-Syriana-

por **Larden** Vie Mar 08, 2013 3:03 am

El diablo y yo nos entendemos
como dos viejos amigos.
A veces se hace mi sombra,
va a todas partes conmigo.

"El poder te hace grande, inmenso y quien no piense de esa forma seguramente nunca lo ha probado y nunca podrá. Existen muchas formas de poder, tantas que pareciese que al hombre cualquier cosa le es buena para sacarle provecho. El amor. El miedo. El dinero. Por cualquiera que sea la razón, quien tiene poder, lo tiene todo.
La cuestión entonces, no es buscarlo, porque está en todos lados, la cuestión es, obtenerlo. Mi respuesta favorita siempre fue… robándolo"

Conocí a Louie en Inglaterra 4 años antes de partir a Francia, hace más de 15 ya. Cuando lo vi la primera vez era un chico delgado, paliducho y con la fuerza de un niño. Todo un personaje. Participo en la guerra por el nuevo continente, y solo un milagro explica que sobreviviera. Él era un hombre que prefería las palabras antes que el plomo. Después de la guerra Louie regreso a Inglaterra y ahí se convirtió en el señor Woods, contratista, enlace, puente, como quieras llamarlo, Louie se convirtió en ese hombre al que llamas cuando no sabes a quien llamar.

Jamás supo quién era yo aunque su subconsciente le seguía diciendo que ese rostro le era familiar, nunca se atrevió a preguntar y murió sin saberlo. Me gustaba su persistencia, no se detuvo hasta encontrarme, pistas falsas y trampas, nada lo hizo desistir. Sin embargo cuando finalmente me encontró una sola palabra le bastó para convencerme — Syriana

Resulta pues que el pequeño Louie trabajaba ahora con los grandes hombres e imperios. Hombres poderosos y con ambición. Pero qué es la ambición sino esa pequeña sensación que sube por tu espalda hasta tu nuca, son esas cosquillas que no te puedes rascar solo con la mano, es ese sentimiento de tener el control porque eso es la ambición, creer que tienes el control y eso, eso es lo que hace el poder. Te vuelve ambicioso.

Entonces me encuentro, ahora, en una taberna, en una sucia taberna charlando con este pequeño hombre que de repente ya no se mira tan pequeño. - Alguna vez haz estado en África – Me pregunta sin dejarme responder - Es una mina de oro, cualquier hombre puede hacerse rico ahí, después de esto, después de lo que haremos, nosotros estaremos en ese sendera también mi amigo, solo tienes que aceptar – me dice con una brillo especial en sus ojos tratándome con esa arrogante familiaridad inglesa. La verdad es que yo ya había aceptado desde hace unos minutos antes, pero el que él estuviese pagando por mis tragos mientras me “convencía” no le hacía daño a nadie.

El contrato era sencillo, había que asegurarse de que un paquete cruzase Francia, la carga llegaría por el mar mediterráneo directo de África. Los clientes, la corona Inglesa, no querían arriesgar su preciosa carga haciéndola pasar por el estrecho de Gibraltar, sabían bien que los españoles no perderían una oportunidad como esa. En su lugar prefirieron contratar a alguien como Louie, alguien que pudiese reunir a las personas correctas, aquellas capaces de asegurar la integridad de la preciosa carga, tres carretas llenas de riqueza y poder. Diamantes. Esa era la carga que se nos encomendaría.

Y es ahí cuando escuchas la palabra diamante, que te llega esa comezón por primera vez. Te preguntas que sería si esa carga se perdiera, crees tener el control, pasas por todas las fases de la codicia, luego decides preguntar, porque quieres saber con la codicia de quien más tendrás que enfrentarte.

- Seremos un grupo pequeño en Francia, solo lo mejor que esta ciudad puede ofrecer – Esa es su respuesta, no parece tan mala. Si son lo mejor que esta ciudad pueda dar seguramente no llegaron a serlo con buenas acciones. Corruptos todos, ambiciosos sin duda. Piensas que incluso si tuvieses que repartir la carga con unas cuantas manos más, aun quedaría mucho para ti – La caballería la traen ellos, casi un pequeño ejército diría yo – La cosa comienza a ponerse difícil – En realidad nos quieren a nosotros porque quieres a alguien que conozco el terreno, que pueda ser capaz de pasar una carga como esa como si fuese cualquier cosa, locales – Ahora ya no parece tan fácil, pierdes el interés rápido, esperas solo poder ser lo suficientemente astuto como para robar una de esas rocas o dos. La comezón ya no es lo que era, pero, no desaparece, espera impaciente, ya volverá.

- Recorrer Francia con tal carga tal vez nos tome 3 días, he oído que la guardia inglesa tiene órdenes de no parar, si es verdad tal vez solo nos tome la mitad – Louie explica los ultimo detalles antes de irse. Para esa altura yo ya no lo escuchaba. Habla un poco más y luego se levanta, paga la cuenta y bebe hasta el fondo el contenido de su vaso. Me da un día, una hora y un lugar, después solo se marcha. La botella esta aun a medio llena.

Pienso de nuevo en Helena, hablo con ella, me pregunto si le gustaría un diamante, tal vez no, ella no era así, nosotros no éramos así. La botella casi está vacía.

< ¿Por qué haces esto? > Porque no conozco otra cosa < Eso no es verdad y tú… > Por ti, porque tú no me dejaste otra opción < No puedes echarle la culpa a un muerto > Entonces quizá solo quería ser malo.

Ya casi no puedo mantenerme despierto, llevo tres días llenando mis venas de alcohol, parece que mi condición ya no puede luchar contra este y lo deja pasar libre por todo mi cuerpo. Mis ojos se sienten pesados y no puedo pensar en otra cosa que no sea ella, y los diamantes. Diamantes. Helena. Seguramente tendré pesadillas. La botella yace en el suelo, reventada.

Puerto Militar de Toulon – Alrededor del medio día

A lo lejos se puede ver ya el barco, una sabe que se trata de él por la inexplicable sensación que se siente en la espalda, esa que recorre toda la espina y termina en la nuca, fría, casi gélida. Y es que estas viendo, frente a ti, el mismo rostro de la ambición.

Lo noto en mí mismo, en Louie y más que nada puedo olerlo en los malditos que están alrededor mío. Mis compañeros. Mercenarios.

por Invitado Vie Abr 05, 2013 4:41 pm

Bajo la tierra los muertos descansan
En tierra sus cuerpos se pudren
Pero en la superficie lo nauseabundo se percibe.

“Conocimiento es poder, el poder no lo maneja cualquiera, solo un experto en control de masas puede ostentar un cargo como ese… ¡que es muy fácil! Dicen unos, pero la verdad tener poder es lo más difícil y complicado de llevar, te crea enemigos de día y noche y cada vez tu alma corrompida pide más y más lo que poco a poco te hace caer a un pozo de desesperación…y cuando esa desesperación te gobierna, comienzas a cometer actos incapaces de ser nombrados en público o en la intimidad de nuestras lamas a oscuras, pero para el alivio de almas atormentadas existen personas que son capaces de cometer tales actos y olvidar a quien se lo ha pedido”

Las noticias vuelan por todo Paris y más en las tabernas y burdeles donde los hombres no pueden mantener la boca cerrada durante el sexo, les encanta presumir de su hombría y lo macho que son con sus negocios mientras se devoran a una mujer solo por unos minutos y unas cuantas monedas que al final de la noche solo se gasta en trago, pero bueno ese no es el punto, el punto es que cada vez son más los negocios sucios de los hombres con dinero y de los ambiciosos que desean por un camino fácil obtener más dinero y poderes sobre los que no lo tienen.
Así es como un pequeño papel fue debajo de la puerta de mi escondite, lo cual indicaba que era alguien que requería los servicios de una asesina experta en seducción y trampas así que la nota pedía mi presencia en el puerto a la media noche, pero antes tenía que pasar por el bar de la calle Toulousse, para recibir nuevas órdenes de alguien llamado Louie, el cual me esperaría en las mesas más ocultas del lugar, así que con un pantalón ajustado, una camisa oscura ajustada de hombre y una gorra que oculte mis cabellos y un abrigo largo para que no se muestren mis atributos y así no llamar a los hombres y sus bocas llenas de idioteces, llego al lugar de la cita, dos hombres en la barra conversando amenamente mientras otros están en lo suyo.

Luego de una horas y algunas copas de absenta el hombre medio tambaleándose se acerca a mi con la boca llena de alcohol, pronuncia mi nombre y me da la mano con un beso mojada en pura bebida, toma asiento y me explica para que desea mis servicios, viajar hasta la parte portuaria de África, en Marruecos, que llegaran desde Sudáfrica un encargo de valor “Diamantes” mi misión es averiguar antes del arribo y regresar a Francia para notificar él envió, embarco y día exacto de zarpar, con esos datos se podría calcular el día y la hora de arribo y que mejor si cuadraba todo de noche, y ahí ya estaría con otro grupo de personas dispuestos a dar sus servicios a este “Gran Hombre” ¿mi paga? Bueno mi paga sería cincuenta mil francos, la mitad cuando vaya y la otra mitad cuanto atraque la embarcación y podamos dejar la mercancía a su dueño sin levantar sospechas, el hombre se retiró y me dejo ahí sin palabra que saliera de mi boca pero pensando en mi Nona Giorgiana, aquella gitana que me crio después de todo lo que pasé.

-Calles Parisinas-
Camino con las manos en los bolsillos pensando en lo que me dijo Louis “Tienes hasta mañana a las 6 am para confirma tu participación” la pregunta ahora es si lo podría hacer, así que mi pasos me llevan a la caravana gitana, justo a la tienda de mi nona, la cual con verme sabe lo que ocurre y no dice nada solo me abraza y me hace entrar quedándome con ella toda la noche en confesiones de un alma oscura y maldita con recuerdos de pasados terroríficos

-Puerto en Marruecos 10 am-
Cuando salí de la tienda de mi Nona, envié una carta pidiendo los datos del lugar para el trabajo, enseguida recibí un boleto para esa hora en barco a Marruecos, por lo que tocó emprender la empresa de negocio, al llegar a mi destino la diligencia me llevo directo a un embarcadero en otras costas, diríamos más al sur ahí era donde llegaría la diligencia con la “carga brillante” de ahí solo debía observar y esperar como buena mujer a un tal Charles al que debía sacar ciertos datos de aquel contrabando, cueste lo que cueste, obtenerla no sería fácil y rápido pero tampoco imposible, y como era un hombre solo había una forma.
Los hombres tan básicos, que con algo de licor y unos buenos pechos a mostrar todo es más fácil con ellos, cantan como pajaritos, banalidades de hombres y con ello, más de una referencia al “negocio” obtuve.

-Puerto Vallralto Francia 3pm-
Regreso de nuevo a Paris y esta vez con lo que se me ha pedido, Louie me espera en la misma taberna de mala muerte y me entrega mi primer abono de pago, entre tragos su reducido y ambicioso cerebro se llena de alcohol aunque dentro del montón de idioteces que dice, una me llamo la atención “Estará lo mejor de lo mejor de Paris en este negocio” ahí es cuando piensas ¿qué y quiénes son lo mejor de lo mejor? Otros asesinos, ambiciosos, estafadores, ladrones y una que otra zorra de paso…Bien si de robar se trata que mejor que tener al zorro de plata y su rosa escarlata en el bando, claro aunque si aquel que nombran Alek fuera hombre y no una mujer, pero como no se dan cuenta de lo que hay a su alrededor, pues siguen con lo que suponen en sus mentes. Acepto las condiciones de Louie con un brindis y parto de lugar a para hacer mis propios preparativos ya que en dos días llegaba nuestro encargo, por lo que es mejor tener las armas listas y cargadas y el cuerpo de lo más flexible, por cualquier salida de planes que se pueda dar en aquel momento.

-Puerto Militar Toulon-
El barco se acerca, a lo lejos se lo divida ya, mis atuendos son de cualquier otro hombre pero una pequeña diferencia se puede notar, y es la blusa que esta vez es un poco más ajustada al cuerpo mostrando así mi feminidad, el cabello recogido…con los ojos puestos en el arribo del barco diviso a Louie junto a otras personas, al parecer mercenarios y junto a él un…un licántropo… -vaya sobrenaturales, no sabía que hacían lo mismo- murmuro y dejo que el viento haga volar mis cabellos junto al perfume de rosas rojas que aplique en mí.

Esperando a que la hora de la verdad se diera a conocer…

-Syriana-

-Syriana-

Re: -Syriana-