunas veces, de niño, fantaseo con cuentos de hadas y princesas, mientras pasaba frio en las calles. Si, y entonces, se decia que tenia suerte de vivir en ese mundo, y no siglos mas atrás. Las personas son ciegas a su propia realidad, pueden ver los dilemas y virtudes, en el caso ajeno. ¿Y en el propio? Este siempre es un misterio.
Se hundio un poco mas en aquel mullido sofa. Estaba… calientito. Apoyo su codo sobre el reposabrazos, y su mejilla a su vez en la palma de esa mano. Atento a cada parpadeo de la anfitriona. -Seria fantástico, realmente, que alguien fuera capaz de capturar esos aromas, Vi. No se mucho sobre esencias, pero supongo, que existe una para cada tipo de persona. Y que incluso, pueden no ser solo de sentido estético. ¿Es posible curar, el alma, con solo oler el perfume de unas rosa? ¿No es verdad que el te de Jazmin, es relajante? Se debe a su aceite esencial. Es… bueno, yo… lo veo de esa manera. Tal vez, siempre tenga la mente por las nubes… pero incluso, creo que los recuerdos, pueden formar una esencia. ¿Cuál es el aroma de una tarde de otoño, por las calles de Paris, Vi? ,- le pregunto, tranquilo, observándola fijamente con aquellas pupilas de gatito, y media sonrisa, curvando aquellos delgados labios. Para después, entrecerrarlos, casi en un gesto pequeño, de pena. Si, el era que se ponia rojo con facilidad. Pro cualquier cosa. Si, tambien sabia que eso no era normal. -Yo maravillado que me visites, Vi… aunque esta tan alejado de todo contacto humano, que llegaras a pensar que soy un tipo que se excluye de la sociedad, casi uno de esos ermitaños gruñones. -
Comento, pensando, solo un segundo, en que acababa de decirle, que vivia solo. Eso no era verdad. No vivia solo… pero… tampoco podia decirle, asi, con total desparpajo: “Vivo con mi novio, que es vampiro”. No, no podia decirle aquello. Por que no sabia que clase de reaccion podria tener la pelirroja. La verdad que no creia que fuera a mirarlo de mala manera, -como le habia pasado cuando lo conocio- y quizas, lo que mas le preocupaba, y por lo que no le dijo que vivia con alguien, fue lo segundo. No sabia si Vi sabia de la existencia de criaturas de la noche. Venga, incluso el mismo tenia su pequeño gatuno secreto, que no?
Asintio, lentamente. Aun era tiempo de corregir ese pequeño error. Debia… debia… si, tenia que hacerlo. Carraspeo, mientras sentia aquella maldita mala suerte de que su sangre se agolpara con facilidad en sus mejillas. -Vi… yo… la verdad… es que… me gustaria venir a verte… tantas veces, que parecerá que no me voy…. Me gusta estar… contigo. Tienes ese tipo de aura, que brilla, y se hacen necesarios, en la vida de aquellos que quedan deslumbrados por esa luz rojiza, amorosa, que tienes. Pero… yo… yo… la verdad, es que… no vivo solo… no del todo….- Listo, alli iba, camino directo a estamparse de nariz contra una pared. Ya no habia marcha atrás. -Vivo… con… un pequeño… el… tiene un pequeño problema. No tolera la luz solar… le… hace daño… Y… bueno… el…-¿Estaria ya convertido en una cereza humana? Si, decir que Imre estaba enfermo de vampirismo, era lo mas logico. Aunque el sabia de personas que tenian la piel tan sensible, que la sola exposición a la resolana del astro rey, les dañaba. Eso podia distraer a Vi de la verdadera naturaleza de su pequeño.
Su mente se puso en blanco, cuando dijo mascota. Entrecerro sus ojos, y lo penso. Si. Esa era una manera de estar mas tiempo con Vi. –-¿Mascota? Claro que te acompañare. ¿te gustan los perritos? ¿Qué tal un ave….? ¿un neko?- pregunto, con aquel brillo travieso en la mirada. Si, si. A el se le metia esa idea. Y no saldria tan fácil. Era terco y cabezota, si. Pocos se daban cuenta.
Los aperitivos llegaban, y su atención se perdio un segundo. Los aromas se mezclaban, y antes de aparecer en su campo de visión, el se deleito. El olfato de los cambiantes, era legendario, pues era bastante sensible. Podia sentir el sabor en su paladar, con tan solo olerlo. Darla dejaba aquello y se retiraba. ¿Acaso Vi…? Si. Se sonrojo un poquito mas, pero no dijo nada. -De menta, por favor. - Ella me decia que comiera lo que deseaba. Eso no era tan buena idea. A pesar de su constitución corporal delgada, el era alguien de buen comer. Cuando se podia, claro esta. Tambien era tan despistado o descuidado, ¿amable? Dependia la ocasión, que no comia como era debido. Con gesto casi lento, tomo una de las galletas, dejando al instante la mitad dentro de su boca. Coco. Sabia bien. Una expresión de deleite, salio de el. -Vaya, si que son exquisitas. Creo que me no me despegare de tu cocina, Vi.
Miro a la señorita de Lesseps casi con un brillo de desbordante admiración, mientras ella pedia el té y los bocadillos. Era tan…. Llamativo el color de esos cabellos, que parecian en verdad, tener vida propia. Lo mismo que aquellas pupilas azules, claras. Limpias. El joven cambiante no tenia la menor duda, que las palabras, los deseos de Viola, se cumplirian. Y si no, el haria lo que estuviera de su mano para ayudarla siempre. Le sonrio ampliamente, bajando la mirada un momento, como si con aquel gesto diera un mudo gracias a aceptación por la forma en que el pregunto si podia llamarle de aquella forma. Amistosa, pequeña, corta. Quizás fuera de contexto, pero el nunca se considero un hijo del siglo 18. Tal vez, nunca se sintiera. Por un momento, penso en ello. A veces, se sentia a si mismo, muy de otro tiempo. Algunas veces, de niño, fantaseo con cuentos de hadas y princesas, mientras pasaba frio en las calles. Si, y entonces, se decia que tenia suerte de vivir en ese mundo, y no siglos mas atrás. Las personas son ciegas a su propia realidad, pueden ver los dilemas y virtudes, en el caso ajeno. ¿Y en el propio? Este siempre es un misterio.
Se hundio un poco mas en aquel mullido sofa. Estaba… calientito. Apoyo su codo sobre el reposabrazos, y su mejilla a su vez en la palma de esa mano. Atento a cada parpadeo de la anfitriona. -Seria fantástico, realmente, que alguien fuera capaz de capturar esos aromas, Vi. No se mucho sobre esencias, pero supongo, que existe una para cada tipo de persona. Y que incluso, pueden no ser solo de sentido estético. ¿Es posible curar, el alma, con solo oler el perfume de unas rosa? ¿No es verdad que el te de Jazmin, es relajante? Se debe a su aceite esencial. Es… bueno, yo… lo veo de esa manera. Tal vez, siempre tenga la mente por las nubes… pero incluso, creo que los recuerdos, pueden formar una esencia. ¿Cuál es el aroma de una tarde de otoño, por las calles de Paris, Vi? ,- le pregunto, tranquilo, observándola fijamente con aquellas pupilas de gatito, y media sonrisa, curvando aquellos delgados labios. Para después, entrecerrarlos, casi en un gesto pequeño, de pena. Si, el era que se ponia rojo con facilidad. Pro cualquier cosa. Si, tambien sabia que eso no era normal. -Yo maravillado que me visites, Vi… aunque esta tan alejado de todo contacto humano, que llegaras a pensar que soy un tipo que se excluye de la sociedad, casi uno de esos ermitaños gruñones. -
Comento, pensando, solo un segundo, en que acababa de decirle, que vivia solo. Eso no era verdad. No vivia solo… pero… tampoco podia decirle, asi, con total desparpajo: “Vivo con mi novio, que es vampiro”. No, no podia decirle aquello. Por que no sabia que clase de reaccion podria tener la pelirroja. La verdad que no creia que fuera a mirarlo de mala manera, -como le habia pasado cuando lo conocio- y quizas, lo que mas le preocupaba, y por lo que no le dijo que vivia con alguien, fue lo segundo. No sabia si Vi sabia de la existencia de criaturas de la noche. Venga, incluso el mismo tenia su pequeño gatuno secreto, que no?
Asintio, lentamente. Aun era tiempo de corregir ese pequeño error. Debia… debia… si, tenia que hacerlo. Carraspeo, mientras sentia aquella maldita mala suerte de que su sangre se agolpara con facilidad en sus mejillas. -Vi… yo… la verdad… es que… me gustaria venir a verte… tantas veces, que parecerá que no me voy…. Me gusta estar… contigo. Tienes ese tipo de aura, que brilla, y se hacen necesarios, en la vida de aquellos que quedan deslumbrados por esa luz rojiza, amorosa, que tienes. Pero… yo… yo… la verdad, es que… no vivo solo… no del todo….- Listo, alli iba, camino directo a estamparse de nariz contra una pared. Ya no habia marcha atrás. -Vivo… con… un pequeño… el… tiene un pequeño problema. No tolera la luz solar… le… hace daño… Y… bueno… el…-¿Estaria ya convertido en una cereza humana? Si, decir que Imre estaba enfermo de vampirismo, era lo mas logico. Aunque el sabia de personas que tenian la piel tan sensible, que la sola exposición a la resolana del astro rey, les dañaba. Eso podia distraer a Vi de la verdadera naturaleza de su pequeño.
Su mente se puso en blanco, cuando dijo mascota. Entrecerro sus ojos, y lo penso. Si. Esa era una manera de estar mas tiempo con Vi. –-¿Mascota? Claro que te acompañare. ¿te gustan los perritos? ¿Qué tal un ave….? ¿un neko?- pregunto, con aquel brillo travieso en la mirada. Si, si. A el se le metia esa idea. Y no saldria tan fácil. Era terco y cabezota, si. Pocos se daban cuenta.
Los aperitivos llegaban, y su atención se perdio un segundo. Los aromas se mezclaban, y antes de aparecer en su campo de visión, el se deleito. El olfato de los cambiantes, era legendario, pues era bastante sensible. Podia sentir el sabor en su paladar, con tan solo olerlo. Darla dejaba aquello y se retiraba. ¿Acaso Vi…? Si. Se sonrojo un poquito mas, pero no dijo nada. -De menta, por favor. - Ella me decia que comiera lo que deseaba. Eso no era tan buena idea. A pesar de su constitución corporal delgada, el era alguien de buen comer. Cuando se podia, claro esta. Tambien era tan despistado o descuidado, ¿amable? Dependia la ocasión, que no comia como era debido. Con gesto casi lento, tomo una de las galletas, dejando al instante la mitad dentro de su boca. Coco. Sabia bien. Una expresión de deleite, salio de el. -Vaya, si que son exquisitas. Creo que me no me despegare de tu cocina, Vi.
- Spoiler:
- una disculpa por los acentos .-.! la cosa esta me los saca la revés u-u! algunos los poen solos xD haha eso que. Bueno, alli esta, si no te gusta la respuesta, puedo cambiarla :33
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Tea Cup (Viola)
Darla hace un buen tiempo me había preguntado porque no invitada a mis amistades a tomar él te, recuerdo perfectamente que ese día la melancolía y tristeza me había envuelto con un manto muy frio, ¿por qué? A pesar de mi año y algunos meses aun no tenia amistades concretas en Paris, aquello me hacia pensar que me estaba encerrando mucho en mi trabajo, pero luego pensé que no era así, sino mas bien en realidad me había encerrado en mi mundo y a pocos les abría las puertas de mi ser, de mi corazón, Louis era uno de los primeros que invitaba a tomar algo a mi residencia, y por la misma razón Darla y August se habían mostrado tan felices. Me deje llevar un momento por mis pensamientos que subían en una ruleta de emociones y escuche atenta aquello que decía sobre las fragancias, una enorme sonrisa se apodero de mi y asentí suavemente, mientras le servía té de menta en la porcelana adornada con flores silvestres, tome una galletita antes de hablar y una pequeña mordida para luego tragar mientras el té de canela llegaba a mis labios y me deleitaba en aquel placer culpable. – Una tarde de otoño, tiene aromas a canela, a madera recién cortada con mezcla de aceite de ámbar y un toque de lima – Sonreí mientras me dedicaba únicamente a mirarlo, era un hombre verdaderamente que hablaba con el corazón, desde que lo había conocido prácticamente me había enamorado de sus palabras.
Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti – la felicidad al escuchar sus palabras me había llenado de ese jubilo único que sientes cuando de verdad aprecian a tu persona. – Siempre tendremos una tarde de té – dije con algo de gracia en mis palabras – Y en cuanto a tu pequeño – en realidad no sabia a que se refería, un leve escalofríos sentí con sus palabras pero las deje pasar – Puedes traerlo hasta acá, de seguro es tan adorable como tu – levante mis hombros de manera infantil. Tome un poco mas de te acompañado de galleta llenándome de aquellos aromas, sabores que hacían que un segundo durara mas de lo pensado u imaginado, me deje guiar por los sentidos en esos momentos, mientras lo observaba como se sonrojaba con tan solo hablar, aquello me pareció demasiado tierno y tan solo pude devolverle una sonrisa en conjunto con algunas palabras – No te sonrojes tanto, luego y quedas sonrojado para siempre – las palabras salieron de manera graciosa en realidad la situación era así.
Algo en lo que me decía Louis me hizo pensar que en realidad yo necesitaba sociabilizar mas, a pesar de tener una perfumería que día a día era visitada por distintas personas aun estaba sola, a pesar de haber sentido el amor una noche, seguía sola… y mas aun cuando las noches parecían eternas en las que no dormía… seguía sin la compañía de nadie. Trague salida y ladee un tanto la cabeza – Quiero un gato o gata, bajo mi cuidado nunca le faltara nada… - suspire notoriamente y volví a comer esta vez un pedazo de pastel de frambuesas y crema, aquella era la especialidad de Darla – Si quieres le digo a Darla que te prepare un canasto con pastelitos y galletas para que te lleves – sonreí en realidad, siempre me habían dicho, en Londres, que ella era una de las mejores reposteras y de eso no había duda. – ¿Tu sabes de gatos? Quiero uno que sea tierno, que le guste la leche y el atún… que duerma a mis pies o en su camita… que me ronronee cuando le haga cariños – volví hablar sobre mi futura mascota, porque ya lo había decidido, no quería sentir ese extraño vacío nuevamente en mi interior y con un gatito de seguro se llenaría amor de sobra tenia y estaba dispuesta a entregar todo por el pequeño que estaría bajo mi cuidado.
Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti – la felicidad al escuchar sus palabras me había llenado de ese jubilo único que sientes cuando de verdad aprecian a tu persona. – Siempre tendremos una tarde de té – dije con algo de gracia en mis palabras – Y en cuanto a tu pequeño – en realidad no sabia a que se refería, un leve escalofríos sentí con sus palabras pero las deje pasar – Puedes traerlo hasta acá, de seguro es tan adorable como tu – levante mis hombros de manera infantil. Tome un poco mas de te acompañado de galleta llenándome de aquellos aromas, sabores que hacían que un segundo durara mas de lo pensado u imaginado, me deje guiar por los sentidos en esos momentos, mientras lo observaba como se sonrojaba con tan solo hablar, aquello me pareció demasiado tierno y tan solo pude devolverle una sonrisa en conjunto con algunas palabras – No te sonrojes tanto, luego y quedas sonrojado para siempre – las palabras salieron de manera graciosa en realidad la situación era así.
Algo en lo que me decía Louis me hizo pensar que en realidad yo necesitaba sociabilizar mas, a pesar de tener una perfumería que día a día era visitada por distintas personas aun estaba sola, a pesar de haber sentido el amor una noche, seguía sola… y mas aun cuando las noches parecían eternas en las que no dormía… seguía sin la compañía de nadie. Trague salida y ladee un tanto la cabeza – Quiero un gato o gata, bajo mi cuidado nunca le faltara nada… - suspire notoriamente y volví a comer esta vez un pedazo de pastel de frambuesas y crema, aquella era la especialidad de Darla – Si quieres le digo a Darla que te prepare un canasto con pastelitos y galletas para que te lleves – sonreí en realidad, siempre me habían dicho, en Londres, que ella era una de las mejores reposteras y de eso no había duda. – ¿Tu sabes de gatos? Quiero uno que sea tierno, que le guste la leche y el atún… que duerma a mis pies o en su camita… que me ronronee cuando le haga cariños – volví hablar sobre mi futura mascota, porque ya lo había decidido, no quería sentir ese extraño vacío nuevamente en mi interior y con un gatito de seguro se llenaría amor de sobra tenia y estaba dispuesta a entregar todo por el pequeño que estaría bajo mi cuidado.
- Spoiler:
- Corazón! me salio corto ._. lo lamento!
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Tea Cup (Viola)
Que alguien como la señorita de Lesseps lo invitase a tomar el té en su casa, a el, un hombrecillo extraño y no digno de muchas cosas, le era un verdadero lujo. No siempre oportunidades como esa pasan, y el veía en Viola una verdadera dama, una figura femenina que de verdad admiraba y deseo haber tenido alguna vez. Eso era un verdadero regalo, no por que nunca hubiese conocido a nadie así, no, el verdadero motivo, es que este tipo de encuentros, lo hacían una mejor persona, estaba seguro. Louis mantenía sus pupilas pegadas a ese rostro de agraciadas facciones, mucho mas de lo que mismo esperaba, no era común que mirase tan fijamente. Solía agachar la mirada, ya sea por respeto o docilidad, el minino dentro de él, era así. Era lo que daba ese toque dulce e inocente, si se quiere, al cambiaformas, pero a la vez, era el mismo que provocaba que algunas veces fuese por demás arisco, terco y desconfiado. Como si oliese no solo el aroma de las personas, si no parte de sus intenciones. Aunque, igual, como todo, a veces, era demasiado gentil y despreocupado. Para el asiático, la mejor forma de describir a las personas, era compararlas con el agua. Siempre cambiando, hasta extremos que por momentos parecen imposibles. Y no estaba tan errado su pensamiento, verdad? Después de todo, el cuerpo de cada persona, tiene un alto contenido de este líquido.
Le gustaba verla sonreír. El aroma fresco de la menta, le llego a la nariz. Cerró sus ojos un momento, dejando que lo abrazara ese aroma relajante, mientras Viola respondía su pregunta. Uno de los olores favoritos de Louis, era uno de esos mismos que ella mencionaba. El de la madera. Lo adoraba, por que era calido, tenía ese tinte que te hace recordar a tu casa. A los brazos de mama antes de dormir en navidad, mientras esperas con infantil entusiasmo, la llegada de Noel. Al menos Louis lo había visto, cuando llego a Londres, en su tierra, esas cosas no se daban. Pero… igualmente, su casa era mayormente construida en ese material. Vivir rodeado de ese regio aroma, no tenia precio. Asintió, con una sonrisa, mientras su memoria se esforzaba por recordar esos aromas. Es curioso, pero puedes recordarlo, y casi sentirlos, aunque no estén presentes en ese preciso momento. Maravillas del ser humano, a veces escondidas detrás de su propio estado salvaje, primitivo. -Seria lindo tener una esencia como esa siempre cerca. No tendría que esperar un año, para tener el otoño en el aire.-media sonrisa asalto sus labios, mientras tomaba aquella tacita. Era preciosa, y el se sentía temeroso de romperla. Igual y no era tan tosco en los movimientos, muy al contrario. ¿D-de v-verdad? ¡Muchas gracias!- pudo haber saltado emocionado, pero sabia que con el solo tono de su voz, ya transmitía bastante a su interlocutora.
Decirle “pequeño” a Imre, le hacia sentir que de alguna manera, lo había descrito como una especie de mascota o algo así. Al menos, Viola, decía que podía llevarlo. ¡Y claro que era adorable! Aunque pecaba de una timidez y cosas mas que en ocasiones lo desesperaban, pero bueno, le quería y así lo aceptaba. -Lo siento, no… no puedo… seguro crees que soy raro… eh… oh, no, no! Dios me libre de quedar asi! - en momentos como aquel, el cambiaformas sabia que era el karma haciendo justicia, por que el mismo por puro hobby, tenia el provocar a algunas personas para sonrojarlas. Le gustaba el tinte de ese rosado sobre las mejillas claras. Sus ojos se entrecerraron un poco. ¿Aquella dama queria un felino? Imito su gesto, y tomo algo mas, uno de esos pastelillos, que mordió, pasando el pedazo casi completo, antes de asentir y murmurar -eh… oh… estaria bastante agradecido, pero me temo que no llegaran a casa, me los comeré todos en el camino…-Sin querer, se le escapo una risita. Cualquiera que lo viera, asi todo flaco debajo de aquellas ropas, diría que no se alimentaba como era debido. La verdad era que no engordaba. Era dueño de uno de esos metabolismos especiales que procesan la comida rápido, o quien sabe. Tal vez era el ejercicio que hacia cuando estaba en forma animal. Hablando de sus formas “especiales”… ¿Qué si sabia de gatos? Bueno, el era uno. Mordió su labio inferior. ¡Todo eso sonaba tan tentador!, que le miro con una expresión de gatito buscando ser adoptado. El se subiría a su regazo, oh si, sentir esas manos sobre su cabeza… ya lo imaginaba. ¿Estaba mal, aprovecharse de sus habilidades de esa manera? Joder, que si, y además, solo podría estar un par de horas por noche… -eh… creo, conozco uno… pasea por los alrededores de mi casa. Es un gato muy listo, la verdad. A veces, creemos que piensa como un humano… ¿Te gustaría que te lo trajéramos? Solo que bueno, tu sabes, los gatos no son como un perro… digo, son algo así como independientes, les gusta a algunos desaparecerse en las mañanas, o en las tardes, pero, también, son unas bolas de pelo perezosas y les gusta ser mimados.-Dijo con una seguridad que solo te puede dar la propia experiencia. Era un bribón y lo sabia. ¡Pero adoraba a Vi, no podía culpársele de querer ser su mascota!
Le gustaba verla sonreír. El aroma fresco de la menta, le llego a la nariz. Cerró sus ojos un momento, dejando que lo abrazara ese aroma relajante, mientras Viola respondía su pregunta. Uno de los olores favoritos de Louis, era uno de esos mismos que ella mencionaba. El de la madera. Lo adoraba, por que era calido, tenía ese tinte que te hace recordar a tu casa. A los brazos de mama antes de dormir en navidad, mientras esperas con infantil entusiasmo, la llegada de Noel. Al menos Louis lo había visto, cuando llego a Londres, en su tierra, esas cosas no se daban. Pero… igualmente, su casa era mayormente construida en ese material. Vivir rodeado de ese regio aroma, no tenia precio. Asintió, con una sonrisa, mientras su memoria se esforzaba por recordar esos aromas. Es curioso, pero puedes recordarlo, y casi sentirlos, aunque no estén presentes en ese preciso momento. Maravillas del ser humano, a veces escondidas detrás de su propio estado salvaje, primitivo. -Seria lindo tener una esencia como esa siempre cerca. No tendría que esperar un año, para tener el otoño en el aire.-media sonrisa asalto sus labios, mientras tomaba aquella tacita. Era preciosa, y el se sentía temeroso de romperla. Igual y no era tan tosco en los movimientos, muy al contrario. ¿D-de v-verdad? ¡Muchas gracias!- pudo haber saltado emocionado, pero sabia que con el solo tono de su voz, ya transmitía bastante a su interlocutora.
Decirle “pequeño” a Imre, le hacia sentir que de alguna manera, lo había descrito como una especie de mascota o algo así. Al menos, Viola, decía que podía llevarlo. ¡Y claro que era adorable! Aunque pecaba de una timidez y cosas mas que en ocasiones lo desesperaban, pero bueno, le quería y así lo aceptaba. -Lo siento, no… no puedo… seguro crees que soy raro… eh… oh, no, no! Dios me libre de quedar asi! - en momentos como aquel, el cambiaformas sabia que era el karma haciendo justicia, por que el mismo por puro hobby, tenia el provocar a algunas personas para sonrojarlas. Le gustaba el tinte de ese rosado sobre las mejillas claras. Sus ojos se entrecerraron un poco. ¿Aquella dama queria un felino? Imito su gesto, y tomo algo mas, uno de esos pastelillos, que mordió, pasando el pedazo casi completo, antes de asentir y murmurar -eh… oh… estaria bastante agradecido, pero me temo que no llegaran a casa, me los comeré todos en el camino…-Sin querer, se le escapo una risita. Cualquiera que lo viera, asi todo flaco debajo de aquellas ropas, diría que no se alimentaba como era debido. La verdad era que no engordaba. Era dueño de uno de esos metabolismos especiales que procesan la comida rápido, o quien sabe. Tal vez era el ejercicio que hacia cuando estaba en forma animal. Hablando de sus formas “especiales”… ¿Qué si sabia de gatos? Bueno, el era uno. Mordió su labio inferior. ¡Todo eso sonaba tan tentador!, que le miro con una expresión de gatito buscando ser adoptado. El se subiría a su regazo, oh si, sentir esas manos sobre su cabeza… ya lo imaginaba. ¿Estaba mal, aprovecharse de sus habilidades de esa manera? Joder, que si, y además, solo podría estar un par de horas por noche… -eh… creo, conozco uno… pasea por los alrededores de mi casa. Es un gato muy listo, la verdad. A veces, creemos que piensa como un humano… ¿Te gustaría que te lo trajéramos? Solo que bueno, tu sabes, los gatos no son como un perro… digo, son algo así como independientes, les gusta a algunos desaparecerse en las mañanas, o en las tardes, pero, también, son unas bolas de pelo perezosas y les gusta ser mimados.-Dijo con una seguridad que solo te puede dar la propia experiencia. Era un bribón y lo sabia. ¡Pero adoraba a Vi, no podía culpársele de querer ser su mascota!
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Tea Cup (Viola)
Louis, era de esas personas únicas, que tan solo con conocerlas podías ver que solo de él podía venir buenas acciones, buenos actos. Y así fue desde el momento que me tropecé con el solo me había ayudado en una búsqueda que parecía imposible y lejana, me hacía sentir especial a su lado, era como una especia de amor a primera vista pero visto del modo amigable. Con él había abierto mi corazón de una forma muy particular y sincera, había llorado frente a él, cosa que no hacia delante de nadie por temor a que me vieran débil. Extraño pero cierto, prefería llorar en la oscuridad de mi habitación, donde nadie ni nada me molestara. Suspire mientras llevaba a mi boca una de aquellas galletas, escuchando en todo momento al jovencito de rasgos finos, di un sorbo de mi te, y luego procedí hablar – Si es así, entonces le diré a Darla que ponga en el canastillo más de lo debido – dije con una sonrisa amplia llevando mi mano hacia mis cabellos para acomodarlos como era debido – Pero tienes que dejar pastelillos para que tu pequeño también pruebe de ellos - el carisma en mis palabras desbordaba, la suavidad con que hablaba era algo que me llenaba de energía y todo eso lo provocaba aquel joven.
Me quede unos instantes pensando en mi antigua gata Luna, tan negra como la noche y con una pequeña mancha blanca en su cola, aquella había sido mi compañera por largos años cuando vivía en Londres, era una gata muy mimada y regalona le compraba cuanto collar veía en las zonas comerciales, también recuerdo que le tenía una cama que la había mandado hacer exclusivamente para ella, y su bola de estambre aun la guardaba como recuerdo por que lamentablemente había desaparecido de un día para otro cuando mi padre falleció. Hice un puchero leve mientras recordaba las tardes donde jugaba con ella sobre mi cama – Hace algunos años tuve una gata, Luna, era una verdadera adoración, me sentaba tardes a jugar con ella, acaríciale el lomo, cuando jugaba con su bola de estambre desordenaba todo a su paso. Ella hacía que me divirtiera cuando no podía salir – hable con esa energía que solo los recuerdos te traen a la cabeza – extraño tenerla a mi lado – abrí mis ojos bien abiertos y sonreí ante lo que él me decía de los felinos - ¡Me encantaría conocerlo! ¿Como es? Cuando crees que lo puedas traer para darle los mimos que de seguro le gustaran, conmigo tendrá todo lo que desee y un poco mas – Podía cerrar los ojos e imaginar como seria aquel gato u gata, lo más probable que le gusten los espacios abiertos y escalar arboles, jugar con insectos con tan solo pensar mi corazón se agitaba emocionado.
Así podrías venir con tu pequeño y – di una pausa por que las ideas en mi cabeza se revolvían tome un poco de aire – Ya se, Louis, Vienes con el gato y tu pequeño y así podríamos cenar ¿Te gusta la idea? – abrí mis ojos tan grande como pude hacerlo. Normalmente cenaba con Darla y mi chofer y hacia mucho que no tenia invitados. Tome un poco de té, terminando lo que aun quedaba en la pequeña tasita de porcelana, de verdad que la idea me gustaba, ya era tiempo de hacer amistades y empezar por Louis era lo mejor que podría haberme pasado. De un momento a otro me quede en silencio, pensando, que quizás Louis me encontraría muy confiada por invitarlo a la primera, o tal vez… Moví mi cabeza de lado a lado y recordé algo que siempre me decía mi padre “No te limites a pensar, siempre y cuando la sonrisa nunca desaparezca de tu rostro” y claro estaba no iba a ponerme dramática a esas alturas, el azúcar en mi cuerpo ya estaba causando esos estragos de hiperactividad que tanto me gustaba sentir – ¿Y qué dices? – Puse mi taza en la mesita y vertí un poco mas de té, quede mirando a Louis a ver si se le apetecía un poco más, mientras esperaba su respuesta.
Me quede unos instantes pensando en mi antigua gata Luna, tan negra como la noche y con una pequeña mancha blanca en su cola, aquella había sido mi compañera por largos años cuando vivía en Londres, era una gata muy mimada y regalona le compraba cuanto collar veía en las zonas comerciales, también recuerdo que le tenía una cama que la había mandado hacer exclusivamente para ella, y su bola de estambre aun la guardaba como recuerdo por que lamentablemente había desaparecido de un día para otro cuando mi padre falleció. Hice un puchero leve mientras recordaba las tardes donde jugaba con ella sobre mi cama – Hace algunos años tuve una gata, Luna, era una verdadera adoración, me sentaba tardes a jugar con ella, acaríciale el lomo, cuando jugaba con su bola de estambre desordenaba todo a su paso. Ella hacía que me divirtiera cuando no podía salir – hable con esa energía que solo los recuerdos te traen a la cabeza – extraño tenerla a mi lado – abrí mis ojos bien abiertos y sonreí ante lo que él me decía de los felinos - ¡Me encantaría conocerlo! ¿Como es? Cuando crees que lo puedas traer para darle los mimos que de seguro le gustaran, conmigo tendrá todo lo que desee y un poco mas – Podía cerrar los ojos e imaginar como seria aquel gato u gata, lo más probable que le gusten los espacios abiertos y escalar arboles, jugar con insectos con tan solo pensar mi corazón se agitaba emocionado.
Así podrías venir con tu pequeño y – di una pausa por que las ideas en mi cabeza se revolvían tome un poco de aire – Ya se, Louis, Vienes con el gato y tu pequeño y así podríamos cenar ¿Te gusta la idea? – abrí mis ojos tan grande como pude hacerlo. Normalmente cenaba con Darla y mi chofer y hacia mucho que no tenia invitados. Tome un poco de té, terminando lo que aun quedaba en la pequeña tasita de porcelana, de verdad que la idea me gustaba, ya era tiempo de hacer amistades y empezar por Louis era lo mejor que podría haberme pasado. De un momento a otro me quede en silencio, pensando, que quizás Louis me encontraría muy confiada por invitarlo a la primera, o tal vez… Moví mi cabeza de lado a lado y recordé algo que siempre me decía mi padre “No te limites a pensar, siempre y cuando la sonrisa nunca desaparezca de tu rostro” y claro estaba no iba a ponerme dramática a esas alturas, el azúcar en mi cuerpo ya estaba causando esos estragos de hiperactividad que tanto me gustaba sentir – ¿Y qué dices? – Puse mi taza en la mesita y vertí un poco mas de té, quede mirando a Louis a ver si se le apetecía un poco más, mientras esperaba su respuesta.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Tea Cup (Viola)
La pena era una sensación demasiado familiar para el muchacho japonés. Era como una especie natural de reacción a las cosas que hacia. Las personas solían decir que era un buen tipo y el pensaba de si mismo, que era poco mas que un gato con suerte, algo torpe y… Pero asi lo aceptaban. Asi era como Viola le regalaba esas magnificas expresiones de ese rostro que parecía salido de los sueños de algún espiritado divino, que juega con los colores de su paleta, dándole a la señorita, una piel de porcelana, mejillas coloreadas con sutileza, una mirada que expresa con intensidad, y al mismo tiempo, es un velo de bellos colores, que deja al descubierto todo el misticismo que encierra la dama. Tal y como la fragancia de los perfumes en sus respectivos frascos.
Volviendo al asunto de la vergüenza, bajo la mirada, mientras giraba la taza entre sus manos. -Vaya, gracias Viola, yo… Dios, me da pena contigo.-Se sentia cómodo con ella, pero ese escozor que coloreaba sus mejillas, no se iba. ¿Qué podia hacer el por ella? ¿Cómo podria agradecérselo? - Eh… si… podria hacerlo, seguro que le gustaran tanto como a mi- -Aseguro, aunque por dentro lo dudaba un poco. Imre era un vampiro, por tanto, no era humano y como tal, percibía las cosas de manera distinta. El chico de cabellos platinados sobrevivía a base de sangre. Nunca había preguntado directamente si percibía los sabores de las comidas humanas. Lo habia visto comer, si, beber té o chocolate. El tenia el pensamiento, que quizas, el chico, percibia los fantasmas de los sabores, o simplemente, recordaba aquellas sensaciones de cuando era humano.
Algún día se lo preguntaría, habia tiempo de sobra para eso.
Acomodo su espalda mientras tomaba un bocadillo mas, amaba como los sabores lo llenaban, y la voz de Viola le llegaba, envolviéndolo como una espacie de frazada. El amor con el que hablaba de un ser que compartia ciertos aspectos con el. Al menos, cuando en las noches se ponia a jugar, a fingir que no era aquel chico sentado en el salón y si un espiritu mas libre. Adoraba salir a corretear por las calles, saltar de un tejado a otro. La brisa erizando su pelaje, las orejas atentas, y maullar con jubilo, o por que no, dejar libre todo lo que no podia gritar como hombre. -Los animales saben escuchar más que una persona, muchas veces. Y siempre están allí cuando uno los necesita, mirándote con sus ojos en los que no hay mentiras, traición o rencores. Te aman como eres. -el chico suspiro, dejando la taza nuevamente. El no habia tenido mascota, no fija, siendo un niño huérfano, le era difícil apenas verse a si mismo. Pero si habia tenido oportunidad de cuidar de cachorros que era, irónicamente, como el. Era un deleite ver a la chica hablar de esa manera. Transmitía una emoción que le llenaba el pecho de un calorcillo agradable. -¿Una bola de estambre? Oh si, son muy suaves y es tan…- movió sus manos como apretando una bola invisible, sin darse cuenta por un instante. Después, carraspeo y bajo las manos. - Seguro que ella también te extraña, donde quiera que este. -susurro.
Jérémie se mostró mas emocionado, al ver la reacción tan positiva en la pelirroja. -Es de tamaño mediano, de pelaje algo dorado, con rayas, parece como una miniatura de esos grandes corredores trepadores de la selva.- Hizo una pequeña pausa, mientras sus manos intentaban describir aquel ser.-Cuando tu gustes, cielo. Estoy seguro que le agradaras. Es bastante dócil. - esbozo una sonrisa de medio lado, ese tipo de gestos, marcaban las lineas de su rostro. Le daba gracia como sonaba eso de pequeño. Lo hacia imaginarse a Imre como su hermanito o su hijo. Y era gracioso. - Me parece perfecto, en verdad, seria todo un placer. Solo… El, se llama Imre, y es… algo timido, pero bueno, yo le hare hablar, no te apures. -si, Louis era capaz de picarlo con una rama de ser preciso. El vampiro solia ir en una burbuja a veces, no lo culpaba, pero si costaba sacarle muchas frases juntas. A veces se preguntaba, que le veia el vampiro a el. Termino lo poco que quedaba de te en su taza, sintiendo el calor del liquido bajar por su garganta. - Tienes una sonrisa maravillosa, Vi.
Volviendo al asunto de la vergüenza, bajo la mirada, mientras giraba la taza entre sus manos. -Vaya, gracias Viola, yo… Dios, me da pena contigo.-Se sentia cómodo con ella, pero ese escozor que coloreaba sus mejillas, no se iba. ¿Qué podia hacer el por ella? ¿Cómo podria agradecérselo? - Eh… si… podria hacerlo, seguro que le gustaran tanto como a mi- -Aseguro, aunque por dentro lo dudaba un poco. Imre era un vampiro, por tanto, no era humano y como tal, percibía las cosas de manera distinta. El chico de cabellos platinados sobrevivía a base de sangre. Nunca había preguntado directamente si percibía los sabores de las comidas humanas. Lo habia visto comer, si, beber té o chocolate. El tenia el pensamiento, que quizas, el chico, percibia los fantasmas de los sabores, o simplemente, recordaba aquellas sensaciones de cuando era humano.
Algún día se lo preguntaría, habia tiempo de sobra para eso.
Acomodo su espalda mientras tomaba un bocadillo mas, amaba como los sabores lo llenaban, y la voz de Viola le llegaba, envolviéndolo como una espacie de frazada. El amor con el que hablaba de un ser que compartia ciertos aspectos con el. Al menos, cuando en las noches se ponia a jugar, a fingir que no era aquel chico sentado en el salón y si un espiritu mas libre. Adoraba salir a corretear por las calles, saltar de un tejado a otro. La brisa erizando su pelaje, las orejas atentas, y maullar con jubilo, o por que no, dejar libre todo lo que no podia gritar como hombre. -Los animales saben escuchar más que una persona, muchas veces. Y siempre están allí cuando uno los necesita, mirándote con sus ojos en los que no hay mentiras, traición o rencores. Te aman como eres. -el chico suspiro, dejando la taza nuevamente. El no habia tenido mascota, no fija, siendo un niño huérfano, le era difícil apenas verse a si mismo. Pero si habia tenido oportunidad de cuidar de cachorros que era, irónicamente, como el. Era un deleite ver a la chica hablar de esa manera. Transmitía una emoción que le llenaba el pecho de un calorcillo agradable. -¿Una bola de estambre? Oh si, son muy suaves y es tan…- movió sus manos como apretando una bola invisible, sin darse cuenta por un instante. Después, carraspeo y bajo las manos. - Seguro que ella también te extraña, donde quiera que este. -susurro.
Jérémie se mostró mas emocionado, al ver la reacción tan positiva en la pelirroja. -Es de tamaño mediano, de pelaje algo dorado, con rayas, parece como una miniatura de esos grandes corredores trepadores de la selva.- Hizo una pequeña pausa, mientras sus manos intentaban describir aquel ser.-Cuando tu gustes, cielo. Estoy seguro que le agradaras. Es bastante dócil. - esbozo una sonrisa de medio lado, ese tipo de gestos, marcaban las lineas de su rostro. Le daba gracia como sonaba eso de pequeño. Lo hacia imaginarse a Imre como su hermanito o su hijo. Y era gracioso. - Me parece perfecto, en verdad, seria todo un placer. Solo… El, se llama Imre, y es… algo timido, pero bueno, yo le hare hablar, no te apures. -si, Louis era capaz de picarlo con una rama de ser preciso. El vampiro solia ir en una burbuja a veces, no lo culpaba, pero si costaba sacarle muchas frases juntas. A veces se preguntaba, que le veia el vampiro a el. Termino lo poco que quedaba de te en su taza, sintiendo el calor del liquido bajar por su garganta. - Tienes una sonrisa maravillosa, Vi.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Tea Cup (Viola)
Cuando no buscaban amigos, cuando no buscabas amor, ni la felicidad era cuando la vida te daba todo eso, era fantástico poder sentir el té, junto a alguien que parecía disfrutarlo tanto como yo en ese minuto, Louis era una verdadera joya en bruto parecía tener una cualidad de hacerme sentir amena y feliz, su piel se veía suave y su cabellera hermosa, me daban ganas de acariciarlo como mi pequeña gata como Luna, sonreí con suavidad sirviéndome u poco mas de te e mi taza mientras una de las galletas de miel se desasían en mi boca, trague con tranquilidad no había apuro, teníamos una bella tarde que la podíamos disfrutar de la mejor de las maneras. Me dedique esos segundos a mirar a Louis muy pocos hombres tenían esa delicadeza que el mostraba en su actuar, eso sí, a veces parecía un poco débil, pero no creía que fuera así el tenia algo, un algo que no lo podía encontrar en mis palabras ni mucho menos en mi vocabulario. Solté un suspiro conjugado con una enorme sonrisa.
Imre, que nombre más extraño pero suena demasiado delicado, de seguro en un pequeño maravilloso, ya me lo imagino Louis que te parece si uno de estos días vienes a cenar acompañado de tu pequeño – hice más certera la invitación no quería dejar pasar los días, porque normalmente pasaba sola – Así podrías traer al gatito, en realidad ya quiero uno que cuidar, necesito que un animal sea mi compañía para estos días tan desolados que pareces a veces ser eternos – baje la mirada a mi taza y me quede pensando en todo lo que había hecho por el largo de mi vida, en realidad no era una mujer egoísta, con nadie, ayudaba a los huérfanos de vez en cuando les llevaba ropa y aportaba monetaria mente a estos orfanatos, me confesaba una vez al mes, iba a la iglesia creía en Dios… ¿Por qué seguía sola?
No sé en qué momento deje de soñar, de pensar pero quede mirando a Louis de manera tierna y casi maternal – Esta casa es tan grande que a veces pienso que debería llenarla de gatitos, perros o tal vez niños – reí de manera grácil mientras el galleton de miel llegaba nuevamente a mi paladar para disfrutar de ese excepcional sabor que me enriquecía, me daba ánimos y endulzaba mi diario vivir. – Mi sonrisa – hice una pausa – Mi padre una vez me dijo que cada sonrisa que uno regalaba era el tesoro más preciado, todos deberíamos al menos una vez al día sonreír, a mí personalmente me encanta es una forma de mostrarle al mundo que aun cuando estoy sola puedo seguir viviendo y puedo ser la mujer de gran fortaleza que muy pocos conocen – hablaba de manera suave, con frases que realmente me llenaban, en ese momento, y en esa sala me sentía una mujer libre, podía expresarme de todas formas .
Darla entro por la puerta tocando con suavidad y con un canastillo a cuestas lo dejo sobre otra mesa que secundaba uno de los sofás de aquella estancia, hizo una reverencia y salió del lugar – Creo que ya tienes tu banquete – bromee mientras me levantaba y revisaba que hubiera de todos los pastelillos que había preparado ella – Bueno aquí tienes un centenar lleno de delicias… y cuando quieras… solo vienes y Darla te dará mas – era otra invitación, me gustaría ver bien a menudo a este jovencito, que hacia sacar una parte de mi que sinceramente me encantada .
Imre, que nombre más extraño pero suena demasiado delicado, de seguro en un pequeño maravilloso, ya me lo imagino Louis que te parece si uno de estos días vienes a cenar acompañado de tu pequeño – hice más certera la invitación no quería dejar pasar los días, porque normalmente pasaba sola – Así podrías traer al gatito, en realidad ya quiero uno que cuidar, necesito que un animal sea mi compañía para estos días tan desolados que pareces a veces ser eternos – baje la mirada a mi taza y me quede pensando en todo lo que había hecho por el largo de mi vida, en realidad no era una mujer egoísta, con nadie, ayudaba a los huérfanos de vez en cuando les llevaba ropa y aportaba monetaria mente a estos orfanatos, me confesaba una vez al mes, iba a la iglesia creía en Dios… ¿Por qué seguía sola?
No sé en qué momento deje de soñar, de pensar pero quede mirando a Louis de manera tierna y casi maternal – Esta casa es tan grande que a veces pienso que debería llenarla de gatitos, perros o tal vez niños – reí de manera grácil mientras el galleton de miel llegaba nuevamente a mi paladar para disfrutar de ese excepcional sabor que me enriquecía, me daba ánimos y endulzaba mi diario vivir. – Mi sonrisa – hice una pausa – Mi padre una vez me dijo que cada sonrisa que uno regalaba era el tesoro más preciado, todos deberíamos al menos una vez al día sonreír, a mí personalmente me encanta es una forma de mostrarle al mundo que aun cuando estoy sola puedo seguir viviendo y puedo ser la mujer de gran fortaleza que muy pocos conocen – hablaba de manera suave, con frases que realmente me llenaban, en ese momento, y en esa sala me sentía una mujer libre, podía expresarme de todas formas .
Darla entro por la puerta tocando con suavidad y con un canastillo a cuestas lo dejo sobre otra mesa que secundaba uno de los sofás de aquella estancia, hizo una reverencia y salió del lugar – Creo que ya tienes tu banquete – bromee mientras me levantaba y revisaba que hubiera de todos los pastelillos que había preparado ella – Bueno aquí tienes un centenar lleno de delicias… y cuando quieras… solo vienes y Darla te dará mas – era otra invitación, me gustaría ver bien a menudo a este jovencito, que hacia sacar una parte de mi que sinceramente me encantada .
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Tea Cup (Viola)
El cambiaformas asintio de manera breve, suspirando sin querer, al pensar en el vampiro. La verdad que para el minino, aquel vampiro con cara de niño, era un muchacho divino. Si, podia sacarle de sus casillas ese exceso de falta de estima en si mismo, pero lo amaba tanto, que esos detalles se le pasaban por alto pasado algun tiempo. Confiaba no en cambiarlo, pero si ayudarlo a desarollar ese lado mas maduro. Por muy joven que se viera, para toda la eternidad, el de cabellos en plata, no era un infante, y si, un ser con mas años recorridos por el mundo, incluso, que Louis o Viola juntos. -El es hungaro de nacimiento, y según recuerdo, su nombre, significa Inocencia. La verdad, no puede tener un nombre mas acorde con su forma de ser. Y si, es delicado, no sabes cuanto, ya lo veras, pero no come tanto como yo, que parece que no he probado bocado en semanas! - dijo con una sonrisa juguetona. No tenia ni la mas minima intension de rechazar esa invitacion ni por error. Le gustaba estar en compañía de una mujer tan culta, tan adorable, como lo era aquella dama pelirroja. -Vi… la eternidad no tiene por que ser algo terrible… Yo lo traere…. Yo vendré las veces que tu lo desees. -las palabras salian de manera algo atropellada, con una expresion de congoja y preocupación, no era pena, no. Eran ganas de cambiar esa expresion el joven. Una chica como aquella, debia estar siempre alegre, mas radiante incluso que el señor Sol.
Lo miraba de tal forma, que se sentia de nuevo un niño pequeño. Si su familia no se hubiera disuelto en el viento perfumado de Sakura de su tierra natal, ¿Habria podido tener una hermana? Louis siempre deseo tener algun poco de familia. Vivir solo, no era lo mejor, pero… Si, ya no se puede cambiar lo que paso. Sentir el fulgor esmeralda de aquellas pupilas, lo hacian sentir un cosquilleo especial. -En esta casa, no les faltaria nada, pero, sabes? Serian tan afortunados, por todo el amor que depositarias en ellos. - Tomo otra de esas galletitas que lo tentaban, con su textura y sabor, a volverse adicto a estas
Sonrisas. Las habia de todos colores y formas. En verdad, cuando salian de manera espontánea y sincera, asi, como un pequeño destello que cruza el firmamento y uno pide un deseo, asi, estas, eran una imagen preciosa para aquel que tuviera la dicha de compartir ese momento con aquella persona. Una verdadera lastima, cuando los labios se curvan en algunas personas, y solo es una farsa, una vulgar imitación, que intenta pasar por algo digno, y esconde mil secretos e intenciones veladas. Temer a lo que no conoces, no es de cobardes, no es valiente el que se enfrenta a ello. Es aprender de los pequeños golpes de la vida, a ser una persona precavida.
El joven minino, suspiro. Sola. No le gustaba como sonaba eso en labios de aquella joven. Era algo antinatural…. Tan… tan poco creible. Un verdadero pecado que aquella adorable chica… Asintió. Louis sabia que era eso. - Nacemos solos… pero, necesitamos de alguien mas, la compañía… por que no, reñir de vez en cuando… reconciliarse…El punto es, Vi, que tu eres, una mujer maravillosa. Tu sola imagen lo grita a los cuatro vientos. Y, no diga mas que esta sola, que hara que me sienta como un alma en pena, y no solo yo, si no aquellas personas que han estado con usted, como la mujer que hizo estas galletas, que no?- - Mordio con animo una galleta.
Observo los siguientes movimientos, muy quieto en su silla. Si estuviera en su forma gatuna, el unico cambio en esa posición, serian las orejas bien listas a cada sonido, y la colita moviéndose de un lado a otra, lento, nada de ese movimiento frenético de los perros, tan impulsivos y… asi. Cuando escucho las palabras de la pelirroja, no pudo evitar bajar la mirada al suelo, con una sonrisa apenada. ¿Tan hambriento se miraba? Bueno, la verdad es que no habia podido detenerse. -Vendré a incomodarte tanto, que después no me dejaras ni rondar por fuera tu casa, Vi. - se puso de pie, acercándose un poco, a una distancia mediana de ella. Desde alli podia percibir mejor el aroma que procedia de las cestas. - ¿Sabes? Las galletas y pastelillos de Darla… creo que me han resultado con un sabor diferente… por que… fueron hechos ese toque verdaderamente hogareño que hacia años no sentia… -Se encogió de hombros, sin despegar la mirada de las cestas. No dejaria en verdad ni una miga a Imre.
Off: perdon si esta raro, ando algo difuso (?) ya sabes, mucho tiempo fuera y la inspi esta, pero rara. Espero te guste un poquito =3
Lo miraba de tal forma, que se sentia de nuevo un niño pequeño. Si su familia no se hubiera disuelto en el viento perfumado de Sakura de su tierra natal, ¿Habria podido tener una hermana? Louis siempre deseo tener algun poco de familia. Vivir solo, no era lo mejor, pero… Si, ya no se puede cambiar lo que paso. Sentir el fulgor esmeralda de aquellas pupilas, lo hacian sentir un cosquilleo especial. -En esta casa, no les faltaria nada, pero, sabes? Serian tan afortunados, por todo el amor que depositarias en ellos. - Tomo otra de esas galletitas que lo tentaban, con su textura y sabor, a volverse adicto a estas
Sonrisas. Las habia de todos colores y formas. En verdad, cuando salian de manera espontánea y sincera, asi, como un pequeño destello que cruza el firmamento y uno pide un deseo, asi, estas, eran una imagen preciosa para aquel que tuviera la dicha de compartir ese momento con aquella persona. Una verdadera lastima, cuando los labios se curvan en algunas personas, y solo es una farsa, una vulgar imitación, que intenta pasar por algo digno, y esconde mil secretos e intenciones veladas. Temer a lo que no conoces, no es de cobardes, no es valiente el que se enfrenta a ello. Es aprender de los pequeños golpes de la vida, a ser una persona precavida.
El joven minino, suspiro. Sola. No le gustaba como sonaba eso en labios de aquella joven. Era algo antinatural…. Tan… tan poco creible. Un verdadero pecado que aquella adorable chica… Asintió. Louis sabia que era eso. - Nacemos solos… pero, necesitamos de alguien mas, la compañía… por que no, reñir de vez en cuando… reconciliarse…El punto es, Vi, que tu eres, una mujer maravillosa. Tu sola imagen lo grita a los cuatro vientos. Y, no diga mas que esta sola, que hara que me sienta como un alma en pena, y no solo yo, si no aquellas personas que han estado con usted, como la mujer que hizo estas galletas, que no?- - Mordio con animo una galleta.
Observo los siguientes movimientos, muy quieto en su silla. Si estuviera en su forma gatuna, el unico cambio en esa posición, serian las orejas bien listas a cada sonido, y la colita moviéndose de un lado a otra, lento, nada de ese movimiento frenético de los perros, tan impulsivos y… asi. Cuando escucho las palabras de la pelirroja, no pudo evitar bajar la mirada al suelo, con una sonrisa apenada. ¿Tan hambriento se miraba? Bueno, la verdad es que no habia podido detenerse. -Vendré a incomodarte tanto, que después no me dejaras ni rondar por fuera tu casa, Vi. - se puso de pie, acercándose un poco, a una distancia mediana de ella. Desde alli podia percibir mejor el aroma que procedia de las cestas. - ¿Sabes? Las galletas y pastelillos de Darla… creo que me han resultado con un sabor diferente… por que… fueron hechos ese toque verdaderamente hogareño que hacia años no sentia… -Se encogió de hombros, sin despegar la mirada de las cestas. No dejaria en verdad ni una miga a Imre.
Off: perdon si esta raro, ando algo difuso (?) ya sabes, mucho tiempo fuera y la inspi esta, pero rara. Espero te guste un poquito =3
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Tea Cup (Viola)
Aquel Jovencito de rasgos asiáticos si tenia mucho razón en sus palabras y aunque pareciera que era una persona muy frágil su interior era más fuerte que el arma más letal del universo, en realidad era envidiable observar como sus facciones algo felinas daban a conocer a un verdadero hombre que era capaz de sacar sonrisas y hacia de mi parcial soledad algo mas llena, yo sinceramente no era de quejarme siempre agradecía por cada cosa que me habían dado, por cada despertar, cada mañana me levantaba hacia una oración y miraba hacia el cielo un bueno día, otra oportunidad para ser feliz y lo era, a mi manera aun cuando me encerraba en mi laboratorio entre todas esas fragancias ahí era feliz, mezclando haciendo mi propia magia siendo simplemente yo ahí era el lugar donde mi corazón, mi mente y alma eran completamente libres. Cerré levemente mis ojos mientras llevaba a mis labios un sorbo más largo de mi té de canela que tanto me gustaba lo hice pasar rápido y preste toda mi atención en cada gesto que me ofrecía aquel jovencito. – Imre, espero conocerlo pronto de seguro debe ser un pequeño bastante singular, por como lo describes, se nota que lo quieres – susurre terminando con una sonrisa.
En realidad no nacemos solos, nuestra madre es la que nos da el empujón para salir a este mundo, luego es de nosotros quienes queremos hacer todo por nuestras manera y forma, yo digo que estoy sola en el ámbito que no tengo ningún compañero al cual debatir alguna queja dar mi opinión, Darla me ha acompañado por muchos años es como mi madre pero a veces el corazón necesita algo diferente para latir. – sí, aquello era, mi corazón solo filtraba sangre la purificaba y la hacía correr por todo mi cuerpo – Necesito de alguien que me sorprenda y emocione, que me haga reír y llorar, alguien a quien amar simplemente y si eso lo encuentro en un gatito créeme que seré la mujer más completa del universo – claro era tenía mucho que entregar y aun cuando el gato no me diera respuestas podría jugar con él, comprarle alguna madeja de la y verlo revolotear por el salón, podría también dormir con el acariciarle hasta que ambos cayéramos en profundo sueño. Sé que no estoy sola Louis, pero a veces… falta algo – aquello era el resumen perfecto para lo que sentía, ese algo de momento parecía lejano e imposible tan solo el tiempo diría si aquel hombre que hacía días había conocido era para mí o no.
Tu presencia siempre lograra sacarme sonrisa, no me aburriría de verte rondar la casa o mejor dicho la cocina y sé que Darla feliz en darte galletas y tengo fe que querrá enseñarte a hornear más que solo galletas. Tu eres como el pedacito de vida que le hace falta a esta gran mansión – sonreí era cierto él era como el gato perfecto, cariñoso y que te daban esas ganas de abrazar y no soltar jamás. – Todo lo preparado con amor siempre tiene un mejor sabor Louis, de seguro a Imre le gustara probar de aquellas galletas y tengo tantas ganas de conocerlo que espero tu próxima visita sea más pronto de lo esperado. – Me gustaba hacer fiestas o cenas especiales cuando vivía mi padre siempre teníamos la casa con invitados luego de su fallecimiento había guardado un luto que parecía aun llevaba puesto, pero no, estaba en mi recuerdo y yo merecía un poco de felicidad algo que había dejado de buscar hacía mucho tiempo. – Y bien Louis, cuando traerás a Imre a mi mansión para que podamos compartir de pasteles o de alguna cena, además que no se te olvide que me debes un gatito – termine con una amplia sonrisa, en realidad llenaría la casa de gatos si fuera necesario para sentirme en compañía.
En realidad no nacemos solos, nuestra madre es la que nos da el empujón para salir a este mundo, luego es de nosotros quienes queremos hacer todo por nuestras manera y forma, yo digo que estoy sola en el ámbito que no tengo ningún compañero al cual debatir alguna queja dar mi opinión, Darla me ha acompañado por muchos años es como mi madre pero a veces el corazón necesita algo diferente para latir. – sí, aquello era, mi corazón solo filtraba sangre la purificaba y la hacía correr por todo mi cuerpo – Necesito de alguien que me sorprenda y emocione, que me haga reír y llorar, alguien a quien amar simplemente y si eso lo encuentro en un gatito créeme que seré la mujer más completa del universo – claro era tenía mucho que entregar y aun cuando el gato no me diera respuestas podría jugar con él, comprarle alguna madeja de la y verlo revolotear por el salón, podría también dormir con el acariciarle hasta que ambos cayéramos en profundo sueño. Sé que no estoy sola Louis, pero a veces… falta algo – aquello era el resumen perfecto para lo que sentía, ese algo de momento parecía lejano e imposible tan solo el tiempo diría si aquel hombre que hacía días había conocido era para mí o no.
Tu presencia siempre lograra sacarme sonrisa, no me aburriría de verte rondar la casa o mejor dicho la cocina y sé que Darla feliz en darte galletas y tengo fe que querrá enseñarte a hornear más que solo galletas. Tu eres como el pedacito de vida que le hace falta a esta gran mansión – sonreí era cierto él era como el gato perfecto, cariñoso y que te daban esas ganas de abrazar y no soltar jamás. – Todo lo preparado con amor siempre tiene un mejor sabor Louis, de seguro a Imre le gustara probar de aquellas galletas y tengo tantas ganas de conocerlo que espero tu próxima visita sea más pronto de lo esperado. – Me gustaba hacer fiestas o cenas especiales cuando vivía mi padre siempre teníamos la casa con invitados luego de su fallecimiento había guardado un luto que parecía aun llevaba puesto, pero no, estaba en mi recuerdo y yo merecía un poco de felicidad algo que había dejado de buscar hacía mucho tiempo. – Y bien Louis, cuando traerás a Imre a mi mansión para que podamos compartir de pasteles o de alguna cena, además que no se te olvide que me debes un gatito – termine con una amplia sonrisa, en realidad llenaría la casa de gatos si fuera necesario para sentirme en compañía.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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