Bluma Körner

-Nombre del Personaje: Bluma Alicia Körner
-Edad: 23 años
-Especie: Humana
-Tipo, Clase Social o Cargo: Bruja, clase media
-Orientación Sexual: Heterosexual
-Lugar de Origen: Alemania
-Habilidad/Poder: - Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales.
- Premonición: Habilidad para percibir el futuro. En ocasiones solamente se expresa en la forma de vagos sueños mientras se duerme, mientras que otras veces es clara y ocurre a voluntad, mientras se está despierto, o incluso pintándolo.
- Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.

“La libertad, es la libertad del otro.”

Nada se mantiene eternamente impoluto. El paso del tiempo tiñe de amarillo las superficies blancas y el aire de los días llena de óxido incluso a las verjas que protegen a la fortaleza mejor construida. Aún cuando quisieron mantenerla apartada de un medio ambiente que pudiera corromperla, fue inútil. La información llegaba a ella como hechos aislados que de a poco iban tomando forma. Su carácter se formó entonces sobre un sentido de justicia muy marcado y una humildad que distaba de su condición social, llegando a poseer dos capas dentro de su personalidad: la superior que representa la imagen que debe proyectarse, la fachada muy estudiada y bien aprendida; y otra más escondida que es a su vez tan oscura como desconocida para ella. En el exterior se muestra como una mujer amable, de corazón noble y buenas intenciones. Femenina sin ser excesiva o vanidosa, su voz nunca se alza, no desconfía de la gente y suele otorgar una sonrisa a quien la requiera. Siempre servicial y dispuesta a ayudar, prefiere agachar la cabeza antes de decir que no y generar con eso una discusión que pueda hacerla sentir incómoda. Sus modales suaves suelen ser su carta de presentación y característica más reconocible, donde se encuentren pueden identificarla como alguien llena de inocencia, la hija perfecta, la amiga leal y la hermana más querida.

“La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza.”

Si su superficie es suave, su interior es mucho más duro, incluso quizás algo turbio. Es como una fruta que parece estar en su mejor condición pero que al partirla muestra una realidad distinta, mucho más cerca de la putrefacción. Disfruta, por ahora, provocando pequeños dolores en otros de los que no es claramente consciente o generando disputas entre quienes se consideraron siempre amigos. Dentro de esta capa es egoísta, codiciosa y posee una curiosidad casi obsesiva. No le molesta generar en otros situaciones que para ellos sean difíciles con tal de pasar un rato agradable o salir de la rutina sobre la que está construida su vida. Es sádica y disfruta torturar, pero esto es algo que hasta el momento no ha descubierto. La mayor parte de estas características de su personalidad se encuentran profundamente enraizadas de modo que las desconoce del todo y otras, las que ha logrado reconocer, fueron acalladas para mantenerlas en un silencio tan intenso y prácticamente irrompible. Es una muchacha frágil a simple vista, fácilmente influenciable, siempre custodiada incluso cuando cree estar a solas.

Tiene preguntas, muchas preguntas, pero no todas las respuestas que quisiera.

El primer recuerdo que Bluma tiene de su infancia es un camino de tierra repleto de piedras. Con sus pequeños pies intentaba cruzar mirando a ambos lados en busca de alguien que la levantara y evitara el dolor que le provocaba el suelo caliente. Pero esas manos nunca llegaron y las heridas se mantuvieron sin cicatrizar hasta que el tiempo pasó dejándolas como un eterno aviso de que está sola y que siempre estará sola. Crecer en su caso no ayudó, por el contrario sólo la hizo sentir fuera de lugar. En el hogar de los Körner, el tema de la magia siempre fue un tabú que era castigado cuando alguno de los integrantes de la familia se atrevía a hablar sobre eso, los hijos fueron instruidos para acallar cualquier manifestación de algún poder natural que se generara en ellos. Aún cuando vivían en las afueras de una ciudad no muy habitada, solían evitar el contacto con otros por mucho tiempo o al menos por lo suficiente que pudiera perjudicarlos de algún modo.

Desde los primeros años fue criada como una estricta católica, manteniendo férrea obediencia a los mandatos tanto de sus padres como de la congregación a la que pertenecía la iglesia a la que tenía permitido asistir. Su visión del mundo fue siempre estrecha y limitada, tal como un caballo de carrera no tenía permitido mirar a los costados ni siquiera en el escaso tiempo libre que pudieran darle. Recibió entonces dos tipos de enseñanzas: una formal donde aprendió nociones básicas de algunas ciencias y artes; y otra secreta, siempre oculta, escondida de todo y de todos. Tanto Oscar como Angela, los padres de Bluma, pertenecieron a familias de brujos donde la magia se practicaba comúnmente y era algo cotidiano en la crianza de los hijos. Compartían historia y también tiempo con algunos otros miembros de la comunidad y fue así como ellos se conocieron. Ambos eran acérrimos opositores a todo tipo de prácticas de hechicería y cuando decidieron casarse una de las premisas de su futura vida fue la de mantener lo más alejado posible ese tema de su hogar.

Bluma entonces desconoció lo que sucedía en ella hasta los 14 años, fue poco antes de que cumpliera otro nuevo año que se le permitió conocer a sus abuelos maternos. Elaine, sin la supervisión de Angela, al notar el interés de su nieta comenzó a entrenarla para que de a poco pudiera descubrir qué aptitudes poseía en las artes que ella tan bien manejaba. Durante dos meses logró conocer un poco de la historia de aquello que siempre fue tan importante para sus antepasados y que le fue arrebatado por sus padres. Todo iba marchando en la dirección correcta, manteniendo claro siempre el secreto, hasta que Adalia –hermana mayor de Bluma- descubrió lo que hacía junto a su abuela y se lo comunicó a sus padres. Desde aquel momento el contacto con Elaine se perdió y también se vio afectada la relación que la chica tuvo con el resto de su clan. Bluma vivió bajo el alero de sus padres hasta los 17 años, cuando un hecho cambió el curso de su historia.

Durante el invierno no tenía permitido volver a casa luego del atardecer. Al salir a pasear, ir a la iglesia o por algún encargo para las labores del hogar, siempre debía asegurarse de realizarlo mientras el sol estuviera en lo alto. Pero salir y lograr encontrar todo lo que le pidieron conseguir en tan corto periodo de tiempo no es algo fácil. Antes de que terminara con la última labor el sol ya no se divisaba y por más que el nerviosismo afloraba en ella no logró encontrar el camino más iluminado. Sintió que alguien la seguía y no estaba equivocada, una silueta femenina apareció y también una voz que le planteaba en un alemán con un acento irreconocible una propuesta que a primeras la asustó pero que luego comenzó a entender y también aceptar. Aquella mujer le contó la historia de su vida, lo que le sucedió para llegar hasta donde estaba y en los encuentros siguientes que se realizaban cada vez que Bluma lograba escapar del control nocturno de su padre o de la vigilancia de su hermana, pudo explicarle que la magia era algo más que estudiar desde libros antiguos, la magia podía convertirse en su forma de vida, en el modo en que conseguiría todo lo que quisiera. Las palabras de la que próximamente sería su mentora estuvieron dando vueltas en su cabeza durante las siguientes semanas y fue sólo hasta que ella terminó de contar su historia que tomó una decisión.

El mundo se abrió para Bluma, a los 19 años y tal como si sólo se dirigiera a hacer la compra del día, salió de su casa con rumbo desconocido. Esperó en una posada hasta que la noche llegó para encontrarse con la vampiresa que recién el día anterior había revelado lo que es. Juntas viajaron hasta llegar al extremo norte de Francia donde se asentaron los primeros dos años. Bluma hizo suyo el deseo de venganza que la otra mujer tenía y así mismo tomó como propia la historia que compartió y que tan injusta le parecía. Sin saber que destino les esperaba, finalmente llegaron a Paris para el cumpleaños número 21 de la nueva bruja, la celebración consistió sólo en el obsequio de un regalo, un libro distinto, con códigos difícilmente descifrables. Aquella criatura, que además bebía sangre de otras personas, le entregó la llave para comenzar a dominar la magia negra, un terreno dentro del cual no se había atrevido a entrar… hasta ahora.

- Posee una pintura a medio terminar de unos brillantes ojos azules, no sabe a quien pertenecen ni recuerda haberlos visto antes. Esta obra fue realizada por ella en uno de sus trances premonitorios.
- Sus padres aún viven en Alemania pero desconocen si ella sigue viva, menos aún tienen idea de su paradero actual. Alguna vez pensó en escribirle a alguno de sus hermanos menores (Johane o Karine) pero terminó descartando la idea.
- Además de su alemán natal, puede hablar, leer y escribir en francés, además de poseer los conocimientos suficientes para entender algunos textos en griego antiguo.
- Dejó atrás el catolicismo, actualmente se declara confusa sobre la religión