• Do it yourself •

por **Gerde** Vie Jun 27, 2014 4:38 am

Sus pasos apenas resonaban por el silencioso lugar, mientras trataba de escabullirse para pasar desapercibida y poder entrar en la sección de libros que quería. Sienna llevaba ya demasiado tiempo esperando soluciones y poco habían avanzado con su caso. Tenía la sensación de que el médico le daba largas, que parecía solo estar aprovechándose de la clínica psiquiátrica para poder vivir allí, pero no era así, ella quería poder curarse.

Sus pérdidas de memoria continuaban, aunque a veces creía que soñaba cosas, o que tal vez eran recuerdos. si hubiera vivido sola podría haber pensado que era sonámbula o algo parecido, y que aunque no pudiera recordar nada hacía cosas. Pero eso no parecía tener mucho sentido pues siempre estaba en el hospital, normalmente sus pérdidas de memoria ocurrían allí, encerrada bajo vigilancia. Así que algo extraño debía estar pasando en su cabeza, ¿se estaría volviendo loca?

Se pasó el oscuro cabello por detrás de la oreja como una costumbre que tenía, mientras sus ojos se deslizaban por todos aquellos tomos de medicina, sin saber que estaba muy lejos de lo que realmente necesitaba, pues no tenía enfermedad alguna, simplemente su cuerpo albergaba dos almas, una de las cuales luchaba fervientemente por quedárselo, mientras la otra, la suya propia, defendía con garras y dientes lo que era suyo. Pero ella, Sienna, no tenía ni idea de todo aquello, ni siquiera sabía los poderes innatos que poseía desde su nacimiento, permanecía completamente ajena a su verdad.

Dejó escapar un suspiro y se estiró un poco para poder alcanzar un libro de medicina psiquiátrica que parecía bastante nuevo, creyendo que tal vez ahí encontraría alguno de sus síntomas. Lo agarró con los brazos, pues pesaba bastante, y se tambaleó un poco a punto de caerse. Habría ido a una de las mesas donde le resultaría más cómodo, pero no le apetecía estar atrayendo las miradas de los parisinos, ya que a fin de cuentas era una extranjera, y una bastante llamativa debido a sus rasgos orientales.

Así pues, tomó asiento en el mismo suelo, entre las dos estanterías, cruzando las piernas y colocando el libro en el agujero que quedaba en medio, para comenzar a pasar las páginas. Agradecía que su abuela le hubiera enseñado a leer, pues ahora podía sacar algo en claro de toda esa maraña de letras, aunque no fueran en su idioma materno. No había visto a nadie pasar por ese pasillo, así que esperaba no interrumpir el paso.

por **Kaien Frenthig** Dom Jun 29, 2014 2:43 am

Hasta tus ojos pueden mentirte cuando
desconoces la verdad de tus propios pensamientos
como una serpiente mordiéndose su cola sin saberlo.

Cuando había estado en mi placido y estable cuna de posibilidades en Atenas, había aprendido una serie de idiomas, una serie de ciencias y una serie de… historias, por lo cual no mucho de lo que pasara a mi alrededor me causaba una loable sorpresa, más bien era como una coincidencia de algo que ya estaba en mis manos. Alce la vista en las estanterías pensando si realmente valía la pena el sacrificio de hacer todo esto, era cierto que yo era el sujeto más interesado en hacer tratos en el mundo… pero aprender historia de otro país y sus costumbres solo para conseguir un negocio no muchas veces lo pillaba y lo golpeaba de frente con su ignorancia cruel.

De cualquier manera ya estaba en eso, si tenía que aprender de los españoles no tendría de otra mientras todo tuviese su cuota de premio, pero eran muchos libros, toquetee el lomo grueso de uno de ellos Historia y relaciones socioeconómicas del imperio español, en razón a la verdad preferiría leer otra cosa menos… practica, pero no tenía ninguna lógica, suspiré, volví a tomar el libro y lo metí en el mismo lugar de donde lo había sacado. Seguramente ahí habían cosas muchos más interesantes que leer, pero he ahí el sujeto que por negocios estaba dispuesto a aprenderse toda la historia de otro país, además de su idioma, para tener una actuación satisfactoria, pero ¿Qué más daba? Siempre podía desaparecer y fingir que no había hecho ningún tipo de trato con ningún borde duque sacro-romano atiborrado en dinero y con ganas de comprar cuadros antiguos de mujeres desnudas.

Cosas totalmente olvidables, de esas que pasando por la esquina no recuerdas por donde tenías que ir.

Para mi sorpresa cuando salí del pasillo había bastante gente en la biblioteca, rodee los ojos, toparse con mucha gente no era lo ideal cuando estabas planeando escapar de esa zona prontamente; rodee el anaquel y me fui por un fondo más estrecho entre diversas categorías que colgaba pesadamente entre las separaciones de las estanterías, como diciéndote lo cruel que era que no entraras por ahí y leyeras algo de su sección (algo así como cuando rechazas a una chica guapa solo porque viste un auto en la esquina, estúpido), comencé a mirar la repisa más alta, y anotaba el patrón en mi cabeza de a que en ellas habían tomos más viejos de lo usual, que parecían casi inalcanzables para personas de estatura normal, como si se burlasen y quisieran ser la monarquía de los demás, me metí en una de las hileras de estanterías mirando una serie de tomos antiguos, medicina, eso sonaba mucho más útil que lo hacía anteriormente, o por lo menos, con una práctica que podía auto-salvarme de mi imprudencia, seguía pegado mirando arriba, riéndome de lo alto y sinsentido de mis pensamientos.

-¿Uh? –Baje rápidamente los ojos cuando, aun cuando no era con la intención ni la fuerza para hacerle algo a alguien había chocado contra algo, la espalda de una chica pelinegra me atrapo entre las estanterías y parpadee atontado hasta reaccionar- Oh, Zeus… Lo siento Señorita –Me gruñí mentalmente por mis creencias burdas, ¿Algún día iba a dejar de creerme esas cosas griegas? Bueno… aunque pensando que nosotros existíamos era… patético no darles una oportunidad ¡Ba! Ese no era el punto, rodee un poco el lugar donde estaba para ponerme a su costado y dejar de importunarla- No la vi, estaba… mirando hacia arriba y… –Explicación estúpida y verdadera porque estaba solamente mirando hacia arriba pensando en la monarquía de los libros que era aún más patético- Lo lamento mucho otra vez ¿Está usted bien?

por **Gerde** Dom Jun 29, 2014 5:07 am

Siempre trataba de centrarse en la misma búsqueda, en la que abarcara trastornos mentales, problemas de lagunas de memoria o cualquier otra cosa que pudiera sonar relacionada. Pero cuando un libro de medicina tocaba sus manos, era imposible no distraerse un poco mirando otras cosas. A veces no podía evitar poner caras raras ante los desagradables dibujos que aparecían en aquellas páginas, o simplemente no era capaz de entenderlos, ya que nunca había visto el cuerpo humano por dentro.

Justo acababa de llegar a la categoría que buscaba, problemas neurológicos, del cerebro, cuando sintió algo golpear su espalda y hacer que se fuera ligeramente hacia delante. Vaya, ahí estaba, había terminado siendo una molestia para el paso, y eso que aquel pasillo no era prácticamente transitado por nadie. Cerró los ojos, murmurando por lo bajo alguna petición para que no la regañaran. Sabía de sobra que su aspecto no era el de una doncella de bien, era una chica con ropas de clase media, sentada en el suelo de la biblioteca como si tuviera diez años y pudiera permitírselo sin ser mirada con extrañeza. Algo así, para una extranjera, no era precisamente lo mejor, pero bueno, al menos aquel hombre -pues la voz fue masculina- tuvo la educación de disculparse, así que suspiró y alzó un poco el rostro para poder mirarlo, y fijarse en sus ropas caras.

— No se preocupe, señor. — dijo suave, pues en una biblioteca no iba a ponerse a gritar, aunque igualmente su voz siempre era delicada y baja. Se puso en pie despacio, cerrando el libro para tener más comodidad y sacudiéndose un poco la falda que traía puesta, sin saber que su piel ya conocía de sobra las telas más exquisitas que pudiese conocer, claro que eso era solo cuando Samara tomaba el control y llevaba su vida en la alta sociedad, tan diferente a la suya, que subsistía con lo que su abuela le había dejado y lo que ella podía ir ganando por ahí. Una vez estuvo en pie volvió a mirar al hombre, más alto que ella, que de por si ya era bajita dada su raza, y le sonrió ampliamente — Discúlpeme, estaba sentada donde no debía, el error ha sido mío. — ladeó un poco la cabeza, mordiéndose el labio inferior y mirando hacia la zona común, que allí apenas se apreciaba en una pequeña parte — Es que hay demasiada gente en la zona de las mesas y pensé que aquí podría estar más tranquila, ya que apenas entraba gente. Aunque ya sé que eso no es excusa para una falta de educación como esa. Así que no se preocupe, estoy perfectamente. — una dama tirada en el suelo en un lugar público, obviamente la que tenía que disculparse y sentirse incómoda era ella, así que trató de hacer sentir mejor al caballero con su sonrisa, sujetando un poco mejor el gordo libro entre sus brazos. Ahora tendría que llevárselo a las mesas, al menos esperaba recordar en qué página estaba lo que buscaba y no volver a distraerse con todo lo demás.

por **Kaien Frenthig** Dom Jun 29, 2014 4:04 pm

Si el alma fuese como libro
las cadenas más ardientes
lo rodearían para no ser tocado.

Si lo pensaba detenidamente quizá en mi vida, solo me había topado con una o dos personas de origen asiático, ni para hacer amigos ni enemigos, simplemente una casualidad, no estaba acostumbrado a ellos para ser sincero, pero era solamente una estúpida ficción, ya que como no había tratado con uno en profundidad no tenía ni la más mínima idea si su pensamiento era precisamente diferente al nuestro; pero claro, todo esto se basaba en un extranjero, no podía ser prejuiciosos, tenía que centrarme otra vez en el planeta tierra. Cuando la vi voltearse con ese cabello negro, rasgos suaves y una voz tenue parecía más una pequeña chica amable y algo tímida.

-“Con una sonrisa amable también, quien lo diría…” –No lo pensaba solo porque me pareciese extraño, sino porque… bueno últimamente me había encontrado con personajes un poco… extraños, un poco de afiliación sin doble sentido me vendría muy bien para no estar a la defensiva todo el tiempo.

Su expresión me recordó a una niña tratando de salirse de un problema, aunque no lo podía ver todo, era… tierno, por decir lo menos, pero así su apariencia no parecía reflejaba una alta alcurnia, cosa que no le sorprendía porque raramente alguna señorita de esa clase estaría en una biblioteca, teniendo una en sus propias mansiones y regodeándose con algún té o vino fino de algún país rebuscando en el globo terráqueo; simple pero pulcra, había andado por tantos lugares, pasando hasta por lugares más bajos y sin moral del pueblo que sabía de sobra que una apariencia ni el dinero que tuvieses servía para juzgar a alguien, contando, siempre con lo obvio, que el dinero te volvía más cruel e ingrato por su mismo poder, por mi parte aún cuando tenía el suficiente dinero para hacer lo que quisiera jamás le había dado la importancia que tenía, o supuestamente tenía, simplemente estaba ahí, mientras hacía negocios que podrían hacerme perder más de lo que ganaba, por ello terminaba, como siempre, solo con la emoción del momento y sin una ganancia tangible por la cual alguien se jactaría.

-La entiendo, creo que por la misma razón estaba por estos pasillos, demasiada gente para ser una biblioteca, creo que estoy sorprendido de la necesidad de culturización de este país –Solté aunque quizá me estaba explayando demasiado innecesariamente, acostumbrado que en Atenas la gente escuchaba la historia en murmuraciones y en tiempos de cambios la biblioteca era casi un recurso prohibido al cual acceder, que la gente ignoraba a propósito- Lamento no haberla visto, creo que es un buen lugar para no ser interrumpido, solo tuvo la mala fortuna de encontrarse con un hombre descuidado como yo. Mi nombre Kaien, mucho gusto en conocerla Señorita... –Baje la cabeza apoyando contra mi estomago una de mis manos para saludarla de forma apropiada, ya que de por si no me había comportando decentemente pasando a empujarla, algo debía hacer para intentar arreglarlo, levante la cabeza otra vez para volver a clavar mi mirada en ella.

Sonreí un poco, aunque no era una de mis aficiones, para responderle a la suya propia, verla parada con ese enorme tomo entre sus brazos era bastante encantador, aunque no podía evitar pensar que sus rasgos eran más elegantes de lo que podía pensar de una persona de su origen, había aprendido algo nuevo, he ahí la utilidad de las bibliotecas, aunque no era la forma usual en que le dabas un uso a ellas, pero todo era válido, me quede mirando el tomo que estaba leyendo, al igual que ella antes, ladee levemente la cabeza como en modo de cuestionamiento.

-¿Está usted interesada en la medicina Señorita? ¿O trabaja en ello? –Para cuando me quise recriminar en la idea de seguir interrumpiéndola en su lectura, de la cual seguramente estaba bastante interesada para estar ahí totalmente absorta en ella, pero ya que había hecho lo inevitable (para un personaje como yo que de vez en cuando se pasa de imprudente), debí prometerme a mí mismo dejarla en paz después de ello.

por **Gerde** Dom Jun 29, 2014 5:34 pm

Era agradable, muy agradable, encontrarse con hombres educados, o simplemente con personas que no te miraban como si fueras un sujeto proveniente de una feria de extrañas criaturas o de un circo gitano. Es por ello que la sonrisa de la muchacha apenas llegó a borrarse mientras escuchaba al desconocido, que no tardó en darle su nombre. Soltó una risita, sacudiendo la cabeza.

— Mala fortuna habría sido encontrarme con alguien que se golpeara conmigo y además me culpara con ello. — se alzó de hombros, sin darle mayor importancia. Realmente le agradaba la actitud del hombre y no estaba molesta en lo absoluto por su pequeño accidente, que tampoco había sido tan serio como para darle tantas vueltas — El gusto es mío, señor. Yo soy Sienna, exploradora de bibliotecas y criatura que pasa fácilmente desapercibida. — intentó bromear, en referencia a no haber sido vista por el hombre. A fin de cuentas era pequeña y delgada a causa de su raza, así que tampoco era raro que a veces ni se fijaran en ella.

Había pensado que la conversación y las formalidades terminarían ahí. Las personas adineradas o de una clase social alta siempre estaban ocupadísimos. Tenían negocios que atender, personas mucho más importantes que ella a las que prestar atención, o en caso de los hombres, hermosas mujeres con las que pasar las noches y las tardes, en lugar de entablando una conversación con una extranjera cualquiera en una biblioteca. Pero al parecer se había equivocado, pues él volvió a hablar, esta vez preguntando incluso.

— Ouh...— agachó la mirada hacia el libro, saliendo un poco de su asombro, pues hasta había alzado las cejas. Luego negó con la cabeza y lo volvió a mirar — Bueno, más bien lo primero. ¿Nunca ha escuchado la frase de "si quieres algo bien hecho es mejor que lo hagas tú mismo"? — no sabía si se iba a enrollar demasiado, si tal vez él solo había preguntado por cortesía o siquiera si era educado contarle cosas íntimas a un desconocido del cual solo sabías el nombre, pero hacía tiempo que se sentía bastante sola en parís, necesitada a veces de una mano amiga o familiar, o de un pequeño consuelo. Sonrió, tanteando con los dedos el lobo del libro, sin moverlo mucho porque pesaba demasiado — Digamos que alguien importante para mi sufre un problema de salud, pero no parece que los médicos estén haciendo mucho por ayudarle. Así que pensé que tal vez pudiera encontrar algo de información en los libros, aunque solo fuera por poder entender un poco su situación. — su tono se había puesto algo más triste, así que en cuanto terminó sonrió de nuevo y clavó sus afilados ojos en el caballero, tratando de restar importancia a la situación — Es un poco aburrido, lo lamento. Tal vez esperaba que fuera una enfermera con conocimientos médicos o una de esas revolucionarias damas que quieren ocupar el lugar de los hombres con sus habilidades. — se alzó de hombros, cambiando el peso de una pierna a otra, porque empezaba a ser pesado tener el tomo en los brazos, definitivamente si la conversación se extendía lo dejaría a un lado para que no incomodara más y ya lo volvería a coger al marcharse — ¿Usted llegó aquí porque es médico, tal vez?— aunque había dicho anteriormente que estaba allí por el silencio, era una buena manera de desviar la atención hacia él.

por **Kaien Frenthig** Dom Jun 29, 2014 9:59 pm

Até mi silencio a mis propios pensamientos
porque si fuese a decir mis verdades ni yo mismo me
soportaría en las profundidades del infierno.

Aunque me sorprendía un poco de que llegase a razón de descortesía, esa forma también había que considerar que muchos personajes de alta alcurnia tenía ese deje de superioridad por la cual pisoteaban hasta a su propia familia si podían; ella era tan menuda y con esa apariencia frágil que más que una critica el hecho de decir que pasaba desapercibida no sonaba más que como una media verdad, sobre todo si era alguien que le gustase andar metida en los libros, y la comprendía, pues pasar desapercibido era una de sus “habilidades” literalmente, más que nada cuando estaba transformado la idea era hacerse lo menos notorio posible y darse una vuelta completa por las calles parisenses sin dar ni la más mínima pizca de interés en su forma.

-Sienna… Es un nombre precioso, Señorita que ´pasa desapercibida mientras explora bibliotecas´ –Devolví su broma mientras mantenía una tenue sonrisa en los labios al escucharla, casi en mi cerebro decía ¡Aleluya! Por no estar medito en alguna cuestión confusa y sin sentido de las que normalmente terminaba envuelto y atado a un poste.

Me reí internamente, sin poder evitarlo "si quieres algo bien hecho es mejor que lo hagas tú mismo" era una de esas frases que me repetía constantemente y que terminaban llevando solo a un millón de problemas sin pies ni cabeza cuando le dejaba mi trabajo a otra persona, eso era una de las cosas que más recordaba mientras estaba en este trabajo, mi nombre resonaba en Grecia con cierta popularidad y no precisamente en los términos que algún comerciante común quisiera, era el sujeto que podía conseguir lo que quisieras, por muy estúpido, raro y escaso que fuese, como un juego de estrategia y acción al mismo tiempo, lo cual, de por si te tenía como una soga apretada al cuello por cualquier otra cosa que quisieras hacer; por muchas razones había salido de una ciudad a otra para perderme por un tiempo y que olvidaran mi rostro para luego volver a lo mismo, hacer las cosas bien, no era algo que yo realmente lograra 100% para mí mismo, para otros claro, con mucho gusto, pero era como la típica razón por la cual puedes ayudar a otros pero no a ti mismo, patéticamente cierto.

Aun así cuando ella siguió contándome sus razones comprendí que expresamente no todo el mundo estaba ahí por mera negociación de conocimientos; entrecerró los ojos ante sus tono triste y luego, como si jamás hubiese dicho nada, volvió a sonreí, “resiliencia” me dije a mi mismo, como una de las capacidad de las que yo tenía también bastante poca. Ella tenía todos los rasgos de una persona que sabía demasiado bien su posición que, reamente contrastaba lo que ella era con lo que los demás decían ser gracias a su poder económico, para mis adentros, me dije que eso era algo demasiado estructurado, algo de lo que muchas y muchos gastaban sus uñas intentando no ser más ni menos, cerré los ojos por un momento, como pensando en las personas que había conocido, y en los lugares que reflejaban esa misma actitud.

-Espero que la persona por la cual esta tan preocupada sea ayudada correctamente y se recupere satisfactoriamente,ciertamente los médicos de ahora no están muy interesados por ayudar sino más bien por mantener retenidos a las personas en un lugar y sacarles el dinero –Mantuve firmemente los ojos puestos en los rasgos de ella, tan finos y tersos pero con un filo particularmente cautivador- Estoy seguro que sí lo intentara usted podría hacer lo que quisiera, no es algo que dependa de algún tipo de poder económico, más bien de los verdaderos deseos que tenga de hacer algo… –Tome por mi lado del borde interior de la chaqueta que llevaba puesta, quizá demasiado para ir solo a una biblioteca pero que solo había tomado pues era lo primero que estaba en la puerta del armario, la solté a desgana como arrepentido, yo no era precisamente el sujeto que más estaba dispuesto a aprender de contrastes sociales- Por mi lado yo no soy médico… yo…

Y se me quedo la lengua trabada en la boca, mire durante unos segundos sin saber que hacer a una estantería cualquiera, vamos, ella tenía una apariencia más bien frágil e inocente tratarla como un posible cliente no era lo más adecuado, involucrar a alguien solo por mi nula capacidad real de interacción fuera del área de los negocios con las personas no era lo más caballeroso de la vida, solté un suspiro que esta vez sí salió de mis labios, no tenía realmente una “profesión” más bien, una… afición no muy segura por conseguir cosas, casi como si fuese un problema psicológico, quizá hasta eso fuese el motivo que termine ahí, como el destino, tenía que analizarse a mí mismo.

-Algo así… como un comerciante, con el que puedes conseguir lo que desees –Sonreí levemente aún con los ojos cerrados y encogiéndome un poco, eso sonaba bastante estúpido pero no me quedaba de otra que omitir detalles innecesarios- ¿Uhm? –Cuando volví a abrir los ojos me di cuenta de mi imprudencia otra vez, me acerque un poco más a ella y al ver como se balanceaba intentando mantener el peso del tomo me di cuenta que realmente era del tipo de chica frágil a la cual raramente conoces siendo verdaderas- ¿Me permite que lleve su libro? Creo que la estoy interrumpiendo de más en lo que hacía pero debo admitir que… -Alargue una de mis manos manteniendo una distancia prudente con ella para ofrecerle llevar el tomo que tenía entre sus brazos- Es agradable charla con usted, ¿No le molestaría que le robe un poco más de tiempo? Aunque estar de pie aquí no parece lo más adecuado del mundo si le soy sincero–Agregue con un tono medio burlón, admitía que después de todo si estaba bastante feliz de hablar con alguien sin tener estar metiendo mis tratos entremedio y escuchando palabras sinceras por lo que podía percibir.

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