Damaris Bremont

-Nombre del Personaje: Damaris Bremont
-Edad: 23 años
-Especie: Humana
-Facción a la que pertenece: N/A
-Clase Social: Alta
-Orientación Sexual: Heterosexual
-Lugar de Origen: Inglesa
-Habilidad/Poder: N/A

Ojos azules como el mar que bien pueden ser usados para convencer o para que te des cuenta que en verdad la chica te detesta con todas sus fuerzas, bastante dulce cuando quiere y con aquellos que gana generalmente lo que quiere aunque en ocasiones puede perder sin razón alguna.

Su piel es blanca, en ocasiones se observa demasiado pálida y las mejillas se las debe colorear a menos que la jornada de ejercicio haya sido extensa o el sol le juegue mal marcando su delicada piel.

Los cabellos de la chica son castaños y generalmente ondulados, bastante largos, por debajo del hombro, casi hasta la cintura, en diversas ocasiones lo lleva suelto y caído en la espalda aunque cuando está nerviosa lo pasa hacia adelante por encima de uno de sus hombros para jugar con él y aminorar un poco el nerviosismo.

Viste elegantemente, no es de aquellas que deja detalles al aire, siempre debe ir todo perfectamente combinado, a pesar de que ella es la dueña le gusta poner el ejemplo en todos sus empleados para que sepan lo que es llegar alto.

Es delgada y su cuerpo no presenta demasiadas curvas o mejor dicho, no están demasiado pronunciadas, cree que no es necesario, es alta y atlética, sus brazos y piernas son delgados y torneados, realiza ejercicio todos los días dos horas en las mañanas.

Su mente es un poco complicada de entender, pero intentaremos hacer un breve recuento par que se logre conocer un poco de ella.

En ocasiones es amable y otras demasiado grosera, es como si la misma persona cambiara de identidad sólo para poder joder al prójimo, pero no es así, o quien sabe, muchos podrían decir que Damaris es una chica voluble, la verdad es que sólo intenta saber quien es en verdad su amigo, pues supone que quien quiera su amistad estará con ella siempre, hasta el momento no ha conseguido obtener aquello pues todos le huyen al primer mal trato.

Es de carácter fuerte y no mide demasiado las consecuencias de lo que pueda llegar a ocurrir, simplemente dice lo que piensa, pero nunca piensa lo que dice, eso es lo que se nota, sin embargo en cada palabra hay un perfecto análisis de todo lo que puede ocasionar y eso es lo que más la divierte a ella.

No sabe cuando bajar la mirada, pues nada le intimida, aunque bien puede hacerlo sólo para conseguir lo que quiere, sin embargo nunca se sentirá derrotada, puede ser que haya perdido una batalla, pero nunca la guerra.

Es una mujer que siempre lucha por todo lo que quiere y que no sabe recibir negativas a manera de respuesta, siempre intentará lograr sus metas, pues el fracaso no está en su plan de vida.

Es arriesgada y bastante extremista, así como perfeccionista, le gusta que todo esté tal cual ella lo dice y si algo se sale de sus planes simplemente se enoja.

Ella nació un cinco de febrero, sería lo que daría luz a la familia Bremont después de seis años de casados y donde no conseguían procrear a un hijo, a pesar de la desilusión paterna por no poder tener un varón, agradeció de igual forma poder tener un heredero, en este caso heredera.

La mujer apenas si contaba con la edad suficiente para tener un hijo y no más, además de las complicaciones que el embarazo de la pequeña Damaris había traído consigo por lo cual se habían resignado a que sería la única.

Charles Bremont era un hombre de negocios que siempre se la pasaba de un lado para otro, no sabía lo que era llegar a casa a dormir y después de que había nacido su hija aquellos días se habían terminado, quería disfrutar de la vida en familia y ese fue de los peores errores que había cometido durante todo su mandato en la empresa.

La familia Bremont podría decirse que era estable y económicamente manejable, no tenían de nada de qué preocuparse y día con día formaban más lazos fraternales. Damaris crecía con todo lo que ella quería sin embargo sabía que su padre, principalmente, no estaba del todo tranquilo, ya que su vida empresarial se había visto truncada y observaba como sus negocios daban frutos sin su ayuda, eso podría ser lo mejor para un empresario, pero no para alguien que había pasado gran parte de su vida en los negocios.

A la edad de trece años Damaris habló con su padre y le dijo que para volver a la empresa con lo mejor deberían de hacer una fiesta, la idea les agradó a sus progenitores y decidieron que volverían, pero la persona que llevaba las riendas no estaba del todo de acuerdo y muy a su pesar hizo lo solicitado.

Damaris había escogido su mejor vestido para esa ocasión y nada había servido de todo, pues al salir de la casa y dirigirse a donde sus padres, antes de que ella pudiera terminar de colocar el guante en una de sus manos vio como ambos caían en el piso, pidió auxilio, grito y chilló pero nada valió para obtener lo que ella quería, poco a poco vio como se habían desangrado.

Sus padres murieron frente a sus ojos y ni siquiera sabía bien que era lo que había ocurrido, desde ese día la sombra siempre iba en su rostro, la luz que alguna vez hubo en sus ojos ya no existía más, simplemente se había desvanecido, parecía autista y muchas veces la llevaron con psicólogos e incluso el que se hacía cargo de los negocios de la familia la quiso catalogar como loca para que fuera a dar al manicomio, pero nadie se atrevió a hacerlo, los psiquiatras decían que estaba perfectamente bien de sus facultades mentales, pero que quizá necesitaba tiempo para asimilar todo, ella escuchaba y entendía todo lo que pasaba a su alrededor pero no le daba la gana demostrarlo.

Hasta hace apenas unos meses logró que le dejaran los negocios en sus manos e intenta que de nuevo sean lo que eran antes de que sus padres murieran sin embargo los malos tratos que le dieron durante casi dieciocho años fueron mermando, también se echa la culpa por haberse distraído, pero espera que después de cinco años su luto ya esté sanado.

Realmente ella no se encuentra muy bien emocionalmente, pero siempre intenta mantener la cabeza en alto.

Padece asma
Algunos la creen loca, puede ser que lo esté, pero es para olvidar lo que le ha ocurrido.
Odia el frío
En el pecho lleva un pendiente en forma de gota que está hecho de esmeralda, era de su madre