Luella Warran Miller

por **Luella Warran Miller** Dom Dic 04, 2011 10:54 pm

Luella Warran Miller
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Nombre: Luella Warran Miller
Edad: 23 años
Clase y Cargo: Media / Actriz
Orientación Sexual: Heterosexual
Lugar de Origen: París- Francia (aunque sus padres eran Irlandeses

Descripción Física

Luella es una mujer cuya belleza radica en su apariencia inocente. Sus ojos, siempre despiertos y curiosos, tienen una mirada compasiva y, hasta cierto punto, tierna, aunque suele tornarse amenazadora en ciertas ocasiones, además de que heredó la habilidad de seducción de su madre, cosa que prácticamente está en sus ojos; su forma ósea es muy parecida a la de su madre, ovalada, de quijada delicada y pómulos prominentes, su piel, tersa y blanca, es herencia directa de su padre, pues su madre era morena; sus labios son de un apetitoso color rosa, abultados pero pequeños; su cabello castaño oscuro resalta de forma curiosa con su piel blanca, lo que le da un poco más de atractivo, sin embargo, la hace ver también como muchas otras mujeres de la región; su figura es la de una gitana, con la cintura estrecha, pechos grandes y cadera pronunciada. Muchas veces lleva puestos vestidos que dejen al descubierto sus hombros.

Descripción Psicológica

Luella es una mujer como cualquier otra, con virtudes y defectos. Su nana la educó para ser toda una señorita, con los modos y la delicadeza; sabe hablar de forma cortés, sin que se le escape una sola vulgaridad o tono peyorativo. Es muy despierta, observadora y muy curiosa, desde que era niña buscaba las razones de todo, así que suele ser una joven culta, con su conocimiento de libros e historia gracias a que la mayor parte de su tiempo la gastaba valorando las cosas que llegaban a la tienda de antigüedades.
Su tono de voz es uno muy característico, porque no es lo suficientemente chillón (propio de las señoritas) ni muy grave, es una voz melodiosa sin llegar a caer en lo cursi o lo empalagoso.
Su carisma la ha hecho extrovertida, lo cual le facilita, hasta cierto grado, su trabajo como actriz.
Aún con todas las cosas que bien podrían hacerla una señorita, tiene fortaleza, tanto física como mental, debido a su desempeño como cazadora junto con su padre, lo que también le ha dado ciertas habilidades como lo son la prudencia y la astucia.

Historia

Dublín, 4 de Noviembre.
Querido Lord Gustave Warran:

Padre, tiene mucho que no hablamos y realmente no me había importado establecer ningún tipo de contacto contigo desde aquél día que me desterraste de tu hogar; no juzgo tus razones, como la familia que éramos, católicos y con fervor naciente a Dios, era de esperarse que cuando supieras la naturaleza de la mujer a la que amo, gitana, no tuvieras más opción que tirarme a las calles. Aún con todo esto, me he atrevido a mandarte esta misiva para dar noticia de mi matrimonio. Lill es el amor de mi vida y he decidido pasar el resto de ella a su lado sin importar nada. Desconoces mi paradero, no he querido dártelo, sin embargo, quiero que sepas, también, que he decidido partir de aquí, nuestra tan amada tierra de Dublín, para encontrar un hogar estable en París, de donde Lill es oriunda. Quiero suponer -o posiblemente puedo presumir que estoy muy en lo correcto- con que me desheredarás y desconocerás una vez que hallas leído esta carta, y por lo cual tampoco te culpo. Dile a mi madre que su hijo la ama y que no piensa olvidarla; a mis hermanos… puede que no les digas nada, están igual de agresivos que tú.
En cuanto a la Orden de la Estaca Blanca, la cual fundó mi abuelo, ya saben de mi decisión de irme, por lo cual, mis cargos dentro de ella quedan relegados a Wulfric, mi hermano, quien, estoy seguro, hará un papel importante como futuro líder.
No quiero alargar esto más de lo necesario, así que, me despido, querido Padre, esperando que me perdones algún día.

Sinceramente, tu hijo, Bernard Warran.

París, 25 de Enero.
Querida lady Elizabeth Warran:

Madre, no se con qué valor te expones a que mi padre sepa de las numerosas cartas que te he estado mandando de tanto en tanto. Si supiera… traición, madre, traición a la familia. Prometí escribirte solamente cuando la ocasión lo ameritara y creo que esta es una de ellas. Lill ha dado a luz la noche de ayer a una hermosa niña. La llamaremos Luella, como su abuela. Heredó los ojos de Lill, cautivadores y curiosos. Quisiera que la vieras, madre.
Ya me establecí bastante bien en París, tengo un próspero negocio con una tienda de antigüedades, se que para un Warran eso es pasar de su noble cuna a un empleo que lo rebajaría, pero no quiero prosperar en una tierra extranjera dando títulos. Es mejor si salgo adelante por mi mismo que por favores.
En cuanto a mi trabajo como cazador… he tenido mis encargos. Las habilidades no me han fallado en ninguna emboscada así que de ello obtengo otras cosas, como ropa y joyas para mi querida Lill. Desde el parto se encuentra muy enferma y quiero colmarla con regalos para que se le suba el ánimo. Los doctores no me dan muchas esperanzas, pero eso es precisamente lo último de lo que voy a carecer… esperanza y fe.
Me despido, madre. Lill necesita de mis atenciones y Luella igual.

Tu hijo, Bernanrd Warran.

París, 17 de Abril
Estimado Bernard Warran:

Por medio de la presente se le informa del fallecimiento de Lill Warran-Miller. El tratamiento para curar la tuberculosis que ha estado llevando el Dr. Theodore Flaubert no surtió el efecto que se deseaba. El cuerpo será enviado en cuanto el doctor haga lo necesario en cuando al papeleo.
Las más sinceras condolencias por su pérdida.

Átentamente, Isma, asistente del Dr. Flaubert.

Diario de Bernard Warran.
17 de Abril de 18...

Hoy es el aniversario de mi amada Lill. Hace cuatro años que dejó de existir en este mundo y aún siento su presencia en nuestra pequeña Luella. Es una niña muy despierta, curiosa y fuerte. Cuando recuerda a su madre se queda con una mirada inquisitiva que me rompe el corazón, como si esperara que yo le respondiera que regresará… pero eso no va a suceder, no volverá.
Aún así he dejado a la niña con Ilda, su nana, para ir a visitar la tumba de Lill y dejarle margaritas. No quiero que Luella sufra, así que trato de esconderle la pena desahogándome en la soledad del cementerio. Días como estos se me antojan extremadamente tristes pero tengo que conservar la poca cordura que me queda para sacar adelante a mi hija.
Apenas ayer una dama de la nobleza se llevó unas cuantas joyas de la tienda, así que recibí una gran monta de dinero por ellas. Pienso comprarle un vestido a Luella para que luzca más su infantil belleza.
Cada que crece se parece más a Lill. Sus ojos, sólo Dios sabe que esos pequeños ojos color avellana son los de su madre, y toda su cara es ella. Es una pequeña Lill de piel blanca. Algún día llegará a ser muy hermosa. Entonces tendré que cuidarla de los hombres… pero por ahora no.

Diario de Bernard Warran
23 de Enero de 18...

El día de mañana, Luella cumplirá dieciséis años. Habrá una fiesta privada donde se conmemorará que se ha vuelto toda una mujer. Hoy estaba ansiosa por saber su regalo pero no se lo dije, se fue a la cama con una sonrisa enorme. Encargué un vestido rojo, su color favorito y su propio arsenal. Mañana en la noche podrá considerarse una cazadora, tal como se lo prometí. Ha estado entrenando duro con las armas y se ha cortado con ellas unas cuantas veces, pero lo ha tomado como un indicio de que entre más aprenda a manejarlas, menos se lastimará. Es muy astuta, logra despistarme a mi algunas veces, se ha convertido en una maestra de la actuación. Nadie sospecharía de ella, nisiquiera sus abuelos. Es por eso también que he decidido liberarla de mi en ese aspecto, ahora podrá hacer su investigación por su cuenta, por el momento sabe lo básico de cualquier criatura, ya sea Vampiro o Licántropo. Ahora, si quiere saber más, tendrá que asistirse de otras fuentes. Aunque estoy seguro que podrá vérselas por si misma, me preocupa. Es aun joven y ansiosa. Tal vez la siga vigilando por un tiempo.
El negocio sigue bien, las ganancias vienen y yo prospero. Lill me cuida y ve por nosotros.

Diario de Bernard Warran
2 de Noviembre de 18...

Cada vez me vuelvo más viejo, estoy cansado. Luella me cuida, ya es una mujer de veintitrés y se hace cargo de lo que yo ya no podría. La tienda, por ejemplo, se ha quedado a su disposición. Hace encargos, y todo.
Hace poco se presentó un extraño, parecía alemán por sus facciones. Se paseó por la tienda mirando todo lo que tenía al alcance su mirada. En la oscuridad de la noche y por mi visión tan cansada, no pude distinguir a primeras instancias de lo que tenía enfrente, sino hasta que hizo una mueca de asombro cuando encontró un cachibache en un estante. Tenía colmillos. No dije ni hice nada para no asustar a Luella, pero supongo que fui muy indiscreto. Cuando sus ojos me miraron, cerró fuertemente la boca, dejó aquél objeto en el estante y luego se dio la media vuelta. Luella estaba acomodando unos cuantos libros viejos, casi sin ningún valor, cuando ese hombre se acercó a ella. Podía ver que le interesaba mi hija. Le miró la piel de los hombros como un lobo que observa un pedazo de carne cruda. Ya no quiero dejarla salir… no la voy a dejar salir.

Diario de Bernard Warran
7 de Noviembre de 18...

El día de hoy se presentó el vampiro en mi negocio. Le cerré la puerta en las narices alegando que era tarde y que ya no había servicio. Luella, que estaba detrás del aparador, me miró un momento y luego al hombre. “Padre” me dijo “todavía no dan las nueve, puedes atenderlo.” Mi Luella tan inocente. Le dije que no con voz autoritaria, luego volví al vampiro que estaba afuera. “Nunca la tendrás, eso te lo juro” pensé y finalmente cerré con llave.
Su mirada… se que no lo va a dejar así.

París, 16 de Noviembre de 18...

Mi amada Luella.

Hija, querida hija. Esta sea, muy posiblemente, la última noche que visité tu alcoba para darte tu beso de buenas noches. Han acontecido ciertas cosas que han acabado por atentar tu vida y prefiero dar la mía en lugar de que acabes como tu madre, en una muerte joven, tienes mucho que recorrer y muchas cosas por hacer. Hace unas semanas un hombre visitaba nuestra tienda. Era alto y parecía ser de la alta sociedad. Miraba los estantes y tomaba unas cuantas cosas, pero las volvía a dejar en su lugar y nunca compraba nada. Tu captaste su atención, mi querida Luella, no las antigüedades y por lo poco o mucho que ví, me di cuenta que estaba detrás de ti, de tu sangre. Antes que perderte a manos de un vampiro, de una de las criaturas que nosotros cazamos, he preferido enfrentarme a él. Es muy poco probable que vuelva con vida, sin embargo, quiero por lo menos darle un aviso de que no podrá tenerte. Se que te sabes defender, yo mismo te eduqué y eres parte de una tradición de cazadores muy vieja, uno de tus abuelos fundó una orden hace años, de ahí los conocimientos que te he transmitido y cuya fuente nunca pude darte. Es por eso que espero que si llego a perecer en este enfrentamiento, tomes mi sacrificio como una muestra del eterno y gran amor que te tuve. También como un indicio de que no debes fiarte de nadie, de absolutamente nadie, criaturas como él se encuentran en todas las clases sociales y harán lo que sea para saciar su sed.
Tu carrera como actriz apenas despega, sin embargo, se que sacarás de ella un gran provecho. No te dejes caer por mi pérdida, Luella, mejor se fuerte, como tu madre, como tu abuelo.
Te dejo todo lo que tengo, el abogado sabrá darte mi testamento una vez que encuentren mi cuerpo y entreguen para que lo entierres junto con el de tu madre.
Cuídate mucho, Luella.
Te estaré siguiendo aún en la muerte.

Tu padre que siempre te amará.
Bernard Warran

París, 17 de Noviembre de 18...

Estimada Señorita Luella Warran Miller.

Por la presente se le informa que su padre ha fallecido la noche de ayer, asesinado. Las autoridades no saben del culpable, sin embargo, se están haciendo investigaciones para que su muerte no quede impune. El cuerpo se le será entregado en cuanto las autoridades realicen los trámites de defunción -y para los cuales requerimos de su asistencia-.

Nuestro más sentido pésame, queda con usted:

El Departamento de policía.

Diario de Luella
23 de Enero de 18...

Nunca pensé hacer lo que hice hoy. Mi padre murió hace dos meses a manos de un vampiro y nadie supo dar con el culpable. Claro, yo se quién es y tengo pruebas suficientes para corroborarlo, pero eso sería revelar mi identidad como cazadora y prometí a mi padre en mi cumpleaños número dieciséis que no lo haría a menos que fuera estrictamente necesario. Quiero acabar con él, quiero clavarle una estaca en su mandito pecho y terminar con su existencia. Pero no puedo hacerlo sola, después de todo… soy mujer. Mi padre me dijo que nunca me dejara flaquear por mi condición, sin embargo, tengo que afrontar la realidad. Es por eso que decidí establecer contacto con un vampiro que, si no me equivoco, anda tras el mismo hombre que yo. La realidad es que no me importan sus intenciones mientras sepa que puedo contar con él para derrotar a quien mató a mi padre. Lo conocí en el Teatro, se llama Alucard, un hombre entrado en edad, pero no lo suficiente para decir que, físicamente, es viejo. Se ve que tiene experiencia y por lo que investigué, sabe el nombre y ciertos datos del hombre que busco. Mi memoria no basta para encontrarlo, así que requeriré de su ayuda.
Solo espero no estar depositando mi confianza en malas manos…

[size=20]Datos Extra[/b]

- Parece ser una mujer débil que apenas podría defenderse, sin embargo, su delgada figura y el entrenamiento como cazadora la han hecho fuerte.
- Lleva siempre una daga bajo el vestido.
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por **Nigel Quartermane** Lun Dic 05, 2011 6:26 pm

FICHA APROBADA
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