En aprietos con el pasado

por Invitado Sáb Oct 29, 2011 9:29 pm

((Espero a Ann))

Una nueva vida empezaba para los dos, subieron a la carreta y dejaron el pasado atrás, a medida que avanzaba la tarde dejaban la ciudad atrás y se internaban en medio de prados, bosques, libertad. El campo siempre fue su escenario, donde ellos vivieron y donde pasaron los mejores años de sus vidas, donde fueron amigos y donde se amaron en secreto hasta el día en que sus destinos se separaron para llevarlos por los senderos de lo desconocido. El dolor, la soledad, la pobreza fueron factores que les afectaron pero ahora que estaban juntos podrían enfrentar las desventuras y vencerlas porque sabían que nunca más estarían solos y que cada vez que uno estuviera por caer podría apoyarse en el otro.

El rostro de Ann nunca se le olvidaría a Nate como lo vio aquella tarde al regresar a casa. Parecía haber recobrado la mirada de aquella joven que conociera en los campos de Inglaterra. Se re-enamoro de ella, si es que eso era posible con lo mucho que ya lo estaba, sonrió haciendo bromas y recordando travesuras. Una brisa fresca soplaba y movía los cabellos como danzantes en el aire de la mujer que estaba obligado a proteger por decisión propia. Empezó a hacer planes con ella, buscaría un trabajo que le diera un sueldo fijo y trabajaría en el campo al mismo tiempo, el crearía su propio tiempo! Todo era posible cuando estaba con Ann o por lo menos tenía esa sensación, el de poderlo todo con tan solo su mirada, con el solo pago de su sonrisa o la mención de su nombre brotando de los labios rojos que antes no se atrevió a besar.

Llegaron a la cabaña al anochecer y Nate preparo el estofado para la cena, había aprendido a sobrevivir por si mismo desde joven y le era fácil ocuparse de esas labores. Mientras Ann hacia su tour por la pequeña cabaña Nate le preparo un baño en una tina de madera y cuando ella se baño fue a prepararle la cama donde el dormía, porque sería la cama de ella por el resto de las noches aunque él tuviera que dormir en el establo. Casi se le quema el estofado por lo atareado que andaba porque ella se sintiera cómoda. Sirvió dos platos, lleno dos vasos de un vino casero que hacia un conocido de los alrededores y la llamo a cenar. Comieron hasta hartarse, bebieron y rieron y nuevamente hicieron nuevos planes, ella le conto que también le gustaría conseguir un trabajo en la ciudad pero al parecer aun tenía miedo de mencionar su regreso por el hombre que la perseguiría. El la tranquilizo con que no se preocupara, no se despegaría de ella hasta que el hombre estuviera bajo tierra, aunque por supuesto esto no lo sabía Ann.

Nate hubiera cambiado de opinión de saber que el proxeneta y cuatro de sus hombres se encontraban cerca de su cabaña. Uno de ellos los siguió desde el circo y otro dio parte a su jefe que no vacilo en dar alcance al primer enviado. Ann era de su propiedad, o eso era lo que el proxeneta pensaba respecto a todas las chicas a las que raptaba para luego prostituirlas. Ni Nate ni Ann se dieron cuenta de que estaban siendo observados desde la oscuridad de los matorrales. Ambos se fueron a dormir, Nate insistió que Ann tomara su cama y que él estaría cómodo. Después de despedirse con un beso en la frente se retiro a los establos, acomodó unos sacos de paja y se recostó sobre ellos muy feliz, tan feliz que dio gracias por ello.

Un golpe lo despertó fuertemente, el caballo relinchaba y el sentía como un hilo de sangre caía desde su frente, lo habían golpeado con una piedra mientras dos de los secuaces del proxeneta lo sostenían. Lo llevaron afuera y empezaron a golpearlo, el se defendió, logro liberarse y se fue contra uno de ellos con toda su fuerza y lo tumbo en el suelo, lo golpeo tan fuerte que perdió el conocimiento y al ver esto los otros dos se le fueron encima. Uno de ellos saco un cuchillo y trato de apuñalarle, el otro se rió y corrió hacia la cabaña pensando que sería suficiente con uno para derrotarlo. Todo lo que pensaba Nate era en Ann. El que lo acuchillaba no dejaba de gritarle lo que le pasaría a la puta esa por atreverse a escapar y esto hizo que Nate perdiera el control. Era casi media noche cuando la sangre le hirvió, los sentidos se le maximizaron y se transformo en el león que rugió de una forma tan estridente como nunca antes lo hizo ni pensó hacerlo.

por **Annette Lagarde** Jue Nov 17, 2011 10:49 pm

Una vez arriba de la carreta ya nada le importaba es como si sintiera que la nueva vida comenzaba y oleadas de sensaciones pasaran por todo su cuerpo, se sentía tranquila al poder “por fin” respirar tranquilamente sin tener que preocuparse de estar descansada y lista para la noche, no se tenía que preocupar de poner una careta sobre su rostro para tener que mostrarse siempre sexy y sensual puesto que con Nate podía ser siempre ella sabiendo que él nunca le recriminaría algo por eso le encantaba estar con él, por eso lo amaba.

En el camino la sensación de paz y tranquilidad la invadió por completo, no podía describir todo lo que pasaba por su mente en esos momentos sintiendo inclusive ganas de llorar pero no por tristeza, muy por el contrario, tenía ganas de llorar de felicidad, sentía que todo iría bien y que ahora nadie podría meterse nuevamente en sus vidas. Conversaron largo tiempo sobre travesuras del pasado produciendo así muchas sonrisas en los labios de ambos, Annie sabía que Nate y ella atesoraban todos esos buenos momentos, estaba segura de ello sintiéndose así mucho más feliz por todo lo que estaba ocurriendo.

Cuando llegaron a la casa entró a paso lento mirando todo a su alrededor con una gran sonrisa y poco le importaba si era grande o pequeña, llena o no de lujos ya que para ella era perfecta. Jamás había tenido grandes lujos para vivir con su familia trabajando hasta más no poder y esfozándose por llevar alimento a las casas además ella tampoco pedía cosas de alto valor ni mucho menos puesto que con Nate siempre se las ingeniaban por jugar algo entretenido, por hacer travesuras, por reír y hasta pasarlo bien necesitando solo de ellos dos, de nadie ni nada más. Su querido amigo se portó, como siempre, muy bien con ella preparándole la cena, la tina y hasta le pasó la cama en el que él mismo dormía. No le dejó ayudarlo en nada sintiéndose ella extraña ¿y cómo no? Eran años en los que nadie la atendía aprendiendo así a sobrevivir por las suya. La comida la dejó más que satisfecha y el vino era uno de los mejores que había probado incluso mejor de los caros que muchos clientes llevaban como regalo.

Ella no se quedaría en casa haciendo nada era algo a lo que no estaba acostumbrada así que lo más pronto posible se iría a buscar un trabajo para ayudar a Nate y así vivir ambos tranquilos aunque aún tuviera miedo de tener que volver, sabía que el maldito no se detendría tan fácilmente hasta encontrarla. Esa noche ya no quería pensar más en todo su pasado sino que quería ser feliz pensando en lo que le depararía el futuro junto al mejor hombre al lado, ¡junto a SU Nate! Y daría lo mejor de si misma para que ambos fuesen felices. A la hora de irse a dormir el beso que le dio en su frente duró menos de lo que realmente quería Ann, no sabía por qué pero sentía algo extraño, como si algo no anduviese bien pero no sabía qué, intentó dejar todo eso de lado y sentirse feliz por estar en la cama de Nathan y no en el burdel. Apagó la luz de la pequeña mesita que se encontraba junto a la cama e intentó dormir, de verdad lo intentó…pero no pudo.

Tenía sus ojos cerrados maldiciendo por no poder dormir, su estómago estaba apretado por nervios sin siquiera saber la razón por la cual estaba nerviosa e intentaba tranquilizarse hasta escuchar un fuerte relinche que venía del establo, justo donde dormía Nate. Se levantó de un salto de la cama para asomarse por una ventanilla que daba hacia el lugar, no quiso correr donde él ya que podría despertarlo pero todo cambió. La cara de horror en Ann fue más que evidente y exagerada al ver cómo cuatro hombres golpeaban a su amigo, hombres que identificaba y sabía que habían sido enviados por Jean Pierre, un miedo la invadió como también un golpe de adrenalina pensó en salir corriendo a la lucha hasta que se fijó como uno de ellos iba en dirección a la cabaña, buscó en la sombra algún objeto contundente y se escondió tras una de las puertas, agradecía que la cabaña fuera pequeña ya que se la había aprendido bastante bien por lo que la oscuridad no le afectaba demasiado.

Las tablas del suelo de madera sonaban al momento que el hombre daba cada pisada acercándose a ella, intentaba mantener su respiración controlada para que él no la escuchara y esperó pacientemente a que el hombre se asomara. Cuando por fin lo hizo le propinó un golpe certero en la nuca y este cayó al suelo, sabía que siempre la habían mirado como una joven débil pero no permitiría que dañaran a lo único que tenía, a lo único que amaba. No se preocupó de cerciorarse si el hombre estaba realmente inconsciente y corrió hasta afuera frenando en seco al notar que había… ¿Un león? Quedó unos segundos de pié sin entender lo que sucedía y observó como otro de los hombres estaba atemorizado pero no estaba dispuesto a dejar la batalla. Volvió su vista nuevamente hacia lo que estaba segura era Nate ¿Un cambiaformas? ¿Por qué jamás se lo había comentado? Ella los conocía dado a que en más de una ocasión le tocó un cliente cambiaformas ¿Pero su amigo?.

Estaba concentrada intentando entender lo que sucedía, preguntas que ocuparon solo segundos, segundos que habían parecido minutos, pero unos brazos fuertes alrededor de su cintura lograron sacarla del transe, la levantaron y ella comenzó a mover sus pies desesperada dándose cuenta que el golpe que le había dado al hombre que había ido por ella no había sido del todo efectivo. Tenía planeado escapar con Ann en brazos hasta escuchar el rugido del león y Ann lo quedó mirando con ojos llorosos mientras intentaba zafarse del sujeto el cual quedó paralizado ante tal sonido estridente. Ann sentía la desesperación correr cada vena de su cuerpo y apretó los ojos con lágrimas presentes, lágrimas de ira e impaciencia, fijó sus ojos sobre el león- ¡NATE! - Lo llamó con una voz llena de angustia puesto que no quería que nada malo le pasara a él, aunque eso le significara tener que volver al burdel. Aquellos hombres eran capaces de matarlo si ella no volvía y no estaba dispuesta a perder a su único mejor amigo.

por Invitado Lun Dic 05, 2011 4:22 pm

El grito de Ann resonó en algún lugar de su cabeza haciendo que regrese a la realidad y, desafortunadamente, bajo también la guardia. El hombre que pretendía corrió mientras metía las manos al bolsillo buscando algo insistentemente. Al ver que Ann se encontraba en peligro no pudo hacer otra cosa que corre hacia donde ella estaba ya atacar al hombre que pretendía llevársela, el hombre quedo petrificado cuando Nathan, bajo su forma animal, se le fue encima tratando de hundirle las fauces en la cara, vano fue su esfuerzo y una vez más la bestia se apodero de su conciencia, no le importo que Annette estuviera presenciado aquella escena a solo pasos de distancia. El hombre forcejeó en vano, en solo un momento Nathan desgarró toda la piel de su cara y cuello entre los zarpazos y las mordidas. La sangre brotaba incesantemente y el hombre simplemente murió antes de poder lanzar el último grito de agonía. Ese había sido el primer hombre que el mataba, siendo humano ni siquiera se hubiera atrevido a matar a una mosca pero al verla a ella en peligro prometió que haría lo que fuera por salvarla. El león no obedeció al miedo ni a la duda, el instinto fue lo que ganó, el instinto de proteger al ser amado.

Enseguida llegó otro hombre saliendo de la casa cargado de un machete, Nathan se puso delante de Annette y volvió a rugir amenazante ante el nuevo recién llegado. Ya había perdido la cuenta de cuantos eran los que invadieron la cabaña, acababa de matar a uno pero cuantos más quedaban era la duda. De alguna forma tendría que ingeniárselas para poder solo con todos ellos pero algo estaba claro, en fuerza no podrían contra él. El del machete se acerco al cadáver de su compañero y contemplo con un gesto de repulsión el rostro destrozado del hombre, cuando levanto la mirada la tenia fija en él, en el león. Empezó a acercarse a ellos lentamente, tratando de ir en un zig zag de pasos y hablándole a Nate como si fuera un animal estúpido en su vago intento de querer atraerlo como a cualquier gato.

Nathan no lo pensó antes de abalanzarse sobre él, lo único que su instinto le mandaba era a atacar antes de que otros más aparecieran y la situación se tornara en su total contra, por ultimo no le importaba lo que pasara con el pero si sabía que no dejaría que nada le sucediera a Annette. El hombre al mismo tiempo trato de darle un golpe con el machete pero Nate fue más rápido y lo agarro del brazo, sus colmillos desgarraron la piel y rompieron el hueso provocando que el hombre gritara de dolor y tirara insistentemente del brazo herido solo desgarrándolo más en el proceso ya que Nate tenía la mandíbula apretada al máximo de lo que podía. Creía poder dominar la situación cuando tres hombres más aparecieron, entre ellos aquel que había escapado momentos antes del ataque de Nate, todos llevaban escopetas y apuntaban dos a él y uno, que supuso que era el líder, a Annette.

Le ordenaron que soltara el brazo de aquel rufián o dispararían, Nate no tuvo más remedio y lo dejo ir. El hombre ensangrentado se arrastro hacia sus compañeros maldiciendo en un idioma que Nate no supo reconocer. Uno de los hombres disparo hacia Nate y este trato de esquivar el tiro pero le hirieron en las costillas, soltó un rugido de dolor y se retorció en el piso hasta regresar a su forma humana. Su figura era lamentable, se veía cansado y estaba sudando tanto que la poca ropa que le quedaba después de la transformación se le pegaba al cuerpo. Se agarraba el costado por el que brotaba la sangre gracias a la herida de bala. Apretó los dientes y los hombres se quedaron boquiabiertos al ver que el león se había transformado en un hombre. Nate miró hacia donde estaba Ann y lo más fuerte que pudo trato de hablar: “¡Déjenla ir! ¡Suéltenla!” pero solo causo la risa del líder de los mafiosos quien juro que luego de matarlo festejarían con el cuerpo de Annette cuando regresaran al burdel.

Ordenó que lo mataran, ambos hombres prepararon sus escopetas y Nate fijó la mirada en el rostro de Annette, allí terminaría todo, el no pudo protegerla tal como prometió y solo podía culparse hasta el último de sus segundos de vida por haberle fallado. No volvería a ver aquel rostro con el que soñó tantas veces, no podría planear un futuro para ambos, no recordaría más las risas de la niña de esa comarca de Inglaterra. Si tan solo hubiera sido más fuerte, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, si tan solo pudiera con acabar con todos ellos no le importaría mas tener que matar a miles de hombres con tal de cambiar todo aquel momento pero su final estaba próximo, solo necesitaban tirar del gatillo y su vida se acabaría. Escuchó los disparos casi al mismo tiempo…

por Invitado Lun Dic 05, 2011 6:15 pm

Agoniza, su mirada se encuentra casi ausente, su pálido rostro no servirá más para nuestros intereses porque cuando se enfríe completamente su cuerpo será sepultado en la misma capilla donde todos los de aquella familia habían sido sepultados según la tradición. Todos los primogénitos seguían el mismo destino, era inevitable, era ineludible. Sin embargo, antes de morir sonríe y murmura un nombre, seguro de que dejara a alguien en su lugar, mas trabajo para nosotros pues no lo trajo a nuestras puertas como se suponía que lo haría. Finalmente da su último aliento y muere, se le brindan los máximos honores, los que se les dan a los Justicar que han permanecido hasta la muerte cumpliendo su pacto. Es una lástima pues su hubiera sido inmortal no tendríamos que entrenar a los herederos generación tras generación y casualmente la nueva generación de Justicar coincidiría con la nueva generación de vástagos aceptados en La Camarilla.

"Mi señor, partiremos de inmediato y le informaremos en cuanto lo encontremos"

"Háganlo rápido"

Así veo partir a una de mis mejores Arcontes en busca de aquel que continuara con la palabra que el fundador de su familia a tenido para con La Camarilla. Ya eran quizá ocho generaciones de los primogénitos de aquella noble familia y espero que esta vez no encuentre trabas con aquel que ha sido señalado desde su nacimiento para ser un Justicar. Su nombre está en mi memoria, Nathan Lockhart, visitaras la tumba de tu padre cuando te traiga a mi morada. Y como es natural no es el único heredero, mi deber es encontrar a todos los herederos de aquellas razas que han jurado lealtad a La Camarilla durante generaciones. Licantropos, cambiaformas, brujos, nosotros no creábamos separaciones entre las razas por una razón fundamental, solo unidos podríamos sobrevivir y asegurarnos una vida larga y cómoda. Los vampiros somos más egoístas en ese sentido, al ser inmortales solo aseguramos nuestra existencia individual mientras las demás razas se unen a las filas para proteger a sus familias y descendientes.

Un mes después recibo la noticia, él está en Paris y casualmente yo me dirigía hacia allí. Campesino, una gran diferencia en comparación a las anteriores generaciones de su familia, supongo que el niño no tiene idea de que su padre provenía de una antigua y poderosa familia inglesa con la que hicimos un pacto hace siglos ya. Enamorado de una cortesana, más sorpresas que nos deparaba el joven y era vital encontrarlo de inmediato pues para que dejar para mañana lo que se podía hacer hoy. Ordeno a mis guardias prepararse, solo necesitare un par de ellos y partimos a caballo cuando llega la noche. Las afueras de la ciudad son un territorio por demás agradable para aquellos que huimos del bullicio de las grandes urbes pero que insólito escenario el que nos espera. Llegamos a una cabaña miserable cuando se encuentra en pleno asedio.

"Mi señor, ¿está seguro que ese era el nombre?, parece tener facilidad para meterse en problemas"

"…"

No respondo más que una orden: limpieza. Ambos guardias comprenden y se alejan de mí abriéndose hacia el campo, volviéndose invisibles en las sombras de la noche. La orden traducida era bastante sencilla, simplemente deshacerse de la basura del lugar hasta en el más mínimo aspecto. Llegamos a tiempo, los hombres están a punto de dispara cuando mis dos guardias se encargan de ellos rápidamente, las mismas armas que apuntaban terminan en sus cavidades bucales y disparadas por ellos mismos. El humano que sujeta a la mujer, imagino que esa es la cortesana, no se explica que paso hasta que aparezco yo detrás de él en mi caballo y sonrió al ver que trata de apuntar. Los humanos son fáciles de asesinar, una mirada directa basta para llevar su mente a un universo de sufrimiento donde sus órganos revientan dentro de su cuerpo y sus ojos salen de su órbita. Eso es lo que él cree y muere de un simple paro cardiaco ante las memorias del espanto de algo que vio como real pero que nunca se encontró en la realidad.

Bajo de mi caballo mis guardias continúan con el trabajo de limpieza metiendo a los hombres dentro de la cabaña y prosiguen a prenderle fuego mientras yo camino en dirección a él. Un cambiaformas en estado deplorable, su padre nunca mostro tan mal semblante hasta el momento de su agonía. Muevo la cabeza negativamente y tuerzo un gesto de desaprobación al verlo herido y tendido en el suelo enlodado.

No pensé que encontraría a alguien tan débil, debemos ponerte en forma niño o no duraras mucho

Uno de mis guardias se acerca y comenta que es necesario atender esa herida. Asiento en señal de estar al tanto y ordeno a que se lo lleve inmediatamente. El guardia carga el cuerpo sobre sus hombros con cuidado para no empeorar el estado del chico y luego de montar a caballo con él para llevárselo me hace una última señal hacia la chica. Nuestras reglas eran claras, nunca dejábamos testigos y ella en este caso representaba uno. Me acercó a ella y le ofrezco un pañuelo, la encuentro en estado de shock por lo que no se si podrá escucharme pero de todas formas lo intento.

"Su novio estará bien, no se preocupe. Venga conmigo madame, no querrá quedarse aquí cuando los cuerpos quemados empiecen a heder"

Tomo las riendas de mi caballo pero aun no monto a él, le hago una seña a ella para que me siga camino al bosque si es que aun ella puede caminar, de lo contrario tendría que acabar con ella allí mismo a menos que encuentra una razón para que ella me lo impida.

por **Annette Lagarde** Dom Dic 18, 2011 12:17 am

Ese día había comenzado tan mal pero suponía que iba a comenzar a mejorar considerablemente luego de darse cuenta que Nate, SU Nate estaba ahí en el circo, en la misma función…Muy en el fondo Annette siempre pensó que un príncipe azul iría a rescatarla de tal asqueroso lugar que era el burdel pero a pesar de on haber transcurrido muchos años de apoco iba perdiendo tal esperanza. Cuando pensaba en su príncipe no esperaba al típico hombre con mucho dinero ni mucho menos a un verdadero príncipe, en sus dos años de trabajo se había encontrado con muchos tipos de hombres pero aún así nadie como a quien de verdad esperaba…jamás encontró a alguien como él.

Ya comenzaba a creer que si un día iba demasiado bien ya era fundamento necesario para desconfiar de este ¿demasiado bueno para ser verdad? Era lo más probable o al menos justo ahora ocurría así. Hace un par de horas estaban los dos conversando de lo mejor recordando su niñez, Annie le había contado lo que había sucedido en realidad con su vida y él le había ofrecido su hogar. Pensó en que por fin había encontrado a su príncipe azul ese día, era sin lugar a dudas el mejor día de sus ya dos años en ese lugar, era de aquellos momentos en los cuales quieres atesorar cada segundo dentro de tu mente, tallarlo en tu corazón para no olvidar ni el más mínimo detalle, así se sentía Annie, feliz, emocionada, tranquila, enamorada…

Pero de unos minutos a otros, en la noche todo había cambiado considerablemente llegando inclusive a sentirse culpable ¿Qué haría ella si mataban a Nate? Él era como su aire necesario para poder vivir y ahora que lo había encontrado por fin ¿todo iba a terminar ahí, de esa forma?. No lo podía creer, simplemente no quería creerlo. Su raciocinio se esfumó en el momento exacto en el que vio a Nate atacar al sujeto que la sostenía, no le impresionó que fuera un cambiaformas y siquiera había espacio para pensar en sentirse desilusionada por no haberle contado antes, nada de eso importaba ya al ver como el león se tiraba encima del sujeto para matarlo ¿Nate matando a alguien? Y justo en ese momento le tomó la real importancia a la situación, jamás sintió miedo al ver a su amigo así pero aún así estaba de rodillas en el suelo sin poder reaccionar ante nada, lo único que cruzaba por sus ojos era la sangre de quienes iban cayendo ¿Por qué ella no hacía nada? Pues su mente no le permitía pensar en nada y además conocía a los sujetos, sabía la fuerza que tenían y que obviamente estarían armados ¿Qué podía hacer ella realmente? Además de ser la culpable de la situación y de ser nada más que un estorbo, en verdad no podría ayudar demasiado.

Su estómago se había apretado pero esta vez no era por el lindo nerviosismo que le causaba Nate, sino que ahora era por miedo. Había presenciado toda la gran batalla arrodillada en el suelo sin apenas moverse, lo único que se movía de un lugar a otro eran sus ojos para seguir cada movimiento de su amigo. Cuando vio que hombres con escopetas se acercaban a él instintivamente se puso de pie y corrió cerca de donde se encontraban, le daba lo mismo recibir el disparo pero había reaccionado demasiado tarde, el disparo le había llegado a él sin poder esquivarlo y sin ella poder evitarlo. Se detuvo en seco antes de poder llegar junto a él cuando notó que uno de los sujetos la apuntaba con un arma, estaba muda y solo al escuchar el disparo había emitido un pequeño grito asustada por Nate, pero aún así no había dicho nada.

Su mirada quedó fija en su amigo teniendo ganas de ir junto a él sin importarle lo que sucediera, si iban a morir preferiría morir mil veces junto a él que a aquella, aunque pequeña, distancia. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando escuchó a Nate hablar ¿De verdad iba a ser la última vez que lo escucharía? No quería…no quería morir, no quería que él muriera…no quería estar lejos de él. Sus labios se tensaron al ver como preparaban sus escopetas y llevó ambas manos a su boca ahogando un chillido, la ira la invadía, notó como ambas miradas, la de ella y la de él se cruzaron por última vez, los matarían y jamás había sido lo suficientemente valiente para decirle lo que sentía. Por su mente solo podía pensar en un “te amo” que su boca jamás pudo articular.

En aquellos pocos minutos se le pasó toda su niñez delante sus ojos, el como se conocieron, los buenos amigos que eran, los juegos infantiles, las risas, sus padres, inclusive su mascota, ya nada sería así, la última imagen que tendría de él sería herido sobre el suelo con un par de idiotas que se creían dueños de ella apuntándolos, vaya forma de morir. Sintió los disparos y cerró sus ojos petrificada, su estómago se había apretado más que nunca y apenas podía respirar y apenas se había dado cuenta que aún tenía alguien detrás, pero no le importaba, ya nada le importaba. ¿Eso era lo que se sentía morir? No había sentido absolutamente nada, ni un dolor en su cuerpo, ni sangre correr ¿qué estaba pasando?. Abrió los ojos al escuchar que alguien caía tras ella y vio a otro hombre que jamás había visto antes, guardó silencio y observó como se acercaban a Nate ¿Querían dañarlo también? ¿Quiénes eran? Solo había sangre por todas partes y ella ya no entendía nada de lo que sucedía, se sentía incapaz de caminar, de hablar y ni siquiera sabía como no se había muerto ya por dejar de respirar. Entreabrió los labios con intención de preguntar qué harían con su amigo pero su voz simplemente no salió.

Solo observó como se le acercaban nuevamente y le ofrecían un pañuelo ¿Acaso eso quitaría todo el mal gusto, toda la sangre? ¿podría acaso limpiar su memoria?. Bajó su mirada y tomó el pañuelo de forma automática sin siquiera agradecer el gesto. Escuchó cada palabra con atención y llamó su atención la voz tan melodiosa que éste tenía, su condición era obvia y sabía perfectamente reconocer a los vampiros ¿Ahora serían ellos los asesinos?. La palabra “Novio” retumbó en su cabeza y suspiró intentando evitar las lágrimas pero no lo logró, asintió luego de sus palabras y comenzó a caminar con pasos inseguros, sentía que su cuerpo en cualquier momento le fallaría dejándola inmóvil, pero si algo no iba a permitir sería perder nuevamente a Nate así que caminó lo mejor que pudo sin hacer ninguna pregunta, solo esperaba que la llevaran al mismo lugar que él, si la iban a matar que fuera junto a él…nada más pedía.

por Invitado Miér Ene 04, 2012 4:31 pm

Nunca imagino que terminaría de aquella forma, se vio decepcionado de sí mismo y pidiendo quizá a que algún milagro salvara a Ann. No supo si sus plegarias fueron escuchadas pero algo tuvo que mover una mano invisible para que los captores de la mujer que amaba se vieran asesinados en cuestión de minutos sino de segundos. El, que estaba tendido en el suelo con ambas manos haciendo presión sobre la herida, no alcanzo a ver casi nada ya que los movimientos de los recién llegados no se sintieron. Lo que quedaba de sus sentidos le hicieron darse cuenta que se trataba unos tres vampiros aproximadamente y al principio no supo si eso era bueno o malo. No entendía que hacían aquellos inmortales allí y era obvio que no estaban de paso ya que, por lo que había oído de ellos, ocultaban muy bien sus presencias ante los mortales y otras razas.

Inmediatamente se preocupo por Ann, cuando la vio viva ya libre del peligro que habían representado aquellos hombres, se sintió tan tranquilo que si no hubieran estado los vampiros habría dado el último aliento pero ella se veía preocupada por él y la vio acercarse sin perderla ni un momento de vida, si tan solo pudiera tocarla y pronunciar su nombre, decirle cuanto significaba para él. Esto no fue posible, fueron separados por los vampiros quienes, después de haber acabado fácilmente con los matones, centraron su atención en él y en Ann. Uno que pareció ser el líder ordenó a otro a que se quedara a su cargo y, un hombre fornido con fuerza sobrehumana, le levanto sin ningún esfuerzo provocándole tanto dolor en la herida que se quejo con un gemido ahogado. Apretando los dientes y tratando de enfocar permanentemente a Ann fue que lo subieron a un caballo. Cuando su jinete emprendió la marcha con el trato de lanzarse del caballo pero las fuerzas le abandonaban cada vez más, el jinete lo sujeto con fuerza para que no cayera y poco a poco sus ojos fueron cediendo a la debilidad hasta cerrarse.

En sus o quizá delirios por su estado, solo veía a Ann y trataba de alcanzarla sin tener éxito. Se desesperaba en cada intento pero haciendo todo y dando su esfuerzo siempre se encontraba fuera de su alcance. Apenas una noche había vuelto a tenerla en su vida, apenas unas horas, unas palabras que les recordaron su pasado y un beso invisible que él no se atrevió a darle por temor de lo que sentía por aquella mujer que una vez fue su mejor amiga de la infancia. Finalmente cayó en la oscuridad, la luz de toda conciencia se le perdió y con ella desapareció el rostro de Ann y todo pensamiento que girara en torno a ella. Lo único que quería era descansar, dejarse ir, dejar de sentir el peso de su cuerpo y quedar suspendido en el vacio pero su despertar fue violento. Supuso que se había desmayado en el trayecto y no recordaba nada de cómo había llegado a donde estaba pero poco le importaba porque sintió el dolor en su carne y eso le hizo reaccionar violentamente.

Una pinza acababa de retirar la bala y la sangre emanaba como dada de ofrenda a los vampiros pero ya no estaba delante de los que le habían encontrado sino de otros que parecían más mortales que sus salvadores-captores aunque no lo eran tanto así, eran brujos. Estos trataron de controlarlo pero el solo preguntaba por Ann, donde estaba ella y como podría el salir de allí. Buscaba ventanas por donde escapar, puertas y toda ruta pero solo encontró una entrada y lo suficientemente bien custodiada para que se atreviera a retar a su suerte. Una mujer le dijo que se recostara y luego le hizo aspirar una especie de hierba que lo dejo sedado. Sintió como terminaban de curarle y como el dolor iba cesando poco a poco. Trataba de aclarar su mente, de hacer encajar las fichas pero no encontraba respuesta alguna. Todo volvió a nublarse y quedo profundamente dormido tratando de alcanzar en sus sueños a Ann.

Nathan no sabía que esos vampiros habían ido por él y mucho menos sabia la razón. Tiempo más tarde les agradecería por haber intervenido en un conflicto en el que en ese momento no hubiera podido resultar vencedor de ninguna forma. Era un cambiaformas que no aprendió nunca a usar sus habilidades bajo sus formas animales, a menudo se divertía cazando bajo esa forma pero enfrentando a otros era básicamente un novato. Aquel día no pudo defenderse ni él ni mucho menos defender a Ann, este hecho lo tenía impreso en la memoria y cuando despertara seria uno de sus principales recursos para trabajar y ser ms fuerte. Haría lo que fuera por volver a verla y por cumplir su promesa pues no volvería a dejarla sola jamás, aunque la vida se le fuera en ello.

por Invitado Dom Ene 08, 2012 3:37 pm

Todo muy conmovedor, como en aquellos romances que se representaban en teatros, lastimosamente no tenía tiempo para ello. Mi trabajo es sencillo, voy por los intereses de La Camarilla y los conduzco a su destino, sea este un lugar o sea este la muerte. En el caso del chico cambiaformas era fácil de entender, su sangre estaba comprometida desde hace generaciones mediante el acuerdo que sus antepasados habían firmado con nosotros. Muy desafortunadamente fue encontrar que nuestro interés estaba a punto de fallecer. Todo aquel que se interpone en mi camino es liquidado, los mortales estaban en medio de mi persona y el objetivo por lo que tuvieron que ser sacrificados. El ganado no es un problema a menos que sean cazadores entrenados, en ese caso ofrecen unos minutos más de entretenimiento, en este caso no duraron ni un ciclo respiratorio.

La misión pudo darse por cumplida cuando ordene que se llevaran al muchacho, estaría completamente finalizada cuando este estuviera en mis dominios. Lo hubiera llevado yo mismo y ordenado a uno de mis guardias que asesinara e incinerara a aquella chica que no dejaba de llorar pero estaba claro que si no hubiera meditado en el asunto aquellos minutos hubiera tenido un gran contratiempo en el futuro. El cambiaformas parecía sentir un gran afecto por la chica y por ello no podía matarla, no precisamente porque me interesara un franco su absurdo sentimentalismo, sino que no me serviría su ánimo depresivo si ella moría y necesitaba a alguien que tuviera porque luchar para que su entrenamiento resultara beneficioso en el futuro para La Camarilla. Por esto es que me acerco a ella, le ofrezco un pañuelo y le pido que me acompañe.

Dejamos atrás la cabaña que se reduciría a cenizas al igual que toda la vida que hubieran conocido hasta el presente. Tuve que esperar hasta que se calmara antes de poder hablar. Ella parecía que iba a desfallecer en cualquier momento por lo que no me extendería a más de lo esencial. Me serví de la manipular sus emociones para que ella estuviera medianamente lucida para lo que le diría porque de que ella supiera cómo llevar si vida en base a lo que le dijera dependía prácticamente su futuro, si es que quería tener uno. No le encontré la presencia de una dama de clase alta así que asumí que se trataba de alguien de la misma clase que nuestra reciente adquisición a las filas de los guardias.

“Escuche señorita, comprendo que acaba de pasar por un fuerte trauma pero debe tratar de tranquilizarse. No le haré ningún daño, su seguridad no será un problema en adelante, dele gracias a su novio. Irá conmigo a Paris y se hospedara en el hotel por ahora hasta que le encuentre una morada privada a lo que no creo que tarde demasiado. Estará protegida las veinticuatro horas y aparentara ser una dama que visita la ciudad. ¿Por qué? Se preguntara, la respuesta, porque debe hacerlo de la forma en que se lo digo para evitar futuros encuentros como el que tuvo esta noche. No se le permite contactar a nadie de su pasado, olvídelo, bórrelo, invente un nuevo inicio, como usted prefiera llamarlo. Quién soy, en su momento lo sabrá, ahora solo debe confiar en mí. Si verá de nuevo a su amigo, si, lo verá dentro de unos meses y se le permitirá escribirle, yo mismo le transmitiré sus misivas. Aparte de lo que ya he dicho no quiero preguntas ni dudas al respecto, considérese afortunada porque se ha ganado su vida.”

La caminata finalizo, me paré en seco y me puse frente a ella aguardando su respuesta como si me importara aunque la decisión ya estaba tomada. Por las buenas accedería y por las malas me la llevaría de todas formas y la mantendría en custodia hasta que el cambiaformas terminara su entrenamiento después de sanar. Acerco el caballo y miró por unos segundos hacia la casa que el fuego consume rápidamente. Mi guardia se quedara allí hasta que se reduzca a cenizas y que no quede ninguna prueba. Los animales del interior han escapado en todas las direcciones pero no importa ya que los aledaños los reclamaran como suyos al verlos en sus tierras. Solo los humanos podían dar un testimonio de lo ocurrido y todos los presentes ya estaban muertos con la excepción de aquella joven.

“Suba al caballo, en el camino me contara cual su nombre y profesión para que pueda buscarle una fachada perfecta al momento de llegar al hotel.”

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En aprietos con el pasado

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