Robat Buckland

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Imperceptibles vestigios es lo que queda de John Corey, un joven apuesto procedente de Salem que vivía con su madre. Él solía ser alegre, trabajador, cariñoso con su madre y sobreprotector con los más débiles del clan. Ayudaba a sus vecinos y seguía al pie de la letra las estrictas reglas morales que la sociedad exigía.

Ahora John, que se ha cambiado su nombre a Robat para marcar su nueva vida, es un ser macabro, lleno de resentimientos y con aires de superioridad. Sus palabras casi nunca son de consuelo, tampoco de apoyo y mucho menos de amor. Frío por naturaleza, jamás se involucra demasiado con las personas y demostrar cariño es algo que no hace muy a menudo -por no decir nunca-.  La mayor parte del tiempo intenta estar calmado y no perder el control, pero le es imposible mantener esa fachada durante mucho tiempo. Se exaspera con facilidad cuando no consigue lo que quiere o cuando la gente no coopera para hacer realidad eso que tanto desea, llegando a ser agresivo y en casos extremos hasta psicótico.  

“Límite” es una palabra que ha sido borrada de su vocabulario. Robat es capaz de todo por conseguir algo que considera importante. Una vez que emprende alguna misión, se obsesiona tanto con ella que no importa cuántas personas se tengan que eliminar o torturar en el proceso con tal de tener éxito.

No es una persona de fiar, es un manipulador y un mentiroso por excelencia y su enorme intelecto es un factor que le juega mucho a su favor. Tampoco es un jugador limpio, más bien es bastante cobarde y en muchas ocasiones recurre a métodos solapados para salir ileso de situaciones problemáticas. Incluso es capaz de hacer recaer las consecuencias de sus actos en un tercero.

Pese a todo eso, tiene bien en claro el lema de: “la unión hace la fuerza”, y conoce sus limitaciones. Sabe que hay cosas que no puede conseguir por sí solo y que es necesario aliarse con personas tan talentosas y poderosas como él.

HISTORIA

Robat fue el sexto intento de hijo de Margareth Corey, una bruja pueblerina habitante del pequeño condado de Salem que en 1580, como fruto de la caza de brujas que había llegado por influencia Europea, fue condenada a morir quemada junto con otras brujas locales ante la vista de todos los habitantes del pueblo, incluido su hijo de diecinueve años: John.  

Todo el pueblo creyó que el pobre joven había quedado traumatizado luego de ver el cuerpo de su madre desintegrarse ante sus ojos. Pero no fue así, Margareth ya sabía que aquello pasaría y había tenido la precaución de prepararlo con ayuda de demonios que ella convocaba para que sumerjan a su hijo en visiones del infierno. Así que, cuando el cuerpo de su madre se redujo a cenizas, John hizo lo pactado: tomó el colgante de la estrella de David y el libro del mal (regalo de su madre) y se las arregló para llegar a Europa. Allí tenía que encontrarse con “aquellos que no duermen” y exigirles la inmortalidad. A cambio él les daría sus servicios como demonólogo por un tiempo acordado: era una oferta que no podían rechazar. Margareth decía que incluso ellos temían a Lucifer porque no conocían su poder.

Recorrió durante casi un mes gran parte de Italia en búsqueda de los denominados “vampiros”, logando sobrevivir con las pocas monedas que ganaba como lector de palmas de mano e interpretando sueños, generalmente a comerciantes informales que creían en aquellas cosas. Su vida callejera lo ayudaba a captar un sin número de información cada día, pero ninguna era de su especial interés. Ninguna, hasta que una tarde comenzó a correrse el rumor por el mercado de Roma de varios asesinatos cerca del gran teatro de la ciudad.  Todos seguían el mismo patrón: cadáver completamente empalidecido y dos pequeñas incisiones en el cuello.

Robat supo inmediatamente que se trataba de vampiros y llenándose de valor, aquella noche partió para el teatro del centro de la ciudad. Llevaba únicamente su colgante de la estrella de David y el Ars Goetia en sus manos, herencia de su madre, como única protección. Ingresó al teatro con miedo pero, cerrando los ojos, buscó la calma en lo más profundo de su mente. Sabía que los vampiros podían percibir su ritmo cardíaco y se aprovecharían si llegaran a darse cuenta de sus nervios. Las luces del escenario se encendieron y dos figuras de piel pálida y belleza sin precedente hicieron aparición: Luca y Rommy. De aquel primer encuentro, ya no recuerda nada más.

Pasó un par de días encerrado en un calabozo sin agua ni comida, hasta que fue liberado para ser interrogado por el líder de aquel clan. Le explicó que pensaban matarlo, pero les había llamado la atención el libro en sus manos. Le preguntaron por qué se había tomado el atrevimiento de irrumpir en su guarida y Robat contestó, con la serenidad de quien ha visto la muerte, que deseaba ser como ellos. Todos rieron e incluso algunos se atrevieron a golpearlo fuertemente a manera de humillación y la única esperanza que le dieron fue que lo probarían, que tendría que trabajar para ellos.

Las labores de Robat no se limitaban a ser únicamente el nexo entre los vampiros y los demonios del más allá, era prácticamente esclavo de los cuatro vampiros que conformaban el clan e incluso, en más de una ocasión, había sido obligado a satisfacer su apetito sexual. El líder era un sodomita y tenía una adicción enfermiza a ser poseído por humanos y, teniendo un humano en su lúgubre mansión, le había dado rienda suelta a su filia. Robat sentía un profundo asco y repulsión por ellos, pero sacaba las fuerzas para seguir de los recuerdos de su madre. Ella siempre había deseado la inmortalidad para él y no pensaba rendirse estando tan cerca.

Pronto iba a cumplirse dos años desde que había empezado aquel calvario de vida junto con aquellos seres. La fuerza física comenzaba a flaquear y su cuerpo, delgado y maltratado era muestra de aquello. Su mente tampoco estaba en las mejores condiciones, puesto que los días de abuso y de tener que hacer cosas en contra de su voluntad, le estaban pasando facturas. Había tenido que deshacerse de cadáveres, llevar jóvenes para que sirvan de alimento de aquellos vampiros, ir por el mandado y entre otras cosas. De repente se vio prisionero en su propio juego y desesperado, comenzó a recorrer las antesalas de aquel teatro en búsqueda de una luz en su vida.

Y la luz llegó en forma de Luca. Al parecer lo había estado siguiendo para decirle que el líder jamás había tenido la intención de transformarlo. Que sólo veía en él un buen esclavo del cuál pensaba sacar provecho hasta que desfalleciera del cansancio. Robat jamás había sentido tanta furia en su vida, pero Luca lo calló diciéndole que él sí pensaba hacerlo a cambio de que acabara con ellos. Habían vivido demasiado y su vida ya no tenía sentido alguno, a duras penas salían de aquellas cuatro paredes y sus días se limitaban a sexo y sangre. Deseaba poner fin a su inmortalidad y sólo Robat, que había presenciado tanta maldad y crueldad, podría darles el final que se merecían.

Robat cumplió lo prometido una vez en su forma vampírica, acabó con ellos de la forma más horrenda que su mente pudo imaginar. Los descuartizó, los quemó y arrojó sus cenizas al mar rogando que jamás lograran regresar a la vida porque de hacerlo, lo menos que podía esperar sería compasión. Las escenas de aquella noche prefiere mantenerlas guardadas en su memoria, salvo la sonrisa en el rostro de Lucca cuando Robat entró a darle fin. Él fue el único que no opuso resistencia.

Esa experiencia marcó su vida, no sólo por las cicatrices en su espalda causadas por las uñas de Rommy cuando iba a darle muerte, sino por el cúmulo de situaciones que tuvo que vivir y soportar. Con el dinero del difunto clan, se dedicó a viajar por toda Europa adecuándose a su nuevo estilo de vida. Estuvo en Bélgica, Rusia, Alemania, Francia e Inglaterra. Emprendió algunos cuantos negocios que lo ayudaron a incrementar su capital y, cuando creyó era el momento, regresó a América para visitar la tumba de su madre. Se despidió de ella como no había tenido la oportunidad hace varias decenas de años atrás y le dijo que había cumplido lo prometido.

Regresó a Europa en donde tuvo participación activa en la Revolución Industrial lo cual multiplicó en cantidades exorbitantes su fortuna. Se ha convertido en una personalidad en los negocios de Europa pero sólo de nombre, puesto que casi nunca hace acto de presencia en reuniones y foros a las que siempre asisten sus empleados. Actualmente reside en París pero cambia de residencia constantemente y ahora último sus consultas a los astros del averno le han dicho que el alma de Giorgio, el líder del clan italiano, continúa errando por el mundo. Lo inquieta el hecho de que pueda tomar posesión de alguna mente débil y lo busque para reclamar su justa venganza. De cualquier manera, Robat estará esperándolo.

DATOS EXTRA

>> Siempre lleva colgando de su pecho la estrella de David.
>> Tiene de mascota un gato persa de color caramelo.
>> Por alguna extraña razón, las cicatrices en su espalda ocasionadas por los profundos arañazos de Rommy no han logrado cicatrizar.
>> Ha dejado un sin número de neófitos abandonados a su suerte.

gracias a αgusτınα• de sourcecode