AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
2 participantes
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No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
No se porque insistes en que te vea
*Repitio las palabras de una de las compañeras de Xedel, cierto, ese hombre no tenia ni el menor interés en verle y xedel no tenia interés en ser visto pero porque no algo de diversion prohibida, no todo era sexo pero si conocer al hombre que regentaba ese sitio, el burdel donde habia estado viviendo desde que se habia mudado. Le gustaba paris, los hombres y mujeres prohibidos eran bastante adinerados, los esposos que engañaban a sus mujeres con los ahorros que tenian solian gastarse todo en una noche sin necesidad de mediar palabra o rogarles solo con una sonrisa te dejaba una bolsa llena de francos para que le hicieras todo lo que quisiera, las mujeres que venian por primera vez solian ser mas temblorosas se enamoraban simplemente de los cortesanos y por eso venian todos los dias aunque habia y habia, no se podia juzgar demasiado.
Solo habia visto a ese hombre una vez y ya le habia gustado, si, porque no hablar del sexo como algo natural...le habria gustado que fuera su cliente. Una noche estaba sentado en la barra atendiendo a varios primerizos que querian conocer detalles obscenos de si se tiraba tambien a hombres y que hacia, claro que respondia con el tipico “porque en vez de decirlo, no te lo enseño” hasta que un hombre cautivo su mirada, si, era suficientemente prepotente como ser su rival, se veia simplemente...¿como decirlo? Con un aire jodidamente viciado a su alrededor que aun cuando te asfixiaras a su lado era imposible no permitirte estar con él, te gustaba, buscabas mas aire e ibas a buscarl de nuevo saciandote en un fuego que no tenia ni principio ni final, no sabias como habia empezado pero ni siquiera te importaba, era la ley de la pasion ¿ley? Como hablar asi de alguien que ni siquiera le habia hablado, ni siquiera le habia mirado y que por el momento ni conocia que se llevaba un poco mas de sus clientes, pero eso seguramente lo harian casi todos los alli presentes.
Se quedo con las manos en los bolsillos mirando la puerta que habia seguido, recordo de nuevo a ese hombre, tambien que xedel solia conseguir todo lo que queria aunque fuera con ago de esfuerzo, era mejor asi, era mejor el ganarse las cosas para que estas fuesen mas divertidas pues si aquel hombre le hubiera sonreido o coqueteado de primeras seguramente no tendría tanto deseo por el como lo tenia ahora. Tenia muchas visitas, mucha gente, demasiada que atender pero por uno mas no seria incoveniente ¿Excusa? Algo como la donacion de dinero no, eso seria algo patético asi pues solo seria el mismo*
¿Se puede?
*Repitio las palabras de una de las compañeras de Xedel, cierto, ese hombre no tenia ni el menor interés en verle y xedel no tenia interés en ser visto pero porque no algo de diversion prohibida, no todo era sexo pero si conocer al hombre que regentaba ese sitio, el burdel donde habia estado viviendo desde que se habia mudado. Le gustaba paris, los hombres y mujeres prohibidos eran bastante adinerados, los esposos que engañaban a sus mujeres con los ahorros que tenian solian gastarse todo en una noche sin necesidad de mediar palabra o rogarles solo con una sonrisa te dejaba una bolsa llena de francos para que le hicieras todo lo que quisiera, las mujeres que venian por primera vez solian ser mas temblorosas se enamoraban simplemente de los cortesanos y por eso venian todos los dias aunque habia y habia, no se podia juzgar demasiado.
Solo habia visto a ese hombre una vez y ya le habia gustado, si, porque no hablar del sexo como algo natural...le habria gustado que fuera su cliente. Una noche estaba sentado en la barra atendiendo a varios primerizos que querian conocer detalles obscenos de si se tiraba tambien a hombres y que hacia, claro que respondia con el tipico “porque en vez de decirlo, no te lo enseño” hasta que un hombre cautivo su mirada, si, era suficientemente prepotente como ser su rival, se veia simplemente...¿como decirlo? Con un aire jodidamente viciado a su alrededor que aun cuando te asfixiaras a su lado era imposible no permitirte estar con él, te gustaba, buscabas mas aire e ibas a buscarl de nuevo saciandote en un fuego que no tenia ni principio ni final, no sabias como habia empezado pero ni siquiera te importaba, era la ley de la pasion ¿ley? Como hablar asi de alguien que ni siquiera le habia hablado, ni siquiera le habia mirado y que por el momento ni conocia que se llevaba un poco mas de sus clientes, pero eso seguramente lo harian casi todos los alli presentes.
Se quedo con las manos en los bolsillos mirando la puerta que habia seguido, recordo de nuevo a ese hombre, tambien que xedel solia conseguir todo lo que queria aunque fuera con ago de esfuerzo, era mejor asi, era mejor el ganarse las cosas para que estas fuesen mas divertidas pues si aquel hombre le hubiera sonreido o coqueteado de primeras seguramente no tendría tanto deseo por el como lo tenia ahora. Tenia muchas visitas, mucha gente, demasiada que atender pero por uno mas no seria incoveniente ¿Excusa? Algo como la donacion de dinero no, eso seria algo patético asi pues solo seria el mismo*
¿Se puede?
Xedel- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2011
Re: No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
Solamente, piensa en una cosa. ¿A que huele la nieve cuando se funde en tus propias manos? Una jaqueca fría invade tu mente dejándote en blanco, sin poder pensar en nada, a lo que consiguen ruidos extraños infiltrarse dentro de ti, para que después se guarden en un rincón, el cual sale a la luz cuando menos te lo esperas. Cuerdas que tiran de otro extremo al que estas atado de por vida, sin poder enterrar alguno de los cinco sentidos haciendo muestra de ellos al mundo, sin poder hacer nada. Un cuadro de piel de rosa oscuro adornaba las paredes del despacho en el que me encontraba, mirando a la nada sin saber qué hacer. Me levante para salir un rato a los pasillos cubiertos por pieles humanas junto con otras distintas, risas, miradas y más pies yendo de un lado a otro. Abajo, el burdel, arriba el mando, es decir yo mismo. No puedo quejarme al fin y al cabo. Tener el mando era bueno, me ocupaba de las chicas que estaban a mi cargo, pero eran ya de por si algo mayorcitas para que anduviera tras de ellas. Aunque lo mismo pensaba sobre el toque masculino que iba expandiéndose sobre este lugar del placer. Bufe aburrido, hace poco tuve diversiones varias, pero nada que durase por mucho tiempo. Suspire cansado y con paso lento mis pies se movían con lentitud por el lugar, esquivando de nuevo a todos, a cada uno de los presentes, quizás dentro de mi despacho que era donde tenía que estar, no aquí.
Aquí nadie me echaba en falta, excepto en cualquier otro lugar, posiblemente alguien si, o no se acordaba de mi. Meses, abrí la puerta del despacho, semanas sin verla, cerré la puerta de un solo portazo, días y no paraba de pensar en esa noche que paso en los campos de Sakura. Tranquilidad y silencio eran los acompañantes que más se adecuaban a mí, el ruido era un bufón que estrepitaba de noche y de día, no tenía cabida en este mundo, no en el mío. Sentado fue a para mi cuerpo, dejándolo reposar en el sillón aterciopelado berenjena y mi espalda se recostó, respirando tranquilamente miraba hacia la pintura en oleo que retrataba el rostro de aquella mujer que solo reina aun mi corazón. Sonrisa y una seriedad se mostro en mi rostro al escuchar que alguien osaba romper la tranquilidad de la que gozaba a solas. No me dio tiempo a nada, el muchacho de unos cabellos oscuros ya asomaba su cabeza por la puerta abierta, su cuerpo con la camisa entreabierta y unos pantalones sujetos con un cinturón bastante deshilachado. Seriedad le ofrecía, nada más, no era de mi agrado y había interrumpido un momento especial, pero pobre muchacho ¿Algún aumento de sueldo quizás? Quién sabe, pues lo único que podían esperar de mi, era solamente que tuvieran mucha suerte de sacarme una sonrisa. “Se puede”.
-Prueba a ver...si te atreves-Exacto este trato tendría la gente de mi, solamente no iba a ser de otro modo, no tenía ganas de sentir cariño o cualquier otra cosa que ablandara el corazón. Aquellos sentimientos blandos no eran mi estilo, pero a pesar de que yo era siempre así, el muchacho al parecer, andaba nervioso cosa que yo no iba a hacer mucho. Suspire algo cansado, ni una palabra del muchacho, eso es bastante desesperante, frustrante. Abrí y cerré de golpe el cajón del escritorio-Habla... Dialoga, que algo aprenderás chaval-Aprendería a mantener respeto por el espacio ajeno si no se comportaba.
Aquí nadie me echaba en falta, excepto en cualquier otro lugar, posiblemente alguien si, o no se acordaba de mi. Meses, abrí la puerta del despacho, semanas sin verla, cerré la puerta de un solo portazo, días y no paraba de pensar en esa noche que paso en los campos de Sakura. Tranquilidad y silencio eran los acompañantes que más se adecuaban a mí, el ruido era un bufón que estrepitaba de noche y de día, no tenía cabida en este mundo, no en el mío. Sentado fue a para mi cuerpo, dejándolo reposar en el sillón aterciopelado berenjena y mi espalda se recostó, respirando tranquilamente miraba hacia la pintura en oleo que retrataba el rostro de aquella mujer que solo reina aun mi corazón. Sonrisa y una seriedad se mostro en mi rostro al escuchar que alguien osaba romper la tranquilidad de la que gozaba a solas. No me dio tiempo a nada, el muchacho de unos cabellos oscuros ya asomaba su cabeza por la puerta abierta, su cuerpo con la camisa entreabierta y unos pantalones sujetos con un cinturón bastante deshilachado. Seriedad le ofrecía, nada más, no era de mi agrado y había interrumpido un momento especial, pero pobre muchacho ¿Algún aumento de sueldo quizás? Quién sabe, pues lo único que podían esperar de mi, era solamente que tuvieran mucha suerte de sacarme una sonrisa. “Se puede”.
-Prueba a ver...si te atreves-Exacto este trato tendría la gente de mi, solamente no iba a ser de otro modo, no tenía ganas de sentir cariño o cualquier otra cosa que ablandara el corazón. Aquellos sentimientos blandos no eran mi estilo, pero a pesar de que yo era siempre así, el muchacho al parecer, andaba nervioso cosa que yo no iba a hacer mucho. Suspire algo cansado, ni una palabra del muchacho, eso es bastante desesperante, frustrante. Abrí y cerré de golpe el cajón del escritorio-Habla... Dialoga, que algo aprenderás chaval-Aprendería a mantener respeto por el espacio ajeno si no se comportaba.
Irvine Sutharlan- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 15/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
*Cuando entró un aroma gracioso vino a su nariz, era el aroma del ser más curioso...hacia tiempo que no lo olía, solo solía aparecer cuando estaba realmente interesado en algo o en alguien aunque no fuera sexualmente pues no todo en la vida era sexo (si, aunque a el mismo le costase afirmarlo no le interesaba solo el sexo). Lo había sentido una vez estando en un almacén al que le habían invitado a pasar la noche, en una casa el día de los difuntos que se suponía estaba encantada y muchas veces más pero en Paris despues de una temporada lo habia dejado de sentir, se fué, se marchitó hasta que después trás varios meses conoció a ese hombre de rostro misterioso lo había confundido con un cliente hasta que le dijeron que era nada más y nada menos que el más importante de ese sitio, no, no le quería precisamente para llevarselo a la cama sino como un gato curioso para conocerlo ¿le hecharia a patadas? seria una experiencia interesante tener el culo marcado solo por curiosidad pero al menos habría conseguido su objetivo. Había otro aroma, el de hastío, molestia...¿debia de volver mas tarde?.
Su caracter de rico le decía que debia de atenderle ahora pero su caracter de cortesano le indicaba que debia de respetar su posicion pues ahora no estaba en su pais y mucho menos estaba donde la gente le respetaba, su puesto de ejecutivo mirando numeros llevando al contabilidad de su padre se habia acabado, ahora no habia más contabilidad que la de ahorrar hasta que le saliera dinero por el trasero entonces se jubilaria con tanto dinero que podría permitirse hasta mil idioteces, idioteces que era mejor gastarlas en vida porque no pensaba dejar a nadie el dinero. Suspiró cuando entró, ese "calido" recibimiento le sacó una sonrisa de costado, que fué rapidamente escondida pues solo perduró cuando le dió la espalda al hombre para cerrar la puerta, ¿Calma? quien se esperaria que en un burdel existiera de ello...era demasiado extraño que la hubiera pues parecia desertar en otros lugares lejos de los gemidos de los putos y las putas*
Si aun no he entrado no veo posible como hacerle partícipe de mi reclamación ¿no?
*Lejos de amilanarse cuando cerró el cajón escondió las manos en los pantalones vaqueros, no eran apretados como la mayoría, se conformaban conque resaltaran la figura de sus piernas nada más además tenia un insano hobbie de introducirse las manos en los bolsillos, era peor que el tabaco, para él siempre debia de haber algún bolsillo en su ropa porque asi se calmaba aunque pareciese extraño. No se sentó sino que permaneció de pie, ¿que venia primero? una inclinación después decir su nombre algo de sorna, de complicación una historia que diera pena. Optó por lo más sencillo,ir al grano*
Quería conocerle. Usted no a mi eso se ve claro, pero no interrumpiré su calma tomelo como una jodida entrevista que un cabrón como yo le está haciendo.
*Sonrió como si no hubiera dicho nada, como un inocente sonreiría despues de haber perpetrado algún crimen o haber dicho una idiotez, esa sonrisa que los adultos solían interpretar de varios modos pero que solo era "se que he molestado, pero da igual ya que estoy aqui espero que no me ignores" o algo asi por el estilo. Sacó solo una mano del bolsillo, alisando su camisa o lo que parecia ser su camisa y despues volvio a dejar pasar la mano por la calidez del bolsillo, miró a los ojos a ese hombre...era mas joven de lo que parecia, su rostro era serio, le gustaba, le mandaría a la mierda seguramente ya que el rostro serio del contrario parecia estar contando suficiente para hecharle, era lo mejor... la paciencia que acumulaba impaciencia*
¿Quereis que aprenda de vos? dialogar, resulta una muy buena acción que desearía hacer pero estais a tiempo para hecharme a patadas.
Su caracter de rico le decía que debia de atenderle ahora pero su caracter de cortesano le indicaba que debia de respetar su posicion pues ahora no estaba en su pais y mucho menos estaba donde la gente le respetaba, su puesto de ejecutivo mirando numeros llevando al contabilidad de su padre se habia acabado, ahora no habia más contabilidad que la de ahorrar hasta que le saliera dinero por el trasero entonces se jubilaria con tanto dinero que podría permitirse hasta mil idioteces, idioteces que era mejor gastarlas en vida porque no pensaba dejar a nadie el dinero. Suspiró cuando entró, ese "calido" recibimiento le sacó una sonrisa de costado, que fué rapidamente escondida pues solo perduró cuando le dió la espalda al hombre para cerrar la puerta, ¿Calma? quien se esperaria que en un burdel existiera de ello...era demasiado extraño que la hubiera pues parecia desertar en otros lugares lejos de los gemidos de los putos y las putas*
Si aun no he entrado no veo posible como hacerle partícipe de mi reclamación ¿no?
*Lejos de amilanarse cuando cerró el cajón escondió las manos en los pantalones vaqueros, no eran apretados como la mayoría, se conformaban conque resaltaran la figura de sus piernas nada más además tenia un insano hobbie de introducirse las manos en los bolsillos, era peor que el tabaco, para él siempre debia de haber algún bolsillo en su ropa porque asi se calmaba aunque pareciese extraño. No se sentó sino que permaneció de pie, ¿que venia primero? una inclinación después decir su nombre algo de sorna, de complicación una historia que diera pena. Optó por lo más sencillo,ir al grano*
Quería conocerle. Usted no a mi eso se ve claro, pero no interrumpiré su calma tomelo como una jodida entrevista que un cabrón como yo le está haciendo.
*Sonrió como si no hubiera dicho nada, como un inocente sonreiría despues de haber perpetrado algún crimen o haber dicho una idiotez, esa sonrisa que los adultos solían interpretar de varios modos pero que solo era "se que he molestado, pero da igual ya que estoy aqui espero que no me ignores" o algo asi por el estilo. Sacó solo una mano del bolsillo, alisando su camisa o lo que parecia ser su camisa y despues volvio a dejar pasar la mano por la calidez del bolsillo, miró a los ojos a ese hombre...era mas joven de lo que parecia, su rostro era serio, le gustaba, le mandaría a la mierda seguramente ya que el rostro serio del contrario parecia estar contando suficiente para hecharle, era lo mejor... la paciencia que acumulaba impaciencia*
¿Quereis que aprenda de vos? dialogar, resulta una muy buena acción que desearía hacer pero estais a tiempo para hecharme a patadas.
Xedel- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2011
Re: No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
Menos mal que llevaba aún la ropa encima, con las miradas que me echaba aquel muchacho parecía querer desnudarme poco a poco, con suaves roces ajustándome a lo mas alto de la impaciencia, pero suspirar y relajar eran mi fuerte. Le miraba desde el sillón detrás del escritorio, estaba sentado observando al muchacho que estaba delante mía, movía las manos dentro y fuera de sus bolsillos, sacaba una mano para colocarse la camisa, algo sin importancia y volvía a meter la mano de nuevo. Al parecer, sentía alguna protección cuando se metía las manos en los bolsillos, como si se escondiera de algo-Metes y sacas las manos de los bolsillos, no es que sea algo que me importe-me encogí de hombros para enfatizar la poca precaución de ello-pero espero que no te escondas de algo, como si al meter las manos en los bolsillos fuese una equivalencia del débil resguardándose en la cueva para sentirse alejado del peligro....-El culo estaba aplastado con el asiento del sillón, flexione las rodillas y me puse de pie para ponerme mas cerca del desconocido que quería "conocerme" y que sin pelos en la lengua me hablaba directamente, eso es, así era la actitud cuando querías que te despidieran-Tranquilo...esta entrevista que un cabrón como tu me está haciendo, puede que salgas con algo nuevo aprendido ¿No sabías que cada día, uno aprende algo nuevo?
Sonreí con sarcasmo y mantuve una corta distancia entre ambos, cerca de sus labios y posar un suave y sugerente beso que duro lo mismo que un suspiro en los labios de alguien, aconsejando con ganas de mas me aleje de su cercanía, lentamente con una sonrisa picara en mis labios. No quería incomodar al muchacho con mi presencia seria, yo también me divertía, o solía hacerlo cuando aún conocía lo que era estar bien con uno mismo. Ahora solamente no creía eso-Puedes sentarte si así gustas..-rasque mi cabellera de nieve revuelta en un tupe desaliñado, lo repeinaba y lo devolvía a su estado desordenado-Siendo que esto podrá durar una franja de tiempo bastante larga...-di la vuelta para mirarle a los ojos-Dime que es aquello que deseas conocer...y posiblemente podamos, quién sabe llegar a una amena charla-El reloj marcaba las doce de la noche mas 30 minutos desde que dieron y cuarto, se acercaba la una de la madrugada y la noche no había echo que comenzar-La una menos cuarto de la noche....Dispara vaquero si eres rápido en este duelo...-Diversión y más diversión....quizás llegaba a ser algo rutinario.
¿Quién podría ser a estas horas de la noche? Cualquier beodo o inútil que querría la misma información que el muchacho que permanecía conmigo en la habitación, en mi despacho. Eche un vistazo al retrato de aquella mujer y supe que no habría problema y en efecto, cuando mire por la mirilla de la puerta de roble, observando como había una pareja naturalmente apoyados en la puerta, jugando entre ambos con lo que venga, yo también quise divertirme un poco, con solo un movimiento ágil, tome el pomo de la puerta entre mi mano y abrí la puerta dejando caer a la pareja sobre el suelo del pasillo y del despacho, suspire sonriendo finalmente victorioso, cuando estos con un cierto rubor en la cara se fueron levantando poco a poco hasta desaparecer entre el barullo de gente del burdel. No pude evitar reírme, recordando aquellas caras tímidas y avergonzadas como huían de mi sonrisa burlona. En cierto modo, la risa siempre era una buena cura para los males de todos los problemas, pero no podía perder el tiempo, no más. Así que volví mi atención sobre el sujeto que aun andaba de pie-Siéntate...no te voy a comer...-hice un gesto feroz, gesticulando un falso mordisco en el aire para despues echarme a reir volviendo detras de mi escritorio.
Sonreí con sarcasmo y mantuve una corta distancia entre ambos, cerca de sus labios y posar un suave y sugerente beso que duro lo mismo que un suspiro en los labios de alguien, aconsejando con ganas de mas me aleje de su cercanía, lentamente con una sonrisa picara en mis labios. No quería incomodar al muchacho con mi presencia seria, yo también me divertía, o solía hacerlo cuando aún conocía lo que era estar bien con uno mismo. Ahora solamente no creía eso-Puedes sentarte si así gustas..-rasque mi cabellera de nieve revuelta en un tupe desaliñado, lo repeinaba y lo devolvía a su estado desordenado-Siendo que esto podrá durar una franja de tiempo bastante larga...-di la vuelta para mirarle a los ojos-Dime que es aquello que deseas conocer...y posiblemente podamos, quién sabe llegar a una amena charla-El reloj marcaba las doce de la noche mas 30 minutos desde que dieron y cuarto, se acercaba la una de la madrugada y la noche no había echo que comenzar-La una menos cuarto de la noche....Dispara vaquero si eres rápido en este duelo...-Diversión y más diversión....quizás llegaba a ser algo rutinario.
"TOC TOC"
¿Quién podría ser a estas horas de la noche? Cualquier beodo o inútil que querría la misma información que el muchacho que permanecía conmigo en la habitación, en mi despacho. Eche un vistazo al retrato de aquella mujer y supe que no habría problema y en efecto, cuando mire por la mirilla de la puerta de roble, observando como había una pareja naturalmente apoyados en la puerta, jugando entre ambos con lo que venga, yo también quise divertirme un poco, con solo un movimiento ágil, tome el pomo de la puerta entre mi mano y abrí la puerta dejando caer a la pareja sobre el suelo del pasillo y del despacho, suspire sonriendo finalmente victorioso, cuando estos con un cierto rubor en la cara se fueron levantando poco a poco hasta desaparecer entre el barullo de gente del burdel. No pude evitar reírme, recordando aquellas caras tímidas y avergonzadas como huían de mi sonrisa burlona. En cierto modo, la risa siempre era una buena cura para los males de todos los problemas, pero no podía perder el tiempo, no más. Así que volví mi atención sobre el sujeto que aun andaba de pie-Siéntate...no te voy a comer...-hice un gesto feroz, gesticulando un falso mordisco en el aire para despues echarme a reir volviendo detras de mi escritorio.
Irvine Sutharlan- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/10/2011
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Re: No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
* Bueno era observador algo era algo, sonrio de costado al pensar o insinuar de que eso le veia como el eslabon debil pero nada más allá de la verdad sino que estaba aburrido o meditando sus palabras un poco más de lo necesario porque a fin de cuentas el jefazo estaba en frente suya y aunque ya era un absurdo peón que trabajaba toda la noche no era alguien pobre, podria permitirse vivir con las piernas juntas siendo un inocente durante mucho tiempo e incluso en su muerte se pudriria de lo rico que sería aunque lo tenia pensado donaria al burdel un 50% de su fortuna, destruiría su mansión para que nadie se ocupara de ella, quemaria todos los muebles o los gastaria en otras cosas, no pensaba que nadie se llevara su dinero como siempre el cerdo egoista que habia en su interior salia a relucir siempre que era necesario no habia sido el hijo de un ricotan poco tiempo como para creer que su caracter iba a cambiar*
Ya he aprendido algo, que es usted muy interesante aunque eso ya lo sabia se ha reafirmado un poco más esa creencia.
*Su cercania no le inmuto, miró sus ojos con interés pero nunca con otra cosa ya que ese hombre que estaba en frente despertaba demasiadas pasiones, las cortesanas muchas veces le miraban como si desearanque el fuera algo mas que inacesible, no le importaba mucho con quien se acostaba solo queria conocerle pero si se llevaba un cacho de él quien sabe lo que pasaría, nada de amor por supuesto, solo sexo porque él vivia para eso... Acomodo los dedos en su flequillo cuando se dio el beso no lo habia respondido porque no le habia dado tiempo, habia sido el beso mas impuramente casto que habia sentido, ademas el estaba divirtiendose por lo que parecia ¿era gracioso parecer serio y después tan desvergonzado? era bipolar o fingía serlo la verdad es que le importaba una mierda. Cuando llamaron a la puerta volteo el rostro tomando asiento como si se encontrara en una de sus dependencias.
Aquella extraña pareja que estaba alli miraron a Irvine como si fuera una vision porque se ruborizaron poniendose en pie con tropiezos incluidos marchandose rapidamente, los miró curioso pero tambien con una sonrisa de costado, los jovenes eran basicamente mas idiotas con el tiempo, espiar o empezar a querer cosas nuevas entraba dentro de los regímenes de esa estupidez*
Si me mordiese creo que seria placentero.
*Se acomodo en un asiento que estaba cerca de la mesa de Irvine cruzando las piernas mientras miraba hacia la mesa, le habia concedido una entrevista, que iba a preguntar ¿cuanto cobraba? porque ya que era el jefe era obvio que se llevaria todos los beneficios incluso más porque el sexo siempre habia sido un buen negocio. Penso silenciosamente con una sonrisa cuando volvio a mirarle fijamente y despues arqueó una de las cejas*
Te voy a invitar a un trago, seguro me diras "vaya porqueria yo puedo tener todos los que quiera" pero me da igual, aun asi el manual de la cortesia me hace que te lo pregunte ¿quieres o no?
*Sus ojos seguian mirandole fijamente sin importante si le incomodaba o no, el siempre habia sido un idiota que gustaba mirar a la gente a los ojos, no se podia esconder lo que se sentia, la diversion, lacuriosidad, la picardia, la lascivia, todo eso era como una mezcla que despertaba los sentidos de cualquiera aunque estuvieran dormidos*
Ya he aprendido algo, que es usted muy interesante aunque eso ya lo sabia se ha reafirmado un poco más esa creencia.
*Su cercania no le inmuto, miró sus ojos con interés pero nunca con otra cosa ya que ese hombre que estaba en frente despertaba demasiadas pasiones, las cortesanas muchas veces le miraban como si desearanque el fuera algo mas que inacesible, no le importaba mucho con quien se acostaba solo queria conocerle pero si se llevaba un cacho de él quien sabe lo que pasaría, nada de amor por supuesto, solo sexo porque él vivia para eso... Acomodo los dedos en su flequillo cuando se dio el beso no lo habia respondido porque no le habia dado tiempo, habia sido el beso mas impuramente casto que habia sentido, ademas el estaba divirtiendose por lo que parecia ¿era gracioso parecer serio y después tan desvergonzado? era bipolar o fingía serlo la verdad es que le importaba una mierda. Cuando llamaron a la puerta volteo el rostro tomando asiento como si se encontrara en una de sus dependencias.
Aquella extraña pareja que estaba alli miraron a Irvine como si fuera una vision porque se ruborizaron poniendose en pie con tropiezos incluidos marchandose rapidamente, los miró curioso pero tambien con una sonrisa de costado, los jovenes eran basicamente mas idiotas con el tiempo, espiar o empezar a querer cosas nuevas entraba dentro de los regímenes de esa estupidez*
Si me mordiese creo que seria placentero.
*Se acomodo en un asiento que estaba cerca de la mesa de Irvine cruzando las piernas mientras miraba hacia la mesa, le habia concedido una entrevista, que iba a preguntar ¿cuanto cobraba? porque ya que era el jefe era obvio que se llevaria todos los beneficios incluso más porque el sexo siempre habia sido un buen negocio. Penso silenciosamente con una sonrisa cuando volvio a mirarle fijamente y despues arqueó una de las cejas*
Te voy a invitar a un trago, seguro me diras "vaya porqueria yo puedo tener todos los que quiera" pero me da igual, aun asi el manual de la cortesia me hace que te lo pregunte ¿quieres o no?
*Sus ojos seguian mirandole fijamente sin importante si le incomodaba o no, el siempre habia sido un idiota que gustaba mirar a la gente a los ojos, no se podia esconder lo que se sentia, la diversion, lacuriosidad, la picardia, la lascivia, todo eso era como una mezcla que despertaba los sentidos de cualquiera aunque estuvieran dormidos*
Xedel- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2011
Re: No creer en nada, solo, ser tu mismo -privado-
Un golpe seco, en un puñetazo que fue directo a un espejo que había encima de un aparador de al lado de una puerta. Mierda, eso era lo que me hacia olvidar de las noches que me pasaba mirando a aquella chica de cabellos largos, la que me incito a quebrantar el protocolo y el muro que nos separaba de los mundos a los que pertenecíamos-Uno doble.... ¡Rápido!-Dije mirando al frente, con el ceño fruncido y con la mano aun hecha un puño, sujetando contra los cristales rotos, presionando cada vez mas y mas, hasta que los deje todos esparcidos por el área del despacho. Diantres, estaba cabreadísimo, la sangre fluía fresca y lenta por mi pálida piel, no me asustaba pues la había visto mil veces tiempo atrás.
No vale la pena entablar una conversación si con una persona que sus sentimientos son como la piedra. No vale la pena luchar por un amor, que en vez de paz es guerra. No vale la pena seguir intentando si uno sabrá lo que hará es lastimar mas. No vale la pena darle vuelta al asunto....si ya que esa persona no es lo que uno se merece. Eso es. No merecía el cariño de nadie. No merecía a nadie en mi vida, nada de amor, nada de sonrisas cálidas por nunca jamás. Todo había terminado aquella noche en la que me fundí con ella por primera vez en la que pude experimentar el amor de verdad, pero al final y ahora veo que no es el verdadero, que no existe. Fui alejando la mano hecha un puño lejos de los cristales, sangraba ¿y qué?
No me iba a morir pues las heridas sanarían enseguida, no tardarían en hacerlo, mire las heridas y empezarían, pero... ¿por qué no...Pasaba nada? Seguía sangrando pero la sanación no aparecía, no actuaba con su cometido. ¿Quizás el habito? La práctica lo era todo, poco llevaba con esta maldición a cuestas en mi espalda, pero no me haría falta maestro pues uno lo es de si mismo, aprendiendo con los errores y levantándose de nuevo para seguir cayendo e intentándolo y así, sin darte cuenta, llegas a ser el mejor, el ser más perfecto de todos.
Demente está quien afirma
haber estado una hora enamorado,
mas no es que el amor así se desvanezca,
sino que, de hecho, en menos tiempo os puede devorar.
¿Quién osará creerme si juro
haber sufrido un año de esta plaga?
¿Quién no se reiría de mí si yo dijera
que vi arder todo un día la pólvora de un frasco?
Si así no fue, ¿qué le sucedió
a mi corazón cuando te vi?
A la alcoba traje un corazón,
pero de ella emergí vacío, desolado.
Si contigo hubiera ido, sé
que a tu corazón el mío le habría enseñado
la compasión.
Pero, ¡ay!, Amor, de una herida lacerante la felicidad
se ha quebrado.
No puedo más. Ya no quería beber de aquella copa que aquel me ofrecía y yo gritando de la rabia le dije que me lo pusiera doble. No le miraba, me disponía a hablar y me senté con la mano aun sangrando en el sillón que acostumbraba sentarme a pensar y a lamentarme de mi vida, pésima y sin éxito alguno-¿Puede cualquier otro pesar deja sitio a otros pesares, y para sí reclamar sólo una parte?-Dije preguntando a alguien que me ayudase con mi conciencia, pero ah, estaba con el desconocido que quería una entrevista. Parecía que nunca iba a ser un día favorable para mí en esta vida ni en la otra. Mire mi mano. Herida, era la representación de mi estado anímico. No quería soles ni rayos de margaritas. La muerte podría ser una buena compañía-Ponle veneno a mi bebida-Dije mirándolo de reojo. No sabía cómo habría visto mi acto de rebeldía, me importaba una mierda, solo me importaba lo que me pasara a mí mismo, pero aun le miraba de reojo, y para colmo un escozor en mi mano comenzó a tensar mi mano. Miré y solo había insignificantes cortes de tonos escarlata contrastando vivamente con la palidez de mi piel.
No vale la pena entablar una conversación si con una persona que sus sentimientos son como la piedra. No vale la pena luchar por un amor, que en vez de paz es guerra. No vale la pena seguir intentando si uno sabrá lo que hará es lastimar mas. No vale la pena darle vuelta al asunto....si ya que esa persona no es lo que uno se merece. Eso es. No merecía el cariño de nadie. No merecía a nadie en mi vida, nada de amor, nada de sonrisas cálidas por nunca jamás. Todo había terminado aquella noche en la que me fundí con ella por primera vez en la que pude experimentar el amor de verdad, pero al final y ahora veo que no es el verdadero, que no existe. Fui alejando la mano hecha un puño lejos de los cristales, sangraba ¿y qué?
No me iba a morir pues las heridas sanarían enseguida, no tardarían en hacerlo, mire las heridas y empezarían, pero... ¿por qué no...Pasaba nada? Seguía sangrando pero la sanación no aparecía, no actuaba con su cometido. ¿Quizás el habito? La práctica lo era todo, poco llevaba con esta maldición a cuestas en mi espalda, pero no me haría falta maestro pues uno lo es de si mismo, aprendiendo con los errores y levantándose de nuevo para seguir cayendo e intentándolo y así, sin darte cuenta, llegas a ser el mejor, el ser más perfecto de todos.
Demente está quien afirma
haber estado una hora enamorado,
mas no es que el amor así se desvanezca,
sino que, de hecho, en menos tiempo os puede devorar.
¿Quién osará creerme si juro
haber sufrido un año de esta plaga?
¿Quién no se reiría de mí si yo dijera
que vi arder todo un día la pólvora de un frasco?
Si así no fue, ¿qué le sucedió
a mi corazón cuando te vi?
A la alcoba traje un corazón,
pero de ella emergí vacío, desolado.
Si contigo hubiera ido, sé
que a tu corazón el mío le habría enseñado
la compasión.
Pero, ¡ay!, Amor, de una herida lacerante la felicidad
se ha quebrado.
No puedo más. Ya no quería beber de aquella copa que aquel me ofrecía y yo gritando de la rabia le dije que me lo pusiera doble. No le miraba, me disponía a hablar y me senté con la mano aun sangrando en el sillón que acostumbraba sentarme a pensar y a lamentarme de mi vida, pésima y sin éxito alguno-¿Puede cualquier otro pesar deja sitio a otros pesares, y para sí reclamar sólo una parte?-Dije preguntando a alguien que me ayudase con mi conciencia, pero ah, estaba con el desconocido que quería una entrevista. Parecía que nunca iba a ser un día favorable para mí en esta vida ni en la otra. Mire mi mano. Herida, era la representación de mi estado anímico. No quería soles ni rayos de margaritas. La muerte podría ser una buena compañía-Ponle veneno a mi bebida-Dije mirándolo de reojo. No sabía cómo habría visto mi acto de rebeldía, me importaba una mierda, solo me importaba lo que me pasara a mí mismo, pero aun le miraba de reojo, y para colmo un escozor en mi mano comenzó a tensar mi mano. Miré y solo había insignificantes cortes de tonos escarlata contrastando vivamente con la palidez de mi piel.
Irvine Sutharlan- Cambiante Clase Alta
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