Porque los locos son los que nos han permitido avanzar-Privado-

por **Mikelangelo Van Dort** Dom Nov 11, 2012 3:34 am

Sali de mis aposentos para ir en busca de un rato libre...tenia ganas de visitar el Palacio Royal, un lugar de encuentros sociales, donde puedes llegar y pasar inadvertido para hacer lo que te plazca...
Pero verdaderamente lo que quería ir a hacer alli, era ir a tocar el piano del palacio, una reliquia de muchos años que está siempre alli para el uso público en una de las tantas habitaciones aisladas del lugar...

Llegué a mi destino, con mis partituras en mano...y al ver aquella hermosa reliquia musical no podia evitar quedarme pegado en el umbral de la puerta viendolo en silencio como si estuviera hipnotizado por aquel objeto inanimado, di unos pasos hasta llegar cerca de él, sin dejar de contemplar la belleza de su estética, mientras caminaba rodeándolo una y otra vez, rozando suavemente mis dedos sobre las teclas...qué cándida sensaciones me daba, que me ponia los pelos de punta, para mi no existia nada más que me moviese el mundo, que un instrumento musical, y más aún de esta categoría tan aristocrática y majestuosa, como lo era este piano...
Salir me hizo bastante bien como para volver a encerrarme a otro lugar a seguir tocando en el piano...

Si la verdad es que aveces era un poco monótona la vida que llevaba después de la muerte de mi esposa...pero que podía hacer yo? había quedado viudo a temprana edad, como un niño perdido en las calles de la ciudad...aún asi salí adelante bajo mis propios medios...la música me permitió viajar a distintos lugares, en los que una leve esperanza se elevaba a mi cada vez que me subia a un escenario...de algunos sali decepcionado, de otros sali dichoso....pero queria encontrar algo mas...si, algo más...un ser que me permitiese vivir y sentirlo todo de manera distinta a la mia..por eso es que soy una persona bastante tolerante en todo, porque me gusta conocer y saber más de las distintas creaciones que habitan en esta tierra...

Mientras hacia estas reflexiones miraba mis partituras sobre el piano, deseando que las notas saliesen de aquél papel, para que chillen libres por todo el lugar... asi que
dejé de dudar tanto y me decidi por fin a sentarme..
y comencé a tocar, en el silencio y soledad que reinaba en la salita:

Spoiler:

por **Aloqua** Jue Nov 15, 2012 7:45 am

Mmm... Era tan gratificante la vida que estaba llevando... El lugar en el que me hallaba era tan distinto y tan... Real. Sonreí dichosa mientras mis pasos me llevaban por la calle, contoneándome para que los hombros y mujeres vieran que se perdían... O que podían conseguir. En realidad casi ni quería un precio, lo haría por mero placer al sexo. Cuan gratificante podía ser estar tan sumamente desequilibrada.

En unos pequeñas instantes, oí a una pareja hablar de un palacio... ¿Royal? Me acerqué con una sonrisa coqueta hacia el hombre, el cual me miró embobado ante una mirada odiosa de su esposa y me señaló rápidamente el camino al que debía acudir. ¡Claro! Me alejé guiñándoles el ojo a ambos y me alejé rapidamente, saliendo corriendo para llegar cuanto antes. La gente me miraba raro... ¿por correr? ¿Acaso no sabían que era eso? Me reía de ellos, pues era increíble sentir la sensación del viento golpeando tu rostro. Pero claro, ¿cómo iban a entender esa nimiedad? La gente de sociedad y, en general, la gente que fue libre, en esos aspectos se me antojaban vacíos. Aunque... ¿quién era yo para hablar de vacío? Por dentro no era nada, solo lujuria, como la demonia que era.

Cuando llegué miré a mi alrededor con cada paso que daba, admirada por lo hermoso que era pero aterrada por lo blanco. ¡Demasiado blanco! ¿Y si era un manicomio encubierto? Estaba a punto de salir de allí cuando lo escuché. Cerré los ojos mientras una sonrisa se apoderaba de mi rostro. Fui dando saltitos hasta el lugar donde ese hermoso y cálido sonido se encontraba. Era... Relajante. Por una vez en mucho tiempo no había nada doloroso o extraño en mi pecho. Al contrario, era una sensación placentera, cálida, que me otorgaba algo que no comprendía y a la vez, que no aceptaba. Yo no tenía sentimientos buenos en mi cuerpo. Pero, ¿me importaba? En esos momentos solamente me puse a danzar, dejándome llevar por el sonido del piano, moviéndome de manera suave y dulce, como cuando era una niña.

por **Mikelangelo Van Dort** Dom Nov 18, 2012 7:16 pm

Me había perdido en el piano, haber tocado ese majestuoso instrumento me estaba llenando en mi interior en demasía...no pensaba en otra cosa más que en la música que estaba saliendo de estas teclas...tocaba y tocaba sin parar...hasta que...

De golpe me desconcentré y asustado me equivoqué en una nota, cortando toda mi música e inspiración pues habia llegado hasta la sala un señorita que estaba bailando al son de la música...bailaba como si la melodía le hubiera producido una magia extraña, un trance o algo asi...yo me la quedé observando riendo bajo, pues ella seguia bailando con sus ojos cerrados y yo ya habia parado de tocar...y al parecer ella no se habia dado ni cuenta.
No la quería interrumpir, asi que solo me quedé observandola me parecia muy tierna...

-Señorita...señorita...- dije con voz baja, y no me escuchó realmente parecia volar en el aire y ni se habia dado cuenta de mi presencia...me pareció aterrador asi que alzé la voz:

-Señorita!...ya no hay música...- me reí un poco

Ella se asustó también y me miró con desconfianza....

-Disculpe..pero ya debo irme...y la música cesó hace un rato...porque usted me asustó, mil disculpas...-le dije haciéndola una reverencia

Volví al piano a buscar mis partituras tomándolas bajo mi brazo, y con mi otra mano sosteniendo mi bolso decidido a irme...

por **Aloqua** Jue Nov 22, 2012 6:17 am

Ah... El baile... No recordaba algo tan placentero, algo que llenara tanto mi alma como aquella música que hacía unos instantes llenaba mis oídos. ¿Qué si me había percatado de su ausencia? Evidentemente, pero eso no quitaba para que esa hermosa melodía estuviera aún en mi cabeza, haciéndome danzar y moverme como si por fin fuera libre. Libre... Así, justo así me sentía.

Abrí los ojos al escuchar como alguien hablaba y mis ojos le contemplaron sin comprender, mientras una dulce lágrima caía por mis ojos. ¿Por que esos hermosos sentimientos y esa sensación tenia que parar? O mejor, ¿por qué me había sentido tan... bien? Corría hacia él, sin quitar aquellos llorosos silencios y agarré su brazo, dirigiendo mi loca mirada hacia sus ojos, a modo de súplica silenciosa, de una petición que me estaba saliendo en serio de mi corazón.

-Por favor... Siga tocando, hágalo para mí.- me senté con delicadeza justo donde debía sentarse quien tocaba, dejándole a él espacio y esperando su compañía.- Esa música, su música... Consigue que me olvide. Por favor.- ¿Pidiendo yo por favor? era extraño, pero en esos momentos no me importaba. Tan solo deseaba volver a sentirme así.- Haré lo que me pida, de verdad.

por **Mikelangelo Van Dort** Jue Nov 22, 2012 6:07 pm

Directamente la pequeña soñadora danzante fue a sentarse al piano, casi obligándome a que me quedase, yo solo le quedé mirando y lo encontré novedoso...encontré novedoso que una desconocida señorita que no ha oido ni la mitad de mi música quiera seguir bailando al son de mi música...
Volví a dejar mis partituras encima del piano posando mi mano sobre él, parado cruzando mis piernas y me mantuve mirándole...
Hacer lo que yo pido? y que podría pedir yo de aquella desconocida...pensaba en mi mente.

Llendo siempre con mi educación por delante le dije riendo:
-A ver señorita..que desea que le toque??...Alguna pieza en especial de su preferencia?- le dije con un tono en doble sentido para ver como reaccionaba...

Mas ella no me respondió y solo que me quedó mirando, pero no sabría explicar con palabras su mirada...era un poco compleja de decifrar, y eso me tomó varios minutos observándole más y más preguntándome de donde habrá salido esta señorita, me producía demasiada curiosidad saber sobre ella...
Comencé a tocar una improvisación cualquiera en el piano y a medida que las notas iban fluyendo através de él...ella se acercaba mucho más a mi, observándome como si fuese algo muy anhelado, eso me desconcentró varias veces, pues no sabía que pensar con respecto a ella, solo que me producía mucha gracia su manera de ser, era muy especial...algo que probablemente quizás yo desconocía pero a pesar de todo eso no me incomodaba, pues me gustaba descubrir experiencias y cosas nuevas...era como una ley de vida para mi, o ni tanto eso, pero algo que me componía mi personalidad.

Seguía tocando el piano hasta que al fin pude atreverme a preguntarle cuál era su nombre...

-Mi nombre es Mikelangelo...Mikelangelo Van Dort, señorita, es un gusto conocerle...realmente, es algo nuevo en inesperado para mi, pues nadie se aparece asi como asi a bailar al son de mi música...nunca me había pasado, pero muchas gracias...usted me hace sentir muy halagado...- le dije mientras me iba perdiendo en su mirada atenta a medias
Su mirada me demostraba lo mucho que me observaba y lo poco que me escuchaba, era algo nuevo y entretenido para mi...
Luego se me ocurrió preguntarle:

-Sabe usted algo de música señorita?..- le pregunte mirando sus manos paliduchas pero que demostraban muchas cosas vividas con ellas...

por **Aloqua** Mar Nov 27, 2012 6:33 am

Mis ojos le miraba con deseo, con el anhelo de escuchar otra vez aquella música que había conseguido llenarme por dentro. ¿Qué si le escuchaba? En realidad, ni siquiera me había percatado de sus primeras palabras, simplemente cerré los ojos y dejé que ese hermoso sonido me envolviera, mientras me movía suavemente de un lado a otro. Era cálido, hermoso, dulce... Aquel sonido que conseguía olvidarme de todo, que me hacía querer bailar o simplemente descansar de lo que era.

Entonces, al terminar simplemente le miré a los ojos, preguntándome cómo había conseguido que yo me sintiera así aunque fuera durante un breve instante en el tiempo. ¿Le hacía sentir halagado? En realidad no sabía si debía sentirse así cuando le gustaba su música a una loca como yo, pero ya lo descubriría solito. Llevé mis manos con suavidad a las teclas y asentí levemente.

Recordaba levemente algunas clases de piano que había recibido cuando era pequeña, pero había dos canciones que ni siquiera esos años de psiquiátrico habían conseguido que olvidara, así que empecé a tocar con suavidad. Era una melodía triste, lúgubre, que mostraba la tristeza que había llevado con mis padres, pero también, momentos más altos, más alegres, que marcaban los momentos que pasaba con mi hermano. Esos recuerdos, mientras tocaba la lenta canción, consiguieron que de mis ojos bajara una pequeña lágrima de la cual ni me di cuenta hasta que terminé.

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