-=Mika Iván Väyrynen=-

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN FÍSICA

Cabello azabache, fino, ligeramente ondulado y largo. Rebelde, desordenado. Iris cafés de penetrante mirar, entre burlón, arrogante, soberbio y vanidoso. Largas pestañas negras, definidas y cejas oscuras, armoniosas, nariz recta, labios carnosos sin llegar a gruesos, sonrosados. Suave sombras de ojeras en sus parpados inferiores dotándole de una superflua fragilidad. Piel nívea, pálida, rayando un tono insano. En torso, pecho, abdomen, vientre y espalda, así como la cara interna de sus muslos, está plagada por pequeñas, casi imperceptibles cicatrices, la mayor de ellas en la base del cuello, una delgada línea que surca su garganta de lado a lado, en bajo relieve, levemente más oscura.

Arrogantes 1.70 mts de altura, 68 kilos. Fina cintura y estrechas caderas, hombros anchos. Su figura es esbelta mas no huesuda, masculina pero delicada, su cuerpo está suave y firmemente trabajado, sus músculos delineados finamente sin perder la delicadeza que lo caracteriza.

Largas extremidades y largos dedos cuyas uñas en perfecta manicura cuida con esmero. Finas facciones le dan a su rostro una apariencia estilizada, el mismo siempre aparenta cansancio y fragilidad en armonía con el resto de su persona.

Posee una perforación en el pezón derecho donde luce diferentes aretes, y otra en los genitales; dichosa perforación llamada “Príncipe Alberto” (es un piercing tipo anillo que se extiende a través de la parte inferior del glande desde la abertura uretral hasta donde el glande se encuentra con el tallo del pene), muy en boga para el 1800.

Prefiere vestir ropas oscuras, suaves, finas y holgadas. Botas pesadas de suela gruesa y cinturones de cuero. Guantes, siempre sus manos enguantadas. No gusta de joyas a excepción de los aretes, siempre delicados, caros y masculinos. Es obsesivo de la higiene y elegancia, y así luce.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

De costumbres aristócratas, trae firme e inamoviblemente arraigados los usos y costumbres familiares, modos y decires quizás algo anticuados que dotan de vanidad, arrogancia y orgullo cada una de sus acciones y palabras, apariencia que insta por conservar en todo momento y refleja verídicamente buena parte de su psiquis.

Seductor, siempre se muestra apacible, calmo, frio y gentil, indiscriminadamente gentil, aunque en realidad es un ser completamente pasional, de fuertes emociones; ama y odia con locura.

Es celoso en extremo, posesivo, pero no lo demuestra hasta que está en posición de hacer algo al respecto. Rencoroso y vengativo, su astucia se luce cuando de tramar venganzas se trata, pero gusta de manipular a las personas para que se ensucien las manos en su lugar; por lo tanto, es todo lo contrario que se diría de él con verlo a simple vista.

Elitista y narcisista; ama su cuerpo, su propia apariencia física y actúa eficazmente para hacer a todos lo noten.

Una vez conocida la persona, suele ser terriblemente frio y despectivo con quienes no les halla utilidad, todo lo ve en niveles y quien no está a su nivel no merece su compañía, al menos, claro, que tenga con que pagar.

Desconfía de todas y cada una de las personas.

Misógino al grado de, al demostrar despacio por el prójimo aun cuando este se trate de un hombre, acostumbra a tratarle en femenino, es el peor insulto y así lo interpreta cuando es victima de él, aun si se debe a una confusión sin intención.

Resulta vanidoso, perfeccionista, severo y exigente. Gusta de probar a los demás en todo momento.

HISTORIA

- En realidad, son mucho más antiguos de lo que usted cree.

[color=orange]- No puede ser verdad, no se existían pergaminos, ni papel, ni siquiera telares en esos tiempos, en ese lugar, en Suecia, mucho menos un alfabeto.

[b]- Como tantos otros iguales a usted, no está viendo el paisaje completo.

- ¿Qué está sugiriendo?

Mika, cuya expresión no se alejó nunca de una sentida y muy bien actuada diversión, rompió a reír, una risa suave y armoniosa, más bien baja y discreta. Y aun entre sus espasmos evidentemente incontrolables, respondió con total desenfado.

- ¿Qué en mi persona le hace pensar que soy de origen nórdico, von Strong? ¿Será el cabello negro o los ojos oscuros? Su suspicacia deja mucho que desear, así como su astucia. Es increíble que, siendo como es, se crea capaz de chantajearme.

El joven y arrojado Alexander von Strong tardó un momento en digerir las palabras de su jefe e interlocutor de tez fantasmal. Sólo entonces rompió el silencio, mostrándose muy ofendido.

- Diga entonces donde nació, señor, si es lo desea tanto.

- Oh, no me malentienda, sólo quiero cumplir con usted. Ya que se ha tomado la molestia de estudiar mis escritos, seria grosero y desconsiderado de mi parte dejarle creer una falsa premisa.

- Suéltelo de una vez.

- Egipto, caballero, nací en Egipto, algún día de alguna primavera hace cientos de años, tantos que no soy capaz de contarlos.

- Miente.

- ¿Por qué esta tan empecinado en destruir el misterio que tanto me cuesta crear? – y así, rió aun más.

La rustica cantina estaba cerrada hace ya un par de horas. Solo se oían los pasos de las ocupadas empleadas y su empleador, un sujeto ancho, demasiado ocupado en recoger y guardar vasos y botellas vacías como para atender a los dos únicos clientes que, tras desembolsar una generosa cantidad de dinero, ganaron permiso y derecho de aguardar el alba entre estas sucias paredes.

Entre ellos, una derruida mesa cuya superficie mostraba tantos desniveles como marcas de cuchillos, gravados ininteligibles cubiertos en parte por un grueso fajo de papeles amarillentos por el paso del tiempo, pero en increíble buen estado.

- Mis mejores y más precisos cálculos sitúan mi nacimiento alrededor del 1800 a.c., 1843, para ser exactos.

El sujeto de rubia melena empalideció, las matemáticas eran su área y calculó de inmediato la edad de su interlocutor, mucho más increíble de lo que pensó en un principio.

- Tres mil seiscientos cuarenta y tres… - murmuró, atónito.

- Al fin demuestra porque trabaja para mi, señorito von Strong. Efectivamente, tres mil seiscientos cuarenta y tres años de vida, y usted es el primero en intentar chantajearme. He de decir que es delicioso saber que la vida aun tiene sorpresas para mi, y que usted es su emisario. Pero no nos desviemos del tema. “Egipto, mil ochocientos antes de Cristo, mi madre, una quinceañera hija de un sacerdote, educada y culta, embarazada de algún judío, se encuentra, enamora y posteriormente huye de la mano de un viajero de aspecto extraño en esas tierras”. Así me instruyó mi madre cuando pregunté porque mi cabello y mis ojos no eran como los de mi padre. Lo demás ya lo sabe.

Von Strong asintió levemente con la cabeza, bajando la mirada al fajo de papeles, pensando y recordando algunos extractos que insistentemente afloraban en su sobresaliente memoria.


“Papi es un mal hombre, Mika debe ser un hombre mejor”.

Esas fueron las primeras palabras que aprendí a escribir, las primeras que mi madre me enseñó, no puedo sino escoger esas para comenzar este diario.

Recuerdo esa vez, hace cinco años, cuando mis manos no podían hacer más que inentendibles garabatos. Recuerdo la paciencia con que mamá me enseñaba y la imposibilidad para mi, siendo tan pequeño, de entender el porqué de aquellas palabras; “Papí es un mal hombre, Mika debe ser un hombre mejor” escribía una y otra vez mi madre, en la arena, en las cenizas, dentro y fuera de la casa. Antes de saber porqué, estaban grabadas en mi cabeza.

Luego el tiempo pasó, dicen que unos maduran antes que otros, dicen que la vida puede curtir de forma prematura un trozo de cuero. Supongo que es mi caso. Supongo que fui un niño hasta ayer.

Aun era de noche. Me despertó el tacto de unas manos desconocidas en mi entrepierna.

- Shhh… Duérmete…

Y un susurro, una voz familiar, aliento cálido sobre mi nuca, apenas podía ver dada la vaga iluminación de la hoguera. Estaba cansado por las corridas de la mañana, sentía mis dedos acalambrados, a duras penas hice caso.

- Nghh… ¿Papá…?

- Duermete, niño.

Un extraño calor me cobijaba, no quise hacer caso, el sopor del sueño me envolvió. Cuando desperté en la mañana, estaba sólo sobre las pieles de mi lecho.

La noche siguiente fue similar. Esta vez el tacto estaba en mis piernas, en mis muslos, abriendo mi carne lentamente.

- Ah… Papá… No…

- Calma, niño, cierra los ojos y duermete.

Una pesada mano de grueso porte cubrió mi boca, ahogo mis gritos y contuvo el dolor tras mis mandíbulas apretadas, la piel salada sabia mal, aun recuerdo su repulsivo olor, pero no me atreví a morderle.

- ¡¡¡Nnmmmmg…!!!

Sentí su cuerpo como un haz ardiente desgarrando mi interior. No debía gritar, no debíamos despertar a mamá. Lo susurró a mi oído incontables veces como la melodía que marcaba el ritmo con que se sucedía una y otra vez en mi interior... Mamá nos había dejado hace ya casi un año, ella nunca soportó el inclemencia del clima de este lugar.

- Shh… Niño… Duerme…

Quise creer que sólo fue una pesadilla, cerré los ojos y caí rendido, cansado de llorar en silencio el daño que continuó incluso en mi inconsciencia.

La mañana siguiente había piles nuevas en mi cama, más suaves y mullidas, más cálidas.

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Hoy día amanecí feliz, llevaba muchas noches sin tener pesadillas y el dolor lumbar en mi zona baja desapareció por completo.

Es mi decimosegundo cumpleaños, papá estuvo toda la semana pregonando la magnífica cena que dará en mi honor, invitará a todos los jefes y guerreros, todos sus hombres estarán presentes, pero, lejos del festín, las exageradas hogueras o los invitados, lo que me emocionaba era su regalo; un hacha, como la de mi hermano, labrada con la marca de mi casa. ¡Al fin un reconocimiento! Seré un hombre, iré de caza ¡Al fin estoy en condiciones de competir con mi hermano! Pero mis expectativas fueron destruidas por completo.

- Ven, hijo. Tengo un regalo para ti.

¿Por qué no en público? ¿Por qué me apartó? No hubo pero que valga, nunca lo hubo con mi padre. Me despedí escuetamente de los invitados y lo seguí. Me guió al interior, cerró la puerta tras entrar y me sentó en su silla, tan grande, demasiado amplia para mi delgado cuerpo, me sentí pequeño, incluso más de lo que era… Por su parte tomó posición de cara a mí, sin quitar su mano de mi hombro.

- Cierra los ojos…

Obedecí, en la oscuridad de mis parpados cerrados mi oído y olfato se agudizaron. Primero sentí el leve rechinar de las cuencas que ornamentan su cintura, luego un olor acido, fuerte, penetrante, que si bien conocía, no fui capaz de identificar hasta sentirlo emanar directamente bajo mi nariz.

- Abre la boca… Niño…

Obedecí, un sabor nauseabundo llenó mi lengua, mi garganta. Sentí arcadas, quise retroceder, el respaldar de la silla y sus brazos de madera rugosa me detenían, me apresaban junto a su mano, ahora en mi cabello. Mi garganta estaba obstruida. Sentí nauseas, más y más nauseas, pero no pude vomitar sino hasta que se derramó en mi boca y caí, libre al fin, de cara al suelo, sosteniéndome en manos y rodillas para expulsar de mi cuerpo con marcados espasmos aquella sustancia blancuzca que llenaba cada rincón de mi boca con su amargo sabor.

Noté sus jadeos, su mano en mi cabeza y los vítores de los hombres, los invitados a mi fiesta, festejando a viva voz, ajenos a mi tormento. Voces joviales que resonaban por todo el lugar, los envidié, yo también quería correr, beber, cantar, divertirme en lugar de secar con mi hombro las gruesas lagrimas que caían por mis mejillas mientras mi padre intentaba consolarme acariciando mi cabeza, pero no iba a conseguirlo, me aterraban sus caricias y ese mismo miedo me impedía reaccionar, sólo noté una sombra de pies bajo la puerta cerrada, alguien estaba de pie tras ella, alguien lo oyó todo… Y no me había ayudado.

Ya no quiero salir ¿Qué haré si ya lo saben? Tampoco puedo pedírselo a papá… Ya no quiero despertar.

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Papá anunció que se va de viaje, una vez. Ha reunido los mejores navegantes del grupo, mi hermano entre ellos. No sé como clasificar la noticia, no sé si su ausencia es buena o mala, ya me he acostumbrado a ser tratado como una mujer, a quedarme dentro, usando las ropas de una, ya solo sé dormir con sus manos entre mis piernas, con su sexo en mi interior, incluso me ha dado varios orgasmos. No sé si le quiero o le odio, sólo estoy cansado.

Quiero dormir.

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No hago más que pensar en papá, regresa mañana, tengo un nudo en el estomago, no puedo probar bocado ni beber gota alguna. Los días se han esfumado en su ausencia ¿Por qué?

Me iré a dormir sin comer.

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Apenas me ha visto, se ha encaramado hacia mi, con las manos tomó mi rostro y lo acercó al suyo. Metió su lengua en mi boca y la giró tantas veces que terminé por seguirle con la mía.

Nunca sentí nada similar. Robó mi aliento, me costaba respirar, pareció tardar una eternidad y… y… detrás de mi estaba mi hermano, lo ha visto todo, lo sé, mi padre también lo sabe, y aun así bajó sus manos a mis caderas para empujar mi ingle contra la suya y hacerme sentir lo firme que estaba.

Mi hermano parecía aterrado. Ya no puedo verle a los ojos, siento que lo he traicionado… Ya no volveré a reír a su lado, he perdido a mi hermano y mi padre reclama mi presencia en la nueva cabaña que mandó a construir.

Es enorme, tiene divisiones internas, dice que es solo para nosotros. Ni una ventana, la puerta es diminuta y las puertas de cuero curtido no dejan pasar siquiera un miserable haz de luz, y las paredes están reforzadas con piedra y adobe, parece una prisión, pero lo que mi padre pide se hace y se cumple, no importa que.

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- Un poeta no puede ser guerrero. Tienes suerte de ser mi hembra, sino estarías muriendo de hambre y frio en el bosque.


No soy capaz de dominar el hacha, ni las lanzas, mi fuerza no alcanza, no soy como mi padre, o mi hermano, no tengo su altura o su ancho. Soy pequeño y no tengo que pelear, pero, a fuerza de insistir, he logrado que mi padre trajera un arco para mi. No es más que un trozo de madera curvo y un cordel uniendo sus extremos, es liviano y con él soy capaz de alcanzar grandes distancias. Debo practicar, sin lugar a dudas superaré a mi hermano.

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Esta vez ha sido la anciana más vieja de la tribu la que nos ha sorprendido en pleno acto.

Ya son varias las veces que mi padre lastima mi cuello hasta hacerme sangrar. Extrañamente, no duele en lo absoluto, es más, creo que comienzo a disfrutarlo. Me mecía sobre las piernas de mi padre, desnudo por completo, sus labios sangraban mi carne deliciosamente, bajo la luz de la luna, entre la espesura del bosque, cuando la señora que alguna vez suplió a mi madre nos encontró.

Ha empalidecido, la expresión de su rostro entonces fue indescriptible, creo incluso llegó a llorar. Gritó “¡DEMINO! HIJO DE LA PERDICIÓN!” estaba completamente espantado y fuera de si. Yo no pude hacer más que reír como un desquiciado aun sin entender que le aterrorizo a tal extremo, la hubieran visto… Fue imperdible.

Creo que ya no volverá a intentar emparejarme con su hija. Qué risa.

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La anciana ha desaparecido y no dudo de la participación de papá. Seguramente la mató, ya nunca sabrán de ella, pero trajeron más mujeres; botín de guerra. Las odio.

Todas niñas de pueblo, todas iletradas e inútiles, no entienden nuestro idioma, no puedo conseguir un maldito entremés sin tener que hacer un diagrama que explique lo que quiero, como si fuéramos simios hablando a señas, pero mi hermano está más atento conmigo, caza para mi, creo que padece insomnio igual que yo, lo he encontrado varias veces durante las mañanas, cuando logro escabuirme de la casa, pero de una u otra forma coincidimos a diario.

Es agradable, quiero más de él.

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Mi padre ha intentado algo nuevo esta vez. Hundió la cabeza entre mis piernas y envolvió mi sexo con su lengua. He chillado tanto que aun me molesta la garganta.

- Mmm… Niño eres jodidamente delicioso…

- Ajh… Papá… N- no jales tanto… Me… Me lastimas…

Pero es mentira, hace tiempo que sus tratos no me cusan dolor, en cambio he optado esas palabras para avisarle de mi orgasmo, él lo sabe y parece querer dañarme más cuando las escucha, pues succiona con ahincó y toca esos sitios que sabe me harán gemir.

Ya no retengo mi voz, después de todo en la tribu no hay quien desconozca nuestra relación y, si lo hubiera, no cuenta con los medios para reproducir la información; mi padre es muy astuto, sólo yo sé escribir, solo yo tengo donde y como, y soy su prisionero aunque él me nombre como su tesoro.

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Mi padre se las ha arreglado para no dejarme en paz ni un minuto, incluso entre la concurrencia encuentra el modo de manosearme sin ser notado.

Ya no se limita a mis nalgas, masajea mi sexo impunemente dejándome erecto frente a todos. Se divierte con ello, lo sé, le excita saber que no puedo evitarlo, se sonríe al verme intentando disimularlo y cuando las chichas que se acercan a hablar conmigo se alejan sonrojadas. En cambio, cuando busco refugio en mi hermano, lo he notado resoplar; hoy cumplo quince y la reunión es tal que parece que rindieran tributo a los dioses.

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He decidido ser propietario de mi propio cuerpo. Escapé de casa, traigo mis tablillas y cuadernos, mis ropas y mi arco, comida y abrigo. Hurté un barco y dejo la isla.

Adiós, papá.

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- ¡¡Eres mío, Mika!! ¡¿Lo entiendes?! ¡Mío y de nadie más! ¡¡Tu no me dejaras como la golfa de tu madre!! Estaremos juntos por siempre.


Me ha encontrado al tercer día. Desplegó toda su flota y me ha encontrado. No supe que pasó después de eso. El frio y el hambre hicieron mella en mi salud, creí estar muerto pero logré abrir los ojos estando de regreso en la oscura casa. Mis oídos no dejan de zumbar, y mi boca sabe a sangre ¿Qué me ha hecho?


No sé si agradecerle. Es de día y tengo sueño. Qué importa.

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Me he escabullido a la casa de mi hermano tras follar con papá. Quedé insatisfecho y, bajo el efecto del hidromiel, no halle modo de evitarlo; quería más.

Estaba dormido, me colé entre sus sabanas, entre él y su esposa, abracé su cuerpo de anchos hombros y masculinos músculos ¿Desde cuándo es tan alto? La boca se me hace agua y al sentir su calor, mis manos simplemente se dirigieron a su entrepierna.

Lo masturbe. Lo masturbe y besé su nuca suavemente, la fragancia de su cabello es cautivadora, no quería despertarlo pero pasó y, para mi sorpresa, él no estaba sorprendido.

Tomó mis manos con gentileza y las separó de su cuerpo, es tan fuerte que incluso el mayor de mis berrinches lo detiene sin esfuerzo alguno, sin brusquedad, sabe exactamente como desarmar mis defensas.

- Regresa a tu casa, Mika.
- ¿Por qué? ¿No crees que pueda hacerlo bien? ¿Tienes miedo de gemir con tu hermanito?
- No, Mika, apestas a alcohol, regresa cuando tengas control de ti mismo.

Estaba enojado, mucho, su mirada espantaba. Nunca había esperado tal rechazo de su parte, ni siquiera reaccionó a mis caricias, si bien lo había visto enfadado anteriormente, esa mirada solo era para con nuestro padre… No la quería sobre mi, no quería ser la razón de su enojo. Las lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos y me rodeó con sus brazos, me cobijó durante toda la madrugada, con él logré dormir hasta la noche pese a la ausencia de sexo.

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Estoy enamorado de mis flechas, siempre lo estuve pero hoy lo siento tan claramente que no puedo evitar escribirlo.

Maté a papá, una flecha directo a su corazón, por la espalda y su cuerpo se hizo cenizas. Nunca me sentí mejor ni tan excitado, quiero follar, debo encontrar a mi hermano pero oigo los perros ladrar, deben salir de casa y el sol está en lo alto, demonios.

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La ceremonia de sucesión ha sido extraordinaria, el mando quedaría en manos de mi hermano, pero no ha logrado superarme.

Su fuerza, su velocidad y habilidad son una burla en comparación con la mía, aunque mida y pese el doble ¿Por qué? Sólo mi desaparecido padre lo sabe. Es una verdadera lástima que las leyes sean tan claras con respecto a esto. No importa que o quien diga, soy el líder de la tribu porque no hay hombre ni mujer capaz de superarme.

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Qué nostalgia, llevo años sin escribir ¿Con quién debo disculparme?

Cuanta nostalgia hay en estas hojas derruidas, qué bien se siente una pluma entintada entre mis dedos, es bueno saber que aun recuerdo las letras.

Preparo las naves para una nueva incursión; robo y masacre, siempre bajo el amparo de la noche, los llevaré hasta mi tierra natal, debo saber que pasó conmigo.

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Los niños de oriente son deliciosos, su sangre libre de pecado perfumada con la sal, exquisitos. Llevo tres semanas en este poblado, parece que el poder de mi tribu no llega hasta aquí, pronto lo hará. Encontraré donde asentarme para estudiar, la lengua de este sitio es enigmática y rica, más aun sus escritos.

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Escribo estas palabras para celebrar el inicio de una nueva era, la era Vikinga; sangre, hurto y comercio son la misma palabra, y mi alimento.



El golpe seco de una delicada mano enguantada despertó al joven von Strong de sus cavilaciones, quien devolvió la mirada al sonriente propietario de dicha mano, suspirando con pesadez.

- Si es todo, debo retirarme. Como usted bien sabe, mañana zarpamos hacia Francia, debo alistarme y no puedo permitirme retrasos – enfatizó la sonrisa, cerrando la mano para tomar por el cordel que lo mantenía unido, el fajo de antiguos pergaminos – Con su permiso, me quedaré con esto y, como hemos pactado, mañana hallará en su oficina lo que ha pedido.

- ¡Espere un momento! ¡¿Qué garantía tengo?! No dejaré que se lo lleve.

Alexander von Strong depositó su mano sobre la del vampiro, contando ingenuamente con que la marcada diferencia de porte entre sus cuerpos bastaría para darle ventaja sobre su ahora adversario, quien, en apenas un parpadeo, se libró de aquella mano y alzó la propia, atrapando entre los dedos la garganta del mortal que crujió sometido a su fuerza.

Cuando Mika abrió los dedos, el cuerpo inerte del joven Alexander cayó sin vida al suelo.

- Es una verdadera lastima, caballero, hubiera disfrutado contar con su compañía algunas noches más.

La radiante sonrisa de agudos caninos no expresó pena o tristeza alguna. Mika volvió la mirada al dueño de la cantina, para corresponder con impecable gentileza el horror que admiró en su rostro.

- Ocúpese de él, por favor – entonó acercándose, el pesado hombre retrocedió hasta chocar la espalda con el aparador de bebidas, sin quitar los ojos del vampiro, siguiendo la fisionomía de este hasta su mano, que ofrecía otros tantos billetes - ¿Puedo contar con su silencio?

- Po-por supuesto – titubeó el sujeto, tomó el dinero y vio al vampiro marcharse.

DATOS EXTRA

» Es propietario de una cuadrilla de barcos mercantes, la compañía exportadora más prominente de Suecia.

» Posee un peculiar y caprichoso gusto para vestir.

» Es propenso a sufrir alucinaciones con las que gusta interactuar aun consciente de su irrealidad.

» Amante de los equinos y la equitación, de la buena cocina, buen vino y licores a cuyos efectos es prácticamente inmune.

» Tiene un fetiche con los látigos, fustas y cualquier objeto de tortura medieval.

» Es adicto al calor corporal.

» Sadomasoquista por excelencia.

» Domina varios idiomas y la arquería como pocos, su puntería es prácticamente infalible con cualquier tipo de arma.

» Fumador.

»Posee completo control sobre su cuerpo al punto que él decide cuando excitarse y cuando acabar (al menos que algún factor externo sobre-estimule o se encuentre debilitado por “x” motivo).

» Sufre de insomnio, no puede dormir más de una hora de corrido.

» Detesta los días de calor, es muy sensible a las altas temperaturas.

» Sufre de fotofobia leve; presenta debilidad ante luces fuertes (tres sirios en una sola habitación es demasiado para él) especialmente en los ojos.

gracias a αgusτınα• de sourcecode