Si te perdieras, yo te buscaría...

Kareena había estado buscando toda la noche información sobre Lorraine Bouvier, desaparecida doce días antes sin dejar rastro… Las noticias encontradas no parecían ser buenas para la familia Bouvier: la antenoche consiguió escuchar de Violette, una de las cortesanas, como una joven que coincidía con la descripción física de Lorraine se había visto acompañada de un refinado joven por los callejones antes de esfumarse. Un fugaz presentimiento pasó por la mente de la cambiaformas dejando un escalofrío; pero la gente no paga por presentimientos, debía comprobar si la pobre chica se había convertido en alimento para vampiros…. En todo caso, la ladroncilla prefería pensar en que la infortunada mademoiselle Bouvier sólo estaba perdida, los finales trágicos no eran sus favoritos.

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Según informes de algunas lenguas del bajo mundo, Kareena debía buscar a un gitano al que su reputación lo antecedía como un pícaro informante que podría a llegar ser alguien muy útil con las búsquedas. Sothe Cornicard, como digno gitano, ayudaría si se le proponía un buen trato. La joven estaba consciente que debía ofrecerle algo de gran valor, pensó en alguna pócima de brujo, quizá sería de interés para un gitano, algunas joyas, un objeto encantado… - ¡Uff! Qué complicado parece. Tal vez ofrecerle la mitad del pago… - El pensamiento quedó incompleto seguido por una mueca, Kareena realmente estaba preguntándose si este negocio era lucrativo; casos como el de Lorraine no siempre eran rentables, a veces tenía que invertir más de lo que se ganaba. Lo que la familia Bouvier le había ofrecido por sus servicios de búsqueda era más de lo que podían permitirse, después de todo sólo eran unos pobres campesinos, pero eso no le quitaba su condición como padres, unos pobres y desesperados padres que deseaban más que nada encontrar a su hija perdida. Esto de conmoverse antes los casos tristes podría estar echando a pique el negocio.

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- ¿Por qué está tan lejos? - Gritó como protesta mirando al Cielo y dejando de lado sus reflexiones. Una pareja que pasaba la miró como bicho raro y se alejaron un poco, después de todo, el sanatorio mental estaba cerca y no estaba de más ser precavido. Kareena no les prestó atención, cualquier otro día les hubiera sacado la lengua y reído en su cara sólo para divertirse, sin embargo, hoy estaba demasiado ensimismada como para hacer bromas.

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Apresuró el paso y después de un rato llegó a las afueras de la ciudad. A veces se sentía extraña entrando en aquel recinto, era un tanto escalofriante. - ¿Por qué demonios tengo que venir hasta acá? - se quejó cuando un cuervo salió volando, – ¿Y ahora que lo pienso, qué hace un gitano en un lugar tan… tétrico? - echó un vistazo y rió maliciosamente por lo bajo – Es como estar en casa con la abuela -.

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Con la vista inspeccionó el lugar, - Un gitano rubio, un gitano rubio… - murmuraba, no tenía otra descripción más que esa y suponía que un individuo así resaltaría bastante en aquel ambiente. - ¡Oh! ¿Con qué ahí está? - dijo sonriendo para sí mientras se dirigía hacia él con paso decidido, - ¿Eres tú Sothe Cornicard? -.