A mi hijo no nato

por **Leigh Lezarc** Miér Abr 30, 2014 12:55 pm

Así empiezo a escribirte a ti, al hijo que no conozco aún y en medio de mi molesta pérdida de memoria. No sé qué fecha es hoy para empezar y por eso sólo lo llamaré "Día 1" y así sucesivamente porque recuerdo como contar. Tampoco sé en dónde estoy, sólo sé que pronto se terminará la llama de la vela que me permite ver las letras que escribo y de nuevo quedaré en la penumbra como suele suceder desde hace casi 90 días...

Día 1

“Eres a mis pensamientos
Como la comida al ser viviente”

Es extraño no poder recordar que era de mi vida pero sentir que llevo una vida dentro a raíz de todo eso. Sé bien lo que significan muchas cosas y el hecho de saberme embarazada es una de ellas. Me siento preocupada, tengo una vaga inquietud y un miedo inexplicable por lo que pueda suceder, no sólo por mí, sino por ti. Son tantos factores los que influyen que me siento confundida. Por un lado eres la única felicidad que conozco desde que abrí los ojos y me encontré en un lugar desconocido, pues desde que supe que existías dejé de sentirme sola y albergué la esperanza de tu presencia como el aliciente a todo mi sufrimiento. No me importa de dónde vienes, porque yo haré lo imposible para marcar hacia dónde vas.

Trato con todas mis fuerzas de no sentir miedo, ni inquietud, ni desaliento. La opción que tengo es decirme a mí misma que debo ser valiente por el hecho que estás tú ahí o, más bien debería decir, aquí.

Me pregunto si alguna vez escribí un diario… ahora que comienzo a hacerlo, me doy cuenta y siento que quizás nunca una página en blanco me ha parecido tan tentadora y a la vez tan comprometedora como esta primera página de mi diario. Tentadora por la misma razón que pensé esta mañana que iniciaría un diario para Julien, Thomas, Luciana o como decida llamarte, para que puedas leerlo cuando tengas la edad apropiada. Esto me obligó a pedirle al hombre que me tiene encerrada que me permitiera escribirte aunque él tuviera que revisar todo. Unas horas después, me trajo unas libretas y casi pudo asegurar que podré escribir cuanto quiera acerca de ti y de este proceso que espero no poder olvidar. Este mismo impulso aún perdura en mí y el recordar que no tengo memoria lo sigue aumentando con creces.

Mientras escribo, se me ocurren una serie de preguntas difíciles de contestar ¿Hasta cuándo podré llevar mi diario? ¿Lo podrás leer y conservar aun cuando yo cierre mis ojos para siempre? ¿Cómo era tu padre? ¿Te amaría si supiera que llevo parte de él dentro de mí? Algo me hace creer que tú también preguntarás lo mismo en cuanto puedas y no te imaginas cuanto daría por poder responderte.

No tengo idea de cómo me llamo, pero me digo que voy a ser madre, que ya lo soy desde hace por lo menos tres meses que es el tiempo que puedo recordar. Durante ese tiempo me fue difícil escribirte, ni siquiera se me pasó por la mente hasta hace unos pocos días en que me encontré frustrada al no saber cómo podría prevenir una nueva pérdida de memoria. No sé si es algo que venía presentando de siempre, pero tratándose de ti prefiero tomar mis medidas y no correr el riesgo de perderte también a ti en otro “accidente” mental.

Todo esto me hace recordar cuando supe que estabas. La confusión fue enorme y los ojos se me llenaron de lágrimas. Cuando todo inició me sentía muy mareada, con nauseas frecuentes y con las emociones por completo alteradas. Pensé que todo era a causa del encierro y del choque que implicaba no saber nada de mí, hasta que ese hombre extraño me dijo que tenía dos corazones palpitando en mi interior. Debo admitir que no lo entendí y aun no comprendo cómo pudo saberlo él con apenas mirarme, pero al menos me ha dado algo mejor para comer que las miserias con las que me alimentaba antes. Temo por esto, no sé qué intensiones tenga contigo tan extraño hombre y debo ver qué puedo hacer, necesito escapar.

Si llegas a preguntarte cómo hice para ocultar estas últimas líneas, la respuesta está en que rompí otras hojas fingiendo desespero sólo para que él no las pudiera contar. Deshice muchas, las partí en fracciones muy pequeñas y oculté esta, la real.

por **Leigh Lezarc** Lun Jun 23, 2014 6:07 pm

Carta número 2

“Es increíble como alguien tan pequeñito puede hacer sentir algo tan gigantesco”

¿Cómo pude yo haber tenido la noción de la hercúlea tarea que supone escribir un diario? He tenido mucho tiempo libre, pero mi mente ha vagado lo suficiente como para dudar sobre lo que debía escribir. Lo intenté, claro, pero mis hojas parecían recuentos de quejas y quejas y tras leerlo un par de veces me di cuenta que no era eso lo que quería que leyeras.

Por ahora y según mis cálculos por encima, debes tener casi cinco meses, he contado casi dieciocho semanas desde que supe que existías. Ahora escribo de nuevo porque he empezado a sentirte por primera vez. Siento cómo te mueves, cómo das tus primeras pataditas y es cuando más me pregunto qué serás. También noto que he subido de peso aunque no demasiado, sigo siendo de brazos delgados aunque no tanto. No sé por qué, pero últimamente recibo alimento más seguido y eso incluye más frutas y verduras de las que recuerdo haber comido. Como ya te había dicho, eso me gusta porque sé que creces fuerte, pero me preocupa demasiado porque no entiendo el motivo de cuidar de mí porque te tengo. Pero daría mi vida por cuidarte sin importar de donde provengas. Ayer el hombre que me tiene encerrada se quedó durante mucho tiempo sentado frente a mí, solamente viendo mi abdomen y mis pechos hinchados como si sufriera y se preocupara. Frunció el ceño la mayoría del tiempo y vigiló que comiera lo que me había llevado. Por eso sé que le importas tú, pero no sé si también le perteneces a ese extraño hombre. Sin embargo no me importa, he decidido que solamente eres mío y que no voy a dejarte en manos de alguien que es capaz de tener a otro cautivo como si fuera un pequeño animal que puede domesticar.

Aun así nada me importa aparte de ti, porque sin verte ya le diste sentido a mi vida, llena de vacíos y con tantos recuerdos faltantes. Sólo te recuerdo a ti, tu proceso, tu crecimiento. Me gusta que puedo sentir que te acaricio cuando duermo. Mi vientre ha crecido, es obvio que existes y que cambias mis pensamientos, mi postura, mi cuerpo completo... incluso pareces hacerlo con mayor velocidad. Ahora me cuesta un poco respirar, me siento cansada y dolorida. Supongo es porque ahora te mueves e incluso me haces llorar cuando te hablo y pateas como si me oyeras. De hecho creo que ya lo haces. Es por ello que cada vez que me acuesto a dormir creyendo que es de noche, acaricio mi vientre y te hablo hasta quedarme dormida, hasta que sin saber cómo, me quedo tranquila y abro los ojos de nuevo cuando tú mismo o tú misma me despiertas porque te mueves.

Tengo un par de meses más, amor, para idear el modo de cuidarte y llamarte. Por ahora sólo puedo asegurar que mi modo de amarte será el que te mantenga con vida, conmigo. Aunque no recuerde quien soy, sé quién seré cuando de protegerte se trate.

por **Leigh Lezarc** Dom Jul 27, 2014 1:20 pm

Carta número 3

“No hay nada que temer. Entregaría mi vida con tal de ponerte a salvo”

He suspirado más veces de las que he intentado escribirte en todos estos días. Cada vez se me hace más complicado poder dejarte un registro de lo que sucede mientras creces dentro de mí y te haces sentir con tal dulzura que me resultas cada vez más maravilloso.

Desde la última vez que te escribí he tenido compañía constante aunque no muy agradable. Quien me visita es una mujer de enorme contextura y tal fuerza que me ha dejado marcados sus dedos sobre mis brazos. Se encarga de amordazarme y atarme las manos antes de sacarme a un patio trasero para que me pueda dar algo de sol. Dice que tú lo necesitas y que nada de esto lo hacen por mí. Habla extraño y me cuesta comprenderle, pero no necesito que diga más para saber que quieren separarte de mi lado.

Mientras estoy afuera sintiendo un poco de calor que me da algo más de fuerzas, observo con detalle las altas paredes que resguardan el lugar. No puedo gritar, ni correr tampoco. Poco podría hacer con estas piernas que me flaquean y el peso del vientre hinchado aunque no es demasiado. Sin embargo planeo escapar a como dé lugar. Por ahora me gusta saber que te gusta el sol. Apenas el calor da sobre la piel despejada en mi vientre tú te mueves como si buscaras acomodarte y luego te quedas muy quieto, como si lo disfrutaras.

La primera vez que salimos ella me tomó la mano y acarició con sus dedos las líneas de mi mano. Dijo que me dejarían donde él me encontrara pero no sé a quién se refiere. Sólo presiento que no podré notarlo. Siento que la angustia empieza a matarme, aunque lucho con todas mis fuerzas para que, llegado el momento oportuno, pueda escapar cueste lo que cueste.

En la tercera salida algo me motivó más de lo que habría imaginado. La brusca mujer me tomó las manos de nuevo como si en ellas pudiera saberlo todo y me dijo que tenía exactamente seis meses y que serías un niño. Recuerdo bien que me mordí los labios y contuve toda mi emoción para no demostrarle nada a esa desagradable y sospechosa mujer. Pero aquí puedo decir que esta alegría me infunde tal aliento que sería capaz de matar sólo para mantenerte a salvo a mi lado. Sea como sea voy a lograr que esto llegue a tus manos, que puedas saber lo que sucedía mientras crecías en calma como si quisieras ayudarme de algún modo con eso.

Me motivas, mi pequeño. Ahora puedo llamarte así, sin la duda de qué serás. Le creo a la mujer extraña de la que te hablo, algo dentro de mí me dice que tiene razón en eso. Por ahora no puedo escribir mucho porque no sé cuándo aparecerá. Mientras tanto me preparo para que el sol nos de fuerza a los dos, necesito que la tengas amor mío.

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