Rocamadour

por **Rocamadour** Miér Ene 18, 2012 12:53 am

Rocamadour

Edad: 27 años (sólo tiene un año siendo licántropo).

Especie: Licántropo.

Tipo, Clase Social o Cargo: Clase alta / Músico.

Orientación Sexual: Bisexual.

Lugar de Origen: Rocamadour, Francia.

Habilidad/Poder: [Sentidos aumentados/Agilidad y reflejos sobrehumanos] + Memoria sobrehumana + Visión compartida y visión remota + Sanación acelerada.

Descripción Física:

Spoiler:

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Descripción Psicológica:

La personalidad de este joven licántropo se puede describir, a grandes rasgos, en dos palabras: manía y melancolía. Ambos son los estadios predominantes en su temperamento y pasa de uno al otro con la misma facilidad que una hoja al viento cambia de dirección.

En su fase maníaca es todo vitalidad y alegría, se mueve incesantemente, practica gustoso con su violoncello, se torna parlanchín, sale de paseo, disfruta de la vida y no encuentra ningún inconveniente en nada (ni siquiera en sus transformaciones o lo que conllevan). Mientras duran estos episodios, saca a relucir su encanto, volviéndose todo un conquistador; se entusiasma fácilmente con cualquier joven hermosa que se muestre amable con él y suele enredarse en situaciones incómodas cuando corteja a varias a la vez.

Cuando algo lo lleva a sumirse en sus etapas de melancolía, pareciera más bien un alma en pena. La energía se le esfuma y prefiere permanecer en su habitación, dando vueltas en su cabeza a las desgracias que lo arrastraron lejos de todo lo que conocía y amaba. Durante esos períodos sombríos también se entrega a la música, pero de un modo distinto: sus interpretaciones suenan llenas de furia y dolor, invistiéndolas de una belleza que sólo las almas atormentadas parecieran apreciar. Se muestra silencioso, reflexivo y hosco; rehúye la compañía y es propenso a envolverse en peleas absurdas sólo para desafiar a la muerte probando sus nuevas habilidades. También en esos momentos llega a embriagarse o experimentar con los efectos del opio, tras lo cual no hace sino sentirse mucho más hundido que antes, volviéndose presa fácil del desencanto. Ocasionalmente también se siente atraído por jóvenes de aspecto andrógino casi siempre igual de inestable que él, desencadenando relaciones tormentosas.

Hay un estado más, subyacente en los otros dos. Se trata del enojo que despertó en él la tragedia de su familia y el hecho de saberse maldito para el resto de su vida; este sentimiento ha engendrado un inmenso deseo de venganza que lo impulsa a buscar al culpable para descargarla, mostrándose irascible y poco tolerante.

Es consciente de sus vaivenes emocionales, por lo que no se ha dejado enganchar en una relación seria.

Historia:

¿Puede una tragedia cambiar el alma de un hombre? Definitivamente, sí. Pero mejor juzguen ustedes mismos.

La vida de Rocamadour también puede dividirse en dos grandes etapas: Antes de la mordida y Después de la mordida.

Antes de la mordida (1773 - 1799)

El hogar y la familia.

El pequeño Etienne nació en 1773, producto del amor entre sus padres. Fue el primer y único hijo de aquella unión, por lo que nunca le fue negado nada. Su padre depositó todas sus esperanzas en él para heredar dignamente el próspero negocio familiar, proveyéndolo con la mejor instrucción y apiicándole la disciplina que a su vez él había recibido de pequeño para convertirse en un "hombre de bien". Asimismo, su madre lo hizo el objeto de sus mimos, cumpliendo el papel de intercesora ante el padre para cumplirle todos sus caprichos. Quizà esa consciencia de la responsabilidad que le esperaba y la constante evasión de ella que su madre le facilitaba, fueron marcando su personalidad. La sola idea de convertirse en hombre y todo lo que ello significaba le parecía abrumadora y conforme fue dejando atràs los días de su infancia, buscaba diversos modos de eludir la realidad. Sin embargo, rara vez hablaba con alguien de sus sentimientos al respecto, los cuales se iban acumulando en su interior como un oscuro huesped que lo llenaba de amargura.

La música.

Cuando apenas tenía 7 años, se dio la ocasión de que su padre les pidiera a su esposa e hijo que lo acompañaran a París. Por supuesto, se trataba de un viaje de negocios, pero él decidió que también les servirí como vacaciones.

En la ciudad asisitieron a numerosos espectáculos que fascinaron al pequeño, pero ninguno de ellos lo cautivó tanto como un concierto de piezas de J.S. Bach . El sonido invadió cada rincón de su cuerpo, haciéndolo vibrar desde el interior. Esa sensación lo impactó tan profundamente, que se empecinó en aprender a tocar un instrumento para poder experimentarlo en carne propia. Eligió el violoncello por sobre otros a causa de una suite que escuchó en la obra esa noche.

Como era de esperarse, sus padres lo complacieron y aún estando en la gran ciudad le consiguieron el instrumento y un tutor adecuado. Al volver a casa comenzó con sus lecciones y desde entonces la música se convirtió en su consuelo en los momentos de turbación y en su modo de expresión más elocuente cuando se encontraba feliz.

Etapa de conflictos.

Al padre de Etienne no sele escapaba la aversión que su hijo sentía hacia sus obligaciones y solía atosigarlo con sermones que sólo conseguían exasperar al joven y hacerle perder -todavía más- el interés en los asuntos monetarios. Se enfrascaban en interminables y violentas discusiones que iban abriendo una irreparable brecha entre ambos. Así, Etienne se distanciaba cada día un poco más del círculo doméstico y sólo permanecía en su hogar por que no se atrevía a tomar su propio camino: estaba demasiado acostumbrado a la vida cómoda de la burguesía y no le interesaba esforzarse para obtener nada. Se podría decir que el muchacho sufría de una severa crisis de rebeldía debida a su inmadurez.

Riquezas y envidia.

A pesar de la falta de apoyo de su hijo, los negocios del señor Yourcenar prosperaban como nunca y ante el constante aumento de trabajo, decidió pedir la ayuda de su propio hermano, Jacques, quien aceptó encantado y se trasladó de inmediato a vivir con los Yourcenar. Las cosas funcionaron bien por esapcio de tres años, pero el nuevo habitante de la casa no podía soportar el hecho de que todo ese dinero fuerar a parar en manos del "chiquillo malcriado", su sobrino.

Cada día se acumulaba el resentimiento en el corazón de Jacques, quien finalmente urdió un plan para que tola fortuna de su hermano fuera suya.

La traición.

El ardid consistió en invitar a la familia a un día de campo y retrasar el regreso lo suficiente para que la noche los sorprendiera en algún sitio despoblado. Una vez ahí, los atacaría un misterioso hombre al que había contratado para hacer el trabajo sucio sin que Jacques sufriera más que el daño necesario para librarlo de cualquier incriminación.

Todo había salido a pedir de boca aquel día en incluso Etienne -en uno de sus períodos de buen humor- accedió a ir al paseo. Jacques fingió perder un hermoso anillo (recuerdo de su padre) y se empeñó en buscarlo para conseguir que el plan saliera tal como había pactado con su cómplice.

Al oscurecer, el carruaje se hallaba cruzando un espeso bosquecillo al que apenas se colaban algunos rayos de la luna llena; cuando de pronto escucharon muy cerca los aterrorizantes aullidos de un loco... o eso creyeron. El ataque fue sorpresivo y contundente: una enorme bestia aniquiló a los padres de Etienne y él mismo fue alcanzado por sus temibles fauces pero por alguna razón la criatura escapó apresuradamente de la escena del crimen, sin detenerse a verificar que todos estuvieran bien muertos.

Para entonces, Jacques se había puesto a salvo, sin imaginar que había un sobreviviente que podría arruinar sus planes.

Después de la mordida (1799 - Momento actual)

Tras los sucesos de la fatídica noche, Etienne no supo cómo escapó del lugar y encontró refugio en una pequeña finca cercana, donde los propietarios lo cuidaron un par de días hasta verlo restablecido. El pobre chico tenía una horrible marca en el costado y sus anfitriones se maravillaban de que no estuviera muerto. Cuando recobró el sentido de manera completa y tuvo suficientes fuerzas, se despidió y agradeció a esas amables personas, prometiéndoles que volvería y pagaría por sus atenciones.

Sus recuerdos estaban borrosos, pero sabía que las cosas habían ido mal, por lo que se apresuró a buscar la manera de regresar a casa y averiguar lo que en realidad había sucedido.

Una historia increíble

Cuando por fin llegó a la mansión Yourcenar, era de noche y la casa parecía vacía. Se coló discretamente y oyó voces provenientes del despacho de su padre. Era su tío Jacques discutiendo con otro hombre sobre nada más y nada menos que el asesinato. Retrocedió furioso y confundido, pero sabedor de que si le descubrían esta vez no podría salvar el pellejo; no obstante, permaneció lo suficientemente cerca para alcanzar algunos retazos de conversación.

Lo que escuchó parecía sacado de un relato de horror. En pocas palabras, el otro sujeto era una especie de criatura que tenía la habilidad de transformarse en lobo y había aprendido a controlar sus acciones durante esos trances. Era un tipo nefasto que vivía de lo que le pagaban por asesinar gente, tal como había hecho con sus padres y -casi- con él. Entendió también que sus cambios eran producto de una misteriosa maldición que se transmitía mediante la mordida. Recordó su herida, pero no creía en esas historias.

Etienne se ocultó; esperó a que eso se retirara de la casa y que Jacques se durmiera para retirar todo el efectivo que pudo de la casa, así como algunas otras pertenencias valiosas y documentos importantes. Tenía que escapar y buscar la forma de hacer justicia.

La búsqueda.

Tal como prometió, volvió a la casa de la familia que lo había salvado y los recompensó por ello; pero también les pidió que lo alojaran durante un tiempo, sin dar más explicaciones. Pensaba cómo hacer para atrapar al canalla de Jacques y hacerle pagar por su crimen.

Nunca se había sentido tan arrepentido por su manera de ser con su padre y los remordimientos lo acosaban día y noche. Se decía que si hubiera mostado interés, si hubiera querido ayudarlo, aquello nunca habría sucedido... y tal vez fuera cierto, pero ya nada podía hacerse.

Cuando volvió a casa, preparado para hacer frente a su tío, se encontró con la noticia de que éste se había marchado tras el funeral de sus padres para realizar los trámites necesarios para poder heredar. Etienne estaba furioso, pero su cabeza funcionaba de manera extrañamente eficaz, por lo que decidió ir en busca de Jacques a donde quiera que este se hubiera largado.

También decidió que debía averiguar lo màs posible sobre la supuesta maldición.

París.

La opción más viable y obvia era París. Los abogados y contadores de su padre tenían sus despachos ahí y Jacques tendría que verlos por fuerza. Para su mala suerte, llegó demasiado tarde y los trámites ya estaban avanzados. No quiso armar alboroto y se fue. Nadie lo reconoció como el hijo del señor Yourcenar y nadie le creería la fantástica historia de su tragedia; sien amabargo, él no estaba decidido a darse por vencido. Vendió todo lo vendible de las cosas que rescató y abrió una cuenta con el efectivo que tenía.

Supo que necesitaría dónde vivir y hallar una manera de subsistir, pues aunque la cantidad que había rescatado era bastante grande, no podría vivir bien con ella durante mucho tiempo. De ese modo, se consiguió un violoncello y buscó trabajo haciendo lo único que había aprendido con gusto: tocar.

Se estableció en París y comenzó a buscar metódicamente a Jacques. Pretende rehacer su vida, pero no cree poder logarlo hasta que consiga vengar la muerte de sus padres y recuperar lo que le fue arrebatado.

Además de la justicia, busca desesperadamente a alguien que le explique qué es lo que le ha sucedido, pues con el paso del tiempo (en la primera luna llena después del ataque) supo que la "maldición" sí era verdad; pero hasta el momento sólo ha encontrado rumores y nada de consuelo.

Para poder permanecer en cierto nivel de anonimato, dejó de usar su verdadero nombre y se hizo llamar simplemente Rocamadour.

Datos extra:

>>>> A pesar de no ser tan rico como antes lo había sido, pudo mantener un nivel decente de vida tras su escape.

>>>> Después de transformarse no recuerda nada de lo que hizo en su forma lupina y por ello decidió encerrarse lo mejor posible durante las noches de luna llena, pero de cualquier modo no sabe con certeza si eso surte efecto.