AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
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i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Necesitaba un espacio, hoy en día en París me costaba trabajo aún levantarme e iniciar la rutina del día a día, mi único consuelo en momentos sobrios era abrazarme a ciertos instantes de mi niñez y juventud que me costaban mucho trabajo dejar ir hasta la fecha, a veces por las noches debatiendo en mi contra, sonreía pensando que era demasiado adulto ya para mantenerme en esa especie de sueño, un letargo que me brindaba cordura cuando no me encontraba ejecutando cualquiera de mis instrumentos predilectos. Y es que desde que había llegado a la capital mi estancia se había reducido a esos últimos momentos a lado de mi abuelo, después de eso nada.
Una caída libre sin césar que me llevó a beber sin medida y posteriormente caer en el abismo de donde este don se había aferrado a mí. Había conocido el final y renacido de cierto modo atado a las visiones, a los sueños que alertaban de cosas sin sentido. Me estaba volviendo loco, cada gesto, cada saludo o roce con mis semejantes me colocaban en una situación un tanto incómoda, pues mi intención nunca ha sido el conocer que existe detrás de sus sonrisas o tristezas. Nunca. Observé a mí alrededor mientras caminaba con un paso acompasado y reparé en lo bello del atardecer parisino.
Pocos transeúntes habían ya para esa hora que se había convertido en mi predilecta, pues la atmosfera taciturna me brindaba cierta calma al dejarme engullir por sus sonidos. Las farolas apenas iniciaban a encenderse una por una indicando los senderos a seguir. Saludé cortésmente a un par de jóvenes que cruzaron su mirada con la mía, no lograba entender del todo que había de agradable en mi cuando sonreía, mi padre siempre me había dicho que poseía el carisma de mi madre, una mujer fuerte de carácter pero noble al momento de socializar con el resto de las personas, las únicas pinceladas existentes en mi memoria de su imagen habían sido logradas gracias a un par de frescos que mi padre conservaba hasta antes de su partida.
Mi cabeza era un torbellino de ideas, propias y ajenas sentimientos que se entrelazaban jugaban bromas de muy mal gusto. Proseguí hasta toparme frente a la puerta de una taberna, dudé un par de segundos antes de internarme en sus fauces, sabía lo que ahí encontraría, ese demonio que había vencido tiempo atrás, me estaba llamando nuevamente a pasar un rato a su lado. Me dirigí directamente hacia donde el camarero y pedí una botella, no reparé en el costo, nunca lo había hecho sin sonar presuntuoso, simplemente quería rendirme por única ocasión a su sabor, agradecí y me dirigí a la mesa del fondo, mis sentidos me alertaron de las miradas sobre mí; hice caso omiso y tome asiento, suspiré antes de iniciar este ritual.
Última edición por Sören Schweinsteiger el Mar Sep 23, 2014 2:34 pm, editado 1 vez
Sören Leininger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Había vuelto a escapar de sus tareas y sus obligaciones, una vez más se había sentido asqueado y desesperado por la situación en la que se encontraba, se podría decir que era uno de esos días en los que maldecía haber nacido y heredado aquel nombre, un recordatorio constante de lo que era y lo que sería por siempre en la vida. Vender su cuerpo a veces era demasiado extenuante y aburrido pero era lo único que sabía hacer. Pero él tenía deseos, muchos de ellos, más grandes de los que alguien de su estatus pudiera si quiera pensar. Quería escapar de ahí, quería tener un negocio, quería dormir en una cama limpia, quería no tener que sentirse sucio todos los días, quería hacer el amor, quería... Muchas cosas eran sus deseos, ilusiones de una mente ilusa.
Se detuvo a media calle cuando se percato de que empezaba a atardecer y miro al cielo, deleitándose con una de las pequeñas bellezas que existían en el mundo. Las tonalidades rojas, naranjas y amarillas mezclándose, tiñendo el cielo, invitándote a reflexionar sobre el mundo. Pero era una tristeza que existieran muy pocas personas que lograran entender aquel significado, ni siquiera conocía a alguien que se detuviera a ver lo que era la vida o qué había a su alrededor. A veces se preguntaba por qué él había nacido prostituto y podía admirar las pequeñas cosas de la naturaleza mientras que aquellos que derrochaban dinero no se daban cuenta ni de sus propios cuerpos. La vida era injusta.
Después de un rato de estar viendo hacia el cielo volvió a caminar por las calles casi desiertas, había días en los que Paris parecía una ciudad muerta, sin nadie que anduviera por esos rumbos, con murmullos a tu espalda, el viento soplando, era casi como estar en alguna casa embrujada. Sonrió divertido por el pensamiento pero después lo olvido, entrando en aquella taberna que ya conocía. Se dirigió sin detenerse hasta el camarero y le pidió un vaso de su bebida favorita, después busco algún lugar para sentarse pero encontrando todo lleno. Suspiro algo frustrado pero al final encontró una mesa casi desocupada, se dijo que no era buena idea lo que iba a hacer pero igual lo intentó, no quería estar tan cerca de todos los demás consumidores, el otro al menos parecía metido en lo suyo.
-¿Sería una gran molestia si pudiera tomar asiento en su mesa?- pregunto cortésmente, esperando a la respuesta del otro mientras bebía un poco de su vaso.
Se detuvo a media calle cuando se percato de que empezaba a atardecer y miro al cielo, deleitándose con una de las pequeñas bellezas que existían en el mundo. Las tonalidades rojas, naranjas y amarillas mezclándose, tiñendo el cielo, invitándote a reflexionar sobre el mundo. Pero era una tristeza que existieran muy pocas personas que lograran entender aquel significado, ni siquiera conocía a alguien que se detuviera a ver lo que era la vida o qué había a su alrededor. A veces se preguntaba por qué él había nacido prostituto y podía admirar las pequeñas cosas de la naturaleza mientras que aquellos que derrochaban dinero no se daban cuenta ni de sus propios cuerpos. La vida era injusta.
Después de un rato de estar viendo hacia el cielo volvió a caminar por las calles casi desiertas, había días en los que Paris parecía una ciudad muerta, sin nadie que anduviera por esos rumbos, con murmullos a tu espalda, el viento soplando, era casi como estar en alguna casa embrujada. Sonrió divertido por el pensamiento pero después lo olvido, entrando en aquella taberna que ya conocía. Se dirigió sin detenerse hasta el camarero y le pidió un vaso de su bebida favorita, después busco algún lugar para sentarse pero encontrando todo lleno. Suspiro algo frustrado pero al final encontró una mesa casi desocupada, se dijo que no era buena idea lo que iba a hacer pero igual lo intentó, no quería estar tan cerca de todos los demás consumidores, el otro al menos parecía metido en lo suyo.
-¿Sería una gran molestia si pudiera tomar asiento en su mesa?- pregunto cortésmente, esperando a la respuesta del otro mientras bebía un poco de su vaso.
Asmodeo*- Prostituto Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Seguí observando la botella. Mi mano izquierda jugó un par de segundos con el vaso haciendo que este girara. Me preguntaba si este mismo efecto era causado sobre nosotros por algún ser superior, si de este modo fuera, yo era un vaso vacío. Sin contenidos que pudieran ser de beneficio para alguien más, puesto que para que eso pudiera suceder debía salvarme a mí mismo primero. Levanté la mirada indiferente al escuchar la interrogante y logré sorprenderme quizás levemente al ver a un chico frente a mí, dudé antes de permitirle acompañarme, pues me había predispuesto pasar ese tiempo a solas, con desgano sonreí y asentí indicando con mi enguantada diestra que tomara asiento frente a mí.
-Por favor.- dije.
Detuve mi juego con el vaso y me dispuse a servirme, noté que aquel muchacho traía consigo un trago que a juzgar por el olor yo no había probado antes. Dirigí mi brazo hacía él buscando estrechar su mano en un saludo, evité quitarme los guantes, no quería saber nada de nadie, no ahora.
-Me llamo Sören Schweinsteiger ¿Cómo te llamas?-
Mantuve mis ojos sobre aquel chico, su aspecto descuidado me indicaba que posiblemente no había dormido del todo bien estos últimos días o que algo le incomodaba, antes de beber de mi botella señale discretamente el vaso que mi adjunto sostenía.
-¿Qué clase de bebida es esa?- Pregunté, temiendo que quizás mi acento develara mi condición de extranjero.
Aún no me convencía del todo tener que hablar francés, si bien mi educación me había brindado muchas opciones de cultura, era un poco testarudo aún al momento de aceptar la idea de hablar un idioma que no fuera el mío. Mientras esperaba su respuesta miré hacia un costado notando la condición precaria de algunas personas, gente que día a día se ganaba la vida de forma honrada con diversos oficios y habilidades excepcionales, mi lado artístico supongo que había sido herencia de mi madre, puesto que mi progenitor nunca se sentó a disfrutar de algún concierto mío. Él cultivo esa parte “oscura” en mí, ese enigma casi indescifrable que a veces salía a flote cuando me entregaba a ejecutar el cello.
¿De dónde había heredado entonces aquel don extraño? Nunca me atreví a cuestionar del todo aquel origen, suspiré mientras notaba que parte de la congregación se marchaba o quedaban dormidos bajo el efecto de la bebida. Regrese mis ojos hacia aquel joven.
-Qué extraño es París, es decir, nunca sabes lo que puedes encontrar en esta ciudad.- Sonreí ligeramente. -Y bien.- Levanté mi vaso a unos centímetros delante de mí. -Salud.- Y bebí hasta vaciar mi copa.
Sören Leininger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Tomo asiento donde le señalo, haciendo un pequeño asentimiento con la cabeza para así agradecer que le permitieran el paso de esa forma. Su intención nunca fue la de entablar conversación alguna con el otro, le había pedido a él el lugar pues había considerado que el otro no sería de esas compañías molestas que esperaban hacer conversación, por un segundo le dio la impresión de que era de los que pedían ser dejados de lado y al sentirse igual se dijo que era la mejor compañía, sin la obligación de preocuparse por el otro. La sonrisa desganada le había afirmado sus pensamientos pero el que se mostrara cortes al extenderle la mano le parecía algo fuera de lugar.
Estiro de igual forma su brazo para estrechar ambas manos, no era como si no contara con educación alguna. Y después le escucho el nombre, pareciéndole extremadamente largo y complicado. Sonrió de forma natural, entre divertido y distraído pero sin dejar de ser una sonrisa simple y linda en su rostro, casi la de un niño pensando en una travesura.
-Asmodeo, así simple. Pero puede decirme As, señor Schweinsteiger- observo un instante con curiosidad los guantes, preguntándose donde podría conseguir unos parecidos pero que fueran para su economía. Se veían tan lindos y al tacto habían sido agradables. Pero después volvió la vista a aquellos ojos que parecían estarlo inspeccionando, no era la primera vez que lo hacían y seguro que no sería la última pero en esos instantes simplemente deseaba olvidarse de quién era y empezar a tomar, aunque sólo tendría oportunidad de esa bebida. Había ido ahí porque tenía un acuerdo con el mesero, la primera gratis pero las siguientes con algún interés. Y no era justamente dinero lo que buscaba el contrario.
Revolvió ligeramente el fleco, incrementando aún aquel aspecto descuidado que ya tenía y dejo salir un pequeñísimo suspiro de cansancio. Aquel día ya había atendido clientes y no fueron exactamente de los que pedían cosas que alguien podría considerar como sexo ligero. La espalda le dolía, así como las piernas y el alma, si es que había alguna en su interior. Se vio distraído cuando le hicieron aquella pregunta y miro hacia el vaso.
Vio el ademan que realizaba con el vaso y le siguió, ladeando la cabeza un poco ante la actitud del otro, él tomo ligeramente un trago de su bebida y después dejo el vaso en la mesa, observando con fijeza a su acompañante que ahora resultaba bastante interesante, aunque bien podría ser cualquier borracho.
-Es un coctel llamado Hypnotique, o al menos así me lo dieron a conocer. Contiene curacao, limón y azúcar. Una bebida un tanto dulce pero agradable, la recomiendo sólo cuando se planea beber poco o que se acompañe con algún aperitivo salado. Puede llegar a empalagar- respondió con amabilidad mientras le enseñaba el trago color azul y demostrándole que no había olvidado la pregunta, no dijo nada sobre el acento del contrario y ni siquiera se sorprendió por el mismo, estaba ya acostumbrado a moderar sus sorpresas. -Y tiene razón, Paris es un lugar que esconde bastantes misterios y otros tantos secretos a voces. Mi sugerencia es que no se pierda en la botella, al menos no aquí, se podría decir que no es uno donde alguien de su calibre deba bajar la guardia tan fácilmente. Claro que mientras nos encontremos juntos puedo asegurarle por mi palabra de hombre que no dejaré que sufra algún inconveniente más que aquellos causados por mí- comentó sonriéndole amablemente mientras veía a los pocos que quedaban, tomando ahora un trago más largo de su bebida y dejándolo por debajo de la mitad
Estiro de igual forma su brazo para estrechar ambas manos, no era como si no contara con educación alguna. Y después le escucho el nombre, pareciéndole extremadamente largo y complicado. Sonrió de forma natural, entre divertido y distraído pero sin dejar de ser una sonrisa simple y linda en su rostro, casi la de un niño pensando en una travesura.
-Asmodeo, así simple. Pero puede decirme As, señor Schweinsteiger- observo un instante con curiosidad los guantes, preguntándose donde podría conseguir unos parecidos pero que fueran para su economía. Se veían tan lindos y al tacto habían sido agradables. Pero después volvió la vista a aquellos ojos que parecían estarlo inspeccionando, no era la primera vez que lo hacían y seguro que no sería la última pero en esos instantes simplemente deseaba olvidarse de quién era y empezar a tomar, aunque sólo tendría oportunidad de esa bebida. Había ido ahí porque tenía un acuerdo con el mesero, la primera gratis pero las siguientes con algún interés. Y no era justamente dinero lo que buscaba el contrario.
Revolvió ligeramente el fleco, incrementando aún aquel aspecto descuidado que ya tenía y dejo salir un pequeñísimo suspiro de cansancio. Aquel día ya había atendido clientes y no fueron exactamente de los que pedían cosas que alguien podría considerar como sexo ligero. La espalda le dolía, así como las piernas y el alma, si es que había alguna en su interior. Se vio distraído cuando le hicieron aquella pregunta y miro hacia el vaso.
Vio el ademan que realizaba con el vaso y le siguió, ladeando la cabeza un poco ante la actitud del otro, él tomo ligeramente un trago de su bebida y después dejo el vaso en la mesa, observando con fijeza a su acompañante que ahora resultaba bastante interesante, aunque bien podría ser cualquier borracho.
-Es un coctel llamado Hypnotique, o al menos así me lo dieron a conocer. Contiene curacao, limón y azúcar. Una bebida un tanto dulce pero agradable, la recomiendo sólo cuando se planea beber poco o que se acompañe con algún aperitivo salado. Puede llegar a empalagar- respondió con amabilidad mientras le enseñaba el trago color azul y demostrándole que no había olvidado la pregunta, no dijo nada sobre el acento del contrario y ni siquiera se sorprendió por el mismo, estaba ya acostumbrado a moderar sus sorpresas. -Y tiene razón, Paris es un lugar que esconde bastantes misterios y otros tantos secretos a voces. Mi sugerencia es que no se pierda en la botella, al menos no aquí, se podría decir que no es uno donde alguien de su calibre deba bajar la guardia tan fácilmente. Claro que mientras nos encontremos juntos puedo asegurarle por mi palabra de hombre que no dejaré que sufra algún inconveniente más que aquellos causados por mí- comentó sonriéndole amablemente mientras veía a los pocos que quedaban, tomando ahora un trago más largo de su bebida y dejándolo por debajo de la mitad
Asmodeo*- Prostituto Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Apenas pude percibir su tacto a través de la textura fría del guante. Aunque ya me había habituado a la sensación al saludar a las personas de este modo, me seguía pareciendo demasiado incómodo el tener que estar haciéndolo así constantemente. Noté su mirada clavada en los mismos y no pude evitar cuestionarme que tendría de especial este aditamento. Nunca había sido vanidoso, no me importaba mi imagen, si aquel jovencito supiera que los vestía por cuestiones lejanas a lo estético.
–Muy bien, encantado de conocerlo joven As– y asentí dando un ligero apretón.
Me mostré curioso ante la imagen de aquel chico frente a mí, el cabello revuelto y sus ojos un tanto perdidos y faltos de brillo, a juzgar por el ligero suspiro que escapó de sus labios supuse que estaba agotado o que algo le estaba agobiando ¿Habría sido un día demasiado pesado para él? De haberle saludado con la diestra desnuda hubiera sido más fácil saber que ocurría, pero de un tiempo para acá había llegado a la conclusión que podría ser poco cortés el colarme en los pensamientos ajenos así como así.
Escuché atento su explicación. No sonaba nada mal, quizás era tiempo de aventurarme a probar el sabor de algo nuevo, agregada la tonalidad vistosa que se formaba en la copa incrementó mi curiosidad.
–Descuide joven As, me gusta probar un trago de vez en cuando pero estoy muy consciente aún– sonreí. –Vaya, le agradezco el gesto y tenga por seguro que estoy a su disposición de la misma manera, por favor no deje que mi fachada le dé una impresión errónea, seguramente que se ha topado con personas de aspecto similar al mío con anterioridad–
Me atreví entonces a realizar una petición
–¿Hypnotique eh? Veamos–
Y estire mi brazo hacia su dirección.
–Sería tan amable de servirme un poco de eso, descuide la próxima ronda va por mi cuenta ¿De acuerdo?–
Dejé el vaso frente a él mientras yo tomaba una postura más cómoda, subí las mangas de mi camisa y desabroche el botón superior. Levanté una pierna cruzándola sobre la otra esperando mi trago.
–Y dime As ¿Qué hace un joven como tú en un lugar como este? Pareces agotado, seguramente la rutina está siendo un poco descortés contigo, tranquilo, ya somos dos en la misma situación–
Mis labios apenas esbozaron un intento de sonrisa y espere ansioso su respuesta, él no tenía que saber de primera instancia que me encontraba desolado dado que nunca me había sido fácil abrirme de tal modo con nadie. Noté la mirada de un par de caballeros observando sigilosos hacía nuestra mesa ¿Podrían conocer al chico que tenía frente a mis ojos? De cualquier modo yo aún estaba sobrio para poder responder si algún evento desafortunado se llegara a suscitar.
Sören Leininger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Sonrió ligeramente divertido al escucharle decir que no se preocupara por la cantidad de bebida que ingería pero ciertamente el que pedía una botella bien podía pedir la segunda y seguirse así, lo había visto en muchos como bien decía su acompañante y sobre todo lo había percibido en aquellos que se encontraban en la soledad o en los que buscaban otro tipo de servicios, todos ellos terminaban con más de una botella en la mano, sobre todo si podían pagarla.
-Gracias, es muy amable de su parte- dice con amabilidad mientras vuelve a sonreírle y seguido deja salir una pequeña risa, negando ligeramente con la cabeza y después ladeándola. -Tenga por seguro que ninguno tan agradable y amable como su señor Schweinsteiger, por lo general sólo aquellos realmente borrachos son los que están dispuestos a dirigirme la palabra. Claro que sólo cuando me encuentro en tabernas o lugares más... civilizados, por ponerle alguna etiqueta a los lugares donde mi presencia no es tan agradable o bien vista. Paris ciertamente es un lugar con muchas reglas y complicaciones- comentó volviendo a reír suavemente, sintiéndose ciertamente algo más tranquilo que cuando había llegado, no buscaba compañía pero por alguna razón el otro parecía ser interesante y despertarle aquella curiosidad innata que tenía.
Vio con atención el movimiento que realizaba el otro y escucho su petición, observo su vaso ya a la mitad y después aquel otro vaso vacio. Ciertamente le dolía ligeramente compartirle del trago pues era gratis pero se dijo que no estaba de más hacerlo, el otro realmente era agradable y no le veía el problema al hacerlo, al fin y al cabo su compañero parecía muy dispuesto a probar de cosas nuevas y eso era algo que le agradaba de las personas. Un poco de atrevimiento nunca era malo.
-No hay ningún problema, sólo procure saborear el primer trago pues es el de la primera impresión- dijo mientras servía de la bebida al otro vaso, equilibrando el líquido entre ambos contenedores para que así tuvieran la misma cantidad. Una vez termino con el proceso regreso el vaso y miro a los ojos al otro, sonriendo entretenido por la pregunta que le hacían. -Podría hacerle la misma pregunta pues de entre los dos, yo sería el que más encaja aquí. Además estoy seguro de que seremos aproximadamente de la misma edad y nosotros encontramos el desahogo en el alcohol. Pero es verdad, así como le pasa, la rutina me ha dejado agotado, más que la rutina digamos que se trata de la vida. Existen los días como hoy en los que me pregunto si es una triste ironía el nacer como nace cada uno- respondió mientras se encogía de hombros y después reía bajo. -Soy un iluso que intenta cambiar su destino sabiendo que lo único que puedo ofrecer al mundo es mi cuerpo y puedo comprobarlo pues vengo a beber a esta taberna porque el cantinero y el mesero hicieron un contrato conmigo en el cual todos estamos de acuerdo que el primer trago va por la casa pero el segundo va a una larga cuenta donde ellos reciben placer carnal- dejo salir de nueva cuenta un pequeño suspiro pesado, sintiendo de nuevo la opresión del día y el cansancio del cuerpo. -Además digamos que no recibo el descanso justo que requeriría entre clientes. Si la mente y el cuerpo se encuentran cansados poco puedo hacer yo-volvió a pasear la mirada por la taberna y se percato de aquellas miradas que le dirigían. No le prestó atención pero sí hizo una ligera mueca de desagrado. -Debo pedirle disculpas de antemano, es muy probable que durante la charla que mantenemos algún cliente decida venir a pedir sin ninguna educación mi compañía y eso hará que me sienta muy avergonzado con usted pues soy yo el que causa esos encuentros-.
-Gracias, es muy amable de su parte- dice con amabilidad mientras vuelve a sonreírle y seguido deja salir una pequeña risa, negando ligeramente con la cabeza y después ladeándola. -Tenga por seguro que ninguno tan agradable y amable como su señor Schweinsteiger, por lo general sólo aquellos realmente borrachos son los que están dispuestos a dirigirme la palabra. Claro que sólo cuando me encuentro en tabernas o lugares más... civilizados, por ponerle alguna etiqueta a los lugares donde mi presencia no es tan agradable o bien vista. Paris ciertamente es un lugar con muchas reglas y complicaciones- comentó volviendo a reír suavemente, sintiéndose ciertamente algo más tranquilo que cuando había llegado, no buscaba compañía pero por alguna razón el otro parecía ser interesante y despertarle aquella curiosidad innata que tenía.
Vio con atención el movimiento que realizaba el otro y escucho su petición, observo su vaso ya a la mitad y después aquel otro vaso vacio. Ciertamente le dolía ligeramente compartirle del trago pues era gratis pero se dijo que no estaba de más hacerlo, el otro realmente era agradable y no le veía el problema al hacerlo, al fin y al cabo su compañero parecía muy dispuesto a probar de cosas nuevas y eso era algo que le agradaba de las personas. Un poco de atrevimiento nunca era malo.
-No hay ningún problema, sólo procure saborear el primer trago pues es el de la primera impresión- dijo mientras servía de la bebida al otro vaso, equilibrando el líquido entre ambos contenedores para que así tuvieran la misma cantidad. Una vez termino con el proceso regreso el vaso y miro a los ojos al otro, sonriendo entretenido por la pregunta que le hacían. -Podría hacerle la misma pregunta pues de entre los dos, yo sería el que más encaja aquí. Además estoy seguro de que seremos aproximadamente de la misma edad y nosotros encontramos el desahogo en el alcohol. Pero es verdad, así como le pasa, la rutina me ha dejado agotado, más que la rutina digamos que se trata de la vida. Existen los días como hoy en los que me pregunto si es una triste ironía el nacer como nace cada uno- respondió mientras se encogía de hombros y después reía bajo. -Soy un iluso que intenta cambiar su destino sabiendo que lo único que puedo ofrecer al mundo es mi cuerpo y puedo comprobarlo pues vengo a beber a esta taberna porque el cantinero y el mesero hicieron un contrato conmigo en el cual todos estamos de acuerdo que el primer trago va por la casa pero el segundo va a una larga cuenta donde ellos reciben placer carnal- dejo salir de nueva cuenta un pequeño suspiro pesado, sintiendo de nuevo la opresión del día y el cansancio del cuerpo. -Además digamos que no recibo el descanso justo que requeriría entre clientes. Si la mente y el cuerpo se encuentran cansados poco puedo hacer yo-volvió a pasear la mirada por la taberna y se percato de aquellas miradas que le dirigían. No le prestó atención pero sí hizo una ligera mueca de desagrado. -Debo pedirle disculpas de antemano, es muy probable que durante la charla que mantenemos algún cliente decida venir a pedir sin ninguna educación mi compañía y eso hará que me sienta muy avergonzado con usted pues soy yo el que causa esos encuentros-.
Asmodeo*- Prostituto Clase Baja
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Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
A pesar de visitar el lugar periódicamente era la primera vez que me topaba con un chico como él. Se me hacía un tanto extraño que hubiese tenido esa impresión sobre mí. Tiempo atrás las personas que solían asistir a mis pequeños recitales habían mencionado esas características, agradable y amable. Hasta hoy escuché nuevamente esos atributos y no pude evitar reír ampliamente.
–Bueno As, gracias por el cumplido–
Escuché con esmero la explicación que me ofrecía, la pequeña instrucción de como beber aquel néctar me pareció curiosa, sin embargo esto pasó a segundo plano en cuanto él empezó a desgranar una historia, una serie de eventos que quizás habían servido de trasfondo para aumentar mi curiosidad en aquel muchacho. Siempre me había costado leer entre líneas así que en un inicio descarté la posibilidad de que se dedicara a tal oficio, nunca había juzgado a las personas por su apariencia y no iba a iniciar ahora.
–No veo nada de iluso en ti As, al contrario, creo que si tienes la intención de cambiar las cosas es muy valiente de tu parte. Se debe poseer una enorme convicción para querer tomar el control de nuestro presente para moldear un mejor futuro–
Sonreí nuevamente en un intento por que mis aseveraciones le dieran un poco de ánimos.
–No tienes nada por que disculparte, todo está en orden, así que ¡Vamos!– Dije estirando un poco el brazo tratando de palmear su hombro –Quitemos estas caras largas y brindemos por un mejor mañana ¿Te parece? ¡Salud!–
Bebí un poco del trago que As me había servido previamente y una mueca se delineó en mi rostro.
–Vaya, sí que es fuerte– Reí.
No dejé de observarle en un intento por comprender que había detrás de esos ojos un poco nostálgicos. Si le hubiera saludado despojado de la protección de los guantes hubiera sido mucho más fácil.
–Y dime As ¿Hay algún sueño que desees cumplir?– Arquee mi ceja izquierda después de soltar la pregunta. Si en algo podría ayudarle al chico estaría dispuesto a cooperar. Aquel par de hombres liberaron un par de maldiciones sin quitarnos la mirada de encima. A su vez el cantinero se acercó preguntando si ordenaríamos algo más colocándose a lado del joven. Dirigí mis orbes hacia As nuevamente.
–¿Deseas algo más? Esta noche yo invito ¿De acuerdo?–
La invitación se mantuvo a flote, un par de personas más abandonaban el lugar y a las afueras el eco de un par de truenos se escuchó, probablemente iniciaría un aguacero en breve, me tenía sin cuidado puesto que no tenía la menor intención de volver a casa, al menos no por ahora.
Sören Leininger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/07/2014
Re: i n t e r l u d e ~ p r i v a d o
Escucho sus primeras palabras y dejo salir una sonrisa sincera y llena de diversión así como de agradecimiento. Hizo un ademan con la mano para restar importancia a ese tema pues todo era demasiado incierto.
-No sólo basta con ser valiente y tener la convicción, en este mundo el dinero mueve tierra y mar y aquellos que no poseen tal fuerza deben contentarse con lo poco que les dejan o simplemente vivir muertos. Me considero iluso pues conozco mi rol en el mundo y busco cambiarlo. Pero tiene razón, la ilusión viene con lo valiente-
Después sonrió bastante divertido al ver cómo le intentaba animar de aquella forma. Dejo que le palmeara su hombro y brindo a su lado, bebiendo del poco trago que le quedaba ahora, aquel hombre le estaba dando diferentes impresiones en tan poco tiempo y eso era algo tan curioso y divertido que no estaba muy seguro de cómo actuar. Lo olvido cuando hizo aquella mueca y dejo salir una pequeña risa, asintiendo ante su aseveración.
-Es dulce pero no deja de ser fuerte, es cierto- comentó riendo divertido. –Es por eso que sólo pido una, es más que suficiente para calentar los huesos y la cabeza- entonces escucho su pregunta y tuvo que ladear ligeramente la cabeza, provocando que unos cuantos de sus chinos se movieran hacia un lado y le dieran un aspecto un poco aniñado. Iba a contestarle algo pero en ese instante fue interrumpido por el mesero, sabía de las intenciones del otro y sabía que él no se negaría esa noche pero justo cuando iba a ordenar su acompañante le da aquel ofrecimiento. Sonrió de nuevo, preguntándose si estaría bien aceptarle.
-Un wiski, solo- pidió pensando en que era peor negarle la invitación a su tan amable compañía. Dejo que Sören pidiera su bebida y a que el mesero se fuera con cara de pocos amigos, probablemente estaría pensando en que aquella noche no tendría la acción que estaba esperando con cierta ansia. –Mis deseos son pocos. Recientemente conocí a un pequeño señorito que es divino y encantador y me conto su historia, así que mi primer deseo sería para él, que encuentre por fin la posibilidad de volver a ver a sus padres. No me gusta la idea de que siendo él tan pequeño no tenga ni siquiera la oportunidad de tener a sus padres a su lado, sé lo que se siente no tenerlos como apoyo así que realmente deseo que tengan un reencuentro pronto- relato y dejo salir una sonrisa llena de tristeza. –De ahí en fuera sólo quiero poder jugar con ese niño todos los días y ya, no deseo mayor cosa. ¿Usted tiene algún sueño?-
-No sólo basta con ser valiente y tener la convicción, en este mundo el dinero mueve tierra y mar y aquellos que no poseen tal fuerza deben contentarse con lo poco que les dejan o simplemente vivir muertos. Me considero iluso pues conozco mi rol en el mundo y busco cambiarlo. Pero tiene razón, la ilusión viene con lo valiente-
Después sonrió bastante divertido al ver cómo le intentaba animar de aquella forma. Dejo que le palmeara su hombro y brindo a su lado, bebiendo del poco trago que le quedaba ahora, aquel hombre le estaba dando diferentes impresiones en tan poco tiempo y eso era algo tan curioso y divertido que no estaba muy seguro de cómo actuar. Lo olvido cuando hizo aquella mueca y dejo salir una pequeña risa, asintiendo ante su aseveración.
-Es dulce pero no deja de ser fuerte, es cierto- comentó riendo divertido. –Es por eso que sólo pido una, es más que suficiente para calentar los huesos y la cabeza- entonces escucho su pregunta y tuvo que ladear ligeramente la cabeza, provocando que unos cuantos de sus chinos se movieran hacia un lado y le dieran un aspecto un poco aniñado. Iba a contestarle algo pero en ese instante fue interrumpido por el mesero, sabía de las intenciones del otro y sabía que él no se negaría esa noche pero justo cuando iba a ordenar su acompañante le da aquel ofrecimiento. Sonrió de nuevo, preguntándose si estaría bien aceptarle.
-Un wiski, solo- pidió pensando en que era peor negarle la invitación a su tan amable compañía. Dejo que Sören pidiera su bebida y a que el mesero se fuera con cara de pocos amigos, probablemente estaría pensando en que aquella noche no tendría la acción que estaba esperando con cierta ansia. –Mis deseos son pocos. Recientemente conocí a un pequeño señorito que es divino y encantador y me conto su historia, así que mi primer deseo sería para él, que encuentre por fin la posibilidad de volver a ver a sus padres. No me gusta la idea de que siendo él tan pequeño no tenga ni siquiera la oportunidad de tener a sus padres a su lado, sé lo que se siente no tenerlos como apoyo así que realmente deseo que tengan un reencuentro pronto- relato y dejo salir una sonrisa llena de tristeza. –De ahí en fuera sólo quiero poder jugar con ese niño todos los días y ya, no deseo mayor cosa. ¿Usted tiene algún sueño?-
Asmodeo*- Prostituto Clase Baja
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