Thyra Nyx Reichërt | ID

Nombre Completo: Thyra Valerya Nyx Reichërt
Edad: 25 años aparentes. 50 años reales.
Lugar de Nacimiento: Suiza
Orientación Sexual: Bisexual
Raza: Cambiaformas

• Familia: Procyonidae
  
• Conversiones:
  

  Bassariscus astutus - cacomixtle norteño:

  Mapache - Procyon:

  Nasua nasua - Coatí de cola Anillada:

• Poderes:

  Habilidades y Atributos Innatos:

  Poderes Innatos:

  Poderes Propios:

Clase: Alta
Ocupación: Actriz en el Teatro (y espía ocasional).

Contradictoria. Lo primero que pensarás de ella es que finge ser lo que no es... O es tantas cosas al mismo tiempo, que tiene demasiadas caras. Lo gracioso es que, en ella, parecen complementarse. Pasa de un polo a otro rápidamente y sin que te des cuenta, y no resulta violento. Aunque sí extraño. Desinhibida, imprudente, desafiante, poseedora de una madurez que hace desaparecer "mágicamente" en sus aventuras de adolescente, y que hace resurgir con la misma facilidad cuando es necesario convocarla. Descrita como impredecible, rara vez alguien ha podido adivinar su siguiente movimiento. Tratas de leerle el pensamiento y resulta que estaba pensando lo contrario. Y lo peor es que parece que lo está haciendo a posta.

Testaruda. Le gusta hablar con la gente siempre y cuando la otra persona concuerde con ella. Tiene el defecto de ser terca hasta en esos pequeños detalles: puede escuchar tu opinión, pero intentará convencerte de que la suya es la adecuada y la mejor. Rara vez se rinde, así que prepárate, porque no se cansa nunca. Jamás lo verás involucrada en chismes y/o críticas. Si tiene algo que decirte prefiere hacerlo personalmente. Tiene la lengua afilada y, aunque sabe controlarla, a veces prefiere no hacerlo, simplemente. Normalmente prefiere mantenerse fuera de la vida personal y los problemas de los demás. No le interesan. Y aunque ella suele estar en boca de todos, tanto por su trabajo, como por la satisfacción que le produce ser el centro de atención, le importa poco lo que piensen de ella. Dile lo que quieras: si no le interesa hará oídos sordos... pero si le tocas demasiado las narices, no parará hasta destruirte.

Thyra se ha dejado la vida en algún infierno y no recuerda en cuál. Adora provocar, como muestra de esa esencia dominante y de querer tenerlo todo bien atado. ¿Ella pedir? Ella lo que quiere lo coge, y si no se lo das, probablemente te lo arrebate tras dibujar una sonrisa que te dejará boquiabierto. Vive cada segundo como si fuera el último, explora sus límites sin ser consciente de las consecuencias de vivir una vida altamente mortal. Ella es la mejor. La que pega más fuerte, la que sangra y se mantiene de pie, la que folla más duro. Resulta excitante, su cabello siempre alborotado, su expresión de saber lo que piensas, sus ademanes fieros y seguros y esa mirada insultantemente provocadora que te dice ven. Y tú vas. Aunque sepas que va a jugar contigo. Segura de sí misma y luchadora nata. Traviesa. Alocada. Con los pies en la tierra. Todo lo que puedas imaginarte... y más.

Hija de un noble despojado de sus tierras y títulos, no puede decirse que tuviera una vida precisamente fácil, pero tampoco fue un infierno. Su madre, también cambiaformas, murió de tuberculosis poco después de que ella naciera, de forma que se encontró en un mundo hostil a los de su especie, y sin nadie que pudiera enseñarle a controlar su naturaleza. Su padre siempre se mostró reacio a que su hija se convirtiera en su presencia, de modo que, todo aquello que aprendió tuvo que hacerlo por su cuenta, y lejos de su casa, refugiándose en la inmensidad del bosque que bordeaba su ciudad natal. Sus instintos animales despertaron muy pronto, motivando a la niña a convertirse en primer lugar en la más pequeña de sus conversiones, el cacomixtle norteño, gracias al cual pudo disfrutar del placer de escalar altos árboles sin apenas ningún esfuerzo. Toda la felicidad de la que no hacía gala durante su vida normal, salía a flote cuando cambiaba. Y aunque su padre sospechaba a dónde se marchaba la niña durante sus largos paseos, nunca dijo nada. No le importaba en absoluto.

Y este hecho se lo demostró con más evidencia cuando, tras su undécimo cumpleaños, le dijo a la niña en la cena que iba a casarse con otra mujer. Su nueva madrastra, además de resultar ser una auténtica arpía, sabía de su naturaleza, motivo por el cual insistió durante meses a su nuevo marido para deshacerse del "monstruito". Lo que Thyra no sabía, es que su madrastra, además de ser una vampiresa, había asesinado a todos sus anteriores maridos a fin de quedarse con sus tierras, porque, si bien su padre había perdido su fortuna, aún seguía siendo un conocido terrateniente. Tras un año nefasto en su relación familiar, su padre, a quien la vampiresa había lavado el cerebro, se deshizo de la niña y la mandó a un internado de París, donde pasaría los siguientes diez años de su vida. La verdad es que le hizo un favor.

En el internado, exclusivo para señoritas, "la niña que no crecía", como le apodaron, encontró a otros que, como ella, parecían estancados en el tiempo, creciendo mucho más lento que los demás niños. La institución parecía ser más una congregación de chicos y chicas con extrañas características, que una verdadera cárcel, y más cuando los propios profesores también poseían estas mismas características. Además de estudiar lengua, matemáticas y música, una anciana mujer la instruyó como cambiaformas, permitiéndole descubrir el resto de transformaciones. Lejos de su hogar y de sus restricciones, la niña disfrutó de su naturaleza sin tabúes, olvidándose tanto de su padre como de aquella arpía que le había robado el puesto que ocupaba en su vida. También durante su estancia en el internado, descubrió el talento que poseía en el arte dramático, abriéndose paso desde muy joven en el mundo del espectáculo, aceptando pequeños papeles en obras varias que se estrenaban por toda Francia. Fue una etapa realmente agradable, al menos, hasta ese día...

Una noche de Navidad, mientras paseaba por las calles de París, maravillada por el despliegue de vida de la ciudad en aquellas fechas tan señaladas, cruzó por un callejón donde unos hombres encapuchados intentaron secuestrarla. Presa del pánico, se convirtió delante de los atónitos ojos de los criminales quienes, tras capturar al "mapache", lo lanzaron al interior de un coche de caballos. Días después, era vendida a un circo ambulante, donde fue forzada a trabajar como trapecista y como "monstruo" para delicias de los espectadores. El dueño del circo, un auténtico tirano, se dedicaba a secuestrar personas para luego obligarlas a trabajar para él. Durante los seis años que pasó recluida allí, conoció auténticos portentos de la naturaleza, además de aprender a sobrevivir en la miseria. Se ganó el justo apodo de la "bailarina del aire", por sus proezas en la cuerda floja y el trapecio. Hasta que ella la encontró.

Una de aquellas cambiaformas con las que compartió su estancia en el internado, la reconoció al instante en una de las funciones que el circo ofertaba en la capital. Tras sobornar a los guardias para que la dejasen acceder a las jaulas de los animales, donde la obligaban a dormir, ambas se reencontraron. Fue ella quien la ayudó a escapar y a retomar su vida como una persona nueva. Su nombre, que aún era recordado en el mundo del espectáculo, y con su nueva fama como trapecista, le abrió muchas puertas. Fue así como llegó a ganarse un puesto en el teatro de París, directa al estrellato. Al margen de su conocido papel en este ámbito, trabaja eventualmente para aquella mujer que la ayudó a escapar de su cautiverio, como espía a sueldo. Una vez ganó el dinero suficiente para comprarse una casa, se hizo con una antigua mansión que reformó totalmente a su gusto, evocando su antiguo hogar en Suiza.

- Tiene tatuado en el lateral derecho del torso el número "47", que indica que fue la cuadragésima séptima "captura" del dueño del circo.
- Todo el mundo la conoce por "Thyra", aunque su nombre de nacimiento sea Valerya -pocas personas conocen este hecho-; mientras que Nyx (Diosa de la Noche en griego) era el nombre por el que la llamaban cuando estaba en el circo, aludiendo a que siempre vestía de negro en sus actuaciones, que se producían al caer la noche.
- Se siente muy vinculada a la cambiaformas que la ayudó a escapar, de una forma difícil de explicar con palabras.
- Habla con fluidez tres idiomas, el inglés, el alemán y el francés.
- Fuma en exceso.