Sitael, la Voz

Amalia G. Romanoff

Sitael

Vampiro

Clase Alta

Femenino

Asexual

Cantante Soprano

Inglesa
Dakota Rose

Amalia al volverse parte de la noche su apariencia quedó congelada en los 17 años de edad. Su apariencia de adolecente mantiene aún la belleza luego de 636 años, intacta, adorable y admirable. Posee un cuerpo de curvas delicadas; piel fría color porcelana que cubre toda su anatomía de 1,65 Mts. Su rostro es lo más similar a una muñeca, ojos grandes de color azul poblados de abundante pestañas largas, nariz pequeña, boca carnosa y una contextura craneal redonda con terminación en un mentón fino. Una costumbre de ella desde hace décadas es cuidar su piel para mantenerla suave y perfumada; adora maquillarse y le dedica mucho tiempo a su cabello largo de un castaño claro.

Aunque tenga la estructura de una adolecente, su belleza no pasa desapercibida en ningún momento, se destaca por su manera de moverse, hablar y expresarse ante el resto Vampiros o no. Sus vestimentas siempre abarcan los tonos pasteles y gusta mucho el género de la seda, gasa y encaje; el perfume con aromas a rosas y un toque de canela.


Su carácter fuerte e indomable, es uno de los tantos componentes que crean la personalidad de Amalia, conocida en el mundo de la noche como Sitael. Es orgullosa y eso hace que en varias ocasiones gruña ante aquellos que traten de pisotearla, domarla o contradecirla. Pone en claro que ella no es propiedad de nadie. Hace y deshace a su paso y como le da su gana volviéndola un ser frío que no le importa nada si no la perjudica a ella.

Amalia, antes de ser quien es actualmente, era una dama en todos los aspectos posibles. Educada en literatura, caligrafía e instrumentos musicales. Adora tocar el piano y cantar, su voz es de un estilo soprano melodioso y dulce, encantaba a su público, trasmitía a través de su canto las emociones que sentía manifestándola en sus letras. Su cara llena de inocencia, gracia y frescura, como una pintura de naturaleza muerta muestra que bajo todas las creencias que tienen contra la especie Vampírica, ella marca la diferencia con solo cuidar de personas necesitadas en sus propiedades no pidiendo nada a cambio.

Dulce y bondadosa, es perfecta en la contradicción y nadie lo espera ya que solo muestra esta faceta con solo personas que la sirvieron durante años. Aunque sus edades sean largas llena de conocimientos y madurez, posee el alma herida de una niña enamorada de un solo hombre, el cual jamás volverá a ver.



Amalia era una de las últimas descendencias de Stephan Romanoff, primo lejano de Enrique, miembro de la corte real y Barón de Liverpool. Hija de un matrimonio viejo y de hermanos mayores de edad, Amalia creció en un ambiente dulce, familiar y llena de atención debido a que era muy pequeña. Consentida y tratada como si fuera una princesa de cristal, la joven desenvolvió su personalidad siendo caprichosa, altanera y muy soberbia. Era de maltratar al personal que la atendía y de desmerecer los regalos que no fueran de gusto delicado como ella. La última de las Romanoff era una pesadilla para los de afuera y sus padres.

Al cumplir dieciséis años de edad, madura para tener un compromiso formal con un Duque escocés, amigo de su padre treinta años mayor, Amalia entro en la desesperación y optó por darse a la fuga de su mansión de veraneo ubicada en Italia. Sola y sin que nadie respondiera por ella, sintió en carne propia lo que era pasar hambre y frio por las noches, ser maltratada y vista con ojos altivos. Por primera vez se sentía como un ser humano indefenso sin el ala de su madre o hermanos.
Su suerte cambio cuando una de esas noches en la que se la pasaba caminando y observando comida tras las vidrieras, su cuerpo no resistió el hambre ni el cansancio colapsando en la calle, quedando tirada a merced de los vagabundos que la habían observado desde el momento en que su exótica belleza arribo. Cuando despertó por el olor a comida, que inundaba sus sentidos y el calor de un abrigo, se sobresalto al ver que uno de ellos la había sacado de la calle y la había refugiado en una casona abandonada. El calor de la leña de una vieja chimenea y probar bocado había regresado su color a las mejillas y el brillo de sus ojos.

Al observar a su salvador, quedó admirada por su antinatural belleza, un hombre pálido de ojos brillantes, grandes y de un extraño color ámbar, cabello negro azabache revuelto, sus manos y brazos musculadas y un magnetismo cegador. Era una belleza que jamás había visto, rodeada de ancianos toda su vida y ver un adonis de tal magnitud era digno de admirar. Quedaba muda al verle, su sangre hervía y todos sus nervios se tensaban. Extraño, demasiado para ella.

El amor entre ellos simplemente se dio meses después de su primer encuentro, León un Conde perseguido por sus tinieblas la había devuelto a su hogar, pero el contacto entre ambos se mantuvo fijo y en secreto.

Los instantes que no se encontraban juntos eran eternos para Amalia y no soportaba la idea de tener un compromiso con el amigo de su padre. Stephan por su parte sospechaba algo, su Amalia estaba diferente y eso hacía que su alarma paterna se encendiera de sobremanera. Vigilándola en todo momento durante el día y la tarde jamás imaginaba que sus encuentros románticos y carnales se manifestaban durante la noche.

Pero no podían mantener siempre todo oculto, su amor superaba las locuras, Amalia enfrentó a su padre luego de un año de engaños pidiéndole permiso para casarse con aquel hombre que salvo su vida de muchas formas. Stephan pego el grito al cielo y maldijo a todos en un proceso de ira. Golpeó por primera vez a Amalia y la encerró en su cuarto para luego el montar guardia con su personal y esperar al hombre que ahora dedujo se colaba por las noches entre las sabanas de su hija.

Amalia al no poder soportar tanta crueldad por parte de este, tomó la opción del suicidio, si no era de León ella no sería de nadie más. Metiéndose en la bañera cortó sus venas y dejó que su sangre fluyera con el agua teniéndola de carmín. Cuando león se manifestó en su habitación y no la encontró, el olor a la sangre de su amada lo alarmó al punto de enloquecer; entrando al baño la encontró casi sin vida y tras un alarido de dolor los guardias del lugar y su padre irrumpieron también en la escena. La confusión y el horror reino en la habitación, León mostraba su naturaleza al morder repetidas veces a su pequeña amada para poder salvarla, pero a ojos de Stephan él la había matado. León salió con el cuerpo de Amalia y escapó atravesando la ciudad con ella, no la soltó en ningún momento y se aferraba a la idea de que estuviera viva.
Los tres días que pasaron fueron dolorosos para León y ella no despertó en ningún momento. Estaba muerta, fría, más fría que él y eso dolía en aquel hueco donde hubo un corazón con su nombre, no pudiendo verla así, no de esa manera la abandono en la cueva y el se entregó a la luz del sol. Sus ojos se posaron el ella en cuanto el poder de la luz desvanecía su cuerpo en cenizas y también vio como su amada Amalia despertaba y gritaba horrorizada su nombre, quedando sola y sin nadie que la guiase en el mundo de la noche.



Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando más rápido que un humano normal.

- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.

- Control mental: Poder para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona.

- Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demás.

- Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.


Luego de su conversión y aprender a sobrevivir, utilizó el Don que su renacimiento, Control mental, influyo años después en el notario de su padre para que todo lo que le correspondía le fuera dado una vez que el viejo muriera. Quedando con una importante suma de dinero y una residencia en Francia.

Amalia para recordar la caridad y el amor de su amado león, abrió durante años las puertas de su hogar como un refugio para desamparado a los cuales protege en anonimato, solo unos pocos saben de su naturaleza pero pese a ello también la protegen y alimentan. Ya con una edad de más de 600 años, Sitael, llamada así por los del teatro es una de las voces más hermosas de París.

No se comunica por habla, utiliza su Telepatía para no gastar su voz.