I want to have children[+18][Privado]

El brujo tenía esa debilidad por el opio, había empezado a fumar más creando amorfas figuras en el aire con el humo oscilando por sus cabellos, su locura aumentaría mucho más, había dejado a su pequeño cachorro encerrado en casa, a pesar de esta ganando el dinero suficiente prostituyéndose su ambición crecía, aquella noche paseo por la zona residencial, buscando a quien matar o quitarle algo, alguna casa la cual atracar para después vender lo que robaría, camino lentamente viendo de quien se trataba, el hombre había salido del auto y Nill se abalanzo contra él, pero no venia solo, aquella persona tenia cierta protección, desesperado por aquel acto y el estar acorralado como un ratón por aquellas personas, intento usar un poco de brujería, sin embargo aquello le resulto demasiado contraproducente, una de las personas le sonrío y seguida las demás, entre todos fueron contra el brujo atrapándolo, llevándolo a una celda, ¿Pero qué diantres pasaba?... Fácil, alguien le explico que aquellas personas pertenecían al servicio de la realeza.

¡Estaba muerto!, eso pensó mientras se golpeaba contra los barrotes, pero que más daba, el brujo no dejo de sonreír, por fin dios lo castigaría y no le importaba, su cabecita se imaginaba a Dios bajando solo por él, a golpearle o llevarlo a la hoguera con satán… La celda donde estaba tenia a otros dos hombres fornidos que empezaron a molestarlo jaloneándolo, uno de ellos lo atrapándolo dejándolo inmóvil de los brazos, y otro comenzando a desnudarlo, solo por el aspecto andrógino que tenía. Nill pensó en divertirse solo un poco pero gracias a los espíritus que llevaba y la practica en la magia negra le ayudaron a salir de aquel embrollo antes que comenzaran a violarlo, sin embargo él había terminado sin pantalones y ropa interior.

Uno de los guardias acudió cuando escucho los gritos de terror, el brujo les había cortado la garganta con la navaja que guardaba entre sus botas, observo al guardia quien lo miraba con desconcierto por la entrepierna, mientras otra persona aquella a la que trato de asaltar se acercaba viéndolo con maravilla -¿Qué ven? ¡Idiotas!– Murmuro con enojo mascullando y entonces busco sus prendas entre aquel río de sangre con esos dos cadáveres que bien valía la pena llevarlos a casa. Aquella persona ordeno sacarlo para llevarlo a otra sala más prolija.

El brujo se desconcertó y pregunto para que diablos lo querían ahí, entonces escucho aquellas palabras que eran como un canto para sus oídos, complacer sexualmente a alguien de la realeza, vaya, una sonrisa grande se dibujo en las comisuras del brujo mientras los espíritus le alentaban a más. Acepto, rápidamente acepto siempre y cuando le pagaran con mucho dinero, la persona le revolvió los cabellos como si fuera un niño pequeño y lo llevaron a bañar y arreglar para esa persona, Nill se dejo hacer, sin embargo no dejo que alguien le peinara o arreglara el rostro, siempre se escondía bajo esas sombras que maquillaban sus ojos.

Observo la sala donde le habían metido con esa curiosidad ante las cosas lindas, hasta él se sentía de la realeza, su cuerpo olía bastante bien, entonces aquella persona hizo su aparición no sin antes tener a un pequeño cachorro con cara chata sobre él –Hey– Grito alzando al perro entre brazos poniendo su nariz contra la húmeda del animal, suspiro viendo que él era un imán de perros, sin embargo Kaiser era el único –No importa, no importa, los perros siempre son bienvenidos a mis brazos –Susurro con su tono fino que portaba su voz, dejo al perro en el suelo y observo a esa persona de pies a cabeza… - Siempre vale la pena esperar por lo bueno –Murmuro tomándole una mano y besándole el dorso hasta subir por su cuello y dejar un beso murmurándole algo al pasar la lengua por el lóbulo –Nill, a sus servicios…-Coqueteo con su voz aquella persona parecía prometerle diversión. Volvió a enfrentarlo cara a cara y dibujo una gran sonrisa, se acercó rozando sus labios con los ajenos –Y bien, ¿Qué haremos? –Hablo contra ellos sin dejar un beso aun.

No había fumando en varios días opio el imaginar el humo recorriendo su silueta, impregnando sus cabellos de ese olor a hierbas, a quemado, a ilusión y locura era algo que el brujo deseaba para acallar las voces que le atacaban constantemente más en situaciones donde el coito era su principal atracción, a veces no toleraba a ciertos hombres cuando se mantenía ‘sobrio’, Nill era diferente, no era porque quisiera, era parte de aquella maldición, ojala pudiese llevar una vida normal, ojala pudiese dejar de prostituirse y drogarse, pero ¿no sería él o sí?, tan simple y banal como eso, cerró los ojos cuando sintió aquel calor envolver a su frío cuerpo, su piel no estaba acostumbrada a ese dejo de sensualidad, se ponía caliente de cualquier manera ya sea por parte de su sexo principal que era más ardiente y más rápido o por su feminidad que tardaba más y era aun complicada de complacer. Suspiró cuando le vio acercarse, el timbre de la voz de aquel hombre era sereno, lleno de calma, así que el joven se guío por esa droga, su voz, masculina pero suave a su vez, llena de autoridad, ¡Ah!, ahora si le nacía el deseo de entregarse por completo sin chistar.

¿Qué diantres murmuraban los espíritus que siempre le acompañaban?, se esfumaron cuando los ojos de Valentín cruzaron con los suyos, era como revelador dejar que alguien le clavase la mirada de esa forma tan gallarda, era por eso que se los tintaba de negro alrededor, era por eso que traía el cabello cubriéndole y haciéndole más sombra, porque sabía que consecuencias traería el quedarse así, como si todo su ser quedará desnudo y expuesto a una multitud que le miraba con piedad y peor aun con lastima. Eso enojaba al pobre brujo, se obligó a bajar la mirada, la iba a desviar pero eso sería huir, algo extraño pasaba con él. –No son mis ojos los que son hermosos, son el reflejo que has visto en ellos-Musitó de manera tranquila contemplando su figura entre las aguas de sus pupilas, quedándose en silencio, hasta que esos acercamientos le tomaron por sorpresa.

Su pequeña y delgada cintura era sujetada de esa manera firme que denotaba una cosa ‘control’, esas caricias hicieron que el brujo se refugiara en su hombro, sus pupilas se dilataban con cada caricia, con cada dejo de placer que despertaba, entrecerró los ojos con ese brillo peculiar, se mordió el labio inferior antes de ser tomado, su tacto en aquella zona era de más placentero, empezó a gemir, un quejido bajito, apenas audible. Sus nalgas siendo tocadas de esa manera hasta llegar a su sexo, uno de sus dos sexos, trato de no pensar demasiado, pero era arrastrado a esa zona de placer y confort, mordió los labios ajenos jalándolos lo suficiente para proporcionar placer, sus manos se enredaron alrededor de aquel cuello, abrió por mero instinto las piernas, acercándose más, alzando uno de sus muslos a las caderas ajenas, sintiendo que su miembro rozaba con el ajeno al hacer pequeños movimientos de arriba abajo, esa zona se ponía erecta, las paredes de su ano eran las que se contraían con ese tacto sin recatos.

Cerró los ojos al sentir aquel oleaje de placer por todo su ser, se sonrojo casi de manera instantánea al ser tomado de esa forma, pero el brujo no se quedo atrás, si bien le podía gustar ser arrastrado a esa zona de placer, también gustaba de tocar, sus manos poco a poco se deslizaron por aquel cuello hasta la espalda, al llegar a las nalgas de aquel hombre, apretándolas con ligereza, poco a poco tomaba uno de esos glúteos y los abría un poco, empezando a resbalar un par de dedos entre estas, de arriba a bajo siguiendo el ritmo que su compañero llevaba en su propio cuerpo.

Lamento mucho la demora, cosas de user con la escuela.