Encuentros

por Invitado Mar Jul 13, 2010 6:32 pm

[Shanon, Daniel & Elysee]

Abrió la puerta del cafe con un poco de revuelo. En su intento por pasar desapercibida se habia chocado con un hombre al cual pidió disculpas inmediatamente. No queria que notasen su presencia, porque no poseía el dinero suficiente para pagar nada de lo que habia en el cafe. Solo queria un refugio momentaneo para descansar y pasar el rato. Quizas inclusive dormir un rato, solo si nadie se daba cuenta de que habia entrado al lugar.

Se sentó en una mesa alejada del resto, y se miró las manos mientras pensaba en la vida. En que hacia con su vida..En lo que era, lo que queria ser y sus sueños imposibles. Daria todo por volver a tener a sus padres a su lado, volver a esa vida simple y feliz. Pero claro, era algo imposible, una mera fantasia que ya no podria cumplir. Debia atenerse a las consecuencias de sus actos por mas dolor que eso le causase. Suspiró con tristeza y comenzó a jugar con una servilleta que encontró en la mesa, hasta que el ruido de la puerta al abrirse llamó su atencion. Alguien habia entrado al cafe. ¿Quien seria?

por Invitado Mar Jul 13, 2010 6:51 pm

*Había salido de la casa de Elysse,la cual había decidido acompañarme y fuimos hasta un Cafe que había en pleno centro de Paris.El cual no hacía muchos meses que estaba abierto,yo fui testigo de como se construyó,toda la gente entraba mas de una vez,al parecer era extraño haber conseguido ese producto de las Americas.El carruaje paró y deje primero que ella saliese,al parecer ya estaba anocheciendo y el sol se escondia,sabía que era tarde pero quería salir de su casa un poco y ella acepto salir a aquella hora,era un tanto misterioso,pero estaba claro que no la podia reprochar nada.Ella me estaba ayudando con el idioma y con el analfabetismo,del cual ya casi no quedaba nada en apenas cuatro dias.El profesor que me daba las lecciones era perfecto y despues la comida me recordó que eran dos platos en vez de uno.
Cuando entramos en aquel local,las inumerables personas se agolpaban unas con otras,los ojos de una joven me llamarón la atención incluso parecia que el tiempo en aquel momento se detuvo.

Parecía que aquella joven habia despertado mis voces en la cabeza,las cuales comenzaron a sonar.Era un tanto extraño,pero nunca habia echo caso esta vez fueron más fuertes y tenía un terrible dolor que me hicieron cerrar los ojos.
Al abrirlos casi me estrecho contra una pared,aquella joven vestia con arapos como el hacía un par de dias.Tenía los ojos hundidos y ojeras,de no haber dormido durante varios dias.

Lo primero que hice fué pedir un café con el ultimo dinero que le quedaba,y se lo ofrecio a la joven.Era un favor,y los favores siempre al final se cumplirian,una enseñanza que la aprendi cuando tan solo era un niño,y aun seguia creciendo y con el paso del tiempo maduraba a un paso agigantado...*

-Madame,teneis que mejorar vuestra cara con este delicioso cafe traido desde el nuevo mundo

*Noté como en ese momento madame Elyse me miraba,podía notar su olor cerca de mi el cual seguía igual de hipnotico.La joven de la mesa me miró y tan solo yo dibujé una sonrisa y la mostré mis manos las cuales seguian llenas de heridas.
No sabía porque pero en aquel momento se paró el tiempo delante de ella,el destino me estaba jugando malas pasadas,y primero al recojerme de la calle y ahora con aquella joven me resultaba extraño en no creer en el destino,solo esperaba en que no fuese malo*

por **Elysee Bathory** Mar Jul 13, 2010 7:05 pm

No bajé del carruaje hasta comprobar que el sol ya se había ocultado.
Daniel había decidido ir a un café y a mí no me había importado acompañarlo, de todas formas pensaba salir esa noche, como todas las noches. Y ese era tan buen lugar como cualquier otro.

Esbocé una ligera sonrisa y entré en el local, ladeando ligeramente la cabeza y contemplando cada rincón con mis fríos ojos.
Entonces megiré para hablar con Daniel, para preguntarle si deseaba algo y me lo encontré mirando hacia... hacia una joven.
Mi mirada se posó en la chica, e hice una mueca al ver su atuendo. Pobre criatura, estaba segura de que algo le pasaba y es que sólo había que verla para notarlo.
El chico, tan educado como él era, pagó un café y se lo entregó.
Yo esbocé una sonrisa y me dirigí hacia donde ellos estaban.

Mientras recorría la escasa distancia que nos separaba escuché a uno de los camareros que pensaba echarla del local, pues no quería ver a pordioseras por su café. Y eso, francamente me molestó.
Con paso decidido, delicado y elegante, me acerqué hasta el susodicho y, con la mejor de mis sonrisas, le comuniqué que la chica era mi invitada y que, siempre que se el antojara algo se lo diera. Que ya arreglaríamos cuentas después.
Él quiso protestar, pero con un simple parpadeo conseguí que se mordiera la lengua y aceptara. Después regresé al lado de Daniel, con una sonrisa a modo de saludo hacia la muchacha.

por **Shanon Owen** Miér Jul 14, 2010 7:25 am

Era ya tarde, acababa de sobrevenir el atardecer y con él posteriormente el anochecer. Nuestro momento de salir a la calle había llegado. Al fin podríamos continuar con nuestra vida y es que éramos seres de la noche, ella era nuestra aliada por lo que había que apreovechar estas horas de oscuridad para salir, alimentarnos y ¿por qué no?, pasar el tiempo como pudiéramos, buscando una escapatoria para la monotonía en la que la mayoría de nuestras vidas, o mejor dicho existencias, se sumían. Al menos en las últimas semanas había conseguido establecer contacto con viejos amigos, compañeros de fechorías y travesuras que para mi sorpresa también estaban en París. Reencuentros bastante interesantes que al menos habían conseguido que emergiera de un estado apático momentaneo.

Antes de dirigirme al centro de la ciudad como cada noche, decidí pasear primero por las calles más recónditas que París albergaba para una vez más acabar con la vida del humano que tuviera la mala suerte de en aquel momento cruzarse en mi camino. Rápida, letal y fría, así era cuando se trataba de alimentarme y es que la experiencia me había enseñado ya a base de duros golpes que es mejor no andarse de rodeos cuando se trata de ese acto, no puedes permitirte el lujo de conversar o tratar de socializar con tu víctima ya que luego corres la mala suerte de que aunque acabes matándola, te apenes de ello y tener remordimientos, eso en un ser inmortal podía conducir a la locura, lo mejor era aceptar lo que éramos y no andarse con remilgos. Mi víctima esta vez fue un hombre maduro ya, tendría alrededor de los 40 años, su sangre había resultado ser muy sabrosa, suficiente como para saciarme por esa noche y no necesitar de más, a no ser que otro llamado de sangre fuera tan poderoso como para no poder resistirme.

Satisfecha ya, y más fuerte, emprendí mi camino hacia el centro al que llegué en poco tiempo. Las calles estaban aún abarrotadas de gente, muchos estaban de cenas o festejos y como todavía no era demasiado tarde para ellos era normal encontrarse con gente así. No me decidía por entrar en ningún sitio en concreto y no me apetecía entrar a locales con demasiado bullicio ya que acababan agobiando. Mi suerte hizo acto de presencia al pasar por al lado de un café no demasiado concurrido y con un leve encogimiento de hombros entré a él, hacía tiempo que no frecuentaba uno de esos lugares y me pareció una buena idea.

Entré con paso firme, seguro, elegante y grácil como el de todos de nuestra especie, con una suave sonrisa en mi rostro dándole cierto toque de dulzura y amabilidad. Mientras abanzaba por entre las mesas captí mi atención un grupito en concreto, una vampira que había llegado acompañada de un humano muy joven, hablando con otra chica. Puse atención a esa conversación ya que capté de inmediato el descontento de un camarero con la presencia de la joven humana debido a su clase social.
Ese comportamiento me parecía de lo más miserable y sentada en un taburete de la barra del bar, tras pedir una copa de vino, me giré hacia donde estaban ellos y tras dar un trago a la bebida comenté algo ausente, en voz algo alta para que el camarero también lo escuchara a sabiendas de que no osaría recriminarme nada, y si se le pasaba por la mente que se atreviera a cuestionarme - Hay gente que no sabe apreciar el interior de las personas, hipócritas que solo juzgan por las apariencias y que seguramente son ellos más pobres que a los que juzgan, porque aunque hay gente sin el dinero suficiente para poder sobrevivir son ricos en espíritu, sin embargo los que tienen esa mentalidad son pobres en espíritu y voluntad.... esos son los que más pena dan - tras aquello dirigí una fría y cortante mirada al camarero de antes y una sonrisa acompañada de una inclinación a la vampira y los dos humanos.

por Invitado Miér Jul 14, 2010 9:34 am

De a poco, el cielo se oscurecía de una manera quizás demasiado rápida, se escuchaba los carruajes que frenaban y volvían a andar, y el normal bullicio parisino, que no importaba donde uno se encontrase, siempre podía llegar a escucharlo. Dentro, en el pequeño café, Cristel podía escuchar esa conversación para nada discreta sobre si echarla o no, y justo cuando se proponía dejar el lugar al ver que su presencia no era grata, un joven se paró frente a ella y le ofreció un café. A decir verdad, ese café olía riquísimo, y sin dudas quedó algo desconcertada por tan generoso gesto.

-Es usted muy generoso Monsieur…No debería haberse molestado– Acto seguido, tomó el café no sin antes señalarle uno de los asientos libres de la mesa. Una mujer de una belleza desorbitante se paró al lado del muchacho con una sonrisa en el rostro, la mortal le devolvió la sonrisa y supuso que ella y el joven venían juntos al café. Le señaló también la silla y con los
ojos algo brillosos le dio un sorbo al líquido.
El calor inmediatamente retornó a su cuerpo, sintió el rico sabor del café, y el color volvió a su antiguo pálido rostro, como volviéndola a la vida. El calor le sentó a la perfección y se sintió mas a gusto.

-Perdonen mis modales…Me llamo Cristel Von Fraust…Como debo agradecerle este acto Monsieur? – Le preguntó al muchacho para luego darle una mirada a la mujer. ¿Serian familia? ¿Pareja? La curiosidad la asaltó, pero seguro que con un poco de tiempo podría averiguar quienes eran. Con los ojos en ambos, volvió a tomar del café y les regaló una sonrisa a los extraños..y ella que pensaba que no quedaba nadie con alma solidaria en las calles atestadas de
Paris.

por Invitado Miér Jul 14, 2010 9:47 am

-Con que salgais de estas frias calles y os vengais al hogar de mi amiga la señorita Elysee Bathory,cierto mi nombre es Daniel Molloy

*Noté que alguien más habia entrado en el local,se trataba de otra joven de la cual me crei por un momento que solo en Paris existia cuerpos perfectos.Estaba claro que la alta realeza se conservaba muy bien.
En mas de una ocasion me quede maravillado de la belleza de la otra chica pero pude conterme a seguir mirandola.
Sostuve la mano de Cristel la cual estaba algo sucia,no le importaba cojersela debido a que el hasta hace nada estaba en ese estado*

-Tendreis una vida mejorable,a la prueba esta que yo era como vos madame

*Miré como se había bebido el vaso y despues mire a madame Bathory la cual parecia observar tambien a la otra mujer.El comentario del camarero me habia molestado pero ambas jovenes de rostro palido le habian respondido dejando al camarero algo avergonzado y sin argumentos con los que contrarestar todo aquello.

Me tome un tiempo antes de volver a mirar los ojos de Cristel,el lugar parecia vacio,tan solo habia un matrimonio de ancianos en la otra punta del local.Y el intenso aroma a cafe,del cual seguro que estaria delicioso nunca habia conseguido tomar uno.Debido a que siempre habia bebido agua y en algunas ocasiones nada...*

por **Elysee Bathory** Miér Jul 14, 2010 10:24 am

Una joven vampiresa entró en el lugar. Esbocé una sonrisa a modo de saludo y con un gesto la invité a unirse a nuestra pequeña reunión, pues entre los de nuestra especie solíamos reunirnos si nos encontrábamos, o al menos yo opinaba así.
No es que no disfrutara de la compañía del joven Daniel, pero estaba claro que el chico estaba absorto en otros temas mucho más importantes que los que yo ahora pudiera ofrecerle y estaba totalmente de acuerdo con eso.

Miré a la joven a la cual Molloy había invitado a un café y sonreí ligeramente sentándome en la silla que ella había señalado. La pobre muchacha parecía haber pasado la noche fuera, o mejor dicho más de una noche y eso era algo muy peligroso, sobre todo para una muchacha. ¿Quién sabe que peligros podía pasar? Además que las calles no eran el lugar apropiado para ella. No señor, no lo iba a permitir, pero al parecer Daniel se me había adelantado invitándola a mi casa. Tal vez en estos días el chico me había llegado a conocer tanto que se anticipaba a mis palabras.

-Es un placer conocerla señorita-le dije a modo de saludo-Y estaría encantada de que viniera unos días a mi casa. Allí tendrá todo lo que necesite. Comida, vestidos, un techo en el que refugiarse... Y puede permanecer todo el tiempo que deseé.

Esperé que la joven no se hubiera ofendido por el comentario del camarero, pues no tenía más importancia que la que tenía. Únicamente se trataba de una persona ignorante y con bastante mala educación, algo que realmente era muy triste.
Observé curiosa el rostro del joven Daniel y pude adivinar qué le pasaba. Así que hice que el camarero les sirviera un café al chico y una botella de vino para nosotras, las hijas de la noche.

por **Shanon Owen** Miér Jul 14, 2010 11:33 am

Observé indiferente al camarero hasta que se marchó a limpiar y recoger más mesas, claramente avergonzado e intimidado por nuestras recriminaciones. Verle así me satisfizo, al menos ahora se lo pensaría dos veces antes de volver a intentar a echar a otra persona del local solo por ser de una clase inferior.
Los demás presentes trataron de hacer caso omiso a lo que acababa de observar, pero en sus mentes estaba claro que muchos opinaban igual que el camarero, todos ellos miembros de clase alta tan hipócritas como el hombre, pero no les culpaba, ellos formaban parte del gran teatro en el que estaban envueltos por sus posiciones sociales.

Acepté con una inclinación de cabeza la invitación de la otra vampira a compartir su mesa. Me senté a su lado, observando con curiosidad a los otros dos jóvenes que estaban conversando agradablemente. Se presentaron todos mutuamente y en cuanto tomé mi asiento depositando mi copa casi ya vacía pasé a hacerlo yo - Buenas noches a todos, me llamo Shanon Owen, un placer conocerles madames y caballero.
La vampira mandó traer bebidas, un café para el chico y más vino para nosotras. -Muchas gracias querida, ¿qué tal se encuentra? - dí otro trago a mi vieja copa, acabándomela para que el camarero se la llevara y continuar con el nuevo vino. Admiré la marca, uno de los más exquisitos de ese momento y tras catarlo debidamente, admirando el color, aroma y finalmente el sabor, pasé mi lengua por los labios lentamente, saboreando los restos - Tiene un gusto maravilloso, está realmente sabroso, la felicito. - le comenté con voz dulce y amistosa.

Ambas decidimos que los chicos conversaran tranquilos ya que parecían llevarse muy bien, y la verdad es que tenía curiosidad por saber cómo es que el joven estaba bajo su protección ya que no era normal aquello. Yo misma había tenido hasta hace bien poco a una, pero ahora estaba convertida, aunque luego me acordé también de Anaís, mi amiga que era bruja y se había empeñado en pagarme el favor sirviéndome. - ¿Es familiar suyo el chico, mi lady? - le pregunté discretamente para que pasara por una pregunta normal, ocultando su verdadero fondo, el que ella bien sabía.
Mientras esperaba su respuesta me puse a observar la calle por los cristales de la cafetería, las personas caminando bajo la noche estrellada, sin luna. Regresé la mirada al interior de nuevo a la espera de las respuestas.

por Invitado Miér Jul 14, 2010 1:48 pm

Daniel, Elysee y Shanon. Tres nombre que de seguro no olvidaría. Hoy parecía que su destino podría cambiar, que ya no debía ser esa chica que vivía en la calle, que quizás la vida iba a recompensarla por tantos años de sufrimiento. En su mente se formaron imágenes de un futuro que antes le parecía imposible. Sin embargo, no entendía porque eran ellos tan amables, pero decidió no cuestionar los motivos de su solidaridad. ¿Quién en su sano rechazaría una propuesta tan fascinante? Un hogar, comida ropa.. Era inexplicable.

Inclinó la cabeza cuando Shanon se presentó, para saludarla, y luego, con los pensamientos algo atolondraros, habló tratando de sonar coherente. – Madame Bathory, Monsieur Molloy son ustedes dos almas generosas, seria un honor residir en su casa, aunque seria solo por un día, no quisiera ser una molestia para usted, ya es demasiado gentil que me invite, no me gustaría aprovecharme de su generosidad. - Bebió nuevamente del café, terminándolo con un ultimo sorbo. Seguía sin poder creer lo que acababa de pasar, y aun así se sentía con los pies sobre la tierra. Era una mezcla de sensaciones extrañas que la mareaban un poco.

Asíque el joven Daniel había estado como ella. Seguramente Madame Bathory lo había acogido también, y había cuidado y protegido. Bueno, eso eran solo conjeturas que la mortal sacaba a medida que la noche transcurría. Volvió a sonreír, sin saber muy bien que decir o hacer, quería abrazar a esas dos personas que le habian ofrecido asilo, pero sabia que no seria algo muy educado que digamos, y en esos momentos quería parecer lo mas educada posible.

por Invitado Miér Jul 14, 2010 5:34 pm

*Me quede mirando a la joven la cual habia terminado su café,escuche su respuesta y despues coji mi cafe que la joven Bathory habia pedido,note que la otra joven que estaba tomando una copa se habia sentado tambien con nosotros,su nombre era Shanon Owen.La mesa con nosotros dos,parecia nada mas que destacaba aquellas dos mujeres de una belleza insalvable,lo cual parecia imposible no fijarse en ellas,algo que muchos hombres que pasaban por alli les resultaba dificil no quedarse parado durante segundos mientras que ellas no se inmutan en mirar al hombre.*

-Madame estara el tiempo que haga falta,nose preocupe,es mas si hace falta dinero yo me pondre a trabajar,porque usted este en la casa de madame Bathory

*Lo habia dicho en serio que si faltaba dinero yo traeria lo que hiciese falta tan solo queria librar a una joven tan inocente como aquella,ella no tenia esos ojos de astuta o de pilla,como yo los tenía desde hacia bastantes semanas,la calle me habia enseñado mucho de hay a que media con inteligencia cada amistad.A cada paso que daba miraba con lupa mi camino...*

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