Iluminando a la armada

por **Makarov V. Romanovs** Vie Jun 07, 2013 11:58 am

Mas una vez me tocaba purificar esta ciudad, precisaría cuanto antes empezar a desarrollar a mis discípulos, pero igual había tener cuidado que las personas escogidas fueran fieles al credo, pensaba esto mientras estaba sentado mirando por una ventana de mi dormitorio recordando, que habían llegado a mi los datos sobre un oficial del alto mando del ejercito que estaba usando su poder militar para facilitarle la vida a algunas personas del mercado negro que hacían la vista gorda para dejar pasar esclavos o cosas prohibidas como también los asesinatos de personas inocentes, sobre mi cama hacían los papeles de mi objetivo había cerrado la puerta con seguro para asegurar que ninguna sierva entrara y viera los papeles o mi armas que ahora mismo se encontraban sobre la cama o en el piso suspire levantado me y poniéndome la camisa interna ajustando el cuello frente a un espejo, para luego tomar la hoja oculta y calzar el brazalete en mi brazo y haciendo prueba con su hoja suspire hoy si seria una tarea difícil debería matar a un oficial del ejercito francés para eso debería hacerme camino por el cuartel aun no anochecía así que seria un poco mas complicado mientras pensaba todo esto el tiempo pasaba.

Cuando finalmente termine de pensar todo esto, ya estaba completamente vestido tenia puesto el sobre todo de un color marrón las placas de metal por debajo la capucha que aun no me la había puesto mientras comprobaba las armas ocultas la ballesta detrás, un cañón oculto del lado derecho era mi nueva arma, la comprobé era algo complicado cargarla pero extremadamente útil en combate sonreí de lado mientras comprobaba la hoja oculta y las dagas en la cintura estaba pronto para salir, camine lentamente hacia la ventana y la abrí con suma agilidad fui saltando sobre las casas chimeneas haciendo corridas sobre los techos desviando obstáculos hasta llegar donde estaba la zona de los cuarteles, había guardias en la entrada sonreí viendo lo fácil que seria, se podía ver por sobre los muros los despachos, aun se encontraba allí parece que tenia una reunión con sus sargentos, la sangre debería ser derramada para que este mundo fuera purificado.

por **Edmond T. Durand** Sáb Jun 08, 2013 10:30 am

Esa mañana me despertó como de costumbre una de las criadas, me levante con calma sentándome sobre el borde de la cama mientras bostezaba. Pensaba en el dia que me esperaría y la verdad no me entusiasmaba para nada, hoy me tocaba hablar con uno de mis subordinados para que me informase sobre el abastecimiento del cuartel, solo pensarlo hacia que suspirara profundamente. Tome impulso con las manos para levantarme y alejarme de la cama, me dirigi hacia una silla blanca sobre la que estaba parte de mi uniforme militar: los pantalones, los tirantes y las botas. De la puerta del armario colgaba la camisa y la chaqueta militar. Me coloque la ropa, me ajuste mi sable en la cintura junto con una pistola y un cuchillo largo.

Baje a desayunar y en cuanto termine sali de la mansión montado a caballo para dirigirme al cuartel. Algunas personas que me reconocían me saludaban amistosamente y yo les devolvía el saludo. Llegando al cuartel, me recibieron un par de soldados que se llevaron mi caballo a la cuadra. De pronto percibi un olor extraño, examinaba el lugar para encontrar el origen del olor pero segui caminado en busca de mi subordinado, aunque ese olor me mosqueba y consiguió ponerme en alerta.

Llegue al despacho del hombre al que buscaba, se le oia gritar a otros soldados. Llame y entre, en un principio el Capitan Saches, el subordinado que vine a visitar, me hecho una mirada de odio por haberle interrunpido en su reprimenda, pero esa mirada cambio en cuanto me reconocio. Echo del despacho a sus subordinados y me recibió alabándome como siempre percibia de el un fuerte olor a colonia y otras sustancias que no debería de provenir de un capitán del ejercito. Le sugerí que se dejara de alabanzas y comenzaramos a hablar de lo que había venido ha hablar. Y asi comenzamos a hablar sobre el tema que nos acometia.

por **Makarov V. Romanovs** Lun Jun 10, 2013 11:53 am

El olor a otro ser me atrajo cuando me disponía a invadir la zona pero gracias a mi don de mimetizarme con el entorno, no podía ser reconocido por nadie ni mi naturaleza ni mi hostilidad, sentí el olor a un hijo de la luna eleve mi vista y así lo comprobé entro por la puerta principal y los guardias que vigilaban las puertas que impedían mi ingreso se alejaron para ir a reportarse o hacer algo con aquel sujeto, por la preocupación y la velocidad de la reacción era alguien importante en el cuartel los soldados que ya son gastados para vigilar que se muevan así solo por una cosa, altos cargos presentes y querer quedar bien con ellos suspire y pase saltando sobre el tejado usando un gancho oculto en mi brazalete permitiendome observar todo aquello de forma mas cercana me moví sobre el muro agachado con una agilidad felina sin poder ser visto gracias a los rápidos movimientos y me oculte detrás de las irregularidades del tejado escuchando los pasos de todos los allí presentes pude escuchar sus pasos los de aquel que acaba de llegar entrando a una de las salas y el ruido de la voz de mi objetivo se escucho el hablaba disculpando y dando falsos reportes sobre los acontecimientos por los cuales se volvió mi objetivo un poco de molestia me vino pero me contuve no quería llamar mas la atención espere tranquilamente usando mi mimetismo para confundirme con un gato permaneciendo allí arriba esperando a que el que acaba de entrar saliera de allí.

Escuchaba atentamente como los falsos reportes sobre la desaparición de niños y niñas de la clase media era justificada con simples desapariciones y que los boatos sobre algunos clubes nocturnos trabajar con trafico y venta de esclavos era mentira, el despedía un olor a mujer que era hasta asqueroso a cierto punto solo me quedaba aguardar para exterminarlo finalmente, me acerque por una de las ventanas del techo a mirar y identificar los dos blancos, el lycans y el objetivo me encontraba a favor del sol para que este no me hiciera sombra en alguna zona que pudiera ser vista por los dos aguarde sin hacer nada de ruido.

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