Una sombra de Infortunio [Jasper Lust ]

-Otro trabajo que no había tenido la recompensa que cabría de esperar, él casi siempre era el típico hombre que no decía que era gitano hasta que debía de hacerlo más su fachada o su modo de mover en ciertas ocasiones le delataban como aquella noche en la que un hombre le había pedido que pintase un retrato de su casa, todo iba bien incluso estaban bromeando más al cabo de unos segundos una conversación despertó su curiosidad así como desprecio. Había saludado a una de las gitanas que bailaban para ganarse la vida y él le miró sorprendido "¿Porqué la saludaste?" le reprendió como si fuese un amigo, dispuesto a salvarle la vida al otro para que no cometiese de nuevo aquella idiotez, "¿No sabes que es una gitana?" A todo eso, él, intentó primero disimular, "No, no tenía ni idea" pero en el fondo muy en el fondo ese acto le habia parecido bastante cruel, era una mujer que merecía respeto lo mismo que los otros, no obstante, intentó guiar la conversación a otro cauce sin apenas conseguirlo ya que el otro empezó a balbucear que eran hijos del demonio, furcias de Lucifer y él, harto, se levantó confesando sin querer que él tambien era de procedencia gitana, habia finalizado el cuadro y el otro lo miro y lo arrojó a la papelera escupiendo bajo los pies de Jasper. "Odio a los que son como tu" y acto seguido se marcho.

Allí quedó Jasper, mientras miraba un cuadro que le habría podido haber hecho ganar dinero suficiente como para comer caliente, si, él tenia bastante dinero pero habia querido prescindir de él durante un tiempo para ganar un poco más, le gustaba a pesar de contar con dinero ganarse la vida de ese modo, sabiendo bien que los gitanos lo tenían bastante duro. Bajó el rostro y coloco la mano en la nuca apenas cuestionando que era lo que había pasado, sus cabellos a menudo, parecían los de un noble francés, más aún cuando los dejaba largos porque ya sabía como tenerlos sujetos para que no fuesen un problema, su físico, no era demasiado atlético ni formado como muchos otros gitanos y lo disimulaba a la perfección con sus camisas así que, solo había pequeños fallos en los que al final, sabian que era gitano, como su dominio de las hierbas, comestibles y no comestibles, las manualidades, cualquier cosa al final acababa delatándole- Así no ganarás mucho dinero -se dijo a si mismo, resoplando apenas, caminando-

Bueno, vamos a casa -Miró en la pequeña bolsita de piel que tenía unas monedas, suficientes para un poco de pan rancio, si se tomaba la primera vez ese pan podía ser horrible pero cuando lo probabas mas veces te acostumbrabas e incluso gustaba el aroma, lo mejor es que podías tener para dos o tres días porque casi los regalaban en las panaderías para la gente pobre y eran como se decía "Pan especial" por ser defectuoso o tener demasiado tiempo que nadie lo compra, a quien le importaba morir por un pan Mohoso, cuando se tenia hambre, eso podían ser hasta vitaminas y las panaderías no tiraban muchas cosas y podían tener algunos aunque escasos, beneficios.

No sabía que hora era, habia estado en un bamco, comiendose su pan pero entonces habia tenido que huir, un vagabundo quería robarle no solo lo poco de dinero que le quedaba sino también el pan, se mordió los labios mientras miraba su comida, de nuevo su cabeza, sus remordimientos, pero esta vez parecia que el cuerpo actuaba más rápido aún que los pensamientos y fue internándose más en unos callejones, los primeros que había pisado y que como siempre no serían los últimos. Miró a su alrededor, todo era un mundo nuevo, le desagrado el olor, el aroma a pobredumbre y a muerte mal disimulada, prorrumpió en una tos un tanto sorpresiva cuando vio el cuerpo de un animal muerto rodeado de moscas, aceleró los pasos, llevaba un calzado especial, de modo que a pesar de la rapidez de sus pasos, parecían perderse y no notar su presencia, todo iba bien hasta que casi chocó con un chico- Ah... per-perdón

-"Patético" pensó para si mismo, un adjetivo muy usado ultimamente, le miro a los ojos, era un hombre atractivo, no pudo evitar fijarse en eso, pero su rostro fue a los animales, le encantaban especialmente los perros pero algo le decía que no debía de acercarse o de hacer ese "hola" tan infantil que la mayoría de seres hacían cuando veían a un perro, trago un poco de saliva y coloco la mano en la nuca alejandose unos pasos, dejando a aquella persona su espacio vital, esperando no importunarle y agradeciendo que no habia chocado, guardó en un jubón el pan rancio que parecia mezclarse con los dibujos, los carboncillos y todo lo demás que llevaba, pero, lo había hecho fruto del nerviosismo, por haber sido tan torpe-