Little Confession [Blaine Vallerei]

por **Mihail Kharalian Balcêscu** Sáb Nov 17, 2012 12:06 pm

Una nota con el nombre Kharalian. Aquello fue lo que le sorprendió de sobremanera, porque ya nadie lo llamaba así, y fue lo que le dio las fuerzas para levantarse ese día e insistirle a los mayordomos que le dejaran ir, claro, Blaine tal vez tenía el don de la oportunidad, porque de encontrarse la Reina en el palacio probablemente no podría haber sacado ni la nariz por ese lugar. ¡El circo! Nunca había ido a otra cosa que no fuese trabajar. Cargar cosas de ahí de para allá, limpiar y otras barbaridades que ahora prácticamente le estaban vetadas.

Por eso usando quizás por primera vez esa autoridad en potencia que tenía, de forma completamente antinatural a su esencia, ordenó a los guardias que no lo siguieran, que quería estar solo. Tampoco les dijo donde pensaba ir. Pero ello no obstó para que las doncellas del servicio lo vistieran como si fuese a ir al Palacio Royal o a un restaurant, así que sabía que se vería completamente fuera de lugar, pero si era necesario para no levantar sospechas que le hicieran merecedor de algún regaño, porque sí, aun le temía a los regaños, quizás más que antes, porque sabía que las expectativas sobre él eran mayores.

Nunca había sido un muchacho especialmente listo, pero está vez parecía estar iluminado, así que en una bifurcación que separaba los caminos hasta el centro y hacia el sur del París, que definía aquellos mundos contrapuestos, envió a la calesa a que fuese a dar una vuelta al barrio comercial, mientras él caminaría hasta el lugar del encuentro. Todo fuese por ver a alguien familiar. Alguien que no lo llamara Mihail.

Y así es como llegó al lugar, pero no estaba tan atestado como había visto las pocas veces que había ido a trabajar ahí. Quizás aún no era tiempo de la función de la tarde, por lo que no habían niños insistiéndole a sus padres que les compraran palomitas y dulces, cosas que si bien siempre había visto desde lejos, pero hoy podía tener si quería, le daban miedo. Porque sabía que nada de lo que pudiesen comprarle reemplazaría el hecho de tener unos padres a quienes insistirles por ellos. Pero bueno, no era momento de andar triste por esas cosas, sino todo lo contrario.

Aprovechando que nadie vigilaba el escenario central en la carpa del circo, decidió entrar a hurtadillas, pero se encontró con que no había ni un alma dentro, solo los asientos y la pista vacía, por lo que se sentó en el borde de esta a esperar. ¿Llegaría Blaine?