Un jeu d'enfant || Nayru Wellsh

por **Dastan B. Dittmar** Dom Jun 29, 2014 10:52 pm

La noche toca las puertas del cielo lento pero seguro, muy seguro de querer levantar a su hijos de su eterno descanso diurno, aquellos cuerpos fríos que entre sábanas de sedas en habitaciones oscuras dormitan, o en ataúdes en los sótanos de sus casas o simplemente ocultos por ahí en la oscuridad de sus mansiones, mansiones como aquella que alejada de toda la ciudad una hermosa casa de verano que parece abandonada y donde los cuervos rondan habita un ser que solo en las noches se lo logra ver, un ser que no busca matar a todos al contrario se sirve de ciertas personas con quienes mantiene una relación contractual de “negocio”, dar y recibir, ese el mayor negocio de un ser da la noche, de un vampiro y más para uno como Dastan que es director del hospital general de Paris, un hombre así no puede andar dejando cadáveres de inocentes a menos que sean escorias sociales, pero inocentes jamás.

Ya entró la noche al cielo, todo oscuro se ve y de aquella casa un caballo negro con su dueño montándolo se van alejando, a la ciudad pero solo hasta una mansión más lujosa y hogareña, ya no tiene la pinta de la fría morada de un frío ser con corazón muerto, pasan los minutos y horas y vuelve a salir el mismo vampiro, esta vez con un traje oscuro y un cigarro dando unas caladas hasta dejar la mansión a la cual mira a la ventana con un deje de dolor y rabia, una discusión era lo que había bastado.

Entre los pasos que se va abriendo Dastan llega al hospital, su refugio laboral, entre los pasillos una que otra enfermera le aborda con preguntas y solicitudes médicas de ingreso, además de ayudas sociales y todo una carga de papeleos de suministros, todo ese completo hace que tome un caso y vaya a ejercer la medicina en vez en de encerrarse en su oficina de director. Toma la carpeta clínica mirando atento, a los pacientes, revisando médicamente cada caso y como un…no, no era uin humano era un vampiro que jugaba a ser humano, un dios que finge no serlo para pasar entre los mortales como un semejante más. Entre sus disociaciones mentales, sus pensamientos, no se percata de la presencia de alguien más, una persona que le hace perder las carpetas al suelo, ambos distraídos en un hospital llenos de distracciones para un vampiro.

Las manecillas del reloj van dando las ocho de la noche, una hora en la que se supone que no debe haber personal, pero como cuerpo médico el hospital estás más lleno en este día, más que de costumbre, y aun con el conteo leve del reloj las personas personal y pacientes avanzand rápido para continuar con su vida fuera de esas paredes, pero solo uno prefiere quedarse hasta el amanecer.

por **Nayru/Kale Wellsh** Lun Jun 30, 2014 5:16 am

Mucho tiempo había pasado desde que Nayru había dejado la mansión de Leonardo debido a que su supuesto hermano perdido Kale, la había encontrado y se la había llevado a la fuerza, pero con el tiempo, había aceptado su compañía y se le había hecho mas llevadero. Se había mudado a su antigua mansión, aquella que fue incendiada por inquisidores a las afueras de Paris y en donde fue la última vez que vieron a sus padres.

Aquel que era su hermano se había dedicado a remodelarla, era la misma mansión pero todo estaba mas decorado, más hermoso. Era un hogar al fin y al cabo. El tiempo paso lento y raudo, distante y con ráfagas frías en el tiempo. Su hermano era voluntario en el hospital, y ella por hacer algo, se apuntó también. Y esta noche, Kale tenia que seguir ayudando y Nayru había optado por aprender mas de cerca la medicina. Tendría que hacer algo para distraerse, no sabia porque su hermano la retenía en la mansión sin más opciones que hacer.

¿Seria porque quería pasar tiempo con ella? No estaba segura de nada, pero fuese cual fuese sus razones, tenia en cuenta que no era por ella misma. Su hermano apenas hablaba con ella cuando ella intentaba hacer algún tipo de conversación en la supuesta relación fraternal que tenían. En realidad, le parecía siempre un bicho raro, pero seguiría insistiendo y a ver si así puede volver a ver a Leonardo. Cuanto le echaba de menos. Deseaba estar con el…hasta se llevo su camisa con ella. Tenia que devolvérsela personalmente.

-Kale iré al hospital… ¿Vienes conmigo o te quedas murmurando por ahí? –Se quedo de pie al lado de su hermano, observando como alargaba cada vez mas y mas esa cara de aburrido –Sea cual sea la razón por la que me retienes aquí solo he de decirte que no es justo…
-¿Aun quieres ir con ese brujo?
-Claro que qui….-Nayru alzo una ceja, termino por suspirar casi resoplando-….Kale…le echo de menos…
-Nayru…solo unos días mas y te digo la respuesta…-Dijo Kale mientras se levantaba de una del sofá en el que estaba recostado, se colocaba el abrigo sobre la camisa desaliñada y salía de la mansión hacia el carruaje que los llevaría al hospital.

por **Dastan B. Dittmar** Dom Jul 20, 2014 6:35 pm

Una joven de cabellos dorados se acercó a Dastan que toma la mano de la joven para dejar un salud muy cordial y profesional, los ojos del médico en un rápido análisis pasan por toda la fisionomía de la belleza que tiene delante sobre todo en cuanto la joven ladeo su cabeza dejando así su perfilado cuello al descubierto, cuanta sed tenía el doctor, aun cuando ya se había alimentado el apetito volví a él como una jauría de leones despedazándose por querer perforar aquel cuello inmaculado.

La muchacha pedía indicaciones sobre uno de los pacientes que era su esposo, en la mente del doctos su consciencia, si es que la tenía, comenzó a formular las preguntas de ” “está mal que abuse de mi poder y trabajo” “un sorbo no hará daño”, cambió el reflejo de su rostro que antes parecía un poco cohibido y distante por uno más serio y predispuesto, pero algo no cambió las palabras cortantes y su tono magnético por el uso de palabras engalanadoras hacia la dama en cuestión.

Tomó el dorso de la joven para dejar un beso en ella mostrando el sonrojo en las mejillas “que bella pintura” pensaba el pobre doctor que con toda las cadenas de su alma quiso no dejarse tentar de esa manera pero no pudo.

Cuando la joven aceptaba la ayuda del doctor una de las enfermeras llamó a Dastan para recibir a los nuevos integrantes del hospital, jóvenes ansiosos por comenzar sus vida de doctores, entre una charla aburrida que duró más de dos horas les dio la bienvenida, uno a uno se acercaba al director para hablarle o pedirle un consejo, incluso ver si podrían ser estudiantes de él dentro de aquella institución de salud.

Al cabo de treinta minutos los estudiantes al fin dejan el auditorio, ahora él puede descansar pensando en lo que casi fue pero que pro obra del destino no pudo ser, algo que agradece ya que tendría que elaborar una maraña más en su gran tela de mentiras

por **Nayru/Kale Wellsh** Mar Jul 29, 2014 9:08 pm

Nayru seguía a su hermano Kale por los pasillos de aquel hospital en busca de aquel medico. Les atendió durante dos horas y entonces Kale se fue por un lado y Nayru comenzó a seguir al doctor que parecía muy en su mundo -…bueno, ¿Por donde se empieza? –Nayru empezó todo ilusionada, observando las facetas del doctor mientras aun estaba sentada en una de las sillas de la consulta. Intentaba recolocarse su vestido, aquel que no tenia mucho que esconder pero si demasiado que mostrar.

Odiaba cuando no tenia ninguna solución y solo tenia que jactarse en quedarse quieta en el sitio mostrara lo que mostrara. Observaba al medico tranquilamente sin tener en cuenta de que había gente esperando afuera. Ella aprendería de todo lo que le enseñara. Sabia si sabía un poco de medicina, o si se metía en el mundo de agujas y sangre, encontraría cura para su hermana Zafana que ahora no sabia de su localización. Kale había aceptado en ayudarla, pero la había separado de Leonardo solo o lo entendía en absoluto.

La noche al parecer le había resultado tranquila. No había muchos pacientes a los que atender aunque una mujer de cabellos rubios se acercaba siempre al médico que Nayru perseguía como posesa, intentando captar de todo lo que pudiera.

por **Dastan B. Dittmar** Mar Dic 16, 2014 10:44 pm

Al pensar en todo aquello que le producía placer y dolor en lo que pudo pero no fue en lo que iba pero no deseaba y aun así anhelaba la puerta de aquel auditorio se abre, cuando del director alza la vista para ver si era uno de los estudiantes se percata que no todos habían abandonado la sala que queda una joven que lo miraba y le sonreía pero cuando él iba a realizar un gesto de saludo el aroma de un perfume conocido llega a invadir su sistema.

El aroma de frutos secos mezclado con la madre de pinos inunda toda la habitación un cabello de color fuego se aparece, era la esposa del doctor había venido de viaje de una conferencia médica psiquiátrica que daría en el mismo hospital que él, miró a la joven licantropa que estaba mirándole a los dos y antes de que se entere que era su esposa se acerca a su cónyuge tomándole del brazo para salir del lugar, de aquella habitación para ser exactos.

Al salir el caballero besa a su esposa en los labios con una disculpa en su oído, una disculpa por no haberla ido a ver al puerto y con la promesa de recompensa en su hogar la toma de la mano para salir de ahí pero antes le comunica que tiene asuntos pendientes que se adelante, la mujer tan feliz por estar en brazos de su amado y fiel esposo accede pues la promesa que le ha hecho es muy tentadora para ser rechazada y él como un buen hombre que es sabe que debe hacer lo mejor para ella, aunque la verdad en el fondo él nunca la ha engañado carnalmente solo en mentiras de su condición y el tener que tomar sangre de mujeres a las cuales seduce solo para ello.

Entra de nuevo al auditorio esta vez ya saludando a la estudiante con un gesto de su cabeza que realiza una media venia a la jovencita en cuestión de segundos, como sabe él la condición de ella, camina a posos cortos que son largos y en segundos está en su escritorio, al menos con aquella mujer no debe aparentar su condición de un nocturno de las noches rojas.

por **Nayru/Kale Wellsh** Mar Dic 30, 2014 5:32 pm

En menudo embrollo se había metido Nayru ahora mismo – Oiga….¿Era su esposa? Se veía la necesidad de sacarla de mi vista como si yo váyase a hacerle algo malo –Encogió los hombros- Da igual, me habían citado con usted para una clase, no sé de qué tipo pero me habían dicho que iba a ser su cómo…su ayudante en alguna operación ¿de qué se trata? –Pregunto con interés preguntándose si iban a abrir algún cuerpo de par en par, sabiendo que ya aquello le producía un asco tremendo igual le producía un derrame de adrenalina por saber, por la curiosidad que aquello brindaba a la situación en la que se encontraba mientras se apartaba ligeramente de “su aquel que no creía ser su hermano” y se sentaba en una de las butacas frente al escritorio.

Toda su vida había sido algo agitada. Su hermana, su vida, su secuestro, su pérdida de la virginidad, su encuentro con Leonardo que lo creía desaparecido…solamente pensó en que podría estar esperándola o si no, ella le esperaría. De todas maneras, no sabía que podría pasar. Kale en cambio estaba sentándose a su lado, vigilándola a todo momento de que no se alejara de él y de vez en cuando brindaba una mirada al doctor médico que hace poco había dejado de lado satisfactoriamente a una bella dama de cabellos dorados. Bien, ellos estaban esperando a ver que les decía el médico que aún estaba en silencio completo.

-¿Y bien? –Pregunto un Kale que estaba perdiendo lentamente la paciencia pero que enseguida fue reñido físicamente por un pellizco de Nayru, vistiendo un bello y sencillo vestido de tarde.
-Calla, seguro que tiene algo bueno que decir y por eso le cuesta tanto expresarse –Presto ella también atención a lo que pudiera decir el médico, estirándose y arrugándose los volantes del vestido, recostándose en la silla en la que estaba sentada y de vez en cuando miraba a Kale quien parecía estar aún más desesperado que ella misma.
- ¿Doctor? – Nayru paso la mano por delante de los ojos del médico. Se sobresaltó al escuchar un sonido que provino de la ventana, retiro la mano y después miró a Kale preguntándose si había sido él, el que estaba con bromas de mal gusto – Debe de haberse levantado aire….-Se preocupó por el estado de su cabello si salieran en este mismo instante.

por **Dastan B. Dittmar** Sáb Ene 03, 2015 8:36 pm

Aun ahora luego de haber dejado a su esposa marcharse con una sonrisa en sus labios rosáceos no dejó la inquietud en el rostro de su flameante esposo que aunque tenían sus diferencias y discusiones sabían mantener las apariencias frente a todos que aun los consideraban un matrimonio feliz y sin problemas, cuanta mentira si lo que más tenía aquella unión era conflictos y muy fuertes y todo por una persona que buscaba dañar todo lo que Dastan tenía hasta verlo acabado completamente.

Familias, siempre es lo mismo cuando el poder corrompe los corazones llevando a las tragedias antiguas, pero sobre todo cuando se llega a lastimar a personas inocentes que no tienen nada que ver y son solo gente que ha tenido la mala suerte de cruzarse en el camino del Doctor, y era lo que estaba pasando en aquel momento.

Con una sonrisa el doctor dio a entender que alejaba a su esposa porque tenía que hablar con ella y no quería que nadie la conociera y menos los estudiantes; colocó la mano entre la joven para evitar que continuara su discurso justo en el momento que un ruido le alertó de que alguien más estaba en aquel lugar hasta que el aroma conocido le llego, era su hermano, miro a los dos lycans con ojos entrecerrados de la molestia por los cuchicheos de los hermanos y el aroma de su familiar muy cerca, alzo la mano para callarlos mirando a la joven con una seriedad que mataba –Primero jovencita ¿sabes con quién estas hablando? Te has informado al menos? Y tú– lanzó una mirada furtiva de desagrado al hermano de la joven por su actitud –Si no tienes paciencia mejor sale de esta habitación, para la medicina se necesita paciencia y tiempo y veo que ustedes no lo tienen– lo que más le molestaba no eran los jóvenes si no que los estaba cuidando de aquel que se acercaba solo para molestarlo.

Tomo sus papeles del escritorio dándoles la espalda –Si te han dicho que serías mi ayudante será en la Dirección ¿acaso piensas que te dejaré abrir un paciente o darte un caso sin antes ver tus conocimientos y tu temple a la hora de auscultar, claro que no así que comenzarás como todos siendo asistente o ayudante de los médicos del lugar al final pasarás a mi oficina en la dirección y ahí veremos si eres o no apta para el trabajo, y usted señor a la próxima recuerde, el silencio dice más que palabras más expresadas– hizo un ademán para que se retiraran sin dejar de ver la ventana de aquel auditorio que estaba en el segundo piso, no respondió a las palabras de la joven del viento, trato de quitarles importancia, se notaba inquieto pero más que ello era su preocupación por la presencia que rondaba por el lugar.

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