Rebeldía Fantasmal

por Invitado Dom Nov 27, 2011 7:40 pm

Rebeldía fantasmal

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No sé si fue el terror que me produjo ver mi muerte desarrollarse de nuevo ante mis ojos de muerta, pero aquella noche sin luna en la que mi asesino cobraba otra vícti-ma tomé una decisión…una que cambiaría mi vida de fantasma por toda la eternidad.
Me acuerdo que en mi vida humana, simple y alegre como era, jamás había pen-sado en fantasmas…menos en mi muerte. Para que entiendan el temor que estoy pasan-do en estos momentos…ese terror que trasciende la muerte para situarse muy dentro de mi ser.
Siempre fui una chica rebelde, aquella que se pierde de todas las clases y se cree que podrá sobrepasar a todo el mundo con sólo mostrarte ante todos con un rostro de pocos amigos. Entiendan que… por más que demuestres que te puedes comer el mun-do… el mundo termina comiéndote en un banquete que no tiene fin.
Ese día, el día de mi final, estaba escapándome de la escuela con un joven que apareció como si nada en la entrada. Me sentí totalmente atraída a él y lo seguí…ya saben como rompía las reglas. Corrimos por las calles de la ciudad como si fuéramos dos locos…y creo que es por eso que dos hombres vestidos de blancos nos metieron en una camioneta a la fuerza.
Me sentía confundida, desesperada, comencé a sentirme sin aire, mi corazón palpitaba como si fueran miles tambores repiqueteando a la vez. De repente recibí un empujón tan fuerte que caí a la vereda. Pude sentir como mi sangre brotaba de mi cabe-za, toqué la herida con mi mano y vi el hilo rojo de sangre. Un hombre fornido me aga-rró de los brazos y me metió a una casona que tenía las ventanas cerradas con tablas de madera. La reja de entrada se abrió y entramos. Me tiró como si fuera un objeto inservi-ble, pero lo peor de todo es que me hice la fuerte y recibí una cachetada que más que pasar vergüenza me ardía y mucho. El joven me trajo un vaso con un extraño contenido líquido, era rojo como algunos vinos pero tenía un aroma que se asemejaba al de una alcantarilla, me obligo a tomarla, hice un esfuerzo para no sentir nada pero… ese líqui-do me quemaba. Pronto sentí frío, mi vista se nublo hasta quedar en la completa oscuri-dad, me quemaba todo el cuerpo…¿ Qué había tomado? Pero después me sentí de una forma extraña, libre, liviana y muy placentera. Abrí mis ojos y pude apreciar otra vista, miles de luces de distintos colores me rodeaban, miré mi mano y me sorprendí…estaba totalmente pálida y algo traslúcida.
Peiné con mi mirada nueva la habitación y me sorprendí al verme tirada en el piso, sola, sin nadie que se preocupara por mí. Y fue entonces que caí en la cuenta…ese líquido había sido veneno… estaba muerta…
Me acordé que a la mañana, el noticiero matutino había informado acerca de unos hom-bres que mataban a jovencitas sólo por satisfacción propia. Eran crueles, desalma-dos…sin respeto por la vida.
Desde entonces estuve en los cementerios vagando sin rumbo, perdida entre el, mundo de los vivos y el de los muertos .Hasta ahora.
Estuve escuchando a unas mujeres de entrada edad conversando acerca de unos misteriosos hombres que asesinaban a jóvenes indefensas pero ahora sólo atacaban a jóvenes que eran… especiales. Entonces…fue en ese instante en donde mi muerte vol-vió a ser el único recuerdo de mi vida terrenal…pero ahora podría ayudar a su siguiente víctima.
Caminaba sin caminar, miraba sin mirar, todo el mundo era distinto en los ojos de un fantasma. Lo único que sentía era como aquellas personas, de ojos oscuros, podí-an verme y no se asustaban si yo les sonreía…o comenzaba a cantar esas canciones de Muse que me llegaban cuando viva.
Una joven, de cabellos oscuros como la noche, me miraba sin apartar sus ojos. Sabía que este tipo de personas, necesitaban concentrarse y entrar en su “segunda vi-sión”…algo en ellas me inspiraba confianza era como verme en un espejo. Su hermana, me miraba con asombro, al parecer era la primera fantasma que veía. Detrás de ellas los hombres aparecieron, abrí mi boca pero no salió ni una sola advertencia… uno de los hombres clavó su mirada en mí, y sonrió. Su piel era traslúcida, peor que la mía, un aura oscura lo bordeaba.
El terror me invadió, y por vez primera me sentí indefensa. No puedo explicar como, pero un sentimiento parecido al valor recorrió mi ser… ¿Quién dice que los muertos no sentimos? Me abalancé contra él, la joven vidente y su hermana poseían un extraño resplandor, que seguramente las protegía de maniáticos como él.
Choqué contra él y ser produjo un ruido, como si dos rocas chocaran entre sí. Me sentí triunfal, peligrosa y poderosa.
El hombre desapareció como si sólo hubiera sido un mal sueño, una jugarreta de la imaginación humana y fantasmal, ahora comprendía que no era tan malo estar muerta, porque podría ayudar a más personas como aquellas niñas que jamás se irán de mis pensamientos, fueron el inicio de mi nueva vida.

Continuará...

Aclaración: Éste cuento es uno muy viejo que hice hace un año atrás, como verán mi redacción ha cambiado bastante, pero quería llevarlos por el mundo espiritual que tanto habla Amelhíon en los temas. Espero que les guste.

por Invitado Lun Nov 28, 2011 2:58 pm

Qué guay :O

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