Zabina I. Cinquemani

Perfil Psicologico

18APARENTES/36REALES

Bisexual

Roma, Italia

Licántropa

Prostituta, Clase Baja

El carácter de Zabina viene marcado por dos naturalezas muy distintas: la de esa niña inocente a la que arrebataron su infancia, y la de esa loba salvaje e indomable, que pugna por ser libre algún día. Por lo tanto, resulta más que complicado describir esta forma de ser con unas cuantas palabras, sin dejar por el camino algún que otro detalle. Zabina se muestra reservada, solitaria… ha aprendido durante todo ese tiempo que puede valerse por sí misma sin ayuda de los demás, y que a la hora de la verdad está sola en la lucha para sobrevivir. Así que antes de pedir ayuda a alguien, prefiere esforzarse al máximo para conseguir aquello que se propone y sentirse, de ese modo, a gusto consigo misma y con las metas que ha logrado. Desconfía de los demás. Aparte de sus padres, sus secuestradores fueron las únicas personas que pasaron por su vida a largo plazo, y estos segundos no le han generado precisamente una buena impresión de los seres que la rodean. A todas horas, piensa que las personas que se acercan a ella tienen intenciones de hacerle daño o causarle algún tipo de mal. Por ello, prefiere alejarse de todo el mundo para así mantenerse a salvo. Tiene problemas para hacer amistades o conocer a las personas, no sólo por esa forma de desconfiar ya mencionadas… sino por el mutismo al que se ha sometido desde el fallecimiento de sus padres, y su estancia en manos de los licántropos. No es precisamente habladora, y de momento nadie la ha estimulado lo suficiente como para que charle larga y tendidamente. Tiene una forma de actuar sibilina y seductora, aunque se puede percibir a primera vista que algo salvaje se esconde tras esa mirada dulce y encantadora que intenta poner a todo posible cliente… algo que se agazapa y espera su momento una vez al mes para salir.
Respecto a relaciones… nunca ha tenido amigos, no se ha relacionado lo suficiente con los demás como para poder ganar algo de confianza con el mundo. Alejada de la sociedad, tampoco puede permitirse tener pareja estable, en parte por su naturaleza que todavía no controla bien a pesar del paso del tiempo, y también debido a su trabajo. Los golpes que le ha dado el destino la han vuelto fuerte en apariencia, aunque vulnerable en el fondo. Tras esa coraza de hielo y frialdad, se sigue escondiendo una chiquilla perdida que busca a alguien que le de la mano en los malos momentos, y no sólo en los buenos o cuando acuden al burdel para pagar por ella. Ha perdido la esperanza de encontrar una vida mejor, de buscar apoyo dentro de esa desesperación en la que sigue sumida. Se limita a salir adelante con los recursos que tiene, y a responder de forma cortante y aislada a aquellos que lleguen a importunarla. En definitiva… todo un lobo con piel de cordero, que de momento… aún no ha despertado para rasgar su disfraz.

Aspecto Físico

Zabina es una muchacha de aspecto agraciado y atractivo. Venida directamente desde Italia, posee ese cabello castaño oscuro y esa piel tornasolada que caracteriza a sus paisanos. Sus ojos tienen una forma almendrada, algo inclinada hacia arriba y de un color entre ámbar, marrón y verde… tan brillante como en sus congéneres licántropos. Su rostro tiene una forma aniñada y redondeada, rematado con unos labios jugosos que la hacen todavía más apetecible en el ámbito sexual. Su cuerpo es esbelto, con unas redondeadas caderas y unos pechos de tamaño medio, que caben perfectamente en la palma de la mano. Su melena le cae más o menos algo por debajo de los hombros, en suaves ondas que lanzan a la luz natural destellos entre cobrizos y rubios. Sus manos son finas y delicadas, con dedos largos y esbeltos, uñas cuidadas y siempre decoradas con una bonita manicura al estilo francés, natural. Como cortesana, suele usar ropa bastante escotada, que deja a la vista buena parte de su pecho. El maquillaje también forma parte de su día a día, dándose en alguna ocasión polvos, labial y quizás algo de sombra, siempre inclinándose hacia ese estilo natural y bonito que la caracteriza. Sus pies son pequeños y menudos, y los suele adornar con zapatos de tacón, un calzado al que ya se ha terminado acostumbrando. No suele llevar mucha bisutería o joyas, los considera adornos que a la larga pueden suponer un obstáculo o una incomodidad… aunque siempre complementa su imagen con algún anillo, un collar ligero o unos bonitos pendientes de perlas. Tiene en la zona de la espalda dos grandes arañazos de garras, cicatrizados, que le quedan después de su peculiar secuestro a manos de los salvajes asesinos de sus padres.

Preferencias e Historia

- Gustos -
Los sabores dulces, los paseos por la noche, el mar y la ropa

- Disgustos -
Los malos olores, el desorden, los ruidos fuertes y las arañas

- Manías -
Se muerde continuamente el labio inferior cuando está nerviosa

- Habilidades -
-Sentidos aumentados
-Agilidad y reflejos superiores
-Memoria fotográfica: Recordar al detalle cada imagen
-Visión térmica: Ver la temperatura de un cuerpo
-Sentido de Peligro: Percibir el peligro personal

- Extras -
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Zabina nació en el seno de una adinerada familia italiana. Hija de un mercader de telas de lujo y de una reconocida diseñadora de modas, gozó siempre de la comodidad y los lujos que cualquier niña podría desear. Querida y apreciada por unos padres que intentaban darle todo y más, se dedicaba plenamente a sus juegos y sus estudios para convertirse el día de mañana en una mujer de provecho, y no una esclava del machismo de un marido poco cariñoso. Siempre fue muy madura para su edad, y se mostraba comprensiva con los asuntos de los adultos a los que se enfrentaban sus padres. Desde muy que era muy pequeña, les ayudaba con las cuentas y con los negocios en todo lo que podía, de nuevo con el único fin de aprender a defenderse por sí misma en un futuro muy próximo. Nunca tuvieron una discusión, nunca hubo malas palabras entre los miembros de la familia Cinquemani… Pero su felicidad, por obra y gracia del ocioso destino, se vio truncada bruscamente. Una familia rival en el territorio contrató unos sicarios para terminar con la vida de Zabina y sus padres. Muerto el perro… se acababa la rabia. Lo que ellos no sabían era que aquellos hombres a los que habían contratado, no eran del todo humanos… sino licántropos que se ganaban la vida de forma furtiva tomando encargos tan poco halagüeños como aquel. Los lobos asaltaron la mansión Cinquemani y aniquilaron a Norma y Marco, los padres de Zabina, como si de meros títeres se tratase. Pero cuando vieron a la niña, una preciosa muchacha de doce años, no pudieron completar el encargo. Tomaron a la joven secuestrada, cobraron el dinero de su trabajo y se alejaron de Italia para internarse en el territorio francés e intentar pasar desapercibidos después de su crimen.

Mordieron a Zabina, la convirtieron en una loba y la hicieron su particular esclava cuando cumplió la mayoría de edad. Era una muchacha bella, joven y de mucha vitalidad, preparada para servirles en todo aquello que deseasen. Ella vivía asaltada por la pena, por la vergüenza y el horror de estar viviendo con los asesinos de sus progenitores y los hombres que le habían arrebatado su felicidad. Vivían todos en una casucha a las afueras de París, y ella les hacía las labores hogareñas, las compras y… les cumplía también de forma sexual. Zabina se sentía sucia, se sentía como una prostituta, pagada por acostarse con salvajes que ni siquiera pensaban en como podía sentirse. Jamás tuvo un orgasmo voluntario, jamás conoció lo que era la libertad… y, con el paso del tiempo, olvidó incluso lo que eran los sentimientos y la vida anterior que había tenido, feliz en su verdadero hogar… ese hogar teñido de sangre que había dejado atrás. Aprovechándose de su vulnerabilidad, los licántropos siguieron aprovechándose de ella, hasta que finalmente… terminaron aburriéndose y tirándola a la calle como una pordiosera, una vagabunda sin casa.

Durante unos meses, Zabina tuvo que vivir de las pequeñas limosnas que le daban, y de las sobras que encontraba en los cubos de basura cercanos a los restaurantes. Se aseaba como podía en el río, y de nuevo asaltaba las calles en busca de un hogar y un trabajo que pudiese mejorar su calidad de vida. Pero sus pésimas condiciones físicas y el hecho de que no hablaba casi nada, pues había quedado traumatizada después de esos duros episodios y se había sumido en un mutismo absoluto, no le daban una buena carta de presentación ante los comerciantes, que no querían una sosa y harapienta muchacha atendiendo en sus locales. Hasta que un día… llegó al burdel. Allí le ofrecieron un techo bajo el que cobijarse, un plato de comida y un trabajo que, aunque no fuese precisamente lo más honroso… le servía para salir adelante… y no se diferenciaba mucho de lo que había hecho en su momento para satisfacer a sus exigentes captores. Entró al lugar como cortesana, librando únicamente las noches de luna llena en las que, como licántropa que era, se convertía y se debía alejar de todo ser humano que pudiese resultar herido, siendo aún incapaz de controlar su hambre durante ese leve periodo de tiempo.


- Familia -
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