Noche encantadora (Emily)n

por Invitado Mar Jul 06, 2010 7:49 pm

Aquella era sin duda una fiesta encantadora. La gente bailaba, reía y comía disfrutando de la alegre y elegante música de la orquesta sinfónica. Nada como una fiesta de mascaras para pasar una noche de viernes, todos los que eran 'alguien' en la ciudad estaban allí, ocultándose divertidamente bajo de sus antifaces de brillantes colores y plumas.

Y allí estaba Ethan Roux, su cabello negro lacio como una cascada de brea, estaba peinado perfectamente hacía atrás (aunque un menchonsito rebelde caía grácilmente sobre su frente de vez en cuando), sus ojos de igual color, se ocultaban bajo un antifaz de lentejuelas azules con líneas verde limon y un par de plumas de pavo real, adornando delicadamente el ojo derecho. Vestía tan elegante como los del lugar, traje negro, camiza almidonada blanca y botines de cuero con tacón. Una noche perfecta, una velada perfecta y un lugar idóneo para asesinar.

Ethan observaba todo y todos de la misma manera. Poseciones suyas. Si, el mundo y sus creaturas eran suyas, aunque nadie parecía entenderlo. Eran suyas desde el momento en que se dio cuenta de lo maravillosamente increíble que era él. Ethan podía con todo y todos, nunca agachaba la cabeza y siempre tenía la razón, por eso mismo podía juzgar a esos hijos de perra y abriles los pescuesos con su cuchillo de carnicero si así lo quería. Sonrió distraidamente desde la mesa en donde se encontraba sentado, sosteniendo una copa de vino entre sus dedos enguantados.

Muy pronto llegaría, si. Ella estaría allí y toda la espera tendría sentido. En cuanto la viera lo sabría y ella, le suplicaría porque le diera la increible satisfacción de ser asesinada, porque él era la redención del mundo, lo limpiaría de toda la mierda y tendría el poder absoluto sobre todo.

- Ven pequeña ven - Murmuró castañeando los dientes con suavidad.

por **Emily Pope** Miér Jul 07, 2010 10:46 am

Si fuera decisión de Emily, ella no iría a la fiesta. Pero Celia la obligaba a ir. La excusa de Emily era que ella no conocía a casi nadie en Paris, la de Celia que la fiesta serviría para que hiciera nuevas amistades. La niña pensó que no tenia interés en eso y que se quedaría en un rincón toda la noche. Celia no tendría forma de vigilarla.

La habían arreglado entre cinco de las mujeres que trabajaban en el castillo, pintándole el rostro y empolvándole el cabello. Emily estuvo sentada tres horas completas sin poder ver lo que le hacían. Para cuando terminaron, tenia todo el cuerpo adormecido de estar quieta en una posición extraña tanto tiempo. Le colocaron un antifaz y le permitieron verse al espejo. Su cabello estaba mas claro que lo natural, recogido en un complicado peinado que tenia idas y vueltas y ella no lograba entender como lo habían hecho. Estaba decorado con algunas pequeñas flores azules, no mas grandes que una semilla. La piel de todo su cuerpo brillaba con destellos plateados al mas mínimo movimiento, dando la sensación de que su cuerpo producía luz. Tenia el rostro decorado con algún tipo de pintura celeste que le rodeaba los ojos, y apenas se diferenciaba con el magnifico antifaz color azul claro de gamuza y piedras preciosas. El vestido era algo sencillo, parecía que por fin Celia había decidido dejar de comprarle esos vestidos con volados que ella tanto odiaba. Del mismo color de su pequeña mascara, con algunos detalles bordados. No era esplendoroso, y Emily suspiro aliviada. Ya parecía un pastel decorada con tantas pinturas y ese peinado tan original para ella. Solía llevar el pelo suelto, sospechaba que era porque Celia seguía considerándola una niñita. Al verse arreglada de esa forma, no se reconocía.

El vestido:

Noche encantadora (Emily)
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Llego a la fiesta en el carruaje, con Celia. Ella solo la acompañaba hasta la puerta, porque no pensaba ingresar. Suspirando, ingreso al salón tratando de pasar desapercibida. Estaba repleto de personas que bailaban alegres y disfrutaban la velada. Emily no pudo reconocer a nadie, pero no se hizo problema por eso, sabia que sucedería. Un poco mas allá, un grupo de elegantes parejas estaba comentando las ultimas noticias de Paris, quien había contraído matrimonio y los miembros de la realeza extranjera que habían llegado últimamente. Emily puso los ojos en blanco, seria otra aburrida fiesta, lo sabia. Regañaría a Celia por obligarla a ir, y ella recibiría su propio regaño por quejarse. Camino lenta y delicadamente hasta un lugar alejado y se escapo con disimulo al balcón. Al menos allí estaría sola las tres horas que pasaría en el palacio hasta que su nodriza regresara a buscarla.

por Invitado Sáb Jul 17, 2010 7:14 am

Ethan Roux no era distinguido por la noblesa de su apellido, ni por ser un prestigioso comerciante o por sus donaciones a las obras de caridad de la iglesia, Ethan Roux era reconocido en los eventos sociales, por sus maravillosos y encantadores (según las damas, claro) modales. Un caballero que mantenía la tradición y decencia del pasado, con un toque de picardía para hacer de las conversaciones, algo grato, afable y ciertamente no aburrido.

A decir verdad, para Ethan nada era imposible. Ninguna meta, ningún objeto, ninguna persona. Una vez trazada una línea entre sus ojos oscuros y profundos como pozos, sólo era cuestión de tiempo hasta que lo consiguiera. Porque no existía persona con más confianza en si mismo que Ethan Roux. No siempre había sido así, de hecho recordaba penosos incidentes en su juventud, cuando se balanceaba en esa delicada cuerda hormonal de la adolecencia, en la que, con frecuencia se preguntaba que sería de su vida y a donde iría.

Pero ahora, a sus 28 años de edad, Ethan Roux estaba a punto de alcanzar su más ambicioso sueño.

Sonrió complacido cuando la belleza de la señorita Pope, deslumbró el lugar al entrar en el salón. Notó como rápidamente buscaba un lugar solitario, justo como lo había predicho. De hecho era parte del plan, porque él siempre tenía todo bajo control, sumamente calculado, el control era su vida.

Caminó tranquilo y casualmente hacía el balcón, aún oculto bajo su exquicita máscara de lentejuelas, estaba apunto de hablarle a Emily, cuando un hombre bastante alto y de aspecto elegante, pero con la nariz y mejillas muy coloradas se acercó a la dama. Él desconocido, la tomó de la mano con una confianza muy impropia y desagradable, especialmente en una fiesta de caracter tan elegante, probablemente demasiado ebrio para entender la gravedad de sus acciones.

- Eh, muñeca, ven a bailar conmigo - Dijo en una voz claramente gangosa por el alcohol - Nos divertiremos un rato nena - Finalizó llendo más lejos, tomando a Emily por la cintura y atrayéndola contra su pecho que apestaba a Whiskey...

(( perdona la tardanza, prometo responder más rápido la próxima vez, apenas estoy acostumbrandome a este personaje ))

por **Emily Pope** Miér Jul 28, 2010 8:39 pm

La noche no era muy fresca, pero aun así, la piel de Emily que estaba descubierta se sentía helada al tacto. Trato de dar un poco de calor a sus brazos frotándose con las manos, pero como sus delicados dedos estaban demasiado fríos, solo logro que un escalofrío recorriera su espalda. Se apoyo en el balcón, mirando hacia el hermoso parque que se extendía detrás del palacio. Deseaba alejarse de toda esa gente elegante y pasear solitaria entre los arboles, y quizá sentarse en alguna banca a esperar que se hiciera la hora de irse, pero no le parecía prudente. Estaba demasiado oscuro allí afuera. Cuando una pequeña brisa la hizo tiritar, Emily decidió que era hora de volver a la fiesta, y al menos entablar dialogo con dos o tres damas respetables, para que Celia escuchara sobre eso y se sintiera orgullosa. Al menos dejaría de molestarla por unos días.

Descruzó los brazos, y se alisó el vestido, y cuando estaba por darse vuelta para ingresar al salón, un espantoso olor a alcohol la invadió. Sintió una mano húmeda y pegajosa que le tiraba de su pequeña mano izquierda y giró bruscamente. Un hombre joven, que no llegaría a los treinta años, le sonreía de forma lasciva. Tenia los ojos llorosos y algo nublados, seguramente por el exceso de alcohol que había consumido. Sosteniendo su mano, la atrajo hacia el y la sostuvo de la cintura, rodeándola con el brazo. Emily arrugo la nariz debido al repugnante olor a whisky que sentía en el aliento del hombre. No estaba asustada, ya le había sucedido algo parecido un tiempo atrás, y no era tan grave como parecía. Intento zafarse, pero no pudo. Entonces, mirando hacia los lados para comprobar que nadie observaba el balcón en ese momento, le propino un puñetazo en la nariz con la mano libre. No fue tan fuerte como para hacer un daño permanente, por la incomoda posición en la que estaba, apretada contra el apestoso cuerpo del ebrio, pero al menor lo tomo por sorpresa y lo hizo sangrar, logrando así que la dejara libre del asqueroso abrazo.

-Le ruego que no vuelva a tocarme ni a dirigirse a mi, Monsieur. Ni siquiera le conozco como para que me trate con semejante confianza.- sin esperar respuesta, y ante los atónitos ojos del hombre, Emily recogió un poco la falda de su vestido, dio media vuelta, y volvió a la fiesta con una enorme sonrisa.

por Invitado Mar Ago 03, 2010 4:59 am

Ethan observó todo lo ocurrido con una extraña sensación contradictoria. Por un lado, las cosas se habían desviado ligéramente de lo que había planeado y por otro, descubría algo nuevo en la jovencita que, seguramente le serviría en el futuro. Nunca dejes pasar ningun detalle por alto, por más insignificante que sea. Sonrió con sevicia y caminó se alejó de la mujer por el momento, caminó entre la multitud hasta la mesa en donde se encontraban las bebidas y bocadillos.

Sirvió un poco de vino, un vino rojo y de olor increible. Seguramente los anfitriones habían buscado el mejor. Sirvió dos copas, era mejor ser cortez con las damas siempre que se podía, otra regla que le había enseñado la vida. Volvió a buscarla con la mirada y no tardó en encontrarla, tenía una expresión plenamente satisfecha. Una mujer segura de si misma sin duda. Ethan comenzaba a sentir que la excitación se apoderaba de su cuerpo. Entre más rebeldes, eran más buenas en la cama. Se relamió los labios y se acercó a ella, abordándola por detrás.

- ¿Madame pope? - Exclamó, aún usando la mascara de plumas y lentejuelas - No pude evitar observar como le daba su merecido a ese desgraciado momentos atrás - Agregó con amabilidad, ofreciéndole la copa - Permítame ofrecerle una copa de vino y admirar su valentía - Con una ligera venía concluyó - Ethan Roux a su servicio -

por **Emily Pope** Jue Ago 12, 2010 6:42 pm

Emily estaba tan satisfecha de si misma que ya no se encontraba molesta por el hecho de estar en esa ruidosa fiesta con tanta gente desconocida. Se mezclo rápidamente en la multitud, y su piel recupero el calor que había perdido en el balcón.

La personas conversaban alegremente y bebían alcohol como si de agua se tratara. Emily camino un poco, tratando de encontrar al menos un rostro conocido para socializar. Pero con tantas mascaras, y ella que conocía muy poco a los franceses, no ubico a nadie familiar. Cuando ya había dejado de buscar, una voz a su espalda la llamo por su nombre. Em salto por el asombro, mientras giraba para ver quien era la persona que la conocía, pero no reconoció los ojos detrás de la mascara, ni la voz del hombre. Según su primera impresión, parecía amable. Pero de todos modos, Celia le había enseñado a no confiar siempre en sus primeras impresiones. El mundo de la realeza generalmente se ocultaba detrás de falsas sonrisas y halagos, y ella debía ser cuidadosa. Acepto la copa de vino con una sonrisa.

-Encantada de conocerle, Monsieur Roux.- dijo mientras inclinaba la cabeza a modo de reverencia-Mi valentía no es tanta como parece, en realidad. Solo que ya había estado en una situación similar y al no poder evitarla, el resultado fue desagradable- suspiro, recordando la noche del bar gitano.-Así que me sentí en la obligación de hacer algo al respecto para que no se repitiera. Gracias al Señor, pudo evitarse. - termino con una dulce sonrisa. Como siempre, hablaba sin pensar y seguramente estaba dando la impresión de ser ruda y poco delicada. Aunque al hombre que hablaba con ella eso no parecia molestarle en lo absoluto, por lo que Emily se relajo y prosiguió- ¿Puedo preguntarle de donde me conoce, Monsieur? Hace poco que llegue a la ciudad y todavía no me he relacionado con suficiente gente para ser conocida.

por Invitado Dom Ago 15, 2010 3:54 am

Tal y como esperaba la mujer siguió mostrándose segura pero sin dejar de ser amable, Ethan la conocía muy bien. Había investigado sobre ella y su vida, había analizando cada detalle de su personalidad con una obseción casi enfermiza, casi que podía predecir que haría o que diría después. Ethan sonrió afablemente y se llevó la copa de vino a los labios bebiendo un sorbo.

- No esperabe menos de usted madame - Comentó tranquilamente- La gente suele llevarse impresiones equivocadas de las personas juzgandolas por su estatu social, es natural que a una persona de la realiza se le interprete erróneamente, considerando el poder que acarrea - Explica con una habilidad para el discurso innata. Ethan era un hombre educado y erudito en muchos temas como la medicina y la ciencia, la elocuencia era una de sus principales caracteristicas.

- La conozco madame Pope, mucho más de lo que usted cree - Se acercó un poco más a ella y le susurró al oido - O quizás sería mejor llamarla por su verdadero nombre, Emily Grenine... - Sonrió y bebió un poco más- Yo... al igual que usted, digamos que también estoy interesado en ciertas áreas del conocimiento que muchos consideran... prohibidas -

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