Reformada Historia

por **Guadalupe** Mar Dic 03, 2013 3:06 pm

Maximiliano ve marchar sobre Reforma, desde el alcázar, las tropas de Morelos comandadas por Zapata y dice a Peña: nieto, algo anda mal con ese populacho que va hacia la avenida Juárez.

Y asoma el otro pero afirma: no hay problema,
son los nuestros que desfilan para enseñar quién manda aquí y quiénes deben ser los sometidos “con estricto apego a derecho”. Además, ¿cuándo han servido los ejércitos a otros amos que a nosotros?

Para el reporte de los daños: viernes trece, nublado, gris, a veces rojo.

El campo de batalla: Tenochtitlan.

En su reducto el batallón magisterial (* gigantesco pero poco numeroso) formado por guerreros macehualtin, casi todos zapotecas que llegaron desde el istmo a acompañar a los tenochcas, con armamento pesado en el que había algunos palos, consignas, piedras, tubos y uno que otro llanto contenido (* además de la razón: pero eso cuenta poco), se dispuso a esperar desde la víspera un ataque envolvente del ejército enemigo constituido de policías federales, granaderos, (* cientos ellos sí, incluso miles, este dato está por ser verificado por algún historiador más objetivo) encabezado por tanquetas que avanzaban por la calzada de Tlalpan hacia la zona de los templos: ese zócalo, mientras por los canales iban bergantines y reporterines y fotografines (* los verdaderos periodistas eran pocos y casi todos para facebook y youtube) con sus cámaras de voceros oficiales que buscaban buenos ángulos para mostrar en las televisoras privadas la efectividad y limpieza del embate que debía acabar la resistencia a toda costa.

Al ver aquel tumulto y sobre todo a las hordas tlaxcaltecas, huejotzincas y la tribu autodenominada los “anarcas” (* aunque no parecían tener algún nexo con el anarquismo de Bakunin)lanzando piedras, cohetones y bombas Molotov a diestra y siniestra, incitando al grueso del ejército invasor a usar sus armas, entre las filas de los defensores algunos sugirieron la estrategia de retirarse poco a poco para reagruparse más allá (* rumbo a Tacuba) tratando de incorporar a más aztecas. Y así lo hicieron: abandonaron la trinchera, siempre asediados por aquellos castellanos recubiertos de cascos, rodilleras, escudos y toletes que de vez en cuando lograban atrapar a alguna profesora y le apuntaban con su furia (* hubo por lo menos un mentor con el cráneo reventado, y decenas de magullados por los golpes), hasta que llegaron cerca del monumento a la involución donde por fin pudieron descansar por poco tiempo, mientras alguna oscura dama resurgida de no se sabe qué agujero pestilente de la era de las castas colonial, decía a los granaderos persignándose: está bien, muy bien, para que aprendan.

por **Antigua** Lun Nov 17, 2014 2:26 am

El silencio es mucho, pocos mencionan la palabra maldita. Ayotzinapa. El lugar del fuego. Arrancaron a 43 estudiantes les robaron el rostro, los redujeron a restos "irreconocibles" o mas bien a restos que luego no querian reconocer. Quizás para borrar de ellos las señales de tortura a las que habrán sido sometidos. Quizás para dar tiempo a que el teatro fuera montado. Aburto, o como le llaman ahora Abarca y su esposa salen en la tele. ¡Los capturamos dicen! Pero nadie les cree. Como nadie les creyó antes cuando mataron a Colosio.

Dicen que estan investigando, pero no investigan nada, esperan que la gente olvide. Como se olvidaron de los niños quemados en las guarderías del ABC; ¡que se olviden todos de Atenco! que esos nombres no levanten los fantasmas de la ignominia.

La realidad supera a la ficción y nos da el argumento de una pelicula de terror, de terror de Estado. En la fosa aparece cualquiera, desde un sacerdote hasta los muchachos estudiantes, tu y yo. El morbo corre los rumores: -"dicen que los obligaron a cavar sus propias tumbas"- y si, todos estamos ya cavando las nuestras.

Pues asi reza nuestro labaro patrio; el himno nacional:

Antes patria que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen, tus campiñas con sangre se rieguen:

Sobre sangre se estampe su pie.

Nace un grito de guerra que estalla desde los corazónes indignados, que ya no pueden seguir el juego hipócrita de la mediatización. Una voz hecha de muchas voces, que crece clamando justicia y sé que alguien, desde algún lugar esta escuchando.

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