Pirueta Argumental (Armand)

por **Pandora11** Miér Abr 03, 2013 12:59 pm

"La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia."
Ovidio

Hace mucho tiempo conocí al único hombre que logró deslumbrarme y yo sucumbí ante su humanidad y luego, a su inmortalidad también, a tal punto de llegar a compartirla. Marius, ese es su nombre, y lo conozco desde que era una niña.

Vivimos juntos por un largo tiempo pero él no soportaba mi independencia y mi pensamiento libre y poco propio para una mujer de la época; pero debo decir que mi padre me educó de la mejor manera, haciendo uso del poder que le confería ser un patricio romano, es por ello que no se me negó una educación excelente como sí se le negaba a gran parte de las mujeres de mi época. Según la historia que Marius le contó a Lestat, yo era una cortesana griega, pero aquello es tan falso como decir que no le amé a pesar de todo. En fin, cada detalle hace parte del porqué nos separamos, siendo yo la que en última instancia le abandoné a él.

Me he dedicado a buscarlo desde hace un tiempo, pero no es tan sencillo. Mi mente permanece cerrada a él como la de él a mí, soy yo una creación suya en cuanto a inmortalidad se refiere y esto complica mis opciones de encuentro. Pero, tengo a favor algo, sé donde se encuentra Armand, o más bien, Amadeo como le solía conocer. Apenas nos vimos un par de veces y si cruzamos palabra no llegó a ser jamás ni un cuarto de conversación, a duras penas nos mirábamos. No porque tuviéramos algo en contra, era más bien una especie de reacción natural al otro, es algo que no alcanzo a comprender del todo. El hecho es que para mi sorpresa, no estaba como de costumbre en el teatro, seguí su pista hasta aquí, un circo. Desconozco que podría estar haciendo alguien como Armand en un lugar así, pero eso es lo de menos, yo vengo por una información que quizás él pueda darme a pesar de estar en las mismas condiciones que yo. Me parece posible que él haya tenido contacto con Marius o que alguno de los tantos vampiros que le conocen le haya comentado sobre su paradero. Como sea, ya estoy aquí y avanzo entre la gente que se mueve en el lugar sin darle importancia a ninguno. Sólo busco a uno, aunque no tengo la menor idea de como reaccione en cuanto me vea.

Avancé entre la multitud con el rostro ensombrecido por la capucha que llevaba aquella noche, yo siempre caminé con cautela y mantuve un perfil bajo por gusto propio. Al cabo de unos minutos le vi a los lejos, sólo y observando ¿Acaso buscaba algo? no lo sé, pero abrí por un segundo mi mente y le llame de esa manera.

-Armand-Dije en una especie de susurro que llegaría sólo a él.

por **Amadeo** Miér Abr 10, 2013 4:57 pm

El circo, siempre le había provocado cierta excitación infantil, despertando en el ansiedades que desconocía, probablemente a la carencia de una infancia "normal", debido al encierro en el monasterio de las montañas, a las horas que había pasado con la vista fija y en total concentración pintando iconos de un Dios en el cual ya no sabia si confiar o no. Sin embargo, pese a la "fortuna", si es que así podía llamarle, ni siquiera en sus años al lado de su Maestro, había tenido el valor de vivir una infancia normal, mucho menos al ser el pupilo consentido del milenario vampiro.

Así, que al liberarse de todas aquellas ataduras, de su infancia, de su vida en Venecia y de la vida de loco bajo las catacumbas del desaparecido Cementerio de Les Innocents, ahora era libre de explorar las cosas que de niño se le fuero vedadas.

Y ahí estaba, observando con un brillo mágico en los enormes ojos pardos e inmortales el espectáculo. Los trapecistas, los arlequines y las marionetas, siendo estas ultimas la causa de su total interés en ese instante, mientras permanecía sentado frente a la pantalla que servia como escenario para los muñecos, luciendo como un niño cualquiera, común, con sus vestiduras sencillas que había elegido para esa noche y el cabello alborotado por el viento.

Cerro los ojos al percibir una presencia conocida, quizás no le era familiar, pero conocida si que lo era, era antigua y en ella permanecían rezagos de una escensia que si le era dolorosamente familiar.

Volvió el rostro con calma y sin alarma hacia donde escucho la voz, observando a la mujer que le llamaba en murmullos casi espectrales, oculta en sombras y supo entonces de quien se trataba. Su hermana de sangre vampirica y al único ser en ese universo tan reducido a la cual podía considerar una rival, aun que las cosas no eran precisamente de esa manera.

-Pandora - murmuro el nombre con la misma calma, sin despegar sus ojos de la figura, pero sin atreverse a mover.

por **Pandora11** Vie Abr 12, 2013 1:29 am

"Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo,
y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca."

Los ojos de Armand eran como una especie de pozo profundo en los que no todos veían lo mismo. Algunos veían en él a un joven hermoso e inocente, pero otros veían una figura de autoridad a la que le temían. En mi caso, veía a alguien con una apariencia de ángel, pero con el corazón ennegrecido y apagado. Es muy probable que me equivoque, pero sé que Marius pensaría algo similar, él no era el de antes.

Permanecí en mi lugar, no era necesario moverme cuando él me había respondido con claridad, las sombras no fueron impedimento para que me reconociera con rapidez. Sin embargo, no me acerqué a él sino todo lo contrario, dí media vuelta y avancé hacia los callejones, hacia donde la gente apenas si transitaba y era reemplazada por una ligera niebla tan propia del otoño. En mi interior, sabía que Armand vendría, entendería que no me acercaría al cúmulo de gente en medio de la que él estaba como si fuera uno más y tal vez también buscaría información si es que ya no sabía nada.

La situación era casi paragógica en lo que a Marius se refiere, pues, estoy segura que en lo que a él respecta, jamás se imaginó que yo quisiera entrablar una conversación con Armand y tampoco que este último accediera. Si bien es cierto que seríamos una especie de hermanos, también es verdad que ambos le amamos con locura, con pasión desbordante y cada uno a su dependiente forma. Pero Marius siempre fue libre a pesar de buscar compañía, su libertad estaba sujeta a su frecuente egoismo y a la ceguera que este mismo le producía para una autoevaluación, nuestro sabio creador y amante era incomprensible incluso hasta para él mismo.

¿Es este un punto ciego? Por momentos me pregunto que tan obsesionada estoy con la idea de encontrarlo. Este sentimiento me carcome la mente como no había sucedido antes y temo por su vida. Temo porque así como nosotros le amamos, muchos le odiaron con la misma facilidad. Él, mi fuerte creador, podía provocar emociones fuertes con apenas palabras, esas mismas que pueden volver a cualquiera dependiente de ellas. Por ahora no me resta nada, voy poniendo una a una mis cartas sobre la mesa con un sólo objetivo y este es un claro paso de ello. Aguardo por él, por su ángel con rostro de niño pero con el alma de un calculador hombre; aguardo por su sinceridad, apelando con lo que me queda de cordura.

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