Bartholomé Vaistein

BARTHOLOMÉ

NOMBRE DEL PERSONAJE
— Bartholomé Vaistein.
EDAD
— Veinticinco años tanto reales como aparentes. Han transcurrido aproximadamente seis meses desde que fue mordido y convertido en licántropo.
ESPECIE
— Licántropo.
FACCIÓN A LA QUE PERTENECE
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TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO
— Clase media.
ORIENTACIÓN SEXUAL
— Bisexual.
LUGAR DE ORIGEN
— Israel.
HABILIDAD/PODER
— Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
— Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
— Memoria sobrehumana: Capacidad para no olvidar ningún escrito, imagen, sonido, etc., asumidos anteriormente. También puede llamársele Mnemonismo. La diferencia entre la 1era es que se puede recordar todo lo percibido a voluntad, el mnemonismo no permite olvidar y no muestra un control sobre la memoria.
— Sanación acelerada: Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
— Sentido del peligro: Habilidad para percibir el peligro personal. Es una forma limitada de precognición.



Como cualquier sujeto racional que ha sabido imponer estados de ánimo según la compañía y contexto que se presenten, va graduando su forma de comportarse generada por varios factores. Desglosando, primero hay que destacar la diligencia con la que "Bartho" trabaja y se gana la vida, en su aspecto laboral como cualquier otro que requiera un compromiso de su parte. Jamás recibirás un "no" por respuesta al solicitar su ayuda, no hay caso con la causa de dicho acto o lo que vaya a significar para ti, él se presta a su ayuda siempre y cuanto ésta no perjudique a alguien más, tiene un lado muy justo y parcial en su razonamiento que, aunque uno gane, no deja que otro pierda. Bartholomé tiene una mente además muy cuidadosa, la cual le impide decir ciertas verdades por más que lo desee si van a causar repercusiones negativas al involucrado, por ejemplo, como tampoco tomar decisiones apresuradas que intervengan a más de uno. Es pésimo para tomar sus propias decisiones como para cargar con los de los demás. Igual y todo, es un hombre complaciente, condescendiente, tiene pocas ambiciones y no es muy selectivo, por decir que realmente no lo es, amoldándose a quien conozca y al ambiente que reine. Claro está, no es un hombre con varias caras, si dice rojo no estará a la media hora diciendo blanco, es de una sola linea, pero le gusta darle la razón al resto para evitarse contratiempo.

Mas sin embargo y causado por su infancia, Bartholomé tiene muchos miedos encerrados en su mente, como también metas que siente que no podrá cumplir aún cuando ponga todo su esfuerzo. Si bien eso no lo limita a realizar y experimentar, no lo convierte en alguien iluso u optimista. Las emociones que encierra son gigantescas, su empatía está en exceso desarrollada y jamás pasa por encima de los demás por el cargo de consciencia que dice sentirá y por repudio a asemejarse a los hombres que alguna vez reinaron en su vida y en la de su familia. Cada día quiere ser mejor, se impone metas diarias e intenta cumplir la mayoría, nunca quiere repetir una acción ya que busca originalidad en todo, dado es el ejemplo que en una semana nunca desayuna lo mismo, sólo haciéndolo, quizás, a la siguiente. No hay que confundir, no es un hombre temerario ni intrépido, pero teme mucho caer en la rutina y en lo monótono como para dejarse estar de esa manera.

Un autodidacta, adquiere intelectualidad por sí mismo al indagar siendo guiado por su instinto, no gustando quedarse con la duda ni de cómo preparar un trago, es un ser de lo más curioso pero por su propia timidez no se atreve a satisfacerla por medio de preguntas o atacando de lleno la fuente de su curiosidad, buscando un camino alterno y con el tiempo que le tome, aun cuando deba deducirlo. Ningún detalle se le escapa, se vanagloria y está muy orgullo del poder de concentración y atención que pone en las cosas y las personas, a veces conociéndolas más que ellos mismos sólo por sus movimientos y gestos. También hay que destacar que no suele ser muy hablador, de a poco gana la confianza de los demás, o acumula la suficiente autoconfianza para decir algo, catapultándose casi siempre buscando intereses en común. Acabando de resumir ésta capa, se debe etiquetar que suele emplearla con gente que merece respeto o con personas que conoce recientemente o ha visto contadas ocasiones, dado que le cuesta bastante pasar a los demás de "conocidos" y comenzar a llamarlos "amigos".

Seguimos internándonos en su pensar y descubrimos que tiene un humor muy puro, noble y blanco, reír es algo que le cuesta pero no es reticente a sentir felicidad, no le teme aunque estuvo privada de ella, aprendió a aceptarla con el tiempo, por lo que estar rodeado de un ambiente alegre o de personas con ese esmero es que despierta ese lado más movido y activo del licántropo. Gastar una que otra broma es fácil, y sin duda tiene aguante a recibir éstas siempre y cuando no sean malintencionadas. Podrá ser noble pero tiene el suficiente instinto para notar un cambio en el tono de voz o la atmósfera de una persona para conocer sus intenciones. Ese instinto sobrenatural, que aunque diga no desear poseer, le sirve mucho para estar en alerta y no juzgar a las personas por su apariencia. Ver el bien y el mal en las personas es fácil para él, más si comienza a conocerlas a fondo pero jamás se atreve a juzgar. Piensa que cualquier acción ruin tiene que tener un trasfondo, como también que no todas las buenas acciones sólo buscan el bien sino algo de reconocimiento por ellas.

Discutir con sus amistades, o bien con quien sea, es algo que Bartholomé no puede sobrellevar. Se podría decir que su intento de "paz" y que todo esté bien le ha hecho inservible para sostener su punto de vista por más de cuatro párrafos, termina decayendo y aceptando la razón del otro sólo para que esté contento. Es por lo mismo que huye de los pleitos y trata de siempre hacer bien las cosas, las cuales una vez no se dan como se debe, no sabe cómo manejar la situación. Peor sería si con su error o descuido causó un daño colateral a uno más, al cual jamás podrá mirar de nuevo sin sentir vergüenza. Es muy estricto consigo mismo, quizás demasiado, a pesar que perdona con facilidad las fallas de los demás, mas no olvida. No por gusto ni elección, simplemente no puede olvidar. Otro "regalo" de sus poderes. El amor es algo que ya experimentó, y que duda desea vivir una vez más con tanta intensidad. Le teme, hay que reconocer. Vaistein asume que el enamorarse es parte de la naturaleza humana, así como también las necesidades físicas y que no puede pasar el resto de su vida solo, pero son temores infundados e inseguridades subjetivas las cuales mantienen a todos lejos de un posible romance. "Voy a fallarte, y no soportaré ver la expresión de desilusión con la que me mirarás. Prefiero evitarnos problemas" suele contestar. Tiene su cuota de cobardía, lo asume.



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— Por costumbre tiene el llamar a todos sus conocidos por el apellido, pero su forma de hablar, usualmente, no es de cortesía, sino que emplea el tuteo, de "tú a tú", mas sin embargo llamándolo por el apellido.
— La forma de llamar a las personas por su apellido es sólo una transición que superan los amigos muy cercanos a él. Una vez se pasa de conocidos, a amigos, y luego a cercanos, es cuando Bartholomé comienza a usar su nombre como llamado. Dicha regla no aplica a los hombres, a quienes siempre les llamará por éste.
— Nervioso o ansioso, se rasca las pecas en sus mejillas, haciendo por la ficción que éstas enrojezcan.
— Es alérgico al limón y a las uvas.
— Al afirmar algo, siempre dice "Sí, claro, sí" en ese estricto orden.
— Prefiere presenciar discusiones que protagonizarlas.
— "Bart" es un apodo que sólo su ex-novia ha empleado. Hoy en día, aquella forma de ser llamado le causa incomodidad.
— Habla hebreo, francés, árabe, algo de alemán y puede leer ruso e inglés.