Expediente de Noin

por **Iris M. Der Kláuseen** Mar Mar 06, 2012 1:37 pm

EXPEDIENTE

-Nombre del Personaje: Noin Claude D’Urberville McCulloch
-Edad: 36 años
-Especie: Humano cazador
-Tipo, Clase Social o Cargo: Clase alta
-Orientación Sexual: Heterosexual
-Lugar de Origen: París, Francia
-Descripción Física:

Noin:

-Descripción Psicológica: Dicen que toda acción tiene una repercusión. En caso de Noin, el dicho se cumple en su totalidad. Si en su juventud se trataba de un muchacho muy noble, cortés, educado, aunque bastante caprichoso con las mujeres o el tiempo de ocio que de por si, él no disponía. En sus ojos centelleantes siempre brillaban las ganas de vivir, de explorar y descubrir. Su sonrisa pocas veces se marchitaba y su humor solía mantenerse en un punto de diversión que envidiaba su entorno. Pero tras el acontecimiento que le marcó la vida, Noin jamás volvió a ser aquél muchacho de guiños pícaros y sonrisas traviesas, dando pie al nacimiento de un hombre duro como una piedra en cuanto a sentimientos se refiere, frío y distante, solitario la mayor parte del tiempo aunque lo odie, pues al fin y al cabo, no se soporta ni a si mismo. A penas usa ya el don de la palabra, siendo tan silencioso como sigilosos sus pasos y movimientos, siempre ensimismado, siempre recordando el pasado incapaz de pasar página a lo que pudo ser y no será. A menudo su semblante agrio flaquea y es entonces cuando vemos a un triste y marchito hombre que llora en silencio en el rincón de su dormitorio o bien compone tristes melodías cuyo ritmo siempre es marcado por los susurros que él cree escuchar de su amada. Y la ve, tanto en sueños como estando despierto, Isolda siempre le acompaña allá dónde mira, impidiéndole ver la realidad de que ella no está junto a él. Pero entonces, en los momentos en los que más se odia a sí mismo, Noin se equipa con multitud de armas y sale a la calle o al bosque en busca de seres a los que exterminar, liberando así la presión en su pecho que le pellizca y le susurra que todo fue por su culpa. Que ella está muerta por su culpa. Y es que pese a sus montones de condecoraciones y medallas militares, él no pudo salvarla y los remordimientos y el desconsuelo le perseguirán de por vida como a un pobre diablo.

-Historia: Tras la paz firmada entre su Francia natal y el país vecino, España, Noin concluye así sus labores militares en el campo de batalla tras más de siete años dedicado enteramente al arte de la lucha patriótica, defendiendo así los intereses de la monarquía y del caudillo Napoleón sin que realmente se sintiera feliz arriesgando su vida a cada paso al frente. Tampoco es que buscara sentirse feliz o útil para su pueblo, en realidad, esperaba que alguno de aquellos rostros temerosos y a menudo iracundos de sus enemigos, lograran saciar aquél tormento que para Noin era su vida. Pero no siempre había tenido esa percepción del valor de su vida. De hecho, en su juventud, nuestro protagonista era un ser distinto al que podríamos encontrar hoy. Era un joven vital, alegre, cariñoso, divertido y sobretodo… enamorado. Quizás ese fue su peor error, lo que le llevó a la situación en la que se encuentra hoy. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos, empecemos por el principio…

Hijo único y primogénito del conde D’Urberville y de una dama de clase alta de quién no tiene más recuerdos que los que la niñez le brindó antes de su prematuro fallecimiento, Noin pronto fue educado en las artes militares para servir a su pequeño reino y, como decía su progenitor, para ser un hombre. Y así, entre sonidos metálicos de espadas entrecruzándose, las salpicaduras de sangre, los gruñidos e incluso los gritos de guerra, el muchacho abandonó la adolescencia para sumergirse en el crudo mundo adulto en el que pronto, muy pronto, Noin se hizo eco de la llamada del ejército para combatir contra Inglaterra. Las batallas en tierras extranjeras fueron duras y muchos cuerpos se amontonaban ya a orillas de la playa en la que habían asentado el campamento. No obstante, Noin seguía peleando por ideales y convencimientos, seguro de regresar pronto a casa con los suyos, pensando incluso que su padre le conseguiría la más hermosa de las mujeres de la aldea para casarse con ella. Pero entonces, la suerte le jugó una carta con la que él no contaba; Una flecha aparentemente lanzada de forma torpe se incrustó en su abdomen, hiriéndole sutilmente sin que eso lograra frenar su sed de sangre enemiga. Pero de pronto, el joven guerrero dejó de sentir sus extremidades y poco a poco, su cuerpo abandonó la sensibilidad hasta quedar rígido y sin poder ya ni hablar. Para su suerte, la batalla había acabado. Para su desgracia, sus compañeros le dieron por muerto, depositando su cuerpo en una pequeña y sencilla embarcación individual y hecha de madera que dejaron flotar sin rumbo hasta hundirse en las profundidades del mar. Como único compañero de travesía, Noin disponía de su inseparable espada.

La sorpresa de una muchacha campesina fue mayúscula cuando, mientras recogía unas conchas en la playa, se percató de la presencia de una pequeña barca destrozada y bocabajo, estancada sobre una roca a unos metros de la costa. Intrigada y curiosa por aquél hallazgo, la joven nadó hacia allí en busca de respuestas, encontrándolas al descubrir el cuerpo de un joven guerrero que portaba una espada cuyo emblema era de la nación enemiga. Aquella muchacha, lejos de huir de aquella comprometida situación, tomó a Noin de su cintura y lo llevó a la orilla, dónde auscultó su pecho y comprobó que todavía respiraba pese a mantener una frialdad corporal digna de un difunto. Sin vacilar, llevó a nuestro guerrero hasta una cabaña oculta entre unas rocas situadas cerca de aquella playa. Allí, y durante varias semanas, la muchacha se dedicó a cuidar de él y su herida, combatiendo con su sabiduría el veneno de aquella punta de flecha que casi le roba la vida a Noin. Él, inconsciente, apenas era conocedor de todo cuanto le rodeaba hasta que una tarde, sus ojos se reabrieron y se encontraron con la belleza cegadora de Isolda, aquella quién le había salvado en la playa. En aquél momento, Noin se enamoró profundamente de ella y juró que no descansaría hasta tenerla consigo. La joven, aunque correspondía los sentimientos del guerrero, no pudo confesarle una dolorosa verdad, pues ella ya se encontraba casada y hacía poco que había perdido el bebé que esperaba. Y viendo cómo aquellos sentimientos no se apagaban y siendo conocedora de los peligros que comportaba tanto para ella como para Noin el hecho de esconder a un enemigo en tierras inglesas y más encima, guerrero, Isolda se marchó de nuevo en brazos de su marido quién, ebrio como a menudo solía encontrarse, la abofeteó hasta saciar la ira de saber que ella jamás podría amarle como una buena esposa. En un arrebato de histerismo, la muchacha tomó un cuchillo y le asesinó. Sin arrepentimiento por el infierno del que acaba de librarse, huyó de la casa familiar en busca de Noin, a quién encontró antes de que él terminara una embarcación desde la cual esperaba poder regresar a Francia. Es entonces cuando ambos consuman su amor e incluso se casan en una aldea cercana en la que ambos eran dos personas más sobre la faz de la tierra, sin distancias ni lazos de odio. Pero de nuevo, la suerte golpeó a Noin cuando cree alcanzar por fin aquella felicidad de ensueño junto a la mujer de su vida…

Unos guardias tomaron a Isolda por la fuerza en mitad de la ceremonia acusándola de asesinato. Sin más tiempo a explicaciones, se la llevaron de vuelta a Duebry, su aldea natal, dónde la encerraron durante setenta y cuatro días sin apenas comida y agua, llevando todavía el vestido nupcial y el velo cubriéndole el rostro. En ese tiempo, Noin luchó contra viento y marea para sacar a su esposa de la prisión, sobornando incluso a altos cargos para liberarla sin más éxito que carcajadas por parte de sus interlocutores o amenazas, como fue el caso del alcalde. Finalmente, y con la impotencia devorándole las entrañas, Noin fue testigo de cómo Isolda moría en la horca.

Este episodio biográfico fue el que marcó un antes y un después en su vida. A partir de aquél fatídico crepúsculo, el joven abandonó todo amor hacia la humanidad y el odio y el rencor reinaron a partir de entonces en su mirada vacía, sin más alma que reflejar. Y fue así como, tras regresar a París, solicitó un puesto en el ejército para luchar contra los españoles, anhelando poder así, saciar su sed de sangre y con un poco de suerte, reunirse pronto con su amada. Pero no fue así, demostrándole la vida hasta qué punto se divertía con las aventuras y desventuras de nuestro protagonista.

Hasta que llegamos a hoy, momento en el que, recién llegado de la guerra, sano y salvo, anestesiado ya en sentimientos y emociones, considerándosele un héroe local, Noin regresa a casa con la noticia de saber que su padre ha muerto hace un par de años, convirtiéndole en el heredero de la fortuna de la prestigiosa familia D’Urberville. En la herencia que recibe de su progenitor, se encuentra una espléndida mansión en la capital francesa, varios terrenos en las afueras y una fortuna con la que podría bienvivir el resto de su existencia. No obstante, con tal de luchar contra la soledad que le acosa cada noche y con la fiera idea de mantenerse distraído antes de caer al abismo de la locura, Noin decide tomarse algunas libertades por su cuenta y ejercer como cazador de criaturas sobrenaturales después que, en una de sus tantas batallas, descubriera que su víctima se trataba de un licántropo. Es entonces cuando empieza a creer en aquellas leyendas de seres nocturnos y maléficos, tomando forma en su cabeza la idea de acabar con todos ellos, culpándoles de corromper la buena fe humana con tentaciones, iniciándose así el período más oscuro de Noin.

¿Logrará por fin enterrar su pasado? ¿Superará el odio hacia él mismo? ¿Devorará la culpa a Noin? ¿O quizás por fin la vida le depare una sonrisa?

-Datos Extras:
· Su arma predilecta es la espada, siendo Noin un gran espadachín. No obstante, las pistolas son también su devoción.
· Conserva la alianza que le abala como esposo.
· Posee varios caballos, su favorito es uno negro llamado Finn.
· En su traje militar luce más de trece condecoraciones por su valentía y buenos quehaceres guerreros.
· Reside en la mansión heredada de su padre a solas, pues despidió a todos los sirvientes con tal de permanecer en la más estricta soledad.
· Padece insomnio desde la muerte de Isolda.
Sus únicos vicios son la lectura de novelas caballerescas, el tabaco y la lucha que utiliza para canalizar su pequeño desequilibrio mental basado en el odio a si mismo.
Su instrumento favorito es el arpa, pues su amada componía dulces melodías con ella. No obstante, Noin sabe tocar el piano y el violín, ejerciendo en aquellos momentos donde más desesperado se siente.
· Es bastante huraño, no se deja ver por mucha gente. Permanece encerrado en casa la mayor parte del tiempo, componiendo nanas o inmerso en lecturas.
· Todavía conserva un retrato de su amada Isolda, situado junto a su cama, sobre su mesita de noche.

Isolda:

por **Tarik Pattakie** Mar Mar 06, 2012 11:30 pm

FICHA ACEPTADA
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