Spica [Sai]

por Invitado Vie Dic 07, 2012 10:13 pm

Dentro de este pecho se encuentra la verificación de los límites del mundo.
Despertamos igual que en un sueño, extendiendo nuestras manos hacia el futuro aferrándolo.

Tan temprano el brujo había salido como siempre vestido igual, su ropa desgastada, una sonrisa sucia en los labios, para él era de día, para la ciudad de noche, podía reír sin más, jugando con el pequeño cachorro que siempre le acompañaba, a veces lo veía convertirse en humano. Y se le figuraba un muchacho atractivo de ojos nobles, como los pequeños conejitos. El ‘sol’ para él era radiante, la luna para muchos seres eran los rayos para volver a la vida, seres de los cuales Nill desconocía. Se paseo por todo parís, la noche embriagaba las calles, la gente comenzaba a disiparse pero dentro del dominio del brujo había gente por montones, hombres, mujeres, todos viendo al pequeño brujo, delgado, alto, indicaba que parecía una pesadilla salida de la imaginación de un niño aterrorizado. Se paseaba lentamente por las calles, se dejaba cae, se dejaba lamer por el perro, corría, el perro le mordía y así seguía aquel juego interminable de locos, porque eso eran, un par de locos.

Ya era un atardecer precioso para Nill en medio de colores naranjas y amarillos podía ver al sol sonreír, estaba jugando con sus manos cuando cargo al perro sobre su cuello como si fuera un cordero y salió corriendo del centro a la ciudad iba para casa, cuando se termino por caer, los callejones, a veces veía a Eyael ahí -¡Estúpido Eyael deja de ponerme el pie! –Susurró pero claro el fantasma no estaba ahí, solo era una alucinación del pobre nigromante. La noche para los no locos podía engañar a Niil quien disfrutaba de la tarde en medio del pútrido callejón, entonces se puso a llorar, lloro tanto y grito de desesperación, la gente que estaba ahí no le hacía caso. Optaban por pasar de él, uno que otro le veía con terror y lo acusaban y adjudicaban cargos que no eran de su especie, hasta que observó que un gusano de algún animal muerto se subía por uno de sus dedos, se quedó ahí jugando con el pequeño gusano. –Eres raro gusano estúpido –Susurró y comenzó a reír.

Hasta que una sombra de ‘la luna’ llegó a él, efectivamente al subir el rostro y verle se convenció, su piel era blanca, ¡Seguro estaba llena!, se susurró el brujo. Mientras veía que la luna apenas abría los ojos, sus ojos eran como los del gitano que había encontrado el otro día -¡Hola luna, ¿cómo estas?! –susurró viéndole fijamente a las pupilas, se quedó esperando la respuesta desde el suelo jugando con el mugroso gusano que seguro se había nutrido de algún perro muerto, solo desvió la mirada para ver a Kaiser, pero nada, seguro se había hecho humano para ir a su casa.

por **Ethevi & Sai** Dom Dic 09, 2012 9:27 pm

Observó con esa extrañeza que pocos provocaban en su ser cuando se topaba con ellos, mayoritariamente porque poco le importaba. El jovencito, lo había visto un momento antes, corriendo por las calles y aunque ignorarlo hubiese sido la mejor de las opciones, él no tenía nada que hacer. Había buscado un poco de diversión por las calles de París, pero la gente no tenía nada atrayente, sobre todo esa noche. Por mucho que voltease a ver por ahí, las calles estaban atestadas de gente aburrida, que había disminuido conforme pasaban los minutos.

Y entre todo aquello, finalmente se dirigió hacia el jovencito que había visto y si le preguntaban por qué lo hacía, no había una razón, simplemente lo hizo y ya, parándose justo frente a él, tratando de ver las facciones de quien hacía un momento, había pensado que era ruidoso y tal vez molesto a sus sentidos.

El rostro, los labios en aquella mueca como una sonrisa, los cabellos desacomodados, y con toda su apariencia, le parecía más interesante que la del resto, aunque a veces él se fijaba en cada cosa al acercarse a una persona. Su voz y sus palabras le hicieron soltar una ligera risa. Le rodeó y se sentó cerca de él – Pequeño loco… qué es lo que haces? Hablando así de esa forma con los ojos perdidos en un mundo aparte? – Por qué eso era lo que el veía. Además, podía oler en él un rastro de aquella droga.

-Me dejarás beber tu sangre? – Pasó sus dedos fríos sobre los cabellos del muchacho. Se le había atravesado la idea, ¿sabría diferente? Esos ojos llenos de aparente locura eran algo que le intrigaba un poco. No demasiado, podía perder el interés fácilmente y se marcharía como si nada si sucedía algo que pudiera causarlo, así fuese lo más inverosímil.

por Invitado Jue Ene 10, 2013 10:11 pm

El tiempo me ha robado hasta el orgullo,
vi a aquellos en quienes confiaba,
traicionarme.

El brujo ahí concentrado en sus cosas, apenas notaba que le hablaban, se levantó con debilidad o eso le parecía a él, sabía que estaba mal, unas veces se podía ver cual consciente era en su mayoría nunca. El brujo podía hacer y deshacer en la realidad y fantasía, apenas tocaban sus pies la tierra, su actitud parecía distinta, dejo que aquellas flores revolotearan alrededor de aquel muchacho de rasgos particulares, -¡Kazuki!–Expresó con entusiasmo y se le abrazo. Tenía la manía de confundir a la gente, más cuando tenían más de un rasgo en común. Había una cosa extraña, -¿Has crecido?, tu piel es fría y del color de la Luna–le susurró al oído como si quisiese repetir lo de aquella tarde. Sin embargó aunque equivocado estaba se aferró a esa idea, a esa con función.

-Hoy vi unas libélulas en el jardín, pero ese gusano feo lo arruino, se las está comiendo – Le hablo cuando pronunció lo de sus ojos, sin apartarse si quiera, estaba estrujando aquel cuerpo, llenado los ropajes finos del vampiro con sus harapos, dejando que sus brazos delgados y casi sin vida se enraizaran en el sujeto. –No, Eyael dice que es malo que bebas mi sangre, que a personas como tú los deja casi débiles -¡Vil mentira!, el brujo sabía bien de vampiros, de lo que estaba bien o mal, el espíritu del cual hablaba ni siquiera estaba ahí. Por lo cual siguió manteniendo esa sonrisa pícara sobre el rostro, tomando la mano del vampiro.

Frio, eso era lo que sentía al arrastrarlo por esos lugares, pretendía llevarlo a aquella ‘choza’ que llamaba ‘calabaza’, en medio del bosque apenas protegida, con cacharros, llena de suciedad, su cachorro seguro se había adelantado o había huido a casa. Poco le importaba, ahora que estaba con aquel inmortal debía hacer sus propios experimentos que se perdían en su amorfa mente.

por **Ethevi & Sai** Mar Ene 15, 2013 2:33 am

Sai se preguntó mentalmente con quien le estaba confundiendo el muchacho y aunque el sentido común si es que lo tuviese- le hubiese dicho que mejor buscara otra manera de entretenerse,le dio pesadez pensar y realmente irse de ahí a hacer algo más interesante, sobre todo porque el joven era bastante más extraño de como había imaginado en un principio, pero después de todo, eso era lo que le había hecho acercarse.

La forma en que se acercaba a él y le hablaba, realmente por alguna razón, el prefería a las chicas, pero él le intrigaba y no es que realmente no fuese a intentar nada, el tenía lo suyo, a pesar de esa apariencia desarreglada, lo había notado y no lo pasaría por alto -¿A dónde me llevas? -Le sonrió dejándose guiar por él, no es que importase demasiado, realmente aunque hubiese dicho que no, no es que él aceptara algo como una negativa como tal fácilmente. Claro, que ahora sabía que de quererlo no lo pediría.

-¿Y quién es ese Eyael que mencionas? Además, sabes que eso no es verdad- Había podido vislumbrar algo y no importaba qué tipo de persona fueras, seguro que captabas la frialdad de su piel y la textura lisa de esta, algo poco común, al menos un humano no la tendría como esa -Puedes sentirlo ¿no es cierto? - Le jaló haciéndole detenerse por un momento acariciando su mejilla. Cálido, sentía el palpitar de su corazón y se acercó a su rostro besando sus labios y antes de separarse le mordió rasgando los colmillos apenas para saborear una gita de aquella sangre -Y no me hará daño... -susurró viéndole con sus ojos oscuros que a veces tenían unas tonalidades curiosas por la luz que llegaba a ellos.

Volvió a separarse como si aquello no hubiese pasado -Vamos al lugar al que quieres llevarme... pero no soy Kazuki... llámame Sai... -Le dijo con una sonrisa entre coqueta y demasiado confiada en su propia persona. Pero así era, sabía que podía tener cierto influjo en otros, que podía atraerlos con solo un poco, y a veces, eso no era necesario. Pero no le gustaba que le dijesen por otros nombres, aunque por el que había pronunciado, seguro era un jóven de rasgos asiáticos como él.

por Invitado Vie Ene 25, 2013 2:19 am

Todo eso al pequeño Nill se le hacía sumamente raro, es que aun podía sentir el humo del opio rondando por sus cabellos y así como ese humo también sentía el efecto, cada vez acababa más con sus neuronas. Su realidad se había volcado hace tiempo, tanto que no le importaba ya nada, ni comer, ni el dinero, siempre estaba perdido y dependía de aquella flor venenosa. Cuando ‘Sai’ se le acercó pudo sentir aquellas pupilas en el fondo se su ser, él le había besado y a pesar de reaccionar lento, se alejó y grito como si lo estuviesen masacrando. Regreso y le sonrío -¡Vas a tener que pagarme mucho, si quieres mi sangre! Y por meterme tu pene será lo doble –Puso un par de dedos sobre sus labios sintiendo aquel frío beso.

-¡Te llevo a casa, ahí podrás ver a Eyael, si es que el muy desgraciado no se ha ido, venía a buscarlo, siempre está en este callejón, hace poco sentí que mi conexión de brujo a espíritu se rompió, como un cabello!...Pobre Eyael, es un pez ahogado…Siempre sufriendo, me da tristeza ese tipo, es patético. –Tenía razón, dentro de sus alucinaciones, decía la verdad sin darse cuenta, Eyael ya no le pertenecía y seguro que el otro apenas comprendía lo que Nill quería decirle, sin embargo lo siguió jalando hasta llevarlo al bosque, a una casa, si es que se le podía decir así, construida de basura. Lo jalo hasta el lugar, apenas podía entrar y se sentó en un pedazo de cartón, el suelo era húmedo, estaba cerca del lago, había hierba, animales, suciedad, todo se desmoronaba.

-¿Sai? –susurró viéndole a él, sus prendas elegantes, su rostro prolijo, mientras el brujo seguro que hasta piojos tenía de los meses que se había dejado de bañar, pues desde que su querido Eyael desapareció no podía hacerlo, se le olvidaba, lo ignoraba o inventaba que lo hacía. -¿No es un hermoso castillo?, ven aquí y toma mi sangre, bebe de mí…sáciate de mí riqueza.-le susurró con cierto tono sensual, comenzando a gemir y retorcerse ahí sobre la tierra, como un vil gusano.

por **Ethevi & Sai** Vie Feb 22, 2013 10:48 pm

Sai observó arqueando una ceja el lugar al que lo llevó. Suspiró pero finalmente le siguió y le vió hacer eso que por mucho, entre lo sensual y lo extraño era algo que no había visto antes. Pero no pudo evitarlo y empezó a reírse. Se acercó a él y le jaló. A pesar de su apariencia desarreglada y que estuviese todo sucio, lo cierto es que había tenido presas que luciesen peores en algunos momentos.

-Espera, espera... no me importa pagarte, pero si voy a hacerlo, no me importa pagar más del necesario... pero ...- Sonrió con malicia, no porque fuese realmente algo problemático, pero gracias a él se le habían metido ideas en la cabeza -Ven... te quiero limpió y te pagaré lo que quieras. Claro, que me lo cobraré de la forma queme plazca contigo- Era lo de menos ahora. Él tenía un olor peculiar y eso le llamaba la atención.

Sai, si se le dejaba, era bastante especial en cuanto a cosas como esa, así que lo prefería de ese modo. Lo jaló sin esperar mucho. Es que le daba una risa verlo hacer eso, no quería decir que él no fuese atractivo o que no se viera sensual haciéndolo, pero había algo de gracioso para él en todo eso. Igualmente sus ganas de beber de él, aún con ese olor a opio, que directamente no le haría ningún efecto, a través de su sangre, tal vez lo hiciera. Parecía bastante perdido, no sabía si era la droga o la locura, pero no le molestaba eso. Le jaló saliendo de ahí, si de gustos iba, prefería otros pero tampoco era tan importante a decir verdad. Su actitud desenfadad y tranquila era una ventaja en un momento como ese.

por Invitado Lun Mar 11, 2013 9:16 pm

Tenía el cabello más largo de lo que solía estar, era el espíritu quien se encargaba de siempre mantenerlo en un estado prolijo, o más o menos decente, peor hacía tiempo que Eyael no le visitaba, ni siquiera se había dignado a velar por el como siempre lo hacía. Eso ya no importaba, ahora estaba solo y que más daba podía salir y sobrevivir de esa manera. Justo ahora se encontraba con aquel vampiro que le parecía algo misterioso y para que en el brujo alguien causara ese efecto era porque la locura había llegado a cierto punto, quizás estaba siendo por primera vez en mucho tiempo, consciente de lo que era y de lo que hacía pero aquella maldición sobre él estaba ya marcada y pronto si no encontraba una solución sería permanente. Se dejó llevar por el otro, no porque quisiera dinero o placer, porque eso fácil podría encontrarlo, era algo más, algo como estar cómodo consigo mismo.–Si tú quieres, pero que el agua sea caliente, ¿no me vas a cortar el cabello o sí?-Era algo que mantenía a un nivel moderado, lo traía medio largo pero solo lo suficiente para cubrir a veces su mirada y esta vez ya lo traía sobre los hombros y claro no se podía apreciar porque había sujetado un poco de cabello junto a un lazo que había encontrado por ahí, formando una pequeña ‘cola’ que apenas se veía en su nuca, pues algunos cabellos se desprendían. Llevó una mano a su cabeza.

Se le quedó viendo fijamente de pies a cabeza mientras caminaba y echaba una mirada al cielo.– ¿Si te prendo fuego, te mueres –Tenía curiosidad acerca de aquellas reacciones, de aquella raza, qué e haría un vampiro, se preguntaba, había tenido clientes, diversos, desde brujos más poderosos que él, y no es porque Nill fuera inferior, si él quería tendría potencial, pero su locura no le dejaba. Una vez casi había logrado estar con un licántropo, pero un Vampiro le parecía mucho más excitante, dar su sangre, que le mordiera y la velocidad de sus actos, alguna vez vio algo parecido en un callejón con una de las prostitutas.– ¿Me llevaras a tu casa? –Ladeaba la cabeza y parecía perdido, pero no le importaba entrar a cualquier lugar, siempre y cuando obtuviera dinero.

por **Ethevi & Sai** Sáb Abr 27, 2013 7:21 pm

Sai sonrió -No voy a cortarte el cabello, me gusta de ese modo - No mentía, era suficientemente simple de ver el porqué. A pesar de que su cabello obstucalizaba verle el rostro en gran medida, la apariencia que tenía era algo que en general le parecía que valía lo suficientemente la pena. Tenía un aire de misterio de esa forma, además. Le jaló del brazo y una risa ligera se le escapó -Si, el fuego puede matarme, de igual forma que a ti -Le dijo viéndole. No tenía miedo que lo intentara. No era tan sencillo matar a alguien como él.

Con aquella última pregunta solo pudo quedarse viendo al muchacho. No tuvo que leer sus pensamientos y terminó por asentir -Te llevaré a mi casa, tomarás un baño y ya veremos lo que sucede después - Aunque tenía claro que buscaba a ese punto de la historia. dinero, eso no era ningún problema. Junto con su creadora, probablemente tenían más del que hubiesen necesitado, a pesar de sus gustos a veces bastante exuberantes y caros.

No preguntó, solo le tomó del brazo, sosteniéndole sin demasiada fuerza, pero la suficiente para que le siguiera. Ahora que iban así, el palpitar de su corazón le llamaba demasiado. Probablemente querría beber de él lo que no había bebido en esos días. Una creciente necesidad que nunca desaparecería.

Habían adquirido un lugar, no en el centro de la ciudad, así que estaba más bien cerca. Adentrándose ahí, el chico le pertenecería y sería su capricho. Incluso si aquello terminaba en una muerte o en algo totalmente diferente -Nill... - Pronunció su nombre para que se centrara en él -Sai, recuérdalo -Dijo con una sonrisa amable. No quería ver que se dirigía a él con otro nombre que no fuese ese.

Adentrándose en la noche, en las sombras, para llegar y poseer lo que quisiera. Esas eran normalmente sus reglas. Y esa noche tomaría lo que quería y si las cosas sucedían así, el brujo saldría vivo de aquella mansión que les pertenecía. Rara vez mataba a sus acompañantes, pero hacía tanto que no tenía algo como eso, las ganas de tomar a alguien hasta dejarle sin nada. La forma perdida de esa mirada, le hacía querer sacarle de ese mundo interno en el que parecía estar, traerlo hasta el suyo lleno de muerte.

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