El tiempo de Dai

Cuatro familias de un mismo clan se peleaban el liderazgo del mismo, los lobos, los dragones, los halcones y los caballos, cada uno con distintas habilidades que eran representadas perfectamente por sus escudos, la brillante dinastía que los precedía estaba destinada a fracasar cuando el nació, con un alma tan pura que pedía a gritos ser comida, él bebe de los lobos fue escogido como el próximo líder rompiendo con la rotación que se suponía, el oráculo había predicho desde que apareció el primer líder, ese año debían liderar los dragones, sin embargo no fue su primogénito quien nació con la marca del líder, pocos sabrían que aquel niño que vestía los colores de los lobos y portaba sus escudos era producto del pecado del adulterio.

La disputa comenzó con ataques secretos para deshacerse de aquel niño, sin embargo el oráculo predijo que cuando este muriera, moriría también toda posibilidad de la familia de subsistir, de ese modo el dragón escondido entre los cuadrúpedos reino apenas cumplir los doce años transformándose en el peor de todos los lideres en la historia de la familia, despilfarraba, destruía, mataba, violaba, desbordaba maldad por los poros, sin embargo, nadie hacia nada por detenerlo, solamente los dragones se sentían lo suficientemente mancillados como para levantarse contra el actual líder a pesar de las palabras de la bruja de la familia.

La furia de los reptiles contagio al resto cuando aquel chico suprimió por completo a la fracción inconforme, destrozando sus tierras, esclavizando a sus niños y matando a sus mujeres, en ese momento las tres tribus restantes se levantaron contra el apresándolo en su palacio, el, con una sonrisa en el rostro tomo la daga real que le representaba como el legitimo líder y corto su cuello muriendo al instante, así termino su tiempo, sin embargo la gente no estaba contenta dejando escapar al villano en los brazos de la muerte, de modo que se le condeno a vivir mil años de dolor, viviendo en cada una de sus vidas el sufrimiento de aquellos a los que hirió, un degollado por un degollado, un apuñalamiento por un apuñalamiento, una vida por una vida, todo sellado por la magia del afligido oráculo, el cual oculto desde un principio, que viva o muerta aquella alma pura traería la destrucción de su clan.

“Amenazador” y “Terrible” fueron las palabras que el trajo a mi mente, pero todos supimos que ellas no le hicieron justicia, a un caído de las suaves alas de lucifer, su misma existencia demostraba que ese mal era real. En una palabra él era El Diablo.

Mi vista clavada en él era suficiente para conocerlo y a la vez desconocerlo, sus ojos eran como pistolas que atrapaban e intoxicaban siempre mirando a través de las personas, sonriendo de manera suave sin un poco de diversión en su rostro, Dai Lee siempre a sido una figura temida en cualquiera de sus formas y tiempos, se decía que los actos de violencia cometidos por el eran diferentes a los del resto de los delincuentes de todas las épocas en las que vivió, el no poseía la desesperación ni la saña propia de la ira que se desborda en medio de las peleas , los golpes no tenían aquella fuerza nacida del odio o la impulsividad pues cada movimiento era frio al igual que la luz de sus ojos. Siempre pensé en el una figura extraña y aun así no pude evitar pensar que por cada gramo de miedo que causaba en sus oponentes siempre lograba otro de atracción, de curiosidad, la implacable mascara inexpresiva de su rostro se encontraba quemada con el sol acentuando un aire rebelde marcado por su impredecible carácter, sus palabras dominaban rápidamente la voluntad de aquel que se encontrase bajo sus fauces.

Siempre que pienso en el me doy cuenta del significado de sus acciones, contadas son las veces que le observado cometer actos de violencia para intimidar, sin embargo cuando lo ha hecho las razones tienden a ser insignificantes porque así orilla a todo el mundo a cuidar hasta el más mínimo detalle de sus acciones frente a él, a pesar de lo que todo el mundo piense él no es un hombre visceral, él es total y completamente cerebral, lo puedo saber por esa calma con la que pierde la paciencia, por la indiferencia en su sonrisa malvada, por su desapego ante el dolor. Dai Lee como líder no era solamente un hombre de temer pues a pesar de todo la gente se aglomeraba a su alrededor a lamerle las suelas, solo unos pocos allegados permanecían rodeándolo las 24 horas, todos ellos estaban con Dai porque querían y no porque este ejerciese algún tipo de presión a su alrededor, todos a pesar de temerle eran libres de revolotear cerca de el como iguales, aun cuando en el fondo era sabido que la igualdad con él no era más que un juego que compartía con el resto del mundo, pues su rostro ausente en ocasiones demostraba la lejanía de su mente.

Con lo poco que lo conozco puedo describirlo como un ángel caído, desdeñoso del mundo y de quienes le han poblado, miembro de una raza que desprecia en lo que se ha convertido la humanidad, que desprecia la manera en que los adultos desdeñan el entusiasmo y mentalidad juvenil horrorizándose de como mentes brillantes se transforma en simples autómatas al paso del tiempo, ingresando en aquellas viejas fabricas a las que llaman escuelas, lugares horrendos en donde se aplastan los sueños encerrando gigantes brumas de ideas en pequeños además de reducidos cuadrados. Dai hablo una vez conmigo, me comunico un poco acerca de sus ideas, a veces cuando hablaba no se daba cuenta de su forma de expresarse, hablando del resto como si se tratase de bebes perdidos, describía a la generación actual como jóvenes vulgares que adoraban ídolos producidos por las imágenes que la sociedad proyectaba, el odiaba la manera en que los nombres cambiaban tan rápido como los meses pasaban desechando lo viejo por lo nuevo, para él los jóvenes no eran más que cobardes ocultando sus vergonzosos actos tras el nombre de rebelión, escucharle hablar de aquel modo sin duda me perturbaba pues a mis ojos él no era diferente a esa generación que tanto criticaba, le pregunte entonces que hacia el metido entre toda aquella mierda que tanto profesaba odiar, el no contesto, me miro como llamándome idiota y giro el rostro perdiéndose en sus memorias. Al día siguiente pasamos por la playa, ahí el sonido de las gaviotas era lo único que se escuchaba a su alrededor, pude observar a Dai mirando hacia el azul, sintiendo el aire salado golpear su piel morena y mover sus cabellos, durante aquel ínstate delineando con mis ojos su espalda nos quedamos en silencio, sentí entonces como la quietud del momento curaba mi alma de todo lo malo que la manchaba, como si el rumor del oleaje pudiese mitigar los sonidos de aquello que Dai tanto odiaba. Lo escuche reír de una manera suave, casi silenciosa, el no giro el rostro al parecer sintiendo mi curiosidad por mirar en su expresión, como siempre a pesar de tener a alguien cerca el alejaba a todo el mundo con su actitud, si hubiera alargado las manos en ese momento para tocar sus hombros habría sabido realmente lo inalcanzable que era, por esa razón me mantuve quieta, expectante a lo que su mítico timbre me diría, él se alejó unos cuantos pasos acercándose a la arena blanca de la costa y ensuciando sus pies con ella por fin dijo:

“En este mundo hay tantas cosas que no puedo soportar, si vieras dentro de mi entenderías… ¡Todo esta tan torcido! Creo que por eso el mundo entero a mis ojos se ve igual de retorcido, así que si no viviera de esta manera me habría vuelto loco!”

Podía imaginar su diversión cuando lo dijo por el tono de su voz, sin embargo en un momento todo se volvió silencioso, el parecía haber perdido las ganas en un instante mientras su mirada divagaba en las luces del atardecer

"Quizá solo debería matarme y renacer como un árbol de pino encima de un precipicio"

La soledad de sus palabras me abatió pues como el agua de la lluvia, la manera en que expreso sus sentimientos disipo esa intoxicante presencia que aplasta todo a su alrededor hasta llegar al punto de asfixiarte por la falta de oxigeno, él era un alma solitaria que nunca pude comprender por mucho que lo intente, nuestro tiempo juntos no duro demasiado pues el destino se empeñaba en sepáralo del resto, pero siempre permaneció en mi memoria la salada sombra de su espalda.

Somos el pez frente a la catarata
Somos el insecto en la jaula
Somos los restos de la marea alta
El bastón de la calavera
El riachuelo del poder
La ballena que lo traga todo
Somos el toro de cinco cuernos
Somos el monstruo que escupe fuego
El niño que llora
Ah... somos envenenados por la luz de luna.

Nosotros somos su fantasmas, los que cuidamos que el pecado que cometió en su primera vida sea pagado, nosotros sin embargo, somos solamente piezas afligidas, parte de el tablero que lo llevo a la destrucción, somos las piezas claves que destrozaron y somos los únicos que lloramos su desgracia, nosotros a pesar del dolor debemos purgar su alma, porque esa es nuestra condena.

Porque no tenemos forma le tememos
Y porque no tenemos forma le reverenciamos
Entonces…¿Estamos Muertos?

Yo fui el caballo, quien se encargo de malcriarlo desde que era pequeño, cualquier cosa que el quisiese yo se la daba, yo deje que se subiera a mi espalda y cabalgara libremente sobre los demás, fui un potro pura sangre que se sometió fielmente a un jinete sin enseñarle primero como domar sabiamente al resto de los garañones, viví ensillado toda mi vida convenciéndolo de que cualquiera que estuviese cerca debía bajar la cabeza dejándolo subir, cuando de vez en cuando alguien intentaba salirse del redil yo me encargaba de que le pusieran herraduras los suficientemente pesadas para que no intentase andar cuando no podía mover las patas, sometí a los humanos a las mismas leyes que a los animales, cuando alguno de ellos se rompía una pata eran sacrificados pues ya no podían usarse para correr, ninguna piedad se tuvo porque yo era el corcel favorito del jinete, e modo que nunca me importo que a los demás no les tocara ni un poco de cebada, fui caballo mimado que hecho perder a su jinete.

Arrepentido estoy de haberme mantenido obedientemente en el corral, siempre que intentaba tratar dulcemente a una yegua le convencía de que estas debían ser sometidas, tan arraigadas quedaron esas enseñanzas que a la fecha no las a olvidado, por eso yo fui enviado con el a cumplir su condena, debo desenterrar de su pecho la semilla que sembré antes de que vuelva a echar raíces, estoy aquí para que aprenda la belleza de domar a sus propios corceles en lugar de comprar a los que ya están entrenados, el tiene que convertirse en un jinete excepcional, solamente entonces estará cumplida mi condena, y solamente entonces el habrá dado el primer paso para la liberación de nuestras almas, sin embargo ese tiempo aun se siente lejano.

Nos recreamos en la frivolidad porque tenemos corazón

Yo era el halcón, el que miraba desde lejos con ojo critico, el que se quejo innumerables veces, quien cuestiono sus decisiones sin parar, hable y hable hasta que la lengua me reventó, hasta que la garganta me sangro, herí su orgullo con mi lejanía, lo trate como si fuese inferior,. Le mire desde los cielos, manteniéndome en las montañas durante todo su reinado, a pesar de que me llamaba constantemente jamás respondí a sus palabras, nunca me mostré como alguien en quien pudiese confiar, creo que él siempre me vio como un obstáculo entre su gente, pero en el fondo de mi ser, siempre supe que el simplemente buscaba mi aceptación, eso me volvió engreído, comencé a pensar que de todas las personas despreciarlo a el me volvería diferente, me hacia sentir como el único que no estaba de acuerdo con sus métodos, y el al no poder alcanzarme con las manos, cazo a los nuestros y los amaestro como aves comunes hasta que solamente quede yo, aquel que nunca debía ceder, sin embargo me equivoque, como siempre que se toma una decisión basada en la soberbia, termine herrando mi camino hasta que me congele en las montañas creadas por sus manos, simplemente desaparecí dejándolo con ese vacío que lo persiguió durante toda su vida hasta que lo convirtió a el mismo en el abismo que nos comió por dentro. Ahora sigo mirándolo desde arriba, no porque no haya aprendido mi lección, es porque no puedo soportar alejar la vista de él, horrible, siempre aparece la sensación horrible de que en cuanto separe los ojos de el moriré de frio y el será quien se pierda en el camino .

Menospreciamos porque tenemos corazón

Yo fui el lobo, ese que con sus colmillos mordió a cualquiera que intentase tocar a su cria, lo protegí a capa y a espada, sin embargo, lo repudie de la manada en el instante en que me reto por el liderazgo, lo deje vulnerable al mundo en el peor momento posible, lo asuste hasta que huyo de mis tierras encontrando a su propio grupo, sin tener en cuenta que el nunca dejaría de ser superior a mi, envidie el poder que obtuvo. Muchos años fueron los que paso a mi sombra, hasta que vengativo volvió por mi cuello sometiendo a la manada y volviéndose el nuevo alfa, estúpidamente seguí creyéndome mejor que el, volví a todos en su contra, cree resentimiento, transforme sus mas mínimos errores en atrocidades merecedoras del peor castigo, lo condene a una muerte rápida y una eternidad dolorosa, por eso estos aquí, esperando que la condena se vuelva cada vez menos pesada, tratando que ningún otro lobo vuelva a su gente en su contra, protegiéndolo de aquellos que como yo envidian su poder, aquellos que lo desprecian, cuidándolo y guardándolo de esos que por no querer reconocerlo terminaban con el. Mis colmillos ahora dejaron de ser para pelear y están destinados a proteger, a limpiar el pecado, ellos desean aminorar su condena lo más posible, pero también desean que los errores del pasado no vuelvan a cometerse.

Envidiamos porque tenemos corazón

Yo fui el dragón y aun sigo siendo el dragón, ese que como reptil rastrero impregno su veneno en aquellos que le rodeaban, ese que sin importar que utilizase las palabras o las acciones nadie parecía entender su idioma, yo soy el mal que recorrió sus hogares convirtiéndose en la temida séptima plaga, una que a diferencia de la plaga original no se dejaba ir por la sangre de cordero, sino que se veía atraído por esta, soy aquel que azoto a las naciones con vara de hierro, ese que se pudrió lejos de donde descansan los reyes, yo soy la serpiente que incito al pecado en el desierto, soy también el que obligo a Adán y Eva a tomar la fruta prohibida, soy aquel lucero hijo de la aurora, ese que soñó con grandeza, el que juro sentarse junto a los dioses formando parte de ellos, soy ese que llamo al pecado en la tierra, el que con su cola derribo tres cuartas partes de las estrellas del cielo, el que colocara la marca de la bestia, el que hará que alaben imágenes o ridiculicen a los santos. Soy también aquel que al dejar los cielos se estrello en la tierra abriendo un agujero profundo de donde saldrán alacranes que con su picadura producirán un dolor tan intenso que preferirán la muerte, soy el dragón de siete cabezas y diez cuernos, con diez coronas en sus cabezas, ese que prosiguió a la mujer embarazada en el desierto escupiendo ríos por la boca para arrastrarla e intentar devorar a su hijo cuando esta diese a luz, soy el monstruo marino que apareció después de aquel dragón fue derrotado, soy el pecado que plaga la tierra, ese soy yo porque eso me repitieron una y otra vez que era, aunque en realidad no sepa el significado de esas palabras yo sé que soy eso sin importar lo que pase, porque soy el mal que se oculta dentro de las personas, porque todos saben que soy las sombras que asechan en la oscuridad aunque no comprenda como me transforme hasta llegar a ser esto, pero…¿Quién es ella?

Todo lo que hay en ti se desborda, porque tienes corazón.

* Todos estamos muertos cuando nacemos, el final esta decidido antes del comienzo, sí vivir significa seguir aprendiendo, entonces la muerte que cuando aprendemos la ultima cosa, finalmente descubrir el fin y entenderlo por completo es lo que la muerte es, no se nos esta permitido aprender algo, aquellos que no pueden transcender la muerte no deberían aprender nada

*Nuestro mundo no tiene sentido; nosotros, que vivimos en él, tampoco lo tenemos.
Nosotros, quienes no tenemos sentido, añoramos nuestro mundo; aún sabiendo que ahí no hay ningún sentido, y que ello significa no tenerlo

*Las flores nacen, después se marchitan... las estrellas brillan, algún día se extinguen... Esta Tierra, el Sol, las galaxias y hasta el mismo gran universo, algún día también se destruirán... Comparado con eso, la vida del hombre no es más que un parpadeo, un escaso momento... En ese escaso momento, las personas nacen, ríen, lloran, luchan, son heridas, sienten alegría, tristeza, odian a alguien, aman a alguien. Todo en un solo momento y después, son abrazados por ese sueño eterno llamado muerte

*Nosotros estamos hechos para protegerlo, con el veneno tan fuerte que mata hasta los muertos, la vista tan aguda que ve a través de las mentiras y los errores, tan sigilosos que nadie nos ve, somos muertos que ya superamos la muerte porque la hemos aceptado encontrando en esta una nueva forma de vida.