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por **Yura** Miér Feb 08, 2012 4:50 pm

YURA CHEZEKOV
¿What Do You Want From Me?

Edad
22 Años
Especie
Humano / Cortesano
Tipo, Clase Social o Cargo
Extranjero / Clase Baja
Orientación Sexual
Homosexual... O la que la ocasión amerite
Lugar de Origen
Nizhni Nóvgorod, Rusia

Descripción Física - There is no wings, just...

Spoiler:

¿Qué esperar con un trabajo como ese? Atrás quedaron los días del jovencito escuálido cuyas mejillas se sonrojaban a la más mínima provocación, dando paso al hombre extravagante y desenfadado de un metro ochenta y dos centímetros y figura maciza. Con músculos marcados pero sin llegar a exagerar, rasgo que lo convierte en alguien camaleónico y moldeable según lo requiera la ocasión. Con unos cristalinos ojos que bordean el azul y el gris, contrastando drásticamente con un cabello oscuro, prácticamente negro, que se preocupa de llevar descuidadamente arreglado y en ocasiones algo largo. Y es que a se hizo merecedor del título de narcisista y vanidoso, porque tenía el suficiente mérito para ello, aunque claro, pocas veces se le verá admitirlo. Es normal verle con unos cuantos moretones en su pálida piel, ya que a la hora de trabajar no pone restricción alguna, así que la gente suele aprovecharse de ello para golpearlo de más, pero jamás al borde de dejarle alguna cicatriz permanente, cosa que jamás se perdonaría tener, dado todo el cuidado constante que le da a su a apariencia. Su rasgo más característico, en cualquiera de sus facetas, es una eterna sonrisa que puede pasar de ser tierna a seductora en un abrir y cerrar de ojos.

Descripción Psicológica - Wasn't my fault, Was the circumstances

Un lienzo en blanco, o más bien un espejo. Las circunstancias acabaron transformándolo en una víctima de un mecanismo de defensa que comenzó a volverse una irremediable costumbre, y es que para sobrevivir en un entorno en que no era más que un objeto, un esclavo, aprovechable y prescindible, debió aprender a sacar partido no tan solo de su cuerpo sino que también de su mente, forjando estrategias para cambiar esa condición de que podría ser desechado como si no valiera nada. Debía hacerse de una buena reputación entre las demás mascotas con las que tenía que competir, y aquello no fue relativamente difícil, solo observó los matices de la personalidad de su amo para amoldar su personalidad. Pero contrario a lo que esperaba solo le trajo problemas, porque esa misma fama lo llevó a ser prestado a otras personas, lo que lo llevó a adquirir la habilidad de moldearse a la personalidad de la persona a la que le tenga que agradar. Eso fue solo en su rol como esclavo y mascota, pero terminó volviéndose una mala costumbre, así que incapaz de mostrarle su verdadera personalidad a nadie acabó por olvidarse de quien realmente era, mostrándose siempre extrovertido y seductor. Todo muy lejos del joven jovial, risueño y tierno que solía ser, por lo que en los momentos en que se encuentra en la seguridad de la soledad, tiende a deprimirse y sentirse vacío, incluso en ciertas ocasiones descarga aquello en tibias lágrimas, pero solo si esta seguro de que nadie lo puede ver. Así que si le preguntas quién es, la respuesta es que será quién tú desees que sea. O al menos lo será hasta el día que encuentre a alguien que consiga sacar de su prisión al verdadero Yura.

Historia - A common history, for a not so common guy

Muchas historias llevan las tragedias en la mitad del total de las malogradas páginas, pero desafortunadamente hay otras que desde la primera palabra vaticinan que nada bueno les pasará a los personajes. Fracaso. Es la primera palabra esta obra, grabada en la frente de una mujer ambiciosa con sueños de fama cubierta de plumas y pieles, pero que aun a pesar de todo ello no pudo salvarse del frío invierno ruso. Muchos rumores corrían sobre la forma en que Irina Ivanova había llegado a aquella efímera cúspide en un joven teatro, no tenía escrúpulos, todo estaba en venta con tal de lograr lo que quería, incluso su cuerpo. Pero fue esa misma falta de moral la que provocó su posterior caída, primero fue dándole pequeños papeles casi sin importancia hasta que casi no se le daba trabajo alguno, aun usando esas tretas de seducción, lo único que consiguió fue ir a parar a las sábanas de un destartalado burdel en Nóvgorod y que probablemente uno de esos actores que tiempo atrás se habían encamado con ella y que la siguieron frecuentando la dejara encinta. Aun sin haber nacido siquiera, el pequeño ya estaba relacionado con esas artes a veces denigrantes, al menos hasta que su madre lo dio a luz al invierno siguiente, uno de los más cruentos que había visto aquel pequeño pueblo. La mujer solo lo miró con desprecio y volvió a la faena en cuanto se hubo recuperado, apenas participando en aquellos primeros años del infante llamado Yura, que pasaba más tiempo con la dueña del burdel que con su propia madre, quien le guardaba el resentimiento por socavar su última esperanza, la de encontrar a un hombre bueno e idiota que se casara con ella. Así fue como unos cuantos años después, a finales de un nuevo invierno, un misterioso extranjero revolucionó el burdel con sus excentricidades, llegando incluso a entregarle un saquito de dinero a la dueña del lugar para celebrar el cumpleaños del pequeño en quien venía mostrando un inusitado interés, día en que la ebria y ya demacrada madre recibió un ofrecimiento que no tuvo que pensar ni siquiera un par de segundos.

Vendió a su hijo por el suficiente dinero como para irse por fin de ese burdel e ir en busca de una nueva vida, sin siquiera preguntar por el nombre del sujeto que al día siguiente dejó Nóvgorod con el pequeño en sus brazos. No muy a menudo la gente piensa en el valor de una vida, pero ese ser tenía el suficiente dinero como para ponerles precio a pequeños infantes como si no fueran más que cabezas de ganado. Yura no era el único. Era solo otro más de los niños que fueron criados en esa enorme mansión en Alemania, que parecía ser un mundo aparte del exterior, no habían más adultos que un par de doncellas y criados, los invitados del dueño de casa, y por supuesto él. Todos eran perfectamente criados y adiestrados en diferentes artes y conocimientos, pero siempre recalcándoles lo que eran: Esclavos nacidos para atender los caprichos de su amo. Él en ese entonces inocente joven de quince años, risueño pero que jamás solía desobedecer las órdenes impartidas, convirtiéndose en un ejemplo a seguir para el resto pero al mismo tiempo poniéndolo en la mira de aquel dueño de ese mundo de niños. Nunca pensó que aquello podría ser algo malo, pero esa inocencia le fue arrebatada brutalmente una noche en la habitación del amo. Eso fue lo que acabó por dilapidar su existencia, haciéndole perder toda voluntad y esperanza, formando un vacío en su interior, en quien creía ser. Aquellos amagos de depresión desencantaron al amo, quien dejó de solicitarlo y prestarle atención alguna, pero eso había dejado de importarle, hasta el día en que al encontrarse en lo más bajo le fue lanzado a la servidumbre como diversión, quienes lo ultrajaron y golpearon hasta casi matarlo. Supo entonces que si quería sobrevivir en ese lugar debía volverse indispensable para el amo, debía llamar su atención, y para ello tenía que descubrir sus gustos, sus debilidades y cada uno de sus fetiches. No tardó mucho en recopilar la información necesaria de rumores, historias y noches en que escondido lo seguía por la mansión, tiempo suficiente para tomar el valor para escabullirse en su alcoba y tomar la iniciativa que lo devolvería a su sitial como favorito. Volvía a sentirse vacío y confundido, pero había valido la pena, porque desde ese mismo día siguiente todos los tratos comenzaron a cambiar. Se le dio una habitación propia, ropa, maestros y todos los caprichos que quería, aunque nada de eso fue lo suficiente para hacerlo feliz, era un indicador de que estaba haciendo lo correcto. ¿En qué punto comenzó a disfrutarlo? No era la recompensa, sino el acto en sí, el sentirse con el poder de controlar los deseos del amo. Todo parecía ir bien, pero esa fama de seductor y buen amante, lo llevó a ser traspasado a otros dueños ocasionales, obligándolo a vender el refinado arte de la compañía a mujeres y hombres extraños, a quienes no tenía el tiempo ni oportunidad de seguir para averiguar sus puntos débiles, por lo que comenzó a desarrollar un instinto que le permitía analizar profundamente la personalidad de las personas con apenas gestos, palabras y el contexto.

El asunto ya no se remitía a ser un buen amante en la cama, sino acompañar en el sentido más amplio, ser capaz de recitar y hablar diferentes idiomas, cantar y tocar piezas musicales, pero lo más importante, servir en cada uno de los caprichos de sus amos ocasionales. Golpeó y fue golpeado, abusó y fue abusado, incluso fue amado pero jamás correspondió. Yura solo se mostraba como la persona que el cliente deseaba para satisfacerse, era la pareja perfecta, pero jamás fue él mismo. El verdadero Yura era bien lloraba por las noches cuando por fin estaba solo, era quien se sentía vacío e indefenso luego del acto y quien se volvió adicto a aquellas horas en que se sentía necesitado con su corazón latiendo al son de cada movimiento. Ya no tenía más sueños ni esperanzas, solo hacer bien su trabajo para mantener su lugar en aquella residencia de la perversión. Así fue como de vuelta de un viaje de un par de meses en que fue de préstamo a un barón italiano, el mayordomo de la mansión le comunicó que tenía un nuevo dueño. Pensó que no era más que otro trabajo por el día o tal vez unas semanas, pero se equivocó rotundamente, un muchacho aun menor que él en edad lo había comprado permanentemente. De nuevo había sido vendido, aquello le sorprendió, pero tenía bien asumido su papel de objeto, y lo único que tenía que hacer era volver a acostumbrarse. Jamás volvió a ver ese lugar, ni a su antiguo amo. El nuevo lo llevó a París en cuanto recogió sus cosas, pero lejos de las pocas expectativas de Yura, le pareció casi irreal que el sujeto que se identificó como Andrei Chezhekov lo hubiese adquirido, porque era todo lo contrario a quienes lo solicitaban. ¿Cómo un chico así podría haber tenido los medios para comprarlo? ¿Con qué motivo? Y tal vez más importante ¿Por qué demonios jamás solicitaba sus atenciones? Eso último era lo que más lo sulfuraba, porque no había nada más que supiese o quisiese hacer en la vida, haciéndolo caer prácticamente en la desesperación hasta que tuvo el atrevimiento de pedir su autorización para trabajar en el burdel de vez en cuando. Lugar en que por capricho del azar, pasa varias madrugadas al igual que lo hacía su madre.

Datos Extras - It's better if you know this

[*]A pesar de considerarse a sí mismo un esclavo, esta consciente de estar mejor instruido que muchos de sus amos ocasionales, ya que puede hablar varias lenguas y tocar a la perfección diversos instrumentos musicales.
[*]Aunque tiene dueño permanente, trabaja en el burdel para ayudarle con los gastos de la casa y para intentar comprarse a si mismo el día en que encuentre algo que quiera hacer de verdad.
[*]Tiene un colgante con un par de llaves, las que colecciona, porque le recuerdan su condición
[*]Solía llevar maquillaje negro en los ojos y distintos coloretes en el cuerpo para ocultar los golpes y rasguños que se deja dar cuando trabaja, pero oscurecer sus ojos acabó por volverse una costumbre que le da su toque personal.
[*]Es excelente cocinero y de hecho le encanta bastante comer, no obstante luego de hacerlo se queja porque debe conservar cierta imagen.
Jamás se ha enamorado de nadie, y muy contrario a lo que parece a primera vista, ni siquiera de sí mismo.
[*]Es capaz de amoldarse a la personalidad de cada persona, haciendo casi imposible sacarlo de sus casillas.
Desconoce que de hecho la persona que lo compró a aquel vampiro, Andrei, es su hermano menor.

por Invitado Miér Feb 08, 2012 7:53 pm

Ficha aceptada, bienvenid@ al foro

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