AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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kámasutra +69
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kámasutra +69
Negocio es la transacción donde todos salimos ganando.
Estaba ella con su ajustado corsé, moviéndose de un lado a otro, miraba como las mujeres comenzaban a sentirse ansiosas por los primeros clientes, mientras ella se sentía nerviosa y ansiosa por otra cosa. Ya era la quinta vez que revisaba aquel libro, en donde anotaba con mucho detalle todas las ganancias, los gastos y las diferencias de los meses pasados, con el actual. El burdel había cambiado de Dueño, Tania había pensado que la retirarían del cargo, que el antiguo jefe la había puesto, pero se había equivocado, el hombre la había dejado, sin que ella se moviera mucho, tal vez había visto que hacia un buen trabajo manejando el establecimiento, que parecía ir bien, por sí solo, aunque claro, siempre habrían algunos problemas que era mejor que el jefe los arreglara, aun así, Tania le hacía fácil el trabajo.
Prefería estar detrás de las barras, detrás de la decadencia y perversión, ya comenzaba a sentirse muy “vieja” para aquellas cosas, prefería ser la Madame, Tania, una mujer difícil para contratar, que solamente llegaba a complacer a los hombres con algunos manoseos, antes de mandarlos con una de sus cortesanas. Era una táctica que había logrado obtener, jugaba un poco con algunos de sus interesados, hablando con ellos, dándole aliento a que descargaran un poco de sus necesidades con ella, para luego elegirle a la mujer perfecta, que sabía que lo trataría como necesitaba en ese momento.
No tenia buenos modales, no era una mujer recatada, su sensualidad explotaba por cada uno de los poros, parecía ser peor que una perra en celo, que atraía a los hombres, sin que en realidad estuviera necesariamente en celo y buscando con quien acostarse. Estaba sentada, con las piernas cruzadas, en aquel escritorio que solamente el propietario debía utilizar, su corse apretado, le daba una figura ajustada, y su cinturita de avispa era más que una delicia que se acentuaba por aquellas caderas, que prometían mas que una noche de rápida corrida.
― Hemos tenido una buena ganancia ― miro su libro, haciendo comparaciones rápidas con el mes anterior ― Lamentablemente, no son suficientes para superar el mes pasado. Hemos cubierto los gastos y ha quedado algo de ganancia ― hizo una mueca, de molestia. Dejo de mirar el libro, para ver al hombre que parecía pasearse por todo el lugar ― Monsieur Østergård… ― le llamo suavemente, buscando su plena atención. Era una mujer que le gustaba que le miraran a los ojos, sentir que estaban concentrados, en ella y solamente en ella, cuando era netamente necesario. ― Las putas se vuelven flojas cuando no está el patrón para encaminarlas ― se alzo los hombros, mientras sus pies se mecían poco a poco, mientras veía al hombre al frente de ella, con un porte elegante, pero informal, con sus anchos hombros y su porte varonil, que solamente lo hacía ver más atractivo. La cortesana sonrió suavemente, ella era una de aquellas flojas, que podría perderse por semanas y luego llegar al burdel como Pedro por su casa y ¿Quién le decía algo? Nadie, porque aun no se había sentido el yugo del nuevo jefe, las jovencitas paseaban y desfilaban haciendo lo que se le diera en gana, por suerte las fuerza de Tania podría mantener el burdel, pero ella era ambiciosa, quería más ganancias, que fuera un “puteadero” reconocido, no como cualquier otro de parís
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: kámasutra +69
Me encuentro de un humor insoportable. ¿Por qué? Las ganancias del burdel están disminuyendo, la verdad no tengo intenciones de tener perdidas, estoy preparando mi golpe maestro para cuando me vaya de la casa, decirle a mi hermano que mis negocios crecieron de la nada, que lucro con la gente, lo que él tanto detesta, si, será divertido eso, por eso me pone enojado la situación; según tengo entendido por las anotaciones de esa puta, muchas de las cortesanas solamente se ponen cómodas, de hecho hay un par que no han registrado ingresos. Creo que será momento de despedir a un par, de todos modos en Paris siempre habrá mujeres necesitadas de dinero, con un culo hermoso el cual explotar, si mantengo aquí a estás perezosas el perjudicado seré yo, no, eso no puede ser posible.
Camino de un lado a otro entre ellas. Los primos clientes (los que pagan más) han llegado, las observan como perros en celo, en realidad lo son, pobres, seguramente en casa no les dan nada, pero es la realidad, las mujeres de la época son tan apretadas, ¿así serán siempre? Por mi deberían estar casi sin ropa caminando por las calles, listas, dispuestas a ser montadas; las observo de manera desafiante, a una de ellas les ordeno que se pongan en fila, pero antes de que eso ocurra mi mano derecha me interrumpe. La miro de reojo, odio que me trunquen las cosas que estoy por hacer, bufo molesto, me pongo frente a ella bajando la mirada para poder topar mis orbes con los suyos. La estudio, ya se está pasando en años, necesitamos mano fresca, pero mientras me haga las cuentas, mientras me entregue todo en orden la dejaré circulando, además no he probado su cuerpo, no se puede ir hasta que yo la folle sin parar una noche.
- Querrás decir, se vuelven flojas, inclúyete en ese grupo de culos perezosos, sino me dan ganancias, las cuotas que se piden voy a ponerlas en la calle. - Alzo la mirada para que todos los presentes me pongan atención, incluso los clientes, quienes son los más interesados - Ya que el rendimiento del burdel no es el que siempre exijo, traeremos nuevas integrantes y desecharemos a quienes no hacen su trabajo con gusto, las vírgenes son las que más piden ¿no es cierto caballeros? ¿Qué dicen? Seguro que la idea les encanta, ustedes serán los primeros en probarlas por haber llegado temprano esta noche - Se voltea para ver a una de las putas escondida en un rincón. - Anota los nombres de tan distinguidos caballeros. Lo hago más que nada por que al pagar mejor y sentirse consentidos por la casa, suelen volver, no cambiarnos por la competencia, hay que saber movernos en el negocio. - Y por hoy, las mujeres que no han trabajado como he querido darán servicios gratis, los caballeros serán sus jueces, quizás muchas se vayan, sírvanse la carne a su justo - Muevo la mano para que todas comiencen a enseñar sus cuerpos frente a los hombres que tienen ya dura la polla de pensarlo, sin embargo yo volteo a ver a Tania.
- Sígueme, tú eres quien debe ser más eficiente, no lo haces, llevar las cuentas no te tiene segura aquí, eres otro cuerpo bonito como el resto, deberías saberlo - Camino con lentitud estrechando la mano de uno que otro hombre, palmadas en la espalda, así hasta llegar a mi oficina, en la cual no dudo en sentarme, ponerme cómodo, incluso pongo los pies en el escritorio, me veo despreocupado, como siempre.
- Siéntate, Tania ¿Te puedo decir así verdad? ¿O prefieres puta? No, no, te diré Tania, es mi burdel, hago lo que se me da la gana - Sonrío con cinismo. Me pertenecen, todas saben que puedo hacer con ellas mientras se encuentren entre las paredes de mi burdel. - ¿Cómo piensas pagar tus errores? Porque cada franco perdido porque no abres las piernas son perdidas para mi - Coloco una mano sobre el mentón de forma pensativa - Debes compensar las cosas, ninguna puta es más exclusiva que otra, no entiendo porque lo creen, todas deben de follar por igual - Mi sonrisa maliciosa aparece - Se me ocurre que los servicios no dados me los darás a mi, tu serás a quien yo evalúe, Tania, así que sé creativa o empieza por chupármela - Me siento de forma correcta, no ando con rodeos, ella sabe que no soy así, es una mujer más, las mujeres son inferiores, me importan una mierda.
Camino de un lado a otro entre ellas. Los primos clientes (los que pagan más) han llegado, las observan como perros en celo, en realidad lo son, pobres, seguramente en casa no les dan nada, pero es la realidad, las mujeres de la época son tan apretadas, ¿así serán siempre? Por mi deberían estar casi sin ropa caminando por las calles, listas, dispuestas a ser montadas; las observo de manera desafiante, a una de ellas les ordeno que se pongan en fila, pero antes de que eso ocurra mi mano derecha me interrumpe. La miro de reojo, odio que me trunquen las cosas que estoy por hacer, bufo molesto, me pongo frente a ella bajando la mirada para poder topar mis orbes con los suyos. La estudio, ya se está pasando en años, necesitamos mano fresca, pero mientras me haga las cuentas, mientras me entregue todo en orden la dejaré circulando, además no he probado su cuerpo, no se puede ir hasta que yo la folle sin parar una noche.
- Querrás decir, se vuelven flojas, inclúyete en ese grupo de culos perezosos, sino me dan ganancias, las cuotas que se piden voy a ponerlas en la calle. - Alzo la mirada para que todos los presentes me pongan atención, incluso los clientes, quienes son los más interesados - Ya que el rendimiento del burdel no es el que siempre exijo, traeremos nuevas integrantes y desecharemos a quienes no hacen su trabajo con gusto, las vírgenes son las que más piden ¿no es cierto caballeros? ¿Qué dicen? Seguro que la idea les encanta, ustedes serán los primeros en probarlas por haber llegado temprano esta noche - Se voltea para ver a una de las putas escondida en un rincón. - Anota los nombres de tan distinguidos caballeros. Lo hago más que nada por que al pagar mejor y sentirse consentidos por la casa, suelen volver, no cambiarnos por la competencia, hay que saber movernos en el negocio. - Y por hoy, las mujeres que no han trabajado como he querido darán servicios gratis, los caballeros serán sus jueces, quizás muchas se vayan, sírvanse la carne a su justo - Muevo la mano para que todas comiencen a enseñar sus cuerpos frente a los hombres que tienen ya dura la polla de pensarlo, sin embargo yo volteo a ver a Tania.
- Sígueme, tú eres quien debe ser más eficiente, no lo haces, llevar las cuentas no te tiene segura aquí, eres otro cuerpo bonito como el resto, deberías saberlo - Camino con lentitud estrechando la mano de uno que otro hombre, palmadas en la espalda, así hasta llegar a mi oficina, en la cual no dudo en sentarme, ponerme cómodo, incluso pongo los pies en el escritorio, me veo despreocupado, como siempre.
- Siéntate, Tania ¿Te puedo decir así verdad? ¿O prefieres puta? No, no, te diré Tania, es mi burdel, hago lo que se me da la gana - Sonrío con cinismo. Me pertenecen, todas saben que puedo hacer con ellas mientras se encuentren entre las paredes de mi burdel. - ¿Cómo piensas pagar tus errores? Porque cada franco perdido porque no abres las piernas son perdidas para mi - Coloco una mano sobre el mentón de forma pensativa - Debes compensar las cosas, ninguna puta es más exclusiva que otra, no entiendo porque lo creen, todas deben de follar por igual - Mi sonrisa maliciosa aparece - Se me ocurre que los servicios no dados me los darás a mi, tu serás a quien yo evalúe, Tania, así que sé creativa o empieza por chupármela - Me siento de forma correcta, no ando con rodeos, ella sabe que no soy así, es una mujer más, las mujeres son inferiores, me importan una mierda.
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/08/2012
Edad : 36
Localización : Paris, Francia
Re: kámasutra +69
Lo escucha y como fiel sirviente ejecuta cada acción, las mujeres miran a Tania con cierta molestia. ¿Venderse de a gratis? Eso no lo hacían nunca, parecía que a nadie le gustaba sentir que su trabajo dependía del buen trabajo que aquellos hombres quisiera dictar, pero ella solamente era una más de ellas ¿cierto? No tenía derecho a replicar sobre nada, no mientras el hombre, el verdadero dueño de aquellos culos estuviera cerca del burdel. Su mirada parece que no se ha afectado, aunque sigue con cuidado los pasos del hombre, al menos sabia que las jóvenes, las inteligentes utilizarían los tragos como una forma de mantener cierta ganancia. Normalmente la movida en el burdel era la siguiente: buscaban a un cliente, que estuviera interesado en ellas o que Tania se les asignara, por obligación ellas debían hacer que gastara al menos algunos francos en la barra, para luego subirlos a las habitaciones y terminar la faena, esperaba que siguieran aquella regla, aunque no iban a ver la comisión por terminar de coger.
Eso daría algunas ganancias en aquella loca noche. Ella se queda mirándolo, mientras este se acomoda en el escritorio, la cortesana deja el libro aun lado de su cuerpo, siendo sostenido por su mano, mientras escucha a su señor hablar. Mira la silla pero no se sienta, se queda parada, rígida, mientras sus ojos siguen viéndolo, como si nada. Ya una pequeña sonrisa picara se aproxima en sus rojos labios, se alza los hombros como si nada y mira hacia un lado, para evitar reírse en su cara y ser mal educada. — Lo siento — tapa educadamente con su mano sus labios para evitar que vea su gran risa, algo burlona dibujarse en su rostro. Suspiro largamente, alejando cualquier blasfemia que se le pudiera ocurrir en esos momentos, miro nuevamente la silla y esta vez se sentó dejando el libro en el escritorio — ¿Si no fuera tan exclusiva acaso usted no me estaría evaluando? — sentencia con una voz suave, mirándolo detenidamente, esperando que la cortesana como perra fiel y se metiera en sus piernas para chupársela — Normalmente cobro el doble que una cortesana normal, mas las propinas que me dan, llego a ganar el triple — se alzo los hombros mientras parecía dibujar en la madera de aquel imponente escritorio, en donde ya con el antiguo dueño habían hecho otras cosas más que hablar de negocios.
Se levanto, sin tener plena prisa, camino hasta el, para sentarse al frente, poniendo sus manos hacia los lado del escritorio y apoyando un pie entre las piernas del hombre, pero solamente llego a poner su punta en el asiento en donde estaba — como hay mujeres vírgenes para llegar este lugar de nueva mercancía, hay tantos burdeles en parís, que el suyo se vuelve insignificante — era su jefe, lo sabía, debía darle gracias que lo recordaba y que le tenía cierto respeto, porque si no, ya lo hubiera pateado y se fuera rebelado completamente, haciendo lo que ella quisiera. Tantos hombres y mujeres también, que le habían ofrecido alejarla de aquella vida de golpes y darle un futuro mejor lleno de amor y lujos, pues sus clientes no eran cualquiera, siempre de buenos extractos, que la solicitaban de forma clandestina, siempre dejaba lo mejor para ella, siempre dejaba lo mas adinerado para su beneficio. Tenía un buen colchón de apoyo, si aquel hombre le daba la gana de tirarla a la calle.
Salto del escritorio para sentarse en sus piernas, dándole la espalda, mientras sus manos se apoyaban en sus rodillas para poder acomodarse mejor. — Lo que puedo es probarle que lo que valgo, es hasta poco para lo que cobro — dejo que su cuerpo se regostara al de él, alzando la mirada para encontrarse con la del contrario, retiro su cabello hacia un lado, dejando su cuello libre, como si estuviera incitando al mismísimo Dracula para que se deleitase con su sangre — Solamente puedo decir que me han educado tan bien, que soy jodidamente perfecta — ¿acaso tenía el ego alto? Solamente un poco, pero todo estaba justificado. Era una de las que mejores se movía en la cama, no importaba que le pusieran o que extraña cuestión la pusieran a hacer para lograr ganarse sus francos, ella se moldeaba fácilmente.
Eso daría algunas ganancias en aquella loca noche. Ella se queda mirándolo, mientras este se acomoda en el escritorio, la cortesana deja el libro aun lado de su cuerpo, siendo sostenido por su mano, mientras escucha a su señor hablar. Mira la silla pero no se sienta, se queda parada, rígida, mientras sus ojos siguen viéndolo, como si nada. Ya una pequeña sonrisa picara se aproxima en sus rojos labios, se alza los hombros como si nada y mira hacia un lado, para evitar reírse en su cara y ser mal educada. — Lo siento — tapa educadamente con su mano sus labios para evitar que vea su gran risa, algo burlona dibujarse en su rostro. Suspiro largamente, alejando cualquier blasfemia que se le pudiera ocurrir en esos momentos, miro nuevamente la silla y esta vez se sentó dejando el libro en el escritorio — ¿Si no fuera tan exclusiva acaso usted no me estaría evaluando? — sentencia con una voz suave, mirándolo detenidamente, esperando que la cortesana como perra fiel y se metiera en sus piernas para chupársela — Normalmente cobro el doble que una cortesana normal, mas las propinas que me dan, llego a ganar el triple — se alzo los hombros mientras parecía dibujar en la madera de aquel imponente escritorio, en donde ya con el antiguo dueño habían hecho otras cosas más que hablar de negocios.
Se levanto, sin tener plena prisa, camino hasta el, para sentarse al frente, poniendo sus manos hacia los lado del escritorio y apoyando un pie entre las piernas del hombre, pero solamente llego a poner su punta en el asiento en donde estaba — como hay mujeres vírgenes para llegar este lugar de nueva mercancía, hay tantos burdeles en parís, que el suyo se vuelve insignificante — era su jefe, lo sabía, debía darle gracias que lo recordaba y que le tenía cierto respeto, porque si no, ya lo hubiera pateado y se fuera rebelado completamente, haciendo lo que ella quisiera. Tantos hombres y mujeres también, que le habían ofrecido alejarla de aquella vida de golpes y darle un futuro mejor lleno de amor y lujos, pues sus clientes no eran cualquiera, siempre de buenos extractos, que la solicitaban de forma clandestina, siempre dejaba lo mejor para ella, siempre dejaba lo mas adinerado para su beneficio. Tenía un buen colchón de apoyo, si aquel hombre le daba la gana de tirarla a la calle.
Salto del escritorio para sentarse en sus piernas, dándole la espalda, mientras sus manos se apoyaban en sus rodillas para poder acomodarse mejor. — Lo que puedo es probarle que lo que valgo, es hasta poco para lo que cobro — dejo que su cuerpo se regostara al de él, alzando la mirada para encontrarse con la del contrario, retiro su cabello hacia un lado, dejando su cuello libre, como si estuviera incitando al mismísimo Dracula para que se deleitase con su sangre — Solamente puedo decir que me han educado tan bien, que soy jodidamente perfecta — ¿acaso tenía el ego alto? Solamente un poco, pero todo estaba justificado. Era una de las que mejores se movía en la cama, no importaba que le pusieran o que extraña cuestión la pusieran a hacer para lograr ganarse sus francos, ella se moldeaba fácilmente.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: kámasutra +69
¿Para que mentir? No soy un hombre de tener un carácter dócil, mucho menos paciente, tampoco tranquilo, en realidad soy una bomba de tiempo lista para explotar en cualquier momento. ¡Así soy! Siempre de esa forma, no aguanto nada, ni un desplante, por eso la actitud de la mujer me hizo mostrar una mueca clara de molestia, ella no era quien para decir si mi burdel era insignificante o no; se trataba de una cortesana, encima ya con los años entrados, de alguien que no había cumplido con sus ingresos, aparte de todo era una mujer, y para mi, como típico hombre de clase alta en París, las féminas no valen nada, así que era mejor que la mujer le bajara dos rayas antes de que le diera reverendos azotes, teniendo tantas conexiones, tantos amigos que frecuentaban en el burdel que me respaldarían si la deseaba desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, yo no corro riesgos, sino ella.
La observo al igual que la escucho, pero está tan clara mi indiferencia, mi falta de deseo en este momento que simplemente bostezo, que aburridas se vuelven las mujeres cuando no paran de hablar, más cuando creen que la hablar dicen algo inteligente. Aburridas, y poco atractivas. Si tan sólo mantuvieran cerradas sus bocas y abiertas sus piernas probablemente tendría a una docena en casa para satisfacerme a mi antojo, todas con rasgos distintos para que pueda varear, y claro que las remplazaría cuando me aburran. ¡Ay esa cortesana! Terminaré por sacarla de patitas a la calle. Si, pero primero debe pasar por el sensor de prueba, así veo si la mando sin monedas o con unas cuentas, el cuenteo mismo lo dirá, pero que no me ande jodiendo o bajando el libido con sus palabras tontas.
- No te creas mucho, mujer, que puedo echarte a patadas, te advierto, si he dicho que yo te escogía es porque no te he probado, y porque me debes ya muchas ganancias - La empujo para que se baje de mi regazo. - No alardees demasiado, puedes ganar el triple pero no lo has traído, ¡Estás en números rojos! Y si tanto te molesta este burdel y se vuelve insignificante, te invito a que vayas a buscar otro, veremos cuanto tiempo duras con esa edad y el culo que se te empieza a volver flácido - Lo digo con toda la tranquilidad, firme, serio, molesto un poco por esa actitud arrogante, a la ¡UNICA! mujer que le permito hacer eso, es a mi sobrina, pero porque ella es el amor de mi vida, de una forma nada enferma, sin buscarle si quiera un provecho. Esa estúpida puta no hará la diferencia. ¿Su especialidad? Hacer que de un momento a otro se me quiten las ganas de follar, por su propio bien espero que retome lo que yo pedía, porque aquí el que manda y crea el rumbo de las cosas ¡Soy yo!
- A ver, explícame ese libro, dime bien que todo tienes, que nombres están en números rojos como tu, tengo pensado traer putas de otros países, así que créeme, mi burdel tiene mucho que dar, y es a donde más desean venir, así que sino te callas, puedes terminar peor, explícame - Le indiqué arrojando el cuaderno para que lo tuviera más cerca y no me hiciera perder el tiempo, que si, harto si me tenía, y mucho. - Te recomiendo una cosa, puta - Me aclaro la garganta - Mantén tu boca callada a menos que te pida que hables u opines algo, de no ser así no me voy a tentar, estás bajo advertencia - Declaro mirándola directamente a los ojos. No estoy jugando.
La observo al igual que la escucho, pero está tan clara mi indiferencia, mi falta de deseo en este momento que simplemente bostezo, que aburridas se vuelven las mujeres cuando no paran de hablar, más cuando creen que la hablar dicen algo inteligente. Aburridas, y poco atractivas. Si tan sólo mantuvieran cerradas sus bocas y abiertas sus piernas probablemente tendría a una docena en casa para satisfacerme a mi antojo, todas con rasgos distintos para que pueda varear, y claro que las remplazaría cuando me aburran. ¡Ay esa cortesana! Terminaré por sacarla de patitas a la calle. Si, pero primero debe pasar por el sensor de prueba, así veo si la mando sin monedas o con unas cuentas, el cuenteo mismo lo dirá, pero que no me ande jodiendo o bajando el libido con sus palabras tontas.
- No te creas mucho, mujer, que puedo echarte a patadas, te advierto, si he dicho que yo te escogía es porque no te he probado, y porque me debes ya muchas ganancias - La empujo para que se baje de mi regazo. - No alardees demasiado, puedes ganar el triple pero no lo has traído, ¡Estás en números rojos! Y si tanto te molesta este burdel y se vuelve insignificante, te invito a que vayas a buscar otro, veremos cuanto tiempo duras con esa edad y el culo que se te empieza a volver flácido - Lo digo con toda la tranquilidad, firme, serio, molesto un poco por esa actitud arrogante, a la ¡UNICA! mujer que le permito hacer eso, es a mi sobrina, pero porque ella es el amor de mi vida, de una forma nada enferma, sin buscarle si quiera un provecho. Esa estúpida puta no hará la diferencia. ¿Su especialidad? Hacer que de un momento a otro se me quiten las ganas de follar, por su propio bien espero que retome lo que yo pedía, porque aquí el que manda y crea el rumbo de las cosas ¡Soy yo!
- A ver, explícame ese libro, dime bien que todo tienes, que nombres están en números rojos como tu, tengo pensado traer putas de otros países, así que créeme, mi burdel tiene mucho que dar, y es a donde más desean venir, así que sino te callas, puedes terminar peor, explícame - Le indiqué arrojando el cuaderno para que lo tuviera más cerca y no me hiciera perder el tiempo, que si, harto si me tenía, y mucho. - Te recomiendo una cosa, puta - Me aclaro la garganta - Mantén tu boca callada a menos que te pida que hables u opines algo, de no ser así no me voy a tentar, estás bajo advertencia - Declaro mirándola directamente a los ojos. No estoy jugando.
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
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Localización : Paris, Francia
Re: kámasutra +69
" Te he desnudado como se desnuda a una llama de alcohol entre los dedos de una pluma, sin más itinerario que tu sollozo."
Gonzalo Escudero
Gonzalo Escudero
Se debía tragar sus palabras, sin algo para pasar el trago amargo, pasaba saliva, con cara de pocos amigos, mientras que con sus brazos cruzados se mantenía en una pose rígida, mirando detenidamente a aquel hombre que la había sacado de su cómodo lugar, bueno tal vez había sido porque la descarada se había puesto en sus piernas, como si fuera cualquiera, pero es que ella era una cualquiera, aquellos actos indecorosos y abusivos, eran las acciones comunes de una ramera, pues eso era lo único que podría ser, ante los ojos de su acompañante, una puta, sin mucho que dar a la correcta sociedad, pero muchas ganancias, si es que llagaba a corregirla y hacerla volver a trabajar como antes.
Podría insultarlo, tirarle unas cuantas verdades en su cara, pero su buena suerte acabaría hasta allí, no quería irse de aquel lugar, que aunque fomentara los deseos mas carnales de los hombres, era el único hogar que había conocido, simplemente no sería siendo ella, si se iba de aquel techo, en donde vivió tantos desprecios, tanta porquería de la que no estaba orgullosa, pero que aun así, se veía atada, atrapada y lo peor, era que le gustaba estar sujeta a ese burdel y a este hombre de clase alta, que buscaba poner a los mujeres en su lugar, aunque no había pensado que su fierro la podría tocar a ella, le gustaba los hombres decididos, fuertes, sin tabú y el era uno de ellos.
Eran animales al final, si instinto de manada estaba siempre alerta, el era más fuerte que ella, obviamente en fuerza, pero también en carácter, que al final era lo más importante, por eso callaba, por eso se disponía a acatar, porque su líder, un hombre fuerte y poderoso, internamente, se lo mandaba. Suspiro largamente, entrecerró un poco sus ojos y dejo que sus piernas se doblaran para quedar de rodillas, poco a poco gateo hasta quedar nuevamente a una altura inferior a la de el — Si quiere que su burdel sea de la más alta calidad, no traiga putas, esas hay por montones, busque verdaderas cortesanas — ¿había alguna diferencia? Si y mucha, una puta abría sus piernas en algún callejón, por medio franco o hasta dos francos, mientras que una cortesana era una mujer que podría fácilmente ser la compañía de un monarca o una persona adinerada, con buenos modales, para no decir excelente, la cual, se peleaban los hombres, como fieras, los cuales daban regalos lujosos a las damas, que en la cama, los modales acaban y mostraban su
verdadera naturaleza.
No necesitaba el libro, lo dejo a un lado, en el piso, mientras sus manos se dirigían al pantalón del hombre, para desabrocharlo y liberar su intimidad, con sus dos manos la sostuvo, para comenzar a moverlas lentamente, jalando el cuero del falo, mientras este comenzaba a endurecerse poco a poco — alrededor de quince mujeres no han dado lo estipulado, unas cinco más han cumplido, por poco, mientras el resto ha cumplido y obtenido ganancia — no lo miraba, seguía el trabajo con sus manos — Si señor, tengo entendido que es… ya he entendió sus ordenes — aclaro su garganta un poco — estoy segura que le están robando, ellas no dicen la verdad — se atrevió a decir — las he visto trabajar como perras todas las noches, pero se están llevando el dinero y dejan una miseria al burdel — se alzo los hombros levemente, mientras veía el proceso de endurecimiento del miembro, como si fuera una obra de arte, que debía apreciarse a cada segundo y detallar todos sus cambios — las he amenazado muchas veces, mi señor, pero al parecer no le tienen tanto miedo como aparentan, lo creen idiota, pues lo ven ocupado en otros asuntos que en su propio negocio — termino de hablar, cuando termino introduciendo el miembro varonil en su boca, solo un poco mas allá de la cabeza, para comenzar a jugar con él, utilizando su lengua, para detallar cada centímetro de la textura del falo, que tenía en su boca.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: kámasutra +69
Silencioso, si. De esa manera me encuentro, observo a la puta tragarse sus palabras, esas acciones son las más placenteras para mi, ver la humillación en el prójimo, acepto que si fuera un hombre quien se viera ridiculizado sería el doble de emocionante para mi ego, pero con una mujer de esa manera se puede obtener cualquier cosa, como el sexo que voy a recibir; ruedo los ojos ante su sugerencia ¿acaso ella cree que paso esos detalles desapercibidos? Jamás, en mi burdel existen mujeres por las que cualquier hombre - Incluso mujer - pagaría más de cien francos, pero también por las que dan sólo uno, siempre se debe tener de todo, tener culos para satisfacer la fantasía más asquerosa, o la más erótica. Que una mujer quiera darme lecciones en mi negocio, eso me ofende, pero mejor me mofo, pobre de ella aspirando a ser una criatura pensante cuando cumple su función de prostituta, lo peor es que lo hace a medias.
- Dije que te callaras, no me interesa lo que dices, ninguna de ella me roba, yo les puse una cuota, las demás ganancias son de ellas, ¿no te diste cuenta? Evidentemente, porque no haces bien tu trabajo, puta - La miro de mala manera, la situación en vez de acrecentar mi libido lo disminuye, no entiendo que pretende hacer para ponerme de buenas, porque cuando algo sale mal, es difícil que vuelva a la normalidad, la única con la habilidad de poder cambiarme de un estado malo a bueno, es mi sobrina, porque incluso molesto folló, pero no es lo mismo, me deja un mal momento, cuando una mujer no me hace bien el trabajo, entonces no sirve, cuando una mujer no sirve, es mejor que muera a que nos robe oxigeno. Soy así de drástico ¿y qué? No me importa en absoluto una cabeza menos.
Me mantengo tranquilo, sereno, pero mi semblante es serio. La observo, está de esa forma, como la maldita gata que es, no hay otra explicación para eso. Una puta es un maldito animal para hacer a nuestro antojo; mis ojos analizan su postura, no está mal. Mi falo reacciona, soy de carne y hueso, me dejo llevar por el deseo. Mi postura se relaja dejando que mi espalda se recargue en el asiento. Suspiro, sólo eso, no pienso darle señales positivas, ella tiene que hacer más que caricias básicas para ponerme más ansioso, aunque tenga ganas de meter mi miembro en una estrecha vagina, no se la pondré fácil, me hizo enojar; la masturbación es buena, de eso no puedo quejarme, mi mano se estira, le acaricio la cabeza como si se tratara de un cachorro después de haber obedecido.
- No quiero que vuelvas a hablar, Tania, te lo advierto, si lo haces te daré una paliza, sólo cumple tu trabajo, no me hagas enojar más de lo que ya estoy - Si la cortesana me conoce como dice, entonces sabrá que no estoy jugando; su boca tibia abras mi miembro, se siente bien, pero no estoy para lentitud, por lo que tomó su cabeza con mis manos, se la muevo con más rapidez, hago que se la meta tan al fondo que puedo sentir como choca contra el paladar de la cortesana. - Ejerce presión, esconde tus dientes en tus labios, quiero sentir que me cuesta entrar en tu sucia boca - A algunas se les debe decir que harán para que hagan las cosas deliciosas, sino lo saben suelen ser aburridas, llegan porque si, no es lo mismo que terminar por placer.
- Dije que te callaras, no me interesa lo que dices, ninguna de ella me roba, yo les puse una cuota, las demás ganancias son de ellas, ¿no te diste cuenta? Evidentemente, porque no haces bien tu trabajo, puta - La miro de mala manera, la situación en vez de acrecentar mi libido lo disminuye, no entiendo que pretende hacer para ponerme de buenas, porque cuando algo sale mal, es difícil que vuelva a la normalidad, la única con la habilidad de poder cambiarme de un estado malo a bueno, es mi sobrina, porque incluso molesto folló, pero no es lo mismo, me deja un mal momento, cuando una mujer no me hace bien el trabajo, entonces no sirve, cuando una mujer no sirve, es mejor que muera a que nos robe oxigeno. Soy así de drástico ¿y qué? No me importa en absoluto una cabeza menos.
Me mantengo tranquilo, sereno, pero mi semblante es serio. La observo, está de esa forma, como la maldita gata que es, no hay otra explicación para eso. Una puta es un maldito animal para hacer a nuestro antojo; mis ojos analizan su postura, no está mal. Mi falo reacciona, soy de carne y hueso, me dejo llevar por el deseo. Mi postura se relaja dejando que mi espalda se recargue en el asiento. Suspiro, sólo eso, no pienso darle señales positivas, ella tiene que hacer más que caricias básicas para ponerme más ansioso, aunque tenga ganas de meter mi miembro en una estrecha vagina, no se la pondré fácil, me hizo enojar; la masturbación es buena, de eso no puedo quejarme, mi mano se estira, le acaricio la cabeza como si se tratara de un cachorro después de haber obedecido.
- No quiero que vuelvas a hablar, Tania, te lo advierto, si lo haces te daré una paliza, sólo cumple tu trabajo, no me hagas enojar más de lo que ya estoy - Si la cortesana me conoce como dice, entonces sabrá que no estoy jugando; su boca tibia abras mi miembro, se siente bien, pero no estoy para lentitud, por lo que tomó su cabeza con mis manos, se la muevo con más rapidez, hago que se la meta tan al fondo que puedo sentir como choca contra el paladar de la cortesana. - Ejerce presión, esconde tus dientes en tus labios, quiero sentir que me cuesta entrar en tu sucia boca - A algunas se les debe decir que harán para que hagan las cosas deliciosas, sino lo saben suelen ser aburridas, llegan porque si, no es lo mismo que terminar por placer.
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
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Re: kámasutra +69
” Para templar el daño, consejo muda el prudente.”
— Pedro Calderón De La Barca
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Al final y al cabo, siempre eran tratadas así, como mercancía, objetos que se pueden utilizar, romper, dañar y botar, cuando ya se hace tedioso o aburrido tenerlas cerca. Solo quedaba aceptar, asentir y seguir con el movimiento de lengua; la cual buscaba recorrer cada centímetro de aquel sexo masculino, pero aquel hombre era difícil, no uno de los más complicados para trabajar, pero si para acostumbrarse a hacerlo y mas en medio de cierta presión. La latina tiene un buen ritmo en la respiración, pero le toma por sorpresa en empuje, que hace que todo el falo entre a su cavidad bucal y choque con su garganta, puede sentir las contracciones de su garganta y la cabeza del pene, obstruyendo el lugar, abre mas la boca, para introducirlo con mas comodidad, cubriendo cada parte del falo, lo siente en la garganta y le es un poco extraño, sus ojos están cerrados, su ceño fruncido, mientras intenta seguir con el trabajo.
Mantiene sus manos en el nacimiento de este, sosteniendo bien la piel, para templarlo y darle más sensibilidad, sus dedos presionan las venas que recorren el órgano masculino, mientras lo saca de su boca, por unos segundos para poder respirar, tomar una bocanada de aire, para volver a montarse en la aventura de chupársela a su jefe. Comenzaba a hacerlo con más pasión, con más dedicación y fuerza, como si necesitara sentir la leche caliente salir para tragársela entera, su cabeza se movía, de arriba abajo, mientras su lengua, se mantenía ocupada en recorrer el lugar y seguir el ritmo, que le pudiera imponer el hombre, con su mano, pero por suerte aun parecía hacerlo bien, pues los reproches no habían comenzado a salir, pero era muy temprano para estar cantando victoria.
No baja el ritmo, su cuerpo se movía un poco, se calentaba, no podía evitarlo, la humedad en su intimidad se había presente, mientras ella seguía comiéndose ese pedazo de carne. Como le gustaba tener un falo en su boca, la hacía sentir poderosa, la experiencia de percibir como se endurecía, le encantaba, como pasaba por todos esos cambios, la excitaba y su premio mayor, sería un buen chorro de semen en su boca, muchas no entenderían ese sentimiento, si no estaban acostumbradas a verlo del punto de vista, tal vez solamente llegaban a percibirlo, como un acto de sumisión, pues arrodillada ante un hombre, que no debía mover ni un musculo para recibir placer, el debería estar ganando, aun así, no todas lograban que un hombre se corriese en una mamada.
Unos golpes en la puerta sonaron, seguidamente una de las cortesanas, abrió la puerta, para encontrarse con tal escena, no le dio mucha importancia, nadie pareció darle, pues Tania seguía en lo suyo — Mi señor, el proveedor de licores esta aquí, dice que es urgente atenderlo… ¿quiere que lo haga pasar o lo hago esperar un poco hasta que termine…? — pregunto muy tranquilamente, mientras una de sus manos se posaban en las caderas bien formadas de la jovencita. Tania lo miro de reojo mientras aun tenía su sexo en la boca, sin dejar de mover su lengua, esperando alguna indicación de si debía parar, pero no le importo mucho, siguió, esta ver comenzó a mover la cabeza con más rapidez, succionando, lamiendo, cada parte de ese lugar.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: kámasutra +69
Como siempre otra noche más con la que empiezo con el pie derecho. Si tengo a unas cuantas mujeres dispuestas a que me las tire entonces vamos bien, aunque también un poco de alcohol ayuda. Para mi buena suerte tengo a los mejores doctores que me dan tratamientos que previenen cierto tipo de enfermedades, y no me meto con cualquiera, aunque mi burdel sea de esos que abren sus puertas a cualquier tipo de clientes, lo cierto es que al menos mis prostitutas tienen visitas cada mes con expertos en el tema, no soy el mejor jefe, pero si quiero más ganancias, tengo que tener a todas estás cualquieras en un buen estado de salud. Lo mejor de todo es que su salud no sale muy cara, algunos me hacen descuentos considerables después de tirarse gratis a una de ellas, y más cuando resulta que la mujer es virgen, si, todos están tan enfermos.
La felación va a un ritmo demasiado delicioso, debo reconocer que para ser una veterana no es que haya perdido el estilo, por el contrario, los años le han dado la sabiduría para poder ir cumpliendo de a poco mis exigencias, no es la mejor claro, pero al menos sabe lo que hace y con eso está bien para mi por el momento, como dije, está siendo temprano aún. Podría tenerla toda la noche así, no me molestaría en absoluto, además, con unos minutos de descanso sé que soy capaz de seguir adelante. Mi mano sigue firme sobre su cabeza, presiona sin importar que se ahogue, necesito más de ella, más presión sino me voy a cansar de esperar el clímax y deseo acabar en su boca.
- Cierra la maldita puerta – Mi voz suena tranquila, supongo que es peor que me note de esa manera a que grite como un loco y ponga cara de maniático, la pobre mujer apenas y puede sostenerse de pie de la impresión que le da verme tan tranquilo. Le arrojo un par de cosas que se encuentran en el escritorio que tengo enfrente. Ni siquiera me fijo si lo que le arrojo es valioso o no, de igual forma aunque sea valioso no tengo problema con eso, lo cierto es que aunque me guste el dinero no soy de las personas que está detrás de lo que compra para mantenerlo con vida, sólo me cuido yo. Porque en realidad soy lo único que importa.
- Vamos, apresúrate que tengo asuntos que atender, haz bien las cosas - ¿Para que mentir? A los hombres si nos hacen bien el trabajo con la boca en el miembro, nos tienen en sus manos, su ella hace lo que le pido quizás pueda tener grandes privilegios, sólo depende de cómo mantenga mi sonrisa y que tiempo – Vamos, sigue – Y le hundo con tanta fuerza la cabeza que siento que se va ahogar, sin embargo me gusta tener ese dominio, saber que puedo pasarla del placer al daño. Sin aviso alguno la pongo de pie – Quítate toda la ropa y monta – No es una sugerencia, es una orden.
La felación va a un ritmo demasiado delicioso, debo reconocer que para ser una veterana no es que haya perdido el estilo, por el contrario, los años le han dado la sabiduría para poder ir cumpliendo de a poco mis exigencias, no es la mejor claro, pero al menos sabe lo que hace y con eso está bien para mi por el momento, como dije, está siendo temprano aún. Podría tenerla toda la noche así, no me molestaría en absoluto, además, con unos minutos de descanso sé que soy capaz de seguir adelante. Mi mano sigue firme sobre su cabeza, presiona sin importar que se ahogue, necesito más de ella, más presión sino me voy a cansar de esperar el clímax y deseo acabar en su boca.
- Cierra la maldita puerta – Mi voz suena tranquila, supongo que es peor que me note de esa manera a que grite como un loco y ponga cara de maniático, la pobre mujer apenas y puede sostenerse de pie de la impresión que le da verme tan tranquilo. Le arrojo un par de cosas que se encuentran en el escritorio que tengo enfrente. Ni siquiera me fijo si lo que le arrojo es valioso o no, de igual forma aunque sea valioso no tengo problema con eso, lo cierto es que aunque me guste el dinero no soy de las personas que está detrás de lo que compra para mantenerlo con vida, sólo me cuido yo. Porque en realidad soy lo único que importa.
- Vamos, apresúrate que tengo asuntos que atender, haz bien las cosas - ¿Para que mentir? A los hombres si nos hacen bien el trabajo con la boca en el miembro, nos tienen en sus manos, su ella hace lo que le pido quizás pueda tener grandes privilegios, sólo depende de cómo mantenga mi sonrisa y que tiempo – Vamos, sigue – Y le hundo con tanta fuerza la cabeza que siento que se va ahogar, sin embargo me gusta tener ese dominio, saber que puedo pasarla del placer al daño. Sin aviso alguno la pongo de pie – Quítate toda la ropa y monta – No es una sugerencia, es una orden.
Predbjørn Østergård- Humano Clase Alta
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Re: kámasutra +69
Su cuerpo era lo importante, debía mantenerse, hermosa y sensual, no servía de nada si llegaba a caer sus gemelas, los hombres pagarían menos por estar con ella. No le molestaba mucho mostrar sus destrezas, era una forma de mantenerse en el negocio, debía; aunque pudiera odiarlo en silencio. Besar los pies, en este caso, una polla, para poder llegar a mantenerse en aquel burdel, sabia la realidad, si llegaba a ser echada, su vida podría llegar a arruinarse y tenía tantos años en aquel local, que no se veía fuera de este. Era en aquel lugar en donde probó por primera vez la libertad, ya no era una esclava sexual de un hombre, que utilizaba los cuerpos de las mujerzuelas a su antojo, sin importarle su integridad, su salud, su estado.
Todo estaba en la respiración, esa era el secreto para no ahogarse mientras el hombre tuviera inspirado en el momento, pues nunca pensaban en la mujer, cuando sujetaban su cabeza, buscando que se lo tragara todo, completo, como si eso era lo que ellos buscaban. ¡Nunca se trataría de una mujer! Siempre seria un mundo de hombres, del cual solamente había que cuidarse. Aunque había podido imponer un ritmo de respiración en las pocas oportunidades que le daba para exhalar e inhalar, el hombre lograba que llegara a su límite, sintió como una pequeña convulsión en la boca del estomago, le advertía sobre la oportunidad de ahogarse con su propio vomito, si este seguía así, pero aunque buscaba oponer resistencia, no era completamente notable, solamente se aferraba a sus piernas, apretando demás y esforzándose por mantener el ritmo que le funcionaba, pero allí no había espacio para sugerencias.
Tania sintió como si la hubieran sacado del agua, cuando estaba a punto de ahogarse, la bocanada de aire que logro obtener, fue maravilloso, sentir aquella. No se permitía pensar, ni se dejaba hacerlo, cuando te dabas cuenta, estabas medio desnuda y en la cama. ― Sí, señor, como usted desee ― dijo, mientras se pasaba el dorso de su mano por la comisura de sus labios, tratando de limpiar un poco de su saliva. De un pequeño tirón salió su pequeña falda, luego le siguió el corsé, terminando así, de dejarla completamente desnuda y a disposición del caballero. Puso una de sus rodillas en el asiento, luego le siguió la otra, para quedar arrodillada, encima del miembro, que su sexo iba a tragar, se apoyaba en sus hombros para poder tener equilibrio, no lo pensó mucho y comenzó a bajar, ayudándose de una de sus manos para atinar en el blanco.
Un pequeño quejido salió de ella, al sentir como se abría paso en su interior, al final y al cabo, era una mujer, todos los días, su interior se cerraba y sin previa preparación le hacía sentir con completo detalle, como el miembro se abría paso entre sus carnes. Llego a sentarse, sintiéndolo completamente adentro, se aferro a su cuello, mientras un leve jadeo Salía de ella, las primeras estocadas siempre eran molestas, el cuerpo se comenzaba a acostumbrar al ritmo, pero luego del tercer movimiento, comenzaba a ser más placentero y fácil de llevar, eso se vio en su cuerpo, cuando sus pezones comenzaron a endurecerse, y su cuerpo a moverse a un ritmo más rápido, se esforzaba para seguir el movimiento por un largo tiempo, pero se cansaba y necesitaba bajar la intensidad, pero lograba mantenerse interesante, mientras intercalaba movimientos lentos, haciendo leves círculos, para que el miembro pudiera recorrer y sentir todo el interior de la cortesana.
―Ahg… mi señor me hará llegar ― advirtió. Esos movimientos también lograban que su clítoris se rozara con la pelvis del hombre, pero adentro lograba una mejor estimulación entre el punto G, haciendo que el cuerpo de Tania fuera invadido por una ola de calor, advirtiendo que si seguía como estaban, la latina podría fácilmente llegar al clímax a pocos segundos se haber comenzado el coito. ¿Acaso era el miembro viril de aquel personaje? Siempre lograba preguntarse, porque algunos hombres la hacían llegar tan fácilmente, mientras otros tardaban mucho mas o; la mayoría. Necesitaba un poco de ayuda para lograr que llegara al menos a un orgasmo, pero este parecía no tener ese problema, tal vez por eso, las cortesanas quedaban encantadas con él y no les molestaba tener que ser probadas e inspeccionadas.
Todo estaba en la respiración, esa era el secreto para no ahogarse mientras el hombre tuviera inspirado en el momento, pues nunca pensaban en la mujer, cuando sujetaban su cabeza, buscando que se lo tragara todo, completo, como si eso era lo que ellos buscaban. ¡Nunca se trataría de una mujer! Siempre seria un mundo de hombres, del cual solamente había que cuidarse. Aunque había podido imponer un ritmo de respiración en las pocas oportunidades que le daba para exhalar e inhalar, el hombre lograba que llegara a su límite, sintió como una pequeña convulsión en la boca del estomago, le advertía sobre la oportunidad de ahogarse con su propio vomito, si este seguía así, pero aunque buscaba oponer resistencia, no era completamente notable, solamente se aferraba a sus piernas, apretando demás y esforzándose por mantener el ritmo que le funcionaba, pero allí no había espacio para sugerencias.
Tania sintió como si la hubieran sacado del agua, cuando estaba a punto de ahogarse, la bocanada de aire que logro obtener, fue maravilloso, sentir aquella. No se permitía pensar, ni se dejaba hacerlo, cuando te dabas cuenta, estabas medio desnuda y en la cama. ― Sí, señor, como usted desee ― dijo, mientras se pasaba el dorso de su mano por la comisura de sus labios, tratando de limpiar un poco de su saliva. De un pequeño tirón salió su pequeña falda, luego le siguió el corsé, terminando así, de dejarla completamente desnuda y a disposición del caballero. Puso una de sus rodillas en el asiento, luego le siguió la otra, para quedar arrodillada, encima del miembro, que su sexo iba a tragar, se apoyaba en sus hombros para poder tener equilibrio, no lo pensó mucho y comenzó a bajar, ayudándose de una de sus manos para atinar en el blanco.
Un pequeño quejido salió de ella, al sentir como se abría paso en su interior, al final y al cabo, era una mujer, todos los días, su interior se cerraba y sin previa preparación le hacía sentir con completo detalle, como el miembro se abría paso entre sus carnes. Llego a sentarse, sintiéndolo completamente adentro, se aferro a su cuello, mientras un leve jadeo Salía de ella, las primeras estocadas siempre eran molestas, el cuerpo se comenzaba a acostumbrar al ritmo, pero luego del tercer movimiento, comenzaba a ser más placentero y fácil de llevar, eso se vio en su cuerpo, cuando sus pezones comenzaron a endurecerse, y su cuerpo a moverse a un ritmo más rápido, se esforzaba para seguir el movimiento por un largo tiempo, pero se cansaba y necesitaba bajar la intensidad, pero lograba mantenerse interesante, mientras intercalaba movimientos lentos, haciendo leves círculos, para que el miembro pudiera recorrer y sentir todo el interior de la cortesana.
―Ahg… mi señor me hará llegar ― advirtió. Esos movimientos también lograban que su clítoris se rozara con la pelvis del hombre, pero adentro lograba una mejor estimulación entre el punto G, haciendo que el cuerpo de Tania fuera invadido por una ola de calor, advirtiendo que si seguía como estaban, la latina podría fácilmente llegar al clímax a pocos segundos se haber comenzado el coito. ¿Acaso era el miembro viril de aquel personaje? Siempre lograba preguntarse, porque algunos hombres la hacían llegar tan fácilmente, mientras otros tardaban mucho mas o; la mayoría. Necesitaba un poco de ayuda para lograr que llegara al menos a un orgasmo, pero este parecía no tener ese problema, tal vez por eso, las cortesanas quedaban encantadas con él y no les molestaba tener que ser probadas e inspeccionadas.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: kámasutra +69
"No es necesario que él hombre sea bien conocido o no. Aquellos que pasan cerca de él pueden identificar su manera de ser su forma de actuar. En resumidas cuentas es un idiota. Uno que probablemente no tenga remedio. Esa es la palabra clave para poder saber como acercarse y que hacer con él. Probablemente; puede ser un mundo de posibilidades para irlo cambiando, para modificar sus conductas, pero hasta esa fecha no ha llegado nadie quien pueda ver sus puntos débiles y de que forma modificarle. No existe valiente porque quien intente actuar se puede llevar el peor de los casos, jugar con fuego te da un noventa y nueve por ciento de probabilidad de salir quemado, aunque con él se podía agregar un punto noventa y nueve más. El joven nunca pierde y aunque pareciera que eso sucede siempre existirá la forma de hacer que gané con o sin razón. El mejor ejemplo es esa situación, donde la puta creía tener el control. "
Era tan egoísta que si se lastimaba la prostituta no era de mi incumbencia. El punto es que yo gozara, yo y nadie más. Las mujeres no tienen derechos de gozar, a menos que yo lo diga, que yo lo ordene, y la buena suerte la tendrían sólo si llegaban a complacerse cuando yo lo hiciera. Nada más. Es por eso que mientras se entierra con lentitud yo subo mis manos para hacer que caiga por completo sobre mi miembro. Mis manos se detienen en su cintura y mis dedos se aferran con fuerza para hacerla subir y bajar ya sea con voluntad o sin ella. Necesito más, y necesito que sea rápido, porque tengo que seguir con el negocio, si la cortesana lo hace bien hará que termine luego, sino, podría pararla y salirme metiéndome el miembro de nuevo en los pantalones.
- No te atrevas, puta, aquí el que tiene que correrse antes soy yo - La detuve más rápido que un abrir y cerrar de ojos. No lo pensé dos veces y la puse de pie. Empujé las cosas del escritorio y la empiné como era debido sobre la mesa. Le abrí las piernas y me puse detrás de ella, con una mano le sostuve el cabello mientras con la otra movía el miembro para hacer que entrara en su cavidad. Cuando sentí la punta del mismo adentrarse en ella, la sostuve de la cintura, sin siquiera hacer acto de avisar moví la cadera dejando que todo la invadiera, fue gracioso ver cómo se arqueaba debido a la intromisión. El problema es que la cosa me gustaba así, violeta, ruda, salvaje, ella debía resistir ¿Le gustaría?
- ¿Qué tan bien aguantas una verga, puta? - Mi vulgaridad llegaba a ser extrema cuando del sexo se hablaba. En la cama no hay quien tenga que frenar las cosas. Si lo hicieran los mato; muevo con más fuerza la pelvis buscando adentrarme más, sé que no es posible pero es la forma en que me hace gozar. Los minutos se vuelven segundos y entonces me corro dentro de ella. Me importa poco las consecuencias las putas de mi burdel tienen poca importancia en el mundo real, así que si quisieran sacar provecho de esto terminarían hundidas - ¿Entonces puta? ¿Vas a controlar tu boca? - Me retiró con brusquedad, saco una toalla de un cajón y me limpio, me acomodo la ropa - Suficiente, es hora de largarse, a menos que tengas algo mejor con lo que entretenerme - Le sonrío con cinismo.
Era tan egoísta que si se lastimaba la prostituta no era de mi incumbencia. El punto es que yo gozara, yo y nadie más. Las mujeres no tienen derechos de gozar, a menos que yo lo diga, que yo lo ordene, y la buena suerte la tendrían sólo si llegaban a complacerse cuando yo lo hiciera. Nada más. Es por eso que mientras se entierra con lentitud yo subo mis manos para hacer que caiga por completo sobre mi miembro. Mis manos se detienen en su cintura y mis dedos se aferran con fuerza para hacerla subir y bajar ya sea con voluntad o sin ella. Necesito más, y necesito que sea rápido, porque tengo que seguir con el negocio, si la cortesana lo hace bien hará que termine luego, sino, podría pararla y salirme metiéndome el miembro de nuevo en los pantalones.
- No te atrevas, puta, aquí el que tiene que correrse antes soy yo - La detuve más rápido que un abrir y cerrar de ojos. No lo pensé dos veces y la puse de pie. Empujé las cosas del escritorio y la empiné como era debido sobre la mesa. Le abrí las piernas y me puse detrás de ella, con una mano le sostuve el cabello mientras con la otra movía el miembro para hacer que entrara en su cavidad. Cuando sentí la punta del mismo adentrarse en ella, la sostuve de la cintura, sin siquiera hacer acto de avisar moví la cadera dejando que todo la invadiera, fue gracioso ver cómo se arqueaba debido a la intromisión. El problema es que la cosa me gustaba así, violeta, ruda, salvaje, ella debía resistir ¿Le gustaría?
- ¿Qué tan bien aguantas una verga, puta? - Mi vulgaridad llegaba a ser extrema cuando del sexo se hablaba. En la cama no hay quien tenga que frenar las cosas. Si lo hicieran los mato; muevo con más fuerza la pelvis buscando adentrarme más, sé que no es posible pero es la forma en que me hace gozar. Los minutos se vuelven segundos y entonces me corro dentro de ella. Me importa poco las consecuencias las putas de mi burdel tienen poca importancia en el mundo real, así que si quisieran sacar provecho de esto terminarían hundidas - ¿Entonces puta? ¿Vas a controlar tu boca? - Me retiró con brusquedad, saco una toalla de un cajón y me limpio, me acomodo la ropa - Suficiente, es hora de largarse, a menos que tengas algo mejor con lo que entretenerme - Le sonrío con cinismo.
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Re: kámasutra +69
Violento y pesado, era egoísta, no debía pedir mucho de una persona que solamente pedía en su bienestar y no el de los demás, Tania estaba acostumbrada a tales tratos, era lo que había hecho que se pudiera mantener en ese lugar, el resistir múltiples humillaciones desde que había salido de su tierra natal. Había sido prácticamente una esclava de los deseos de sus captores que la convirtieron en la don nadie que hoy en día se pasea por el burdel, pavoneándose de su exótico color y raros rasgos que enloquecía a los morbosos de los europeos, que podrían llegar a pagar mucho por poder cogerse a una simple colono de la nueva tierra.
Su cuerpo golpeo con la madera fría del escritorio, sus pechos quedaron aprisionados mientras levantaba sus caderas, era algo ya instintivo, podía sentir el calor del miembro masculino cerca, este la llamaba, como puta que era, lo buscaba deseosa de él. El maltrato solamente lograba hacerla más fuerte, jadeo intensamente mientras sentía como era prácticamente ultrajada con furia y sin concesión. Por eso los hombres venían para las mujeres como ella, porque una joven de sociedad, criada entre vestidos finos y educación impecable, saldría llorando si un hombre descargara sus verdaderos deseos en ella.
Sus embestidas son violentas, el cuerpo de la prostituta se mueve en aquel escritorio, sus piernas tiemblan, mientras siendo como algo llega a molestar verdaderamente entre sus piernas, era su misma excitación que la hace buscar sus senos como si eso lograra calmar su ansiedad. Se estremece y arquea de placer, no le importaba mucho en donde llegara todo eso, era su trabajo después de todo satisfacer a un hombre, sin importar los métodos que utilizara. El semen dentro de ella era cálido, no negaría que le gustaba aquella sensación dentro de ella, sus mejillas estaba totalmente rojas, su cuerpo jadeante, completamente exhausta de tal faena.
¿Por qué llegaba a encantarle la rudeza aquel hombre? Lo mantendría en silencio, escondido, no deseaba subirle el ego más de lo que lo tenía, aunque conociéndole poco le importaría lo que sintiera la prostituta del burdel, pues ella era una más de su colección, a Tania tampoco le importaba ser una más de su colección, con tal de ser una de ellas sería feliz. Todo había terminado, se molesto un poco por la interrupción, podrían haber seguido disfrutando un poco más, pero el trabajo debía seguir, tal vez buscara un cliente que terminara el trabajo que su jefe había comenzado.
Se levanto manteniendo todo el liquido seminal dentro de ella, no era algo fácil, debía endurecer los músculos de la pelvis para que no llegaran a derramarse en aquel lugar, apostaba que si lo hacía tendría que limpiarlo con la lengua. [B]— Con tal lección ¿Quién no lograría entender? — Se acomodo sus cabellos hacia atrás [B]— Ya verás que hoy hare un buen trabajo — sonrió atreviéndose a acercar un poco a el [B]— Tal vez te suplique que me vuelvas a dar una lección así o me comporte mal para que me vuelvas a enseñar por las malas~— se incorporo buscando sus ropas entre el suelo. [B]— Espero que le traiga suerte — le guiño un ojo para luego lanzarle un beso antes de salir de allí, con apenas la falda medio puesta, miro al hombre que venía a hablar de negocios con su jefe, le sonrió ampliamente, estaba en un burdel después de todo, no debía llegar a sorprenderlo.
Su cuerpo golpeo con la madera fría del escritorio, sus pechos quedaron aprisionados mientras levantaba sus caderas, era algo ya instintivo, podía sentir el calor del miembro masculino cerca, este la llamaba, como puta que era, lo buscaba deseosa de él. El maltrato solamente lograba hacerla más fuerte, jadeo intensamente mientras sentía como era prácticamente ultrajada con furia y sin concesión. Por eso los hombres venían para las mujeres como ella, porque una joven de sociedad, criada entre vestidos finos y educación impecable, saldría llorando si un hombre descargara sus verdaderos deseos en ella.
Sus embestidas son violentas, el cuerpo de la prostituta se mueve en aquel escritorio, sus piernas tiemblan, mientras siendo como algo llega a molestar verdaderamente entre sus piernas, era su misma excitación que la hace buscar sus senos como si eso lograra calmar su ansiedad. Se estremece y arquea de placer, no le importaba mucho en donde llegara todo eso, era su trabajo después de todo satisfacer a un hombre, sin importar los métodos que utilizara. El semen dentro de ella era cálido, no negaría que le gustaba aquella sensación dentro de ella, sus mejillas estaba totalmente rojas, su cuerpo jadeante, completamente exhausta de tal faena.
¿Por qué llegaba a encantarle la rudeza aquel hombre? Lo mantendría en silencio, escondido, no deseaba subirle el ego más de lo que lo tenía, aunque conociéndole poco le importaría lo que sintiera la prostituta del burdel, pues ella era una más de su colección, a Tania tampoco le importaba ser una más de su colección, con tal de ser una de ellas sería feliz. Todo había terminado, se molesto un poco por la interrupción, podrían haber seguido disfrutando un poco más, pero el trabajo debía seguir, tal vez buscara un cliente que terminara el trabajo que su jefe había comenzado.
Se levanto manteniendo todo el liquido seminal dentro de ella, no era algo fácil, debía endurecer los músculos de la pelvis para que no llegaran a derramarse en aquel lugar, apostaba que si lo hacía tendría que limpiarlo con la lengua. [B]— Con tal lección ¿Quién no lograría entender? — Se acomodo sus cabellos hacia atrás [B]— Ya verás que hoy hare un buen trabajo — sonrió atreviéndose a acercar un poco a el [B]— Tal vez te suplique que me vuelvas a dar una lección así o me comporte mal para que me vuelvas a enseñar por las malas~— se incorporo buscando sus ropas entre el suelo. [B]— Espero que le traiga suerte — le guiño un ojo para luego lanzarle un beso antes de salir de allí, con apenas la falda medio puesta, miro al hombre que venía a hablar de negocios con su jefe, le sonrió ampliamente, estaba en un burdel después de todo, no debía llegar a sorprenderlo.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
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