Ficha de Lucinda Price

Lucinda es una joven polifacética. Ante las personas desconocidas se muestra cortante y fría, es bastante desconfiada con quien no conoce. Se muestra precavida con los hombres y las mujeres de clases altas, pues los primeros han sido los culpables de la mayoría de sus desgracias y las segundas nunca la han mirado bien, generalmente por envidia. Por otro lado debido a lo que ha vivido desde que fue convertida, ha aprendido a utilizar a los hombres para su supervivencia, y de esta forma mantenerse en una buena posición de clase media. Pese a ello, cuando alguien llega a ganarse su confianza, en pocas ocasiones, Lucinda es muy agradable y simpática, es capaz de dar todo por las personas a las que quiere. Además tiene sensibilidad por los animales, lo que le viene de su infancia, ya que pasaba gran parte del tiempo con ellos y los niños, ya que antes de morir estuvo a punto de ser madre.

Lucinda nació en 1475 en la isla de Tenerife, de manos de una mujer llamada Caseloria e hija del Mencey Bencomo perteneciente al norte de la isla. Fue la última de cuatro hermanos. La sociedad guanche estaba dividida en estratos definidos por la riqueza, en cabezas de ganado especialmente, diferenciándose por un lado la nobleza y por otro el pueblo. La isla se dividía en territorios cuyo rey era el mencey (nombre dado al monarca de los guanches de Tenerife, que regía un menceyato o territorio). Por lo que en su contexto Lucinda venía a ser algo así como una princesa. Para la época en la que murió, Lucinda hacía poco que había sido casada, por medio de un matrimonio concertado, con el hijo de otro Mencey. En ese entonces estaba en los primeros meses de un embarazo.
En abril de 1494, y procedente de Gran Canaria, desembarcó el conquistador Alonso Fernández de Lugo, enviado por los Reyes Católicos de España, en la costa de Santa Cruz de Tenerife con una tropa de peninsulares y canarios, procedentes de otras islas, formada por unos dos mil hombres de a pie y otros 200 a caballo. Tras levantar un fortín se dispuso a adentrarse hacia el interior de la isla. Las tropas castellanas sufrieron una derrota a manos de los guanches en la Primera Batalla de Acentejo en 1494. Sin embargo, los guanches, superados por la tecnología y por las nuevas enfermedades a las cuales no eran inmunes, cayeron frente a las tropas de la Corona de Castilla en la Batalla de Aguere y en la Segunda Batalla de Acentejo culminando la conquista en septiembre de 1496.
Durante la batalla Lucinda calló enferma de gripe, y antes de ello, debido a las invasiones en su territorio tuvo un aborto. Su familia y su cónyuge murieron durante la batalla y los que no, fueron tomados como esclavos y no los volvió a ver. Por suerte o por desgracia, uno de los generales de las tropas castellanas quedó prendado de ella y la rescató de la muerte, no del todo, pues resultó ser un vampiro, y antes de que la gripe acabara con ella, la convirtió pretendiendo así, que ella fuese su pareja.
A pesar de que la salvara, Lucinda sentía un profundo odio, asco y rencor por todos los hispanos, ya que fueron ellos quienes le arrebataron todo aquello que apreciaba. Con lo cual nunca se mostró receptiva con su "salvador". Así es, que tras unos largos años a su lado, aprendió a fingir ser la mujer que él quería para sí, hasta que encontró la forma de escapar de su lado. Esto hizo que perdiera la protección que él le ofrecía, por lo que se vio sola, ante un mundo desconocido en el que poco a poco se abrió paso y aprendió a utilizar a hombres de dinero a su antojo para sobrevivir, a base de seducirlos y manipularlos para sacarles el dinero. En la actualidad hace pocos meses que se ha trasladado a París, donde pretende continuar su vida.

Lucinda posee el dinero que obtiene de los hombres y con el cual sobrevive y se compra ropas que la sumergen en la clase media-alta. Durante los años que pasó con el general, aprendió a leer y a escribir. Desde entonces lee muchos libros, cada vez que puede, y gracias a ello ha aprendido francés e inglés por su propia cuenta. Se cambió el apellido a Price, para que nadie pudiese averiguar su verdadero origen. Con el dinero obtenido por la venta de varias joyas que le han regalado, se ha comprado una pequeña casa pero bastante bonita y bien decorada a las afueras de la ciudad, de forma que no llame demasiado la atención.