Mis porquerías

por **Monstre Kroenen** Dom Oct 06, 2013 3:25 pm

-Ja ja ja ja ja ja ja ja...

Esto se va salpimentar. Esperaré...después de todo hoy ha sido un día de luto...

De verás que eran feos, muy feos, simples y desfigurados, ¡Que asco!
Eran vampirillos usados para experimentos.

-Mientras tanto, cantaré una de mis preferidas...
Me pase la lengua por mis dientes y canté:

-Dos cerditos se balanceaban
sobre la cuerda de una araña...

El doctorcito no salía de esta, pedía mi ayuda o lo mataban. Simple..

¡Somos vampiros y merecemos vengarnos!...Bla, bla, bla, poco de imbéciles.
Un humano entre dos chupa sangre...no era algo genial.

-...y como vieron que no podían fueron a llamar a Monstrecito.

¿Cenar en un callejón oscuro, después de un día tan terrible? No tiene precio
Alcance a los deformados...un deformado alimentándose de deformados.

Al primero lo agarre de la cabeza y le arranque la lengua, al segundo con mis dientes le desgarre el estómago y mas tarde disfrute sus intestinos, así los dos fueron desprovistos de dientes, brazos, corazones y otros innombrables.

-No, doc, eso no se hace, yo le salve la vida y escapar...no le hará ningún bien...

Siempre corrió, y de nada le sirvió...la valentía es una estupidez cuando lo inevitable ya esta establecido. Simple.

-El que escapa una vez, corre dos veces...

No pude ver sus ojos, ni su mirada de horror, porque sus ojos ya estaban entre mis dientes. Le desmenbré una mano, y la guarde.
Es impresionante como algunos prefieren morir a tener que conceder favores....muy, muy triste.

-¡Viejo asqueroso!

Entonces escupí los sobros...y para mi mal presentación fueron a dar a los pies de una dama.

por **Lumarie L.R. D' Alembert** Dom Oct 06, 2013 4:25 pm

Había conseguido despirtar la apariencia de una mujer gracias a un largo vestido pomposo de un color violeta fuerte con un corse apretado y mi gran coleta en mi pelo, pero si me viera una de las personas que me conocían sabía que mi masculinidad se iría mucho a donde los desperdicios se echaban, pero debía de saber donde se encontraba el último vampiro que le quitó la vida a mi preciado abuelo. Aun seguía con la muerte de mi difunto antepasado que me cuidaba con anhelo y cariño, enseñándome la magia y el comportarme como todo un barón. Debía de vengar su muerte y hoy era el día de brujas, perfecto para salir a la calle en busca de venganza.

Había conseguido atraer hasta a mi a aquel vampiro de un nombre inpronunciable y de lo más exótico. Toda la noche en una mansión donde aquellos vampiros se instalaban. Toda la informaciónl a conseguí gracias a que una de mis pupílas consiguió todos los datos con sus investiogaciones, dejándole de propina la mitad de mis ropajes y lo que ella pidiese. Lo que había hecho por mi me iba a quitar mis traumas del pasado.
Acabemos en los callejones del centro de París, mientras caminaba de manera fina con unos pequeños tacones mientras me abanicaba con un hermoso abanico de encaje del mismo color que el hermoso vestido, tapándome mi rostro algunas facciones que se me verían masculinas. Aquel vampiro tenía un aura evidente... malvada. Quería aprovecharse de mi, pero yo era más listo.

Pasó un largo tiempo hasta que, de pronto, quiso colarse a un callejón mientras me cautivaba con palabras falsas. No, él no era como el vampiro que conocí en el palacio real y conquistó mi corazón... este demonio era el mal de mis traumas y debía de acabar con él por la venganza de mi abuelo. Solo él me perdonaría por esto en el más allá.

Él me quiso chupar la sangre con sus colmillo en mi cuello, agarrándome de la cintura y de una mano. Yo forcejee con él hasta escapar por la derecha, al fondo del callejón. Cogí mi tacón del pie derecho y se lo lancé, presa del pánico. No sabía que hacer, ahora no respondía a mi poder mágico, pues me acababa de tropezar en el suelo y arrastrar como podía hacía atrás, intentando huir en vano.

- Preciosa, no vas a escapar de mi. -Dijo de manera fanfarrona con un rostro oscuro y enfadado, con esa pinta de cuarentón.
- Hijo de mala madre. -Respondí entre dientes mientras tomaba la decisión entre huir o enfrentarme a él.

Spoiler:

por **Monstre Kroenen** Dom Oct 06, 2013 6:05 pm

-¡Que desgracia la mía!
Un murciélaguito y su presa...una presa bonita...una bonita con elegantes ropajes...ropajes que son bastantes costosos... costosos que se pavonean con otros costosos personajes....ja ja aja ja....¡¡Amo París!!

-Señorita yo no soy un héroe...soy su villano...pero me puedo convertir en su villano favorito...

Los dos me ven como si hubieran visto a Satanás sin ropa...

Entonces el vampirillo me ataca, pero él no sabe que mis artilugios, contra su raza son muchos, por supuesto que sin la yugular no se puede vivir...me le engancho de la espalda como un tumor, mientras se desangra trato de romperle la cabeza...pero el maldito es fuerte, nada que me sorprenda, el idiota me muerde, repetidas veces...me arranca varios de mis remiendos de piel. ¡Sarnoso!

Me tira al suelo, en medio de mi vals de tripas de hace un rato, agarro unos intestinos y se los amarro de collar...no es más que un perro estúpido....con el mismo le amarro las manos, pero no soportaré demasiado...¡Katacombe sácale los ojos!...Nadie se espera ese truco...soy un brujo malditamente extraordinario. A mordiscos le arranco la cabeza...devoro parte de sus sesos...

Con la boca llena digo:
-Señorita sin cerebro no se puede vivir...
Me acuclillo para revisar si algo de esta carroña vieja me sirve.

-Cuénteme un cuento, muñeca, ¿Que hace por estos lugares una señorita tan fina como usted?
-¿Y no me diga que escapo de su casa de muñecas?, ¿O solo eres una niña enojada porque su papi no le compro su pony a los quince?

No ha salido corriendo. Curioso.

por **Lumarie L.R. D' Alembert** Dom Oct 06, 2013 11:53 pm

Una orgía de sangre recorría el lugar. La pelea más sangrienta y horrible que jamás habían deleitado mis ojos, pues el hombre que acudió en mi ayuda era aun más monstruoso que el propio demonio, sin darme tiempo ni tan siquiera a reaccionar más que a ponerle la zancadilla al vampiro que quería deborar a aquel monstruo de piel en carne viva y una mirada aterradora. ¿Por qué siempre me tenía que encontrar con los bichos raros? Mo pregunta se quedó en mi cabeza y casi quise vomitar cuando el combate terminó, pues aquel hombre que se presentó como un "villano"... ¡se estaba comiendo al propio vampiro! ¿No tenía suficiente con matar MI presa que ahora se la comía?
No podía levantarme del suelo por la impresión de tanta sangre, pero cuando este me miró y empezó a preguntarme con esa voz de ultratumba que poseía, hice un esfuerzo para ponerme en pie. Me atusé el vestido y ni le miré a la cara, con una sonrisa socarrona. "Se piensa que soy una mujer, que estúpido de su parte...", pensaba mientras me reía por dentro, siendo inexpresivo y seco por fuera mientras caminaba unos pasos hacía atrás.

- Sea lo que sea que haya venido a hacer aquí, monseiur, no creo que cambie su vida en nada. -Dije en un tono elegante e intentando no ser ofensivo, pero las ganas de hacer lo mismo que este hizo con el vampiro las tenía por haber matado a MI problema.- Lo que sí le agradezco es su ayuda. -Lo reconocí, bastante sincero, y me incliné mientras levantaba levemente mi falda de aquel vestido manchado por sus bajos. Volví a mirar su horrible rostro, con algo de miedo y a esa mirada aterradora.- Y... ¿y bien...? Bueno, yo creo que debería irme y dejarle solo con su "manjar", monseiur. Muchas gracias por matar MI presa. Ha sido un placer conocerle. -Intenté irme, quiza quería escapar de aquel demonio nunca visto que me miraba con esos ojos de pesadilla. Tenía algo de miedo, pero no evité en decirle en mis palabras aquello que hizo mal, bastante punzante, Me di media vuelta y me intenté marchar de aquel callejón, pero su voz se volvió a escuchar y mis modales iban en contra de lo que hacía y, por eso, tuve que mirarle y aguantarme mis ganas de salir de esta situación cuanto antes.

por **Monstre Kroenen** Dom Oct 13, 2013 11:31 pm

-Ah...palabras finas para este pobre ignorante. Muñeca...muñeca. Entendámonos.

Me puse de pie. Me incline en forma de reverencia.
Katacombe aún comía carroña del suelo.

Si acepta, esto va ser difícil...estar junto a ella y no morderle esas mejillitas sonrosaditas...en salsa de su aliento aristócrata. Mmmmm.
Pierna sustanciosa en ligero desenfrenado. Mmmmm. Vagina mojada revuelta con seda....¡Se me cae la baba!
¡Monstre, acaparador!

-A ver, yo la salve porque usted es una inútil...y de las gracias no vive este Monstrecito.
-Tengo un asunto que necesita toda mi atención y usted rubia dama podría devolverme el favor.
-¡No sea sucia de esa manera no!
-ja ja ja ja

Katacombe se me subió y entro en mi boca. Mi parásito alado.

-Yo soy un ser sencillo y humilde, mientras usted es altiva y de gran ver. En realidad es poco por su vida.
-Le prometo, no tocarle ni un pelo.

Como si quisiera tocarle un pelo...ja ja ja ja ja.
En eso me percate que tenía mugre de piel de en las uñas. Me lamí los dedos.

Sombras se veían venir, huele bien hediondo y no soy yo.
¡Que Satanás me peque tres veces en las nalgas!

-Nigromantes...

por **Lumarie L.R. D' Alembert** Mar Oct 15, 2013 8:20 am

¿Por qué se acercaba un ser tan... repulsivo? Quizá no sería así si se arreglase o solamente era un hechizo de apariencia, intentando mostrarse horrible para ocultar algún secreto, pero, por dios, el raro olor que desprendía, sus ojos inyectados en sangre y esos movimientos nerviosos que intentaban acercarse a mi. ¡Oh, quería morir! Si de verdad existía Dios, me las estaba pagando por no creer en él, pero seguramente no fuese eso y sería por lo de siempre: "Momento inadecuado en el tiempo incorrecto".

Di un paso al frente, intentando no salir corriendo por su petición. ¿Por qué le habría gustado? Oh, bueno, realmente era algo bella a la vista de todo el mundo, pero... ¿y si llegaba a tocarme y averiguar mi secreto? Ya podía empezar a quitarme los tacones para correr.
No, no quería pasar ese riesgo, por eso intenté mantener distancias, manteniendo una sonrisa discreta y con algo de falsedad.

- Y... y... y... -No sabía como responderle, pues le miraba de arriba a abajo tanto a él como a su horrible cuerpo y es que no podía... quedaba petrificado por su físico tan aterrador.- ¿Cómo puede ayudarle mi pe-persona, monseuir? -Mi voz temblaba mucho mientras me mantenía recto y con mi abanico en mi mano derecha, apretándolo con fuerza para no mostrar asco.

De pronto, el hombre se percató de unas auras oscuras que venían a mis espaldas. Giré mi cabza algo curioso, llevando cuidado con mi larga melena en una coleta y noté esas presencias tenebrosas, pero sin saber identifcar de que tipo de seres se trataban. "Nicromantes", comentó el hombre, haciendo que le mirase dudoso.

- ¿Nicromantes? ¿Qué son?

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