Seth Von Lichtenstein

De cabello corto, lacio y de tonalidades que pueden variar entre el negro y cobrizo según la iluminación de las luces nocturnas, cuyos colores hacen un atractivo contraste entre su blanca piel, la cual tiene una apariencia de pulcritud y limpieza constante… Tal característica se vio resaltara al momento de su conversión. Su estatura es generosa, 1.85 cm, aunque confiesa que le hubiese gustado ser más alto de lo que ya era, pero a pesar de su pequeño complejo, no es alguien que pase desapercibido entre la multitud, pues acompañando su altura, se encuentra la proporción de su cuerpo, el cual posee músculos definidos, sin llegar a la exageración, solo lo suficiente para que entallados abdominales y pectorales salieran a la luz una vez que se despojara de sus ropas.
Probablemente uno de sus atributos más notables, es el de su mirada, pero no por mera presunción, Seth es consiente del color particular y claro de sus ojos, un verde intenso, casi acido que le entregaba esa característica expresión de sarcasmo y picardía al sonreír.
Suele llevar barba, a pesar de ser un hombre joven, le gusta el aspecto sobrio y maduro que le aporta la sombra que se dejaba crecer en la parte baja del rostro, ademas de que le gusta la ligera y excitante picazón que le brinda a sus amantes al momento de besarlas.



¿Coincidencia? ¿Destino?
Tales conceptos no existen en su vocabulario mental, pues no cree en ellos, no deja absolutamente nada al azar; calculador, frío, analítico… Planea todo lo que sea posible y el azar no está entre sus planes así como tampoco la suerte, procura observar los detalles de lo que lo rodea para conseguir lo que se propone, ya sea desde una simple copa de sangre hasta la más egoísta de las ambiciones. No es misericordioso y mucho menos humilde, la arrogancia y la presunción van de la mano con su actitud y posición, debido a su origen noble, lleno de lujos y riquezas, y a que no conoció nunca la pobreza, sin embargo tales detalles no son palpables en Seth, pues aunque realmente sea un desgraciado en toda la extensión de la palabra, ante los ojos de los demás puede pasar como un caballero encantador cuando quiere, que sonríe cuando la ocasión lo amerita, aunque cabe resaltar que no en exceso, ya que piensa que los hombres deben mostrar cierta seriedad y gallardía.

¿Machista? ¿Oportunista?
Quizá aquella sea una de sus facetas mejor guardadas pero existentes en su basto pensamiento, siempre buscará la manera de conseguir lo que desea, a veces los medios pasan a segundo plano, llegando a ignorar lo poco que le queda de humanidad y conciencia para lograr el fin. Aunque es importante resaltar que esos mal vistos defectos, están ocultos bajo una delgada capa de diplomacia, cuyo grosor es el suficiente para alejar a los mal pensados. Lo meticuloso de sus actos, puede llegar a sorprender, así como el encanto natural dada la educación engendrada desde que más tierna infancia.

¿Insaciable? ¿Lujurioso?
Puede que en Seth, todo parezca estar planeado y que siquiera los cabellos de su cabeza se despeinan, sin embargo, como todo hombre, posee una debilidad tanto adictiva como pecaminosa: Las mujeres… Pero acaso ¿son todas?. La respuesta es no, tiene un gusto particular, especifico, pero la que llegue a encasillar en el mismo, no debe tener duda de que iría a por ella cueste lo que cueste. Incluso siendo humano, difícilmente se resistía a los placeres mundanos, a los cuerpos pulcros y vírgenes de las doncellas que merodeaban los alrededores, llegando a poseerlas, algunas por voluntad propia… Otras, simplemente a la fuerza, no era de los que pensaba dos veces antes de tomar lo que deseaba, luego, tras convertirse en vampiro, fue como dar rienda suelta a una bestia encadenada, simplemente se desató y comenzó a hacer lo que quería, sin preocuparse por la vejez ni las enfermedades a las que todo humano era vulnerable. Pero justamente ésta parte de su personalidad, es la que más procura esconder, dado a su extrema obsesión por calcularlo todo, teme que si se es descubierto, podrían usarlo contra él.
Por otro lado, puede llegar a ser especialmente amable y encantador con las mujeres, pero cuando se trata de un hombre, es justamente lo necesario.




Nació en los 1300, la población para aquella época en su pequeña ciudad era poca comparada con otros lugares del viejo continente, pero aquel detalle probablemente era lo que menos importaba. Bajo la superficie de la tina de agua tibia y entre las piernas de quien fuere su madre, la cabeza del recién nacido se mostraba mientras una sonrisa adornaba los labios de la matrona de turno, los gritos de su progenitora inundaban el lugar; el baño de su lujosa casa, pues de una tina con bordes de mármol, se sostenía la mujer con las manos, apretando la superficie para desquitar el desgarrante dolor que nacía en sus entrañas. Entre empujes y ánimos, finalmente el heredero de la familia lanzó su primer llanto, el cual opaco el de su madre, pues par de minutos después de haber nacido, ésta hubo fallecido, dejando en su lugar a un vástago que si bien fue la alegría de su padre, también fue su desdicha y era que el fruto del amor entre la pareja al final terminó cual manzana de la discordia, cuya responsabilidad fue la de matar y separar a la única mujer que aquel hombre llegó a amar en su existencia.

Quizá… No, definitivamente aquella manera de llegar al mundo, marcó su existencia, incluso podría adjudicarse el hecho de llegar a convertirse en vampiro, la historia comenzó así: El hombre que le dio la vida, pocas veces se cruzaba en el camino de su hijo, quien para ese entonces tenia una edad aproximada de 13 años , los asuntos del Barón eran más importantes que cuidar a la criatura de la que se hacia cargo, pero no era correcto siquiera llamarlo de esa forma, mas bien las responsables de la crianza eran las empleadas, entre ellas formaron la familia del puerto Seth para esos entonces, quien apropósito, disfrutaba de tales cuidadoras, pero ¿Que era del hombre que hacia llamarse su padre? Lo poco que compartía con ese sujeto, era lo estrictamente necesario, la educación, el aprendizaje y conocimiento era lo único que era intercambiado entre padre e hijo, pues sobraba decir que al pudiente y acaudalado Barón le preocupaba la continuidad de su estirpe.

El tiempo transcurrió y con el vinieron los cambios tanto físicos como mentales, el heredero no tenia otra cosa mejor que hacer, que disfrutar sus ratos libres entre las piernas de la seleccionada "fruta" como así las llamaba, a las doncellas que solía escoger dentro de las que podía escoger, era un hombre de apariencia atractiva, hecho y derecho, ya aproximaba los 25 y no pasaba desapercibido, aunque era propio decir, que algunas veces el dinero ayudaba al propósito o en otras, simplemente tenia que tomarlo de la manera más violenta posible, dado que no todas las mujeres tenían un precio y eso estaba claro.

Sin embargo la gloriosa época de diversión y fechoría fue truncada una noche de verano, a la salida de una cantina, estuvo tomando algunas copas a escondidas de su padre por supuesto, no era un lugar acogedor sino mas bien peligroso, sin embargo su arrogante corazón y el ego de la juventud, le hicieron cometer tales estupideces. Mientras caminaba tambaleando su cuerpo entre las solitarias calles húmedas y mal olientes , la imagen de una inmaculada mujer se hizo frente a sus ojos, acaso era un ¿Espejismo? o quizá la borrachera alteraba la cordura al punto de hacerlo alucinar, a pesar del misterio por la dama, el caballero prosiguió su camino hacia ella, una sonrisa tenue y maravillada cruzaba los labios de Seth en esos momentos, cuando la tuvo a un par de metros, abrió sus brazos como si fuese a abrazarle… Su debilidad cuando una mujer le gustaba, no era broma, era muy enserio y peligroso, en especial en estados como ese, prueba de ello, fue que antes que siquiera le tocara, la silueta hubo desaparecido, los brazos del joven quedaron adheridos a su propio torso, se quedo observando con desconcierto el suelo, hasta que repentinamente unos fríos brazos le sujetaron de atrás, al ladear su rostro pudo percatarse que en efecto se trataba de la hermosa mujer a la que había perseguido, sin embargo aquel abrazo lejos de seducirlo lo asfixiaba, para el humano era insólito que una mujer tuviese tanta fuerza, el estar borracho no era para tanto .

"Maldito Misógino"

Palabras susurradas con la más sensual y aguda de las voces, fueron a dar en su oído, momentos previos al momento de la verdad, pues a los pocos segundos de tal insulto, un dolor punzante y profundo se hizo en su cuello, apretó sus labios en respuesta conteniendo el malestar, ya que gritar y pedir auxilio era un lujo que no se podía dar. Lentamente fue sintiendo como el liquido vital que se movía por sus venas era drenado por una succión voraz pero lenta de la dueña de su muerte humana en esos momentos, la fuerza que ejercía sobre su torso era la suficiente para tenerlo preso, como si esta vez fuese él la víctima, no… De hecho, eso era lo que era, pronto sus brazos dejaron de oponer resistencia, entregándose a la debilidad, producto de la herida que sangraba y que alimentaba a lo que sabría después, era un vampiro.

Cuando volvió a abrir sus ojos, ya eran casi las 3 AM, pero podía notar que algo había cambiado, a diferencia de lo que se podía pensar, el cuerpo de Seth estaba milagrosamente recuperado, el mareo y la herida en su cuello no existían, paso saliva y levantó lentamente su cuerpo sorprendido, quizá todo había sido producto de una ilusión, de no ser por el detalle que ahora todos los aromas los podía sentir con más intensidad, la putrefacta calle era incluso más pestilente que antes, así como los ruidos de la cantina a sus espaldas, llegaban a sus oídos con claridad, casi como si estuviese en la puerta de la misma, pero lo que resaltaba ante todas las cosas, era la extraña pero desesperante sed que secaba su boca.

Antes que diera el primer paso, la misma voz que le atacó volvió a dirigirse a él, sin embargo no podía verle, parecía que le estuviera hablando con la mente, dentro de su cabeza, era extraño, ¿telepatía acaso?

"Hombres como tú, no merecen salir a la luz del sol, ahora todo lo que hagas, lo harás en la oscuridad de la noche, donde nadie pueda verte."

La voz estuvo amedrentándolo durante todo el trayecto hasta su casa, lugar en donde obligatoriamente y bajo advertencias de su creadora, tuvo que alimentarse, aunque claramente no fue de la despensa, sino de una cocinera. El cuerpo lo escondió bajo la cama hasta la noche siguiente…

Tiempo después, cuando ya hubo comprendido lo que era, su padre murió, dejando por supuesto el titulo y riquezas a su disposición, era una ciudad demasiado pequeña para vivir la eternidad que le esperaba, por lo que pronto sus pasos lo llevaron al único lugar donde se veía: Francia.