Lance Montmorency

Nombre Completo: Lance Édouard Montmorency Bouteville
Edad: 28 Aparentas - 724 Reales
Especie: Vampiro
Tipo, Clase Social o Cargo: Barón Ingles - Clase Alta
Orientación Sexual: Heterosexual
Lugar de Origen: Île-de-France
Habilidad/Poder: Agilidad y Reflejos Sobrehumanos - Sentidos Aumentados - Persuasión - Ilusión Manipulación de la memoria

Si te fijas en sus ojos color añil, notaras que él pasa de ser un simple hombre. Bienafortunado que eres si posees su mismo privilegio de inmortalidad, más bien condena semejante; rápidamente te darás cuenta de que sus años en vida no han pasado en vano. ¿Quinientos? ¿Tal vez seiscientos? Entre condenados sonara como un halago, pues setecientos años no pueden taparse con un solo dedo; años de experiencia lo rodean, años, que pasan tan rápido que el recordar su pasado permanece vivo como paginas del ayer. ¿Y que pasa con los desafortunados? Veras reflejado a un hombre maduro, una mirada concisa, una letal intención. Su inspección te envuelve, te hace dudar, juega contigo con una sonrisa divertida, no más que un cruel encanto perfeccionado, pues más allá de sus buenas habilidades, la fascinación no es una de ellas, pero es algo en lo que realmente es bueno.

Marcha sin rumbo, cae sin remedio, lamentablemente ya es muy tarde para zafarte de su encanto. Ruégale a tu dios banal que no se haya fijado en tu existencia, pues no serás capaz de eludir su pretensión. Él juega con armas de seducción, de atrevimiento, te preguntara, ¿Qué prefieres? ¿Qué te hunda o que te eleve?, será breve; caerás bajo sus encantos y mentiras, te comprara con una venal sonrisa y te cautivara con su comparecencia, su propia existencia… no serás capaz de desertar a sus exigencias.

Lo veras sonriente, incluso divertido, propuesto a convivir contigo y tratarte como a la misma realeza, aunque todo tiene su limite. El de él sobrepasa todo aquello banal, injurias de su existencia, no deberás preguntarle sobre su procedencia, te responderá con feroces palabras y vipera lengua. Su seguridad aumentara, su locuaz grandeza será visible y lo próximo a verse será su locura, su inmensa incordura, todo, reflejado en una simple sonrisa que con el pasar de las horas, con el posar de la luna, recordaras sin intención. ¿Quién es el?, te preguntaras, en tu cabeza surgen miles de teorías, darás convicciones a esas extraños rumores sobre seres de la noche y entonces… tu cuerpo empieza a engañarte, tu corazón palpita mas rápido, tus respiros se hacen perceptibles, tu miedo te consume mientras su tacto te rodea, te acaricia como un niño, es ahí cuando veras su ternura, incluso su candorosa expresión. Pensaras en tu futuro, en lo que hará de ti, tu mente te arribara con deseos y el suicidio figurara como tu favorita, lamentaras el día en que lo viste, en que lo trataste e incluso, en el que lo deseaste.

¿Te odia?, pues estarás en lo incorrecto, solo se divierte, juega con el momento. Buscara en preguntarte sobre tus pensamientos sobre él, y mentiras para calmarlos, pero eso solo lo abordara a la locura, él huele las mentiras, respira tus intenciones. Así es él, manipulador, con grandes dotes de poder y ambición, él arrastra la oscuridad, hace de ella su sirviente, su aliada. El odio lo cega, no alcanzaras pedir que te perdone por tu existencia, solo te hace sufrir por su misma condena, aunque en el fondo, grita de rabia y desesperación, para él la inmortalidad no es un regalo, tampoco un castigo, si no una simple maldición.

Es así como se resume su vida detrás de tanta ignorancia y caretas, sus simples intenciones se las coloca con su vespertina vestimenta. Su media sonrisa y su arrogancia coqueta te emocionara, su caballerosidad te parecerá desbordante, como impúdico hombre desvariando de honestidad; su índole presuntuosa y la extraña jocosidad lo rodeara, es un personaje que sin duda te encantara. Franco, oportuno, atrevido y valiente, solo te pide que no le creas del todo, y por ello su sinceridad, que aunque parezca simple modestia, resulta pura realidad.

Inicio:

Alphonse Montmorency nacido en el siglo XI, específicamente rodeando los años 1070. Época de las cruzadas y grandes batallas para conquistar terrenos. La monarquía era absoluta, siendo aclamada como única ley y voluntad hacia los habitantes. La dinastía Capétiens tiene el control total de Francia, así como de otros países, y es por ello, que pasan a designar a diferentes familias feudales de su total agrado para impartir su mandato hasta nuevos tiempos. Es cuando surge la familia Montmorency, que tras unos cuantos años se hace del poder de algunas tierras como corresponde y forman continuamente parte de la realeza.

Alphonse lo tiene todo, hijo de alta nobleza francesa figura como tercer hijo de un matrimonio. Segundo heredero de su familia, siendo seguido por Marie, su hermana mayor pero sin derechos por ser mujer y posponiéndose ante Enrique I, el superior de todos, siendo seis años mayor que Alphonse. Su vida a continuación no sale de lo majestuoso, desde pequeño lo inculcan con amplios conocimientos, primeramente filosóficos, estrategias de reinado y economía feudal, pese a ser la sombra de su hermano mayor, a ambos se le da el mismo conocimiento para que tarde o temprano, puedan sobrellevar su noble posición.

Todo empieza en Septiembre, Alphonse tiene veinte años y esta comprometido con Lady Claire, hija de nobles franceses al igual que él. Su unión figura la segunda rama de un árbol familiar, fusión de beneficios y monarquista no mayores, pero si con un grado menos de importancia. Como en cualquier época, todo estaba arreglado, las familias toman las decisiones para sobreproteger sus riquezas y brindar el triunfo a un apellido, aunque Alphonse fuera todo lo contrario a estas vastas creencias. Se enamora perdidamente de Lady Elizabeth III, una chica de alta sociedad pero no con el mismo nivel de riqueza. Sus fructuosos encuentros y sus deseos carnales siguen dando pasión, incluso después de años en los que Claire resulta desposada por su propia comparecencia.

Alphonse pasa a tener veintitrés años, sus vagabunderías como hombres son perdonadas como a cualquiera en esa época; los rumores corren, dicen que Elizabeth es mucho mejor en la cama que Claire, los comentarios indignantes revolean y los triunfos amorosos de un hombre son tratados como viles trofeos, pues se dice que mientras la nobleza machista se reúne, las feministas comentan entre ellas con lujo y detalles, sellan sus labios como tumbas y aunque sean hirientes, callan como derrotadas, pues en aquel tiempo, sus vientres y el placer era lo único que importaba.

¿Falso o realidad? las mujeres desde siempre han tenido el control sobre algunos hombres, incluso lo mas opulentos son capaces de complacer el capricho de su amada, de su tierna esposa, y fue así como todo dio pie para un engaño bien elaborado. Una cortesana, hermosa y voluble, sus diecisietes eran el reflejo en su rostro, su intensión era matar a aquel hombre que tantas injurias cometía, ella no se negaría ante una buena paga, pues Claire y Elizabeth ahora eran aliadas y su deseo, era ver como su hombre caía, entre llantos, entre silencio, tal vez sus palabras no fueran escuchadas, pero sus acciones las determinaban, dos señoritas cegadas por la ofensa y el ultraje.

Sabanas de lino que cubren un cuarto entre matices claras y oscuras como lo dibujan las velas, todo un preparativo exagerado para una simple cortesana. Alphonse yace relajado en una cama, las telas envuelven su blanca figura mientras que sus orbes azules acusan a la veleidosa figura a su frente, con una satírica sonrisa llena de satisfacción y gozo. Su tacto estremece a la rubia encima de su cuerpo, su sudor empieza a emerger mientras sus labios recorren los pechos de su presa que poco a poco se acostumbra al ritmo de sus suaves intensiones. Sus cuerpos se entremezclan, sus manos acarician la frágil espalda mientras que los de ella rodean su cuello al mismo tiempo que el sube y baja se va haciendo mas feroz, con mas agresión. Los gemidos de la chica irrumpen por todos lados, sus ojos se cierran mientras los de él siguen abiertos, tanto como su boca a la que no puede dejar de exhalar. Sus suspiros son entrecortados y en plena acción, él se interesa por ella. Le pregunta por su nombre con caballerosidad, como si su exudación no manchara su cortesía, ella con satisfacción contesta “Eva” mientras sus acciones se tornan brucos.

Sus cortas uñas arañan la espalda del hombre, recorriendo hasta su nuca y posándose con fuerza en su pecho, apretándolo como si a las sabanas se tratase; de un empujo lo acorrala entre la cama y su cuerpo, su placer aumenta, su necesidad emerge y de un momento a otro… se le ve en su cuello.

Él grita de dolor, no hay pasión en su aullido, la mano de ella yace en su boca, su alarido no fue más que un ahogado suspiro, su cuerpo deja de moverse, el rojo carmesí recorre lentamente su cuello, su pecho, tiñe las sabanas mientras sus ojos quedan atónitos hacia el techo. No, no esta muerto, esta en shock, pero poco faltaba para que su destino cambiara, su muerte era segura, ella no paraba de drenar como una sucia sanguijuela, y con el fino entusiasmo, encorva su desnudo cuerpo, apoyándose de su victima aquella noche. Pero, se da de cuenta que todo es diferente, su rostro no luce asustado, más bien triste, tranquilo, sereno, como cuerpo arrepentido de sus acciones… ¿Qué era aquello? su estado le hacia poseedor de la hermosura, el encandilamiento humano, sus ojos azules destacaban su color, su corazón dejaba de palpitar y su ultima sonrisa verdadera al aire, daba como índice a palabras internas… ¿Gracias Eva?.

Alphonse Montmorency, Noble Francés:
Desaparecido
1105 – Francia

Ya todos sabemos el final de la historia, Eva, su nueva mentora, le enseña que la venganza en un plato que se disfruta frío, que la muerte es aburrida y que la tortura resulta ocurrente y elocuente. Mercucio Dixemburg es su nueva identidad, antes de escapar para Inglaterra para un nuevo comienzo, se asegura que sus dos queridas concubinas estén a gusto a sus decisiones. La templanza de un hombre no de debe retar, menos por la envidia y su continua inquietud.

Mercy Montmorency, Noble Francés, Viuda:
Tachada de actos herejes, muere desquiciada en la horca mientras gritaba que “Él” seguía vivo.
1116 – Francia

Elizabeth III Ducresigni, Noble Francés:
Luego de 60 días de desaparecida, su cadáver se hayo seco envueltas en sabanas de lino cerca del Río Oise.
1109 – Francia

Así transcurre la vagancia de Mercucio. Eva, se convierte en su nueva compañera y juntos empiezan coexistir por largos años. Los fastuosos fondos de Mercucio, y quien sabe que otros innumerables nombres, incrementan cada vez. Bajo diversas identidades, vaga por Europa con la misma fascinación y elegancia que si le imprenta. Su sabiduría incrementa y sus planes se vuelven menos infalibles.

Actualidad:

Tras muchos años de guerras y cambios, la familia Montmorency sigue en pie, su hermano y sus sucesores supieron encargarse de todo de la soberana familia, que con el tiempo, emergió entre las más importantes de Francia y hasta en otros países.

Su próximo objetivo era Magnus IV Montmorency, líder de familia y opulento entre riquezas y tierras en el país de Inglaterra; tiene un solo heredero, Lance Montmorency el cual disfrutaba de su nobleza inmemorial como Barón Inglés y que desafortunadamente ha quedado viudo con tan solo veintiocho años, su esposa fallece bajo una “extraña” enfermedad a los que se rumorean que fue victima de “Seres de la Noche”. Su antecesor y pariente lejano, pasa a quitarle la vida para remplazarlo con decisión. Su símil parentesco no cubría aún con determinación a algunas mentes, pero estas, pasaron a ser solo simples opiniones que terminaban en des cierto, pues extrañamente se acostumbraron a su rostro ya que la ilusión de nuestro querido Alphonse sucumbía sus mentes y engañan a sus sentidos.

Era hora de darle un cambio a su vida, de reincorporarse a su antigua familia y de conocer aquellos “condenados” al igual que él. Se dice que en Francia no todo esta tranquilo por las calles, objetivo perfecto para nuestro famoso Barón Ingles que decide hacer un viaje. La ironía de la vida lo regresa a donde todo comenzó, donde sus sueños fueron arrebatados y su pasado permanece sellado. ¿Sus intensiones? No se saben con exactitud, solo una vida mas a la que darle rol, busca simple diversión e ir a Francia le resultara mejor de lo que imagina… simple corazonada, al menos fuera eso, si su corazón latiese.

-Es adicto al Cigarillo
-Fue Duque de Damville en 1610
-Toca perfectamente el violín, desde 1781
-Toca perfectamente el piano, desde 1722
-Aunque no lo admita, le tiene miedo a la muerte
-Como Lance Monmorency, figura como Barón Ingles
-Es amante del arte, la pintura, la música y el buen Vino
-Eva fue asesinada alrededor de 1520 por un cazador inquisitorial
-Asesino a Anne de Montmorency por interferir con su voluntad en 1567
-Bajo el nombre Mercucio Dixemburg es donde mas asesinatos ha cometido
-Posee una mancha negra en su pie izquierdo producto de la exposición al sol en 1322