Yatchmen day

por **Dominika** Miér Mar 13, 2013 4:52 pm

Supo que su busqueda habia terminado cuando estuvo frente a ella. Enorme mansión de piedra gris que parecía tener mas de 300 años de estar en pie, y al menos la mitad de tiempo abandonada a su suerte por sus antiguos moradores.

Al menos esa fue la impresión que le dió a J.J mientras descendía por los pisos superiores, las habitaciones, aunque estaban finamente decoradas sufrían del abandono de sus ocupantes, por que conforme avanzó através de las parades pudo darse cuenta que al menos dos perosnas vivían ahi. Bajó buscando indicios de estas personas recorreindo lo que por las instalacione y las amplias mesas de madera fragante, los caballetes y la iluminación debían ser talleres de trabajo. Luego fue como un imán sobre los libros paseando los ojos por los títulos.

- Tiene tratados sobre el Necronómicon...

¿Existirá realmente ese libro? Y quienes eran los que vivían aqui y tenían acceso a tanta literatura condenada por la iglesia. Herejes debían ser, pero lo mas importante: Nigromantes. Fueron las conclusiones que el cabo dilucidaba mientras se adentraba en el lugar. Al principio pensaba que eran las paredes mismas de la mansión las que transmitían una energía opresivamente viva. Pero ahora que ponía atención al arte, predominantemente egipcio con que estaba decorada se fijó en las Joyas...

Parecían latir... latir con... vida. Había joyas en todas partes, pero ninguna evidencia reciente al menos de que los Herejes estuviesen en el lugar.

Descendió todavía mas hasta encontrarse con pasillos estrechos y cuartos oscuros, con cadenas y grilletes pegados a las paredes, donde corría escaso el aire. Parecían ser camaras de tortura.

- Esto sin duda le gustará al Coronel.

Salió de nuevo a la superficie, no le interesaban en absoluto las joyas; fue diréctamente al piano.

(* suena una nota, solitaria e insistente por toda la mansión)