AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Daniel "Padraic" Leoni
3 participantes
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Daniel "Padraic" Leoni
DATOS BÁSICOS
-Edad:600 años (aparenta 20)
-Especie:Vampiro
-Clase Social:Alta
-Orientación Sexual:Heterosexual
-Lugar de Origen:York, Inglaterra
-Habilidad/Poder: Seducción, Telepatía e Ilusión
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Un ambiente bohemio rodea como un aura el cuerpo de Daniel, a donde quiera que valla siempre le acompaña un aire bermejo y vívido, carga sobre su mente el pesado conocimiento de lo leído, lo oído y lo vivído por más de 600 años de larga existencia, que, a pesar de ser mucho tiempo y una larga condena solitaria, no puede evitar ver como una bendición, algo que lo hace poseedor de una, casi invencible, sonrisa perpetua, conocedor, culto, educado y creativo le describen superficialmente, por que una vez se ve inmerso en su mundo, quien sea, será encantado por su naturaleza misteriosa e impetuosa.
Curioso y encantador, siempre con una opinión para todo, excentrico amante de la literatura, pero preso de la magia de la música, su más grande pasión y su más real destino.
Curioso y encantador, siempre con una opinión para todo, excentrico amante de la literatura, pero preso de la magia de la música, su más grande pasión y su más real destino.
HISTORIA
En el siglo XII, la comunidad judia de York no era grande, pero si feliz y floreciente. Claro que había algunos incidentes y que la gente había empezado a oír noticias desagradables sobre el resto de Inglaterra, pero los judíos de York tenían su fe en Dios, en el rey y las buenas relaciones que sostenían con sus vecinos gentiles.
Joseph Isaac y su pequeña familia no eran ricos, aunque las cosas estaban mejorando gracias al talento que tenia Joseph para amasar pan. La familia siempre había amasado pan para la comunidad, pero incluso de muy chico Joseph había mostrado cierta aptitud y cierto sentimiento para manejar la masa, eso lo había hecho capaz de de hacer un pan delicioso que jamás conseguía satisfacer la demanda. Todos notaban que algúnas chicas gentiles se aventuraban a entrar en el barrio judío para comprar el pan de Joseph. En algunos rincones tranquilos se decía también que tal vez eso tenía menos que ver con las bondades del pan que con la notable belleza física de Joseph y la escandalosa audacia de la admiración de las chicas por nada menos que un judío.
Joseph tenía casi 20 años y se esperaba que se casara pronto. Él lo sabía y estaba preparado para cumplir con ese deber familiar pero dudaba. Podía ponerse a buscar a una chica con dinero pero, pensaran lo que pensasen los demás sobre el, no tenía una opinión tan buena sobre sí mismo, no se le ocurría que pudiera casarse por encima de su nivel social ¿Y cómo iba a cuidar de una esposa y algunos hijos cuando ya tenía a su cargo al tío, a su propio hermanos menor y a su hermana, y el dinero que ganaba apenas si alcanzaba para ellos?
Nunca se hubiera atrevido a expresar con razón para sus dudas.
Sabía como hubieran sonado esas dudas en los oídos de los demás . No era que no hubiera chicas lindas, llenas de espíritu en los alrededores pero el tenia una idea; había algo que quería y que no podía expresar en palabras si siquiera cuando estaba despierto y se quedaba mirando las estrellas. Mas educación, eso era parte de su sueño. Él era inteligente y lo sabía. Y después estaba la música.La obsesión nunca confesada. Sus sueños siempre tenían melodía.Sus pensamientos tenían un ritmo especial. La música fluía a través de el cuando hacía pan, todo sonido que oía, fuera el que fuese, era algo que quería capturar y recrear como canción. La música estaba en todas partes pero siempre como una tentación muy fuera de su alcance. Muchas veces cantaba en voz alta pero había una fuerza, una pasión y una belleza única y atrayente en su voz clara de tenor que los demás encontraban desconcertante, así que él trataba de no cantar excepto cuanto estaba solo o en la sinagoga.
Tal como salieron las cosas, el día que empezó el problema los judíos de York decidieron huir hacia el castillo y pedir protección. No tenían mucha opción: había habido quemas de casas y algunos habían muerto. Pero estaban llegando os hombres del rey; seguramente ellos se encargarían de la multitud cada vez más furiosa, ellos restablecerían el orden. La vida de los que quedaban seguiría adelante. Eso decía la lógica. Joseph no lo creía realmente pero ¿que otra posibilidad tenían?. Ahí estaba su tío y los niños y ninguna escapatoria para ninguno. Él odiaba la idea de salir corriendo pero le habían confiado esas tres almas. Estaba solo, los enemigos eran muchos y no tenia armas. No había otra cosa por hacer.
Caminaron con rapidez, en silencio, los ojos firmes en el sendero y el parapeto del puente. Una voz dulce, seductora, le habló en un susurro, directamente en el oído, y la cabeza de Joseph giró en redondo pero no, ahí no había nadie. Alma y Abraham estaban callados, el tío jadeaba y con lo arduo del camino de era imposible hablar. La voz que le hablaba sonaba como algunas de las canciones que él evocaba a veces en la mente. Música que venía de un sueño si, música que no era humana. Ahí estaba de nuevo, Él meneó la cabeza para despejarse y se concentró en la oración. Ahma Yisrael, adonai eloheinu... ¿donde estaba Dios, de todos modos?.
Mientras subían los escalones hacía la gran puerta de la torre, era Joseph, no el tío, quien sentía que le costaba cada vez más subirlos, como si una fuerza enorme estuviera impidiéndole entrar, Tenía la sensación poderosa de que estaba tratando de atravesar una pared de hielo. Se detuvo y sintió que lazos lo rodeaban y tiraban de él hacia abajo, hacia afuera. Se frotó con los puños los ojos súbitamente calientes, palpitantes. El mundo y él se estaban volviendo locos.
-¿Joseph? ¿estas bien?- Alma lo haló del codo, preocupada.
- Vamos, vamos, déjame ayudarte.
Esta vez vio de que se trataba. La vio. Pero esa mujer no era real, no. Era un fantasma, un espejismo, de pie en la colina del otro lado de la torre, el cabello largo, suelto en ondas a su alrededor, una mano extendida, una promesa en los ojos celestes, profundos ¿Cómo era que él veía esos ojos? Ella estaba demasiado lejos. Pero él los veía con claridad. Y tenía que ir hacia ella.
-¿A donde vas?
Oh, Dios. Él los miró: dos caras diminutas, llenas de confianza; la mayor, confundida en ese momento. ¿Que estaba haciendo? Meneó la cabeza con violencia, peleó con una náusea cada vez mayor, contra las venas que le estallaban en las sienes. Tenían que entrar. Pero cuanto más se acercaba a la puerta, tanto más le quemaban los pies. Sintió que lo atravesaban agujas congeladas. Se detuvo de nuevo, desesperado por respirar.
-Tienes que venir. Ven. No va a haber otra oportunidad- la voz en sus oídos era apremiante, incluso asustada.
-No va a haber otra oportunidad
-¿Que?- su tío y Alma lo miraban con los ojos muy abiertos, perplejos, preocupados. Abraham estaba demasiado dormido para notar que Joseph se tambaleaba o que tenía la voz ronca y extraña.
La voz musical se había enredado alrededor de Joseph y él descubrió que no quería escaparse de ella. Sabía también que no podría entrar en el castillo. El hielo era impenetrable. Hubiera querido respirar correctamente, pensar, determinar lo que tenía que hacer. Se tambaleó como si fuera a caerse y el tío le puso una mano en el brazo para ayudarlo a afirmarse.
-Quédate afuera un momento y recupera el aliento. Yo voy a entrar a los niños- el tío no oía la voz, no sentía el hielo, pero incluso en poca luz veía que los ojos de Joseph estaban llenos de una fuerza salvaje y que la piel le brillaba, blanca y después roja. Si iba a descomponerse, mejor afuera.
Joseph se inclinó con rapidez cobre su hermano y su hermana y los besó en la cara.
-Perdónenme. Ah, Dios, perdónenme.
Alma le tomó la mano y se la apretó pero no dijo nada. Él le tomó la cara entre las manos, la miró a los ojos. Los ojos castaños de ella eran más oscuros que los de él, más abiertos y más sabios. Sonrieron aunque la cara de ella seguía solemne. Después ella asintió, como si entendiera o se despidiera, él nunca lo supo. Amada hermana. Mejor amiga. Sangre de mi sangre ¡No! Él no los dejaría. Se recuperaría y entraría tras ellos.
El tío palmeó su hombro.
-Seguro te sentirás mejor en un minuto. Vamos a estar esperándote.
Y entraron. Y aunque después entraron otros, Joseph vio cómo se cerraba la puerta de hielo detrás de ellos, cómo la vida los chupaba hacia adentro. Estiró los brazos hacia ellos pero en ese momento volvió a llegar a sus oídos el susurro musical. Tenía que irse.
Casi flotó hacia la muchacha extraordinaria, seguro de que caminaba en el sendero del sueño.
-No, esto es real- le susurró ella aunque él no había dicho nada- Despídete de ellos-
Y le puso una mano sobre la boca. Y como en un sueño, él hizo lo que ella le pedía.
-Alma. Abraham. Los quiero. Que Dios esté con ustedes, siempre.
Quería decir más, tal vez repetir las mismas palabras mil veces, pero el sonido murió en su garganta. La muchacha dejó caer su fría mano de la boca de Joseph y la envolvió alrededor de los dedos de él, con amabilidad.
-No tiene miedo.
Los ojos de ella eran sinceros y él le creyó.
Ella aplicó un poquito de presión en la mano, lo suficiente para sacarlo de ese lugar terrible. él no sabía a donde iban y tampoco le importaba.
Habían salido de los muros de la ciudad y estaban en un claro iluminado por la luna. Él la miró a los ojos y se olvidó de que, hacía apenas una hora, había guiado a su familia hacia el castillo; luchó contra el deseo de preguntarse si alguna vez volvería a pasar por esa puerta ¿Quien podía pensar cuando miraba dentro de esos ojos? Y aunque era una locura pensarlo, a él le pareció que ella era la mujer mñas solitaria que hubiera visto jamás y, al mismo tiempo, una mujer perdida en el amor.
-¿Como te llamas?
-Joseph. De la familia Isaac. ¿Y tu?
-Brittania
-Un nombre antiguo
-Si. vengo de una familia antigua.
Se estiró hacia el oído de él y le susurró de nuevo. Una fórmula que provenía del principio del tiempo de los vampiros y que nadie comprendía. Pero el siseo colgó como una niebla alrededor de los dos. El aliento de él era caliente en el cuello de ella, los brazos la rodeaban, el pulso de él latía, agitado y los colmillos de ella se deslizaron hacia afuera sobre las encías. Con más dulzura de lo que creía posible, Brittania mordió.
Lo único que Joseph sabía era que necesitaba apoyar la boca en alguna parte de la piel de ella, como si ella le leyera la mente o, todavía mejor, compartiera su necesidad, deslizó la mano por la nuca de él y alrededor de su cara. Él apretó la palma de ella contra sus labios apenas abiertos, y se ahogó en una dulzura salada, en la presión de los dedos de ella sobre su mejilla. Había una tibieza en esa mano pequeña. Tibieza y humedad, aunque él no lo notó, y si hubiera registrado la sangre que caía desde el corte rápido en la piel de ella, la herida lo hubiera horrorizado más que la sangre que caía de su garganta seca.
Pero a esa altura, la verdad era que ya no podía notar nada.
Durante años sería para él razón de orgullo saber que, no era la forma en que él lo había imaginado, no en la forma en que pensaba que pasaría, había muerto de pie.
Joseph Isaac y su pequeña familia no eran ricos, aunque las cosas estaban mejorando gracias al talento que tenia Joseph para amasar pan. La familia siempre había amasado pan para la comunidad, pero incluso de muy chico Joseph había mostrado cierta aptitud y cierto sentimiento para manejar la masa, eso lo había hecho capaz de de hacer un pan delicioso que jamás conseguía satisfacer la demanda. Todos notaban que algúnas chicas gentiles se aventuraban a entrar en el barrio judío para comprar el pan de Joseph. En algunos rincones tranquilos se decía también que tal vez eso tenía menos que ver con las bondades del pan que con la notable belleza física de Joseph y la escandalosa audacia de la admiración de las chicas por nada menos que un judío.
Joseph tenía casi 20 años y se esperaba que se casara pronto. Él lo sabía y estaba preparado para cumplir con ese deber familiar pero dudaba. Podía ponerse a buscar a una chica con dinero pero, pensaran lo que pensasen los demás sobre el, no tenía una opinión tan buena sobre sí mismo, no se le ocurría que pudiera casarse por encima de su nivel social ¿Y cómo iba a cuidar de una esposa y algunos hijos cuando ya tenía a su cargo al tío, a su propio hermanos menor y a su hermana, y el dinero que ganaba apenas si alcanzaba para ellos?
Nunca se hubiera atrevido a expresar con razón para sus dudas.
Sabía como hubieran sonado esas dudas en los oídos de los demás . No era que no hubiera chicas lindas, llenas de espíritu en los alrededores pero el tenia una idea; había algo que quería y que no podía expresar en palabras si siquiera cuando estaba despierto y se quedaba mirando las estrellas. Mas educación, eso era parte de su sueño. Él era inteligente y lo sabía. Y después estaba la música.La obsesión nunca confesada. Sus sueños siempre tenían melodía.Sus pensamientos tenían un ritmo especial. La música fluía a través de el cuando hacía pan, todo sonido que oía, fuera el que fuese, era algo que quería capturar y recrear como canción. La música estaba en todas partes pero siempre como una tentación muy fuera de su alcance. Muchas veces cantaba en voz alta pero había una fuerza, una pasión y una belleza única y atrayente en su voz clara de tenor que los demás encontraban desconcertante, así que él trataba de no cantar excepto cuanto estaba solo o en la sinagoga.
Tal como salieron las cosas, el día que empezó el problema los judíos de York decidieron huir hacia el castillo y pedir protección. No tenían mucha opción: había habido quemas de casas y algunos habían muerto. Pero estaban llegando os hombres del rey; seguramente ellos se encargarían de la multitud cada vez más furiosa, ellos restablecerían el orden. La vida de los que quedaban seguiría adelante. Eso decía la lógica. Joseph no lo creía realmente pero ¿que otra posibilidad tenían?. Ahí estaba su tío y los niños y ninguna escapatoria para ninguno. Él odiaba la idea de salir corriendo pero le habían confiado esas tres almas. Estaba solo, los enemigos eran muchos y no tenia armas. No había otra cosa por hacer.
Caminaron con rapidez, en silencio, los ojos firmes en el sendero y el parapeto del puente. Una voz dulce, seductora, le habló en un susurro, directamente en el oído, y la cabeza de Joseph giró en redondo pero no, ahí no había nadie. Alma y Abraham estaban callados, el tío jadeaba y con lo arduo del camino de era imposible hablar. La voz que le hablaba sonaba como algunas de las canciones que él evocaba a veces en la mente. Música que venía de un sueño si, música que no era humana. Ahí estaba de nuevo, Él meneó la cabeza para despejarse y se concentró en la oración. Ahma Yisrael, adonai eloheinu... ¿donde estaba Dios, de todos modos?.
Mientras subían los escalones hacía la gran puerta de la torre, era Joseph, no el tío, quien sentía que le costaba cada vez más subirlos, como si una fuerza enorme estuviera impidiéndole entrar, Tenía la sensación poderosa de que estaba tratando de atravesar una pared de hielo. Se detuvo y sintió que lazos lo rodeaban y tiraban de él hacia abajo, hacia afuera. Se frotó con los puños los ojos súbitamente calientes, palpitantes. El mundo y él se estaban volviendo locos.
-¿Joseph? ¿estas bien?- Alma lo haló del codo, preocupada.
- Vamos, vamos, déjame ayudarte.
Esta vez vio de que se trataba. La vio. Pero esa mujer no era real, no. Era un fantasma, un espejismo, de pie en la colina del otro lado de la torre, el cabello largo, suelto en ondas a su alrededor, una mano extendida, una promesa en los ojos celestes, profundos ¿Cómo era que él veía esos ojos? Ella estaba demasiado lejos. Pero él los veía con claridad. Y tenía que ir hacia ella.
-¿A donde vas?
Oh, Dios. Él los miró: dos caras diminutas, llenas de confianza; la mayor, confundida en ese momento. ¿Que estaba haciendo? Meneó la cabeza con violencia, peleó con una náusea cada vez mayor, contra las venas que le estallaban en las sienes. Tenían que entrar. Pero cuanto más se acercaba a la puerta, tanto más le quemaban los pies. Sintió que lo atravesaban agujas congeladas. Se detuvo de nuevo, desesperado por respirar.
-Tienes que venir. Ven. No va a haber otra oportunidad- la voz en sus oídos era apremiante, incluso asustada.
-No va a haber otra oportunidad
-¿Que?- su tío y Alma lo miraban con los ojos muy abiertos, perplejos, preocupados. Abraham estaba demasiado dormido para notar que Joseph se tambaleaba o que tenía la voz ronca y extraña.
La voz musical se había enredado alrededor de Joseph y él descubrió que no quería escaparse de ella. Sabía también que no podría entrar en el castillo. El hielo era impenetrable. Hubiera querido respirar correctamente, pensar, determinar lo que tenía que hacer. Se tambaleó como si fuera a caerse y el tío le puso una mano en el brazo para ayudarlo a afirmarse.
-Quédate afuera un momento y recupera el aliento. Yo voy a entrar a los niños- el tío no oía la voz, no sentía el hielo, pero incluso en poca luz veía que los ojos de Joseph estaban llenos de una fuerza salvaje y que la piel le brillaba, blanca y después roja. Si iba a descomponerse, mejor afuera.
Joseph se inclinó con rapidez cobre su hermano y su hermana y los besó en la cara.
-Perdónenme. Ah, Dios, perdónenme.
Alma le tomó la mano y se la apretó pero no dijo nada. Él le tomó la cara entre las manos, la miró a los ojos. Los ojos castaños de ella eran más oscuros que los de él, más abiertos y más sabios. Sonrieron aunque la cara de ella seguía solemne. Después ella asintió, como si entendiera o se despidiera, él nunca lo supo. Amada hermana. Mejor amiga. Sangre de mi sangre ¡No! Él no los dejaría. Se recuperaría y entraría tras ellos.
El tío palmeó su hombro.
-Seguro te sentirás mejor en un minuto. Vamos a estar esperándote.
Y entraron. Y aunque después entraron otros, Joseph vio cómo se cerraba la puerta de hielo detrás de ellos, cómo la vida los chupaba hacia adentro. Estiró los brazos hacia ellos pero en ese momento volvió a llegar a sus oídos el susurro musical. Tenía que irse.
Casi flotó hacia la muchacha extraordinaria, seguro de que caminaba en el sendero del sueño.
-No, esto es real- le susurró ella aunque él no había dicho nada- Despídete de ellos-
Y le puso una mano sobre la boca. Y como en un sueño, él hizo lo que ella le pedía.
-Alma. Abraham. Los quiero. Que Dios esté con ustedes, siempre.
Quería decir más, tal vez repetir las mismas palabras mil veces, pero el sonido murió en su garganta. La muchacha dejó caer su fría mano de la boca de Joseph y la envolvió alrededor de los dedos de él, con amabilidad.
-No tiene miedo.
Los ojos de ella eran sinceros y él le creyó.
Ella aplicó un poquito de presión en la mano, lo suficiente para sacarlo de ese lugar terrible. él no sabía a donde iban y tampoco le importaba.
Habían salido de los muros de la ciudad y estaban en un claro iluminado por la luna. Él la miró a los ojos y se olvidó de que, hacía apenas una hora, había guiado a su familia hacia el castillo; luchó contra el deseo de preguntarse si alguna vez volvería a pasar por esa puerta ¿Quien podía pensar cuando miraba dentro de esos ojos? Y aunque era una locura pensarlo, a él le pareció que ella era la mujer mñas solitaria que hubiera visto jamás y, al mismo tiempo, una mujer perdida en el amor.
-¿Como te llamas?
-Joseph. De la familia Isaac. ¿Y tu?
-Brittania
-Un nombre antiguo
-Si. vengo de una familia antigua.
Se estiró hacia el oído de él y le susurró de nuevo. Una fórmula que provenía del principio del tiempo de los vampiros y que nadie comprendía. Pero el siseo colgó como una niebla alrededor de los dos. El aliento de él era caliente en el cuello de ella, los brazos la rodeaban, el pulso de él latía, agitado y los colmillos de ella se deslizaron hacia afuera sobre las encías. Con más dulzura de lo que creía posible, Brittania mordió.
Lo único que Joseph sabía era que necesitaba apoyar la boca en alguna parte de la piel de ella, como si ella le leyera la mente o, todavía mejor, compartiera su necesidad, deslizó la mano por la nuca de él y alrededor de su cara. Él apretó la palma de ella contra sus labios apenas abiertos, y se ahogó en una dulzura salada, en la presión de los dedos de ella sobre su mejilla. Había una tibieza en esa mano pequeña. Tibieza y humedad, aunque él no lo notó, y si hubiera registrado la sangre que caía desde el corte rápido en la piel de ella, la herida lo hubiera horrorizado más que la sangre que caía de su garganta seca.
Pero a esa altura, la verdad era que ya no podía notar nada.
Durante años sería para él razón de orgullo saber que, no era la forma en que él lo había imaginado, no en la forma en que pensaba que pasaría, había muerto de pie.
DATOS EXTRA
Luego de poder abandonar al humano Joseph Isaac, se bautizó como Padraic, el vampiro, pero en su arribo a Francia en el siglo XVII, tomó el nombre de Daniel Leoni, en una familia de renombre Italiana en la que suplantó a un hijo ilegitimo.
Como vampiro judío, Daniel guarda cierta humanidad en sí, tiende a sentir culpa luego de cualquier caza, pero no le resta pasión a la hora de asesinar.
Para los cazadores es conocido como el 6 veces centenario vampiro Padraic.
Su creadora Brittania murió a manos de un legendario cazador en Berlin.
Como vampiro judío, Daniel guarda cierta humanidad en sí, tiende a sentir culpa luego de cualquier caza, pero no le resta pasión a la hora de asesinar.
Para los cazadores es conocido como el 6 veces centenario vampiro Padraic.
Su creadora Brittania murió a manos de un legendario cazador en Berlin.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Daniel Leoni el Dom Dic 01, 2013 10:38 am, editado 3 veces
Daniel Leoni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 28/11/2013
Re: Daniel "Padraic" Leoni
FICHA EN PROCESO
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
Localización : Zona Residencia.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
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Re: Daniel "Padraic" Leoni
Ficha terminada
Daniel Leoni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 28/11/2013
Re: Daniel "Padraic" Leoni
OBSERVACIONES:
EN TU FICHA MENCIONAS QUE TU PERSONAJE POSEE 4 PODERES CUANDO DEBEN SER SOLAMENTE 3 (DE LOS QUE SE PUEDEN ELEGIR). EDITA ESA PARTE Y POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A DARTE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
EN TU FICHA MENCIONAS QUE TU PERSONAJE POSEE 4 PODERES CUANDO DEBEN SER SOLAMENTE 3 (DE LOS QUE SE PUEDEN ELEGIR). EDITA ESA PARTE Y POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A DARTE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
- Mensajes : 10717
Fecha de inscripción : 11/01/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
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Re: Daniel "Padraic" Leoni
Luego de leer la información sobre vampiros, eso fue lo que entendí, y el último poder es por aquello de ser mayor de 400 años, disculpe las molestias si mal entendí las reglas, espero en este momento esté todo en orden en esta ficha, Gracias
Daniel Leoni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 28/11/2013
Re: Daniel "Padraic" Leoni
FICHA APROBADA
BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADA DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADA DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
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