Luana A. do Carmo

 
 

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Describir psicológicamente a Luana es una tarea un tanto complicada, pues a travéz del tiempo su carácter ha sufrido diversas metamorfósis y a diferencia del resto de los de su especie, posee una fuerte e inusual sensibilidad. Solía tener ojos que se colmaban de asombro ante los fenómenos más simples de la Madre Naturaleza, sin embargo con el transcurso de los años el brillo de esos dos luceros se ha ido apagando y ya saben lo que dicen algunos, la belleza está en los ojos de quien mira. Era una joven alegre y candente pero esa alegría se tranformó en melancolía y la melancolía se transformó en nada. ¿Por qué en nada? Porque Luana no siente nada realmente, ni la brisa de la madrugada, ni el dolor de la pérdida, ni el resplandor de la luna, ni el sonido que producen las copas de los árboles siendo agitadas por el viento y menos aún los tempranos rayos del Emperador del Sistema Solar bañando todo a su paso con un manto rojizo y anaranjado. Para ella todas estas cosas en su mundo se trasformaban en sentimientos que luego se transformarían en arte y le harían sentirse viva. Para la rubia el término "muerto viviente" cobró un significado mucho más profundo y trágico. Se siente muerta la mayor parte del tiempo, navegando entre dos mundos completamente opuestos. A menudo no sabe distinguir la realidad de un simple sueño. A veces llega a desear sentir sólo un ápice de dolor porque eso significaría que de alguna retorcida manera, está viva. Cronos ha pasado por los mares de su vida dejándole nada excepto el cálido y embriagador sabor del carmesí, el elixir de la vida que le permitiría vivir eternamente. Pasa sus días en un constante estado de sopor y aburrimiento. Lo único que quizá podría llegar a hacerla sentir en un estado de resurrección es la música. Es artista por naturaleza y cuando logra sumergirse por completo en el arte, hasta los gélidos dedos de la muerte pueden tornarse algo sublime y de una belleza sin igual. Todo en ella, desde su delicado cuerpo, hasta su inocente sonrisa y su mirada nostálgica, te dice que ella es frágil como una flor. Pero no te dejes engañar y ten cuidado, algunas flores poseen sus espinas o pueden esconder debajo de todos sus pétalos a una serpiente mortal y Luana posee, como todos los de su especie, un veneno letal. No durará en hacer uso de su apariencia vulnerable para atraerte a un oscuro e íntimo rincón con el fin de obtener de ti lo que necesita y desea. Al principio de su nueva vida como ser nocturno Luana, se sentía culpable cuando tenía emplear esta clase de artimañas para alimentarse por lo que, durante un corto período de tiempo trató de vivir alimentándose pura y exclusivamente de animales pero su estado era tan deplorable que tuvo que aceptar su lugar en la cadena alimenticia. Es el precio que debía pagar por ser eternamente joven. Y es que Luana a veces puede llegar a ser un tanto superficial valorando la belleza por en cima de todas las cosas. Al conocer a alguien es simpática y cordial pero analizará cuidadosamente al individuo antes de permitirle entrar en su pequeña burbuja. No te será sencillo ganarte su confianza, pues Luana se mueve con la desconfianza y el cuidado propios de un felino, especie con la cual se siente sumamente identificada. Odia la religión por en cima de todas las cosas, sobre todo al cristianismo ya que ninguna otra religión se impone de la manera en la que esta lo hace. Cree firmemente que los sacerdotes en nada se parecen con el Mesías que predican. De manera que si eres una persona estructurada y de mente estrecha, no esperes nada bueno de ella.

HISTORIA

Luana nació una fría mañana de otoño en el seno de una familia noble de Portugal. Su padre era portugués y su madre inglesa, de ella heredó las características físicas que la definen. Al nacer en la era medieval recibió una edución cristiana como corresponde a cualquier niña proveniente de una familia respetable. Desde pequeña aprendió a tocar el arpa aunque actualmente su instrumento preferido es el violín el cual, no existía aún en aquella época. Durante su infancia no ocurrió nada turbulento. Pasaba sus días jugueteando en el jardín o siendo instruida para que algún día pudiese llegar convertirse en una esposa virtuosa. Todo cambió aquel fatídico día en el que trajeron el moribundo cuerpo de su padre a su casa para que pudiese exhalar sus últimos suspiros junto a su familia. Su padre había estado en una batalla contra pueblos paganos y en esta recibió una herida mortal. Su madre era una persona superticiosa e hizo uso de todos sus amuletos pero ninguno de ellos pudo salvar a su marido de las garras de la Muerte. Finalmente Joao Carlos do Carmo murió dejando solas e indefensas a sus dos hijas y a su mujer. Lo primero que María, la madre de Luana hizo, fue buscarle a su hija un marido que pudiese mantenerlas a las tres; habría buscado un esposo para sí misma pero ella ya tenía 40 años y dos hijas por lo que nadie la querría. De esa manera no perderían sus tierras y todo lo que poseían. Debido a los atributos de Luana, el salvador no tardó en aparecer. En sus tiernos 17 años la rubia sería desposada por un hombre que le triplicaba en edad. No obstante debía sentirse agradecida, pues él las salvaría a ella, a su hermana y a su madre de caer en la miseria. Finalmente el día en que la casarían con el conde, llegó. Con cada paso que daba hacia el altar, el estómago se le revolvía. Miraba a su prometido con ojos que contenían un llanto indecible. ¿Qué pecado había cometido ella para ser castigada de tal manera? Finalmente, cuando estaba a tan sólo unos treinta centímetros de la guillotina, no lo pudo resistir. Escapó de allí corriendo con la mayor velocidad que le permitían sus pies. Lo único que llegó a ver antes de salir de la iglesia fue la expresión aterrorizada de su madre. Pero a Luana no le importaba dejar desamparada a su familia, no le importaba perder la posibilidad de obtener el título de condesa o que ni siquiera supiese dónde podría recostar su cabeza esa misma noche. Lo único que a ella le importaba y anhelaba más que cualquier otra cosa era poder librarse para siempre de la mirada libidinosa de aquel viejo asqueroso que poseía una boca que cuando estaba abierta tenía, por diversos motivos, un aspecto muy parecido al de un fosa cloacal. Muchos la llamaron por su nombre para que regresase y otros, la persiguieron tratando de alcanzarla pero Luana era pequeña y ágil, se movía por el bosque sorteando toda clase se obstáculos cual una gacela. Justo cuando comenzaba ya a quedarse sin aliento logró perderlos de vista. Aminoró la marcha y comenzó a caminar sin rumbo alguno. La negrura del bosque era cada vez más densa y sofocante; sonidos extraños y desconocidos a su alrededor la dejaban constantemente en un estado de alerta. Sin embargo tras haber caminado durante horas, la pesadez y el cansancio se apoderaron de ella. Se acurrucó contra un árbol lamentando haber tenido que deshacerse del velo para poder correr, pues ahora este podría haberle servido como una especie de almohada improvisada. Si no hubiese estado tan agotada, el temor no le habría dejado dormir. Temía ser devorada por alguna bestia salvaje o peor aún, que su familia y el duque pudiesen hallarla. Pero pese a todos los fantasmas que se arremolinaban en la mente de la joven portuguesa, Morfeo no tardó en tomarla en sus brazos. Cuando despertó estaba en el interior de una cabaña pequeña pero acogedora. Una anciana le observaba con ojos atentos y una alegra sonrisa. La mujer le explicó que la había encontrado sola y abandonada y se compadeció de ella por lo que la llevó a su casa para agasajarla. La historia tenía pequeñas fallas para Luana, pues no lograba explicarse a sí misma cómo había hecho aquella mujer ya avanzada en años para llevarla sola hasta allí y además, había algo en sus ojos que le resultaba inquietante. Esa misma noche cenaron juntas y la anciana no dejaba de decir incoherencias por lo bajo cuando creía que Luana no la escuchaba. Murmuraba cosas sobre el dios de las tinieblas necesitando una compañera para su hijo y ofrendas que debían realizarse esa misma noche. Por la tarde Luana había presenciado el atardecer sin ser consciente de que estaba viendo el sol bostezar por última vez. Cerca de media noche alguien golpeó la puerta de la cabaña. La anciana se levantó para abrirla y darle paso a un joven con una belleza sin igual. Su piel de terciopelo y su mirada hipnotizante despertaron en Luana los deseos más impúdicos e inconfesables. Aún así, todos sus instintos le gritaban que saliesa corriendo de allí pero sus pies parecían estar clavados en la tierra y se sentía prisionera de esos dos luceros que escondían misterios insondables. Fue así como Luana se puso a sí misma el segundo nombre, Anathema pues, en un mismo día fue ofrecida en sacrificio dos veces. De más está decir que pasó los siguientes años de su vida junto al vampiro que la transformó, quien fue su padre y su amante. Él le enseño todo lo que ella necesitaba saber para comenzar a vivir en ese nuevo y vertiginoso mundo. Gracias a él Luana se convirtió en un ser pensante y comenzó a cuestionar cosas que nunca antes había indagado. Pero el futuro le deparaba acontecimientos inesperados y dolorosos. Una noche oscura él se despidió de ella. Tras haber estado siglos juntos, él la dejó, pero no sin antes decirle que la amaba pero que el amor de ambos era imposible. ¿Y cómo iba ella detenerle si eso era lo que él realmente quería? Jamás se habría atrevido ella a arrebatarle su libertad. A partir de ese momento Luana comenzó a marchitarse y a "morir" paulatinamente. Lo esperó durante años preguntándose porqué se había marchado hasta que ya no le restaron fuerzas para hacerlo. Se aferraba a sus recuerdos como si de ello dependiera su existencia. Tras haberlo esperado durante un tiempo incalculable decidió irse a París porque una gitana le dijo que allí encontraría lo que necesitaba.

DATOS EXTRA

-Le gusta diseñar y confeccionar su propia ropa
-Por alguna razón que se desconoce, a diferencia de otros vampiros, no posee el poder de percibir auras, lo que en cierto modo la vuelve más vulnerable.

gracias a αgusτınα• de sourcecode