Do not wait ... do it [PRIV]

por **Clarisse De Worthing** Mar Nov 04, 2014 12:54 pm

Siempre quise tener oportunidades en la vida aparte de estar casada con alguien a quien desconozco. Siento como el aire entra por las ventanas para decirme que me quede donde está pero luego escucho a mi esposo diciendo que se va y luego tengo que volver al conservatorio con clases que tengo en práctica y que están en curso. Después, por la noche todo sería igual, volveríamos de fiesta en fiesta pero yo siempre adelantándome por la lentitud de Emilius quien comenzaba a sospechar que me escondía algún secreto del cual no quería decirme.

¿Esta noche será igual que siempre? ¿Volveré a ponerme un vestido elaborado para seguir haciendo lo mismo de todas las noches? La apatía no era de mi agrado más intentaba siempre huir de esta, siempre persiguiéndome haciendo que parezca una loca que recién se ha escapado de su psiquiátrico. Necesitaba escapar de la rutina, puede que lo hiciera o no, pero la bondad de Emilius me reconfortaba y me hacía seguir pensando en que yo era la que veía todo de negro sin querer.

Eran las doce del mediodía y yo me recuperaba de una gripe. Una gripe que parecía haber dudado una eternidad y al tener un día de permiso podía aprovecharlo para poder adecentarme y dar un leve paseo aunque fuera por el interior del laberinto que había al fondo del jardín. No era muy grande como el de Alicia, pero te podías perder igualmente. Gozábamos de una pequeña mansión amueblada con muebles de roble y pino, vajilla de porcelana y vitrinas llenas de recuerdos familiares. Como si hubiera tropezado con ellos cada vez que pasaba por el lado, me sacaban una sonrisa. Ahora, la tierra que había bajo mis pies estaba seca tras que anoche hubiera estado lloviendo a raudales, mi cabello suelto, con un vestido crudo y un enorme fular turquesa de seda me cubría de la brisa que corría por los pasillos de aquel laberinto.

Era gratificante encontrarme sola, el sol acariciándome con sus rayos de sol, sintiendo su calidez, el aroma de la hierba infiltrándose por mis fosas nasales, sintiendo que desde hace tiempo no me sentía así de libre. Giré por una esquina y llegué hasta una estatua donde estaba la muerte representada. Grite tan fuerte que mis lágrimas salieron de inmediato arruinando la paz que tenía en mi rostro. Vi el cuerpo de dos sirvientes, descuartizados y el verde había sido sustituido por el tinte carmesí de la sangre. Escuche como un eco en mi derecha, miré y vi a los sirvientes acercándose a mí, retirándome de aquella vista sangrienta. ¿Quién haría algo así? ¿Quién se atrevería a hacer esto tan vil y cruel? Me retiraron y enseguida una de las doncellas se quitó el delantal para cubrir los cuerpos esparcidos y separados.

Varias tazas rompí aun estando en trance. Mis manos temblaban como si…hubiera visto un fantasma, temblorosas, estaba pálida, más de lo normal y porque motivo. Sin darme cuenta, la ama de llaves y mi amiga de toda la vida, abrió la puerta para dejar pasar a Jules Worthing. La conocía porque mi marido era familiar, pero no repare en nada más que lanzarme a sus brazos, en busca de refugio y protección, temblando ahora por todo el cuerpo y abrazándola por la cintura como si temiera de que algo me fuera a pasar – Srta. Worthing…-Dije con voz temblorosa, buscando algún ápice de esperanza en ella – Srta. Worthing….No me suelte….no…quiero morir también…-Dije ya sin saber lo que salía de mis labios, levantando mi rostro al de ella - ¿Cómo han muerto? Había dos sirvientes…-Me separe rápidamente de ella para no pegarle lo poco que me quedaba de mis días de enferma.

por **Julyne/Sebak Worthing** Lun Nov 17, 2014 1:08 am

Perdición

Esclava del mal

Los dos Bastardos Worthing habían tenido la noche anterior una de las más ajetreadas de todas, primero porque dos de sus nuevos empleado se habían atrevido a robarles y sobre todo a huir pensando que no tendrían castigo, grasso error porque así perros que huyeron tal cual fueron cazados hasta recibir su castigo, las muertes más dolorosas de todas y todo ello en presencia de sus amos que tomaban té y coñac frente a ellos, que crueles y despiadadas pueden ser las personas cuando se lo proponen.

La perra Worthing luego de aquel entremés de Barbacoa humana se retiró a sus aposentos para dejar que su querido hermano terminara el trabajo de rebanar a los infieles, mientras aquella mujer de sonrisa malévola se retiraba a descansar.

Temprano en la mañana, con el sol tocando los cielos y aquella mujer con un vestido entallado color pasteles abandona su hogar el mismo que estaba anoche manchado de sangre de inocentes, parte a su lugar favorito, el conservatorio el único sitio donde ella encuentra la calma que en su hogar no lo haya, las horas van pasando hasta que un familiar lejano a la familia de ella se presenta para hablar de negocios, sobre todo uno con el signo de dinero en él.

El familiar era un primo lejano, de aquellos que ella odia por ser tan pobres y mediocres en su proceder pero acepto de buen grado debido al tema que tenía “Cambio”, al parecer el esposo fiel y digno ante todos honraba el apellido Worthing, porque por un puñado de dinero vendió como esclava a una mujer, la cual tenía lazos de unión con él, eso le pareció muy gracioso a Julyne que acepto a su nuevo juguete, su prima política.

Regresa a su mansión donde la espera aquella mujer, pero antes de siquiera pronunciar palabra alguna, unos brazos la rodean junto al sonido de la porcelana siendo recogida del suelo, los ojos de Julyne se van directo a la doncella que rápidamente limpia todo, le temen y no es para menos. Aparta a la mujer tomándole del mentón con esa mirada altiva y arrogante viajan por el cuerpo de la mujer, hace una mueca como de desagrado y luego chasquea los dedos, una joven mucama aparece sin mirar a la mujer, agachada en reverencia.

-Llévala a mi habitación, haz que tome un baño, ya subo- una orden isofacta, mira a la mujer sonriéndole –Clarisse aquellos hombres murieron porque quisieron robar la mano que les da de comer, ahora, ¿sabes porque estás aquí? – Acaricia el mentón de la mujer relamiéndose los labios –pronto llegará mi hermano así que debes estar presentable para el almuerzo, poco a poco te ire dando las instrucciones, ¿quedó claro? de ahora en adelante harás lo que te digamos, sin reclamar ni chistar, eres una empleada y te debes comportar como tal- suelta el mentón de la mujer indicando a la mucama que la lleve. Temblorosa pide a la joven que le acompañe

por **Clarisse De Worthing** Vie Nov 28, 2014 1:21 pm

Mis oídos no captaban lo que dijo mi familiar. ¿Vendida? ¿Por quién? ¿Por Emilius? No, no podría ser verdad, Emilius siempre me protegería aunque últimamente había estado muy ausente a mis atenciones de esposa, huyendo de mí como si quisiera desaparecer de mi vista de inmediato. No conseguía entender nada en aquella mansión, había muerto dos personas y nadie se inmutaba, me solté de aquella doncella, volví mis pasos hacia Julyne y la mire con firmeza aunque tenía el cuerpo temblando del puro miedo que transmitía Worthing – Han muerto dos personas, en el fondo de los jardines y ¿te da igual? –Trague saliva con lentitud pues el miedo estaba metiéndose deprisa en mi sistema nervioso, no sabría que hacer o decir pero exhale y seguí hablando.

– Julyne y ¿Qué quieres decir con aquello de que ahora soy tu empleada? Yo no acato tus ordenes Julyne ni las pienso acatar nunca…-Le señale a su escote pero tenía tanto miedo que no le señale la cara – Nunca y ahora mismo, me iré de tu presencia pero para recoger mis pertenencias, haber aceptado una semana aquí ha sido una locura – No había titubeado en ningún momento pero estaba a punto de desfallecer en cualquier momento, en cualquier segundo podría caer al suelo del temblor que tenia de puro miedo.

Ya llegué a mi habitación y pude ver por el rabillo de la puerta como las doncellas se movían rápidamente, como sirvientes subían maletas pesadas y bolsas de piel con artículos seguramente pesados. Pensé quien habría llegado, pero mi mente pensó que ya había llegado Sebak, aquel egocéntrico personaje de teatro que siempre obtenía lo que quería con malos tratos o por las buenas. Otro ser que infundía miedo. Sabía que eran personas normales pero siempre temía ante todo lo que él hacía en cada fiesta. Siempre, aparecía entre bellas doncellas, era cierto que yo con mi esposo a mi lado no quitaba mi mirada de su rostro pero cuando me miraba la apartaba enseguida. Tonterías.

Seguramente habría llegado y escuche como el portón de la mansión se cerraba. Quizás podría escapar por la parte trasera de la mansión – Recoge todo –Dije a la doncella tras cerrar por dentro la habitación, quitándome las ropas que tenía puestas, poniéndolas sobre el lecho de la cama y yendo al baño en donde fui ayudada en el baño por una o dos doncellas que me alentaron que no me fuera, que si lo hacía iba a morir no más al cerrar los ojos a la noche siguiente allá adonde me escondiera. La doncella tenía razón, pero no me iba a dejar coger presa por el miedo. Termine mi baño y un vestido carmesí me porto elegancia, mis ojos azules resaltaban sobre un carmín carmesí y mi cabello ya estando seco, fue puesto en una hermosa trenza que me llegaba a media altura de mi espalda.

- Ahora tú, vístete como yo…-Tome las manos de una doncella que tenía un sorprendente parecido conmigo – e intentaré esconderme –Susurre tomando la capa color borgoña y colocándomela sobre mis hombros. Iría en busca de Emilius y pedirle una explicación porque lo que me dijo Julyne no tenía ni pies ni cabeza – Estaré bien –Solté las manos de la pobre doncella y no salí del baño hasta que esta no estuvo lista y peinada como a mí me habían puesto – Ya…Vamos –Dije abriendo la puerta para que la doncella apareciera, le dije que se hiciera pasar por mí y que fuera para verse con Julyne y mientras la vi irse, aproveché para tirar la cadena de sabanas una atada a otra, formando una vía de escape.

Por fin tope el suelo con mis pies. No me puse zapatos pues podría poner huellas de mi suela y como pisaba solo con los dedos, iba de puntillas, salí corriendo hacia los bosques que rodeaban el laberinto y los jardines de los Worthing. Anduve por un rato. No supe por cuanto anduve, no miré atrás, no cuando podría perder mi libertad, tenía que encontrar a Emilius, pero estaba tan agotada que tenía que descansar. Tenía que encontrar un pequeño refugio o al menos algo para que ningún Worthing me encontrase y con el pensamiento de Emilius en mi mente, llegué hasta una pequeña laguna en la que me arrodille para aclamar sus aguas cristalinas y mojarme la cara para refrescarme.

por **Julyne/Sebak Worthing** Sáb Ene 17, 2015 7:11 pm

Perdición

Pésimas ideas

Aquella mujer frívola y de cabellos castaños con un vestido tan ajustado que parecería que no respiraba de los tenso que estaban las cuerdas de la ropa pero nada estaba tan tranquila y calmada como si le fuera normal cargar ese tipo de prendas de esa forma, sus zapatos finos con las pisadas fuertes y prepotentes de ella mostraron el camino a la habitación de ella, la fina baldosa se veía estropead con el sonar de los tacones.

La perra Worthing era temida entre sus empleados por la crueldad y la forma de tratar los engaños, cada uno de ellos sabía que si la traicionaban recibían castigos sin importarle nada. Era solo el comienzo del terror…pues en esa ecuación faltaba alguien, el perro Worthing un hombre sin escrúpulos que es capaz de matar sin pestañear y sin remordimiento, pero ¿Dónde estaba él? Ahí en las lejanías por los prados de su propiedad; la mansión Worthing tiene amplias hectáreas y en ellas algunas tienen pequeños lagos artificiales y prados altos para las cabalgatas que ambos hermanos disfrutan tomar.

Y justo aquella mañana estaba él por esos lugares, con la ropa a medio arreglar y una mujer que se acomodaba el vestido y limpiaba los labios –Ya lárgate de aquí ramera – masculla tirándole unas monedas al piso, cuando la prostituta las toma insultándole y saliendo de ahí, Sebak se acomodó luciendo todo un gentleman ante todos y justo ahí antes de volver a su casa sus ojos vislumbran la figura de una doncella, él sabía quién era aquella mujer, su prima esposa de su primo y que ahora era propiedad de los dos Worthing para su uso, goce y disposición, se acercó como quien no quiere la cosa empujándola al lago –Oops lo siento primita permite ayudarte – le toma la mano para sacarla y la tira al suelo con él encima aprisionándola –A dónde vas pequeña gacela, te largas de la mansión sin decir adiós a tus dueños, que mala, eres una maleducada ni las perras de los burdeles son tan sucias y maleducadas como tu, hueles a inmundicia de pobre ¿así son todos ustedes? Se arrastran como gusanos inmundos por un poco de dinero y siempre apestan, no conocen los modales y la educación tendré que educarte entonces yo – se levanta mirándose todo mojado para tomarle del brazo jalándola a la mansión con brusquedad.

– Mantengamos esto en secreto o mi hermana te quitará el pellejo de la piel antes de tiempo y es mejor que te hagas a la idea que de aquí no sales, eres ahora de nuestra propiedad y si intentas escapar lo único que conseguirás será la muerte – se ríe como si aquello fuera tan normal el decirle a una dama y más a una jovencita asustada como la que estaba tironeando hasta su mansión. Lo peor no eran las palabras si no que la hermana de él ya se había enterado de la fuga de su “mascota” y quien le ayudo, la cual estaba arrodillada llorando en el jardín trasero suplicando a su señora que no le de algún castigo.

Justo por pecadores, eso le haría ver Julyne a la muchacha, sin esperarse que ambos demonios ya la joven conocería.

por **Clarisse De Worthing** Miér Ene 28, 2015 8:19 pm

La búsqueda de mi esposo termino antes de lo inesperado, encontrándome con Sebak, con el demonio en persona y no querría estar cerca de él. Me había tirado al lago, me había mojado la capa roja, el vestido y ensuciada de tierra estaba en este mismo instante. Estaba siendo arrastrada hacia la mansión de nuevo, estábamos ya en los jardines, vi de reojo como la doncella estaba arrodillada y a punto de ser castigada por mí culpa. No quería que esto hubiera llegado tan lejos. Esto era inhóspito. Intenté acercarme a la doncella para poder interrumpir el ritual que llevaran a cabo, no podía permitir que la golpearan una y otra vez. En realidad yo debería de ser a la que castigaran una y otra vez.

-Sebak, déjame ir libre…yo no soy nada para vosotros, solo soy un estorbo…-Entonces zafe mi brazo de su agarre y le abofetee como pude, no sabiendo donde le estaba dando y por mucho que me arrepiente después, cogí del hombro a la doncella y con ella corrí hacia un caballo de blanco pelaje, ambas, yo la hice correr y cuando me monté con torpeza aunque logré montarme, ayude a la doncella hasta que pudimos escapar de nuevo hacia el interior de los bosques. Podrían tenernos bajo su mandato pero nunca nadie podrá manejarme a su antojo. Prefiero la muerte antes de saber que he sido traicionada y haber sido vendida a un par de sádicos hermanos sedientos de castigo y vanidad.

Pasados tres horas…

No sé cuánto tiempo paso, pero lo que veía alrededor, ya no era la residencia de humanos, ni reconocía nada de los bosques parisinos o al menos, algo que pudiera reconocer de lo que conocía de Paris. La doncella que estaba a mis espaldas estaba sujeta en mi cintura temblando de frio. En el caballo, no me di cuenta de que había una escueta manta y enseguida detuve el caballo cerca de un riachuelo escondido entre matorrales. Necesitábamos descansar, sobre todo el caballo. Tomé la manta una vez bajé y ayuda a la doncella a bajar, la cubrí, no tendría más de diecinueve años y era prácticamente casi una réplica de mi misma. El paisaje era el típico pintoresco de unas colinas en alto, bosques al fondo y un riachuelo escondido entre matorrales cerca de un puente de madera en el que había dos carteles que marcaban uno hacia Paris y el otro hacia Ivry-sur-Seine. Dios mío, debemos de estar demasiado lejos y lo que escuché fue pisadas que venían hacia nosotras. Me escondí cuando baje un poco la colina hacia abajo tras el puente de madera, la asustada doncella me siguió y el caballo solo se quedó a la vista.

Maldije mil demonios.

Tenía que hacer algo, pero ¿El qué? No sabía qué hacer. Entonces vi que quien estaba viendo al caballo era una pequeña campesina que seguramente vivía camino abajo en alguna hermosa granja. Una Granja. ¿Por qué no pude tener ese destino? Una casita en el campo de la cual depender con un pequeño invernadero y un huerto, despertarme cada mañana y recoger los huevos que dejen las gallinas, recortar el pelaje de las ovejas, en fin, tener una vida sencilla y poder manejar un bello jardín frontal del cual alardear de vez en cuando tomando una taza de té. Pero mi destino ha parecido ser otro muy distinto.

-Señorita Clarisse –La doncella con la que me escapé necesitaba de mi atención. Repentinamente, estaba sangrando por la boca, descubrí que había cogido unas bayas y cuando las vi, descubrí que eran venenosas – No me encuentro nada bien…- Dijo casi desmayándose en el césped bajo el puente, pero pude cogerla a tiempo antes de que se rompiera la cabeza de golpe.

-Descansa, no sabes lo que has hecho –Dije alertada buscando el riachuelo algo entre mis ropas para poder humedecer en el rio, encontré un trozo del lazo del vestido, lo humedecí y enseguida lo metí con cuidado dentro de la boca de la doncella para que pudiera darle arcadas y que escupiera las bayas si no las había ingerido por completo – Vomítalas, muchacha, vomítalas –Dije urgente a la pobre víctima de un despiste por hambruna. Si enfermaba, tendríamos problemas y eso implicaba pedir ayuda a algún granjero que posiblemente pudiera conocer a Sebak o estar relacionado con algún familiar cercano a los Worthing. Si pudiera esconderla, ponerla a salvo, me iria con Sebak y Julyne, pero ahora no me iría con nadie.

Hasta podría ocurrirme la idea de empezar una vida, empezar con la muchacha una nueva vida en busca de Emilius y pedirle una explicación.

por **Julyne/Sebak Worthing** Dom Feb 08, 2015 4:24 pm

Perdición

Castigo Doloroso

Julyne abofeteo a su hermano cuando este le notificó la huida de su nueva esclava, los reclamos se escuchaban por toda la mansión que incluso los empleados huyeron a sus habitaciones por miedo de hacer algo que haga que explote aún más aquella fiera. Palabras groseras comenzaron a hacerse notorio cuando una orden salió de ella “búscalas, y mátalas” había dado la sentencia aquella fría mujer.

Dos horas después Julyne salió de su despacho alisándose el vestido trenzando su cabello, su hermano salía tras de ella subiéndose el zipper del pantalón con una sonrisa de oreja a oreja y el cabello revuelto. Ambas bestias salieron a caballo adentrándose en el bosque, el mismo que pertenecía a su domino. La propiedad de los Worthing comprendían varias hectáreas y una de ellas era ese bosque donde los hermanos suelen ir a cazar. Se dividen en el camino, Juls en busca de la doncella y Sebak tras la esclava blanca.

Desmontó de su caballo siguiendo las huellas improntas en al tierra, otra yegua había cruzado por ahí, presumió que se trataba de aquel par de zorras, dejó su corcel negro atado lejos siguiendo a pie las marcas encontradas. Camino unos cuantos minutos cuando un pequeño ruido lo puso alerta, estaba cazando uno de sus deportes favoritos y si era una esclava mejor para él. Oculto tras uno de los grandes árboles para con sigilo moverse entre la densa hierba y maleza del lugar. Quedo oculto entre unos helechos junto a los matorrales viendo como su nueva adquisición metía los dedos en la garganta de la doncella tan sensual le pareció a él la presión que su “prima” ejercía sobre la empleada que sonrió “Así que te gusta eso, te gusta la asfixia pequeña zorra” pensó aquellas palabras cuando algunas imágenes de su nueva esclava junto a él y su hermana le hacían subir la temperatura que su cuerpo reaccionó instantáneamente. Él tenía que probarla antes que lo haga su hermana, tenía que saber si aquella cosa valía lo que pagaron, una buena y escandalosa suma de dinero.

Se acercó con sigilo como quien caza a un venado y lo era, se fue por atrás, por la espalda de la mujer hasta tomarle de los brazos –Aquí estabas pequeña zorra, muy mal, muy mal el que huyeras de tus amos, ahora pagarás, no, tranquila no me mires así, Julyne está buscando a esta perra– patea el cuerpo desplomado de la doncella, cubriendo la boca de su prima con la mano apretándola contra su cuerpo, sobre todo ese trasero lo movía contra su erección –Eso, si, muévete más zorra, eso te gusta no es así – la avienta al suelo a la mujer y la ve caer estrepitosamente al suelo riéndose él de como está, llorando suplicando que no le haga nada malo. No pierde tiempo se quita la camisa y el cinturón de su pantalón.

Ahí a la vista de los cielos claros, Sebak se sienta sobre ella a horcajadas cubriéndole la boca con su camisa y atándole las manos a su espalda con su cinturón. La voltea mirándole de pies a cabeza relamiéndose los labios. En sus ojos el deseo y con su mano derecha comienza a frotarse la entrepierna, aquella zona que estaba abultada. – Veamos si vales lo que pagamos por ti, Si así como oyes puta, fuiste vendida por tu marido el imbécil de Emilius quiso dinero y status y te vendió como una cosa, una esclava– acerca sus labios al oído de ella riéndose, tomando entre sus dientes el lóbulo de ella tirando con algo de rudeza – Una puta barata de burdel, y fuiste vendida a nosotros los malditos Worthing para usarte cuando queramos, como queramos y el tiempo que nos dé la gana, de ahora en más usarás la ropa que te digamos, harás lo que los dos te pidamos hacer sin protestas, aunque si te pones rebelde conmigo me gustará porque me fascina castigar a pequeñas zorras desobedientes como tú– y sin más rasgó el escote de aquel vestido mirando el corsé de la mujer, delicado que definía esos senos. Gruño al ver aquel par de senos formados, acercó su lengua sobre estos lamiendo la piel blanca de la mujer.

No se detuvo ahí si no que continuo rasgando toda esa tela molestosa, el vestido quedo hecho girones, que caían de lado a lado. Se levando mirándole ahí tirada, a su merced. Vio las bragas que tenía y comenzó a reírse –Lo dicho, eres toda una puta, mírate con lencería sensual para excitar, bien primita pensé que teníamos que enseñarte a serlo pero veo que en el fondo lo eres, te gusta provocar verdad, primita– con desprecio la llama y la voltea boca abajo rasgando más el vestido. Ahora estaba solo con la ropa interior y los restos de lo que era un vestido yacían a un lado. Junto a la risa de Sebak mientras tocaba el cuerpo de su pierna, ese tarsero palpable y redondo, pellizcándolo y dándole azotes para que llore más, quería que se sienta humillada antes de ultrajarla para toda la eternidad.

Julyne mientras seguía por la búsqueda hasta una de las granjas que colindaban con su propiedad, el señor muy amable la recibió. Para todos ella y su hermano eran hombres de bien, poderoso y con una mente agil para los negocios. Todo tipo de negocios.

por **Clarisse De Worthing** Sáb Feb 28, 2015 4:10 pm

Preguntándome como salir de aquellas amenazas en mi piel estaba al borde de las lágrimas, pero por vez primera no quería llorar por ejemplo esta vez frente a Sebak quien era realmente un monstruo. Un monstruo con alma oscura que atormentaba a dulces e inocentes mujeres como lo éramos yo y la doncella.

¿Dónde estaría mi amado Emilius? ¿Dónde estaría mi amado de brillante armadura? ¿O es que se le ha teñido de cobre y al final se ha vuelto fea y descuidada?

– ¡Basta, para Sebak, para! –Pedía aguantándome en lo que quedaba de mi vestido, quedando sola y desamparada. No sabía dónde estaba la doncella. Seguramente demasiado aterrada para acercarse a mí, a socorrerme, escalofríos entonces querían sustituirme el miedo por el placer pero no había forma de dejarme tratar bajo el influjo del diablo, quería desaparecer en el olvido. ¿Así es como acaba mi historia? ¿Bajo la mano dura del masoquismo y del dolor que aguantaba?

-¡SEBAK! ¡BASTA! –Pedí que me dejara en paz, pero no cedía. Boca abajo me puso. Veía el césped contra el maquillaje de mi rostro, intenté levantarme pero tenía el peso de Sebak contra mi cuerpo, estaba maniatada y poco podía hacer contra las burradas de caricias que Sebak me daba por mi delicado cuerpo. Lo único que podría hacer era seguir excitándome interiormente, no dejar ninguna emoción saliera a flote. Quería contratacarle con el doble de ira con el que golpeaba a la palidez de mi piel, quería agarrarle pero me era imposible apenas. Entonces algo pasó que me sorprendio. Un heroe vino en mi rescate, pude notar como el peso de Sebak disminuia y me sentia mas ligera, note como me quitaban las ataduras y solamente no paré a mirar quien me habia salvado. Cogí la camisa de Sebak para ponérmela encima y correr, correr y correr con lo que tenía encima de ropa interior, pero no acabé demasiado lejos, a lo lejos podía ver la figura esbelta de Julyne, estaban por todas partes.

Miraba hacia atrás y por allí venía Sebak pero al frente estaba Julyne. Me quise esconder, pero unas manos me atraparon. Estaba indefensa. Me movía repetidamente una y otra vez. Tenía los ojos cerrados moviéndome con fiereza para que me soltase, pero cuando abrí los ojos vi a Emilius, ¡SI! Era él – Amor….¿Dónde estabas? ¿Por qué no me has escrito? ¿Es cierto que me vendiste? Dime que no es así, que solo es….mentira….Dime que nunca cediste al dinero y la posición en la alta alcurnia, dime que jamás has hecho ¡ESO! ¡EMILIUS! ¿Qué PASA! –Pero ¿En verdad era Emilius? ¿Era él de verdad? ¿Por qué no me hablaba?

-Cállate ya…¡Me tienes harto con tanta inocencia barata! –Inmediatamente me vi metida dentro de un oscuro carruaje, de cortinas oscuras y la comodidad era demasiado incomoda, de seguido vi a Emilius que se metía en el interior del carruaje. Después me besaba como siempre me gusto. Estaba confusa. Me dijo ahora que me amaba, que sentía las palabras obscenas de hace unos segundos. ¿Actuaba?

-Emilius ¿Qué te aflige? –Intente taparme lo más que pude con la camisa de Sebak, lo único que quedo de mí en la hierba - ¿Qué…Qué pasó?
-Te vendí. Te vendí por dinero y posición…pero –Escuchaba a Emilius y mi rostro estaba horrorizado. No, no pensé que pudiera hacerme esto – pero te amo, te quiero de vuelta. Ahora soy rico y lo seré en breves….No me vas a perdonar fácilmente, lo sé...
-No, buen intento Emilius…era cuestión de tiempo y de vida que el fuego se tornase frio en tu corazón e hicieras algo cercano a esta idea que me has dicho…..-Mi voz quería romperse junto a mi alma que estaba a punto de estallar en lágrimas. Quería que desapareciera de mi vista, pero comento que quería sacarme de la vida de los Worthing cuanto antes.

Lo que no se dio cuenta, era que él estaba ya fuera de mi vida para siempre.

por **Julyne/Sebak Worthing** Sáb Abr 18, 2015 11:54 pm

Perdición

Sentencia

Julyne estaba furiosa y no era para menos, ella era de este tipo de mujeres a las que no puedes engañar o mentir porque te costaría un camino de sufrimiento, tan doloroso, tan deplorable que todos eran capaz de arrodillársele para pedirle clemencia, ambos Bastardos Worthing son así, ya los conocían y algunos temían por sus reacciones y represalias, bien eran solo rumores pero de rumores en rumores llegan a lo cierto.

De paso por la villa que colinda con su propiedad apareció su primo, aquel ser tan lastimero y vanidoso que no tenía ni un penique donde caerse muerto y de ello se valió para tener todo lo que quiso al vender a su esposa como una esclava más, ahí estaba delante de su prima pidiéndole perdón y pidiéndole de regreso a su mujer, algo que Juls lo tomó como una ofensa para ella y para su hermano, abofeteo a su primo hasta el cansancio y lo amenazó, la amenaza fue tal que hizo temblar al hombre al punto de quererse desmayar.

La voz de Juls no sonó molesta, era tan calmada pero con un tono contundente al pronunciar cada palabra –Trae a la zorra de tu mujer a mi hogar o te juro que te irás al infierno a dar cuenta de tus pecados, quedarás en bancarrota, nadie querrá hacer negocios contigo, te dejaré no en la calle si no en la miseria completa, serás como un leproso para todos, nadie te dará limosna ni caridad alguna, pero si me la traes me aseguraré que esa marca se borre es más, hasta haré creer que tu mujer te fue infiel con mi hermano, sí haremos que todos crean que ella fuer la zorra que te dejó por meterse en cama de mi hermano y tu fuiste compensado por nosotros por la ofensa de tu esposa a la que tomamos como mucama para enseñarle algo de fidelidad, pero si no la trae marcaré tu rostro y al de tu esposa junto a su reputación – tan clara y precisa en las palabras que daba miedo su calma.

Montó a su caballo dejando que el vecino de ella le prestara aquel carruaje oscuro que tenía, dando instrucciones de llevarlos a la propiedad Worthing, envió con él a otros hombres para que ayudaran a Sebak pues habían planeado que Emilius golpeara a Sebak para poder engañar a la “esclava”. Y efectivamente todo se dio como lo había planeado, incluso su hermano se sintió ofendido por ello pero más era por haber perdido la oportunidad de violar a su prima, su hermana lo calmó contándole lo ocurrido, pidió que le llevaran su caballo y ambos regresaron a la mansión, en espera de la mujer para darle su castigo merecido esta vez y para siempre con ellos.

El carruaje llegó, y abrieron las puertas Emilius descendió junto a la mujer que se había atrevido a escapar y que ahora había despertado la furia de sus dueños, en ese momento aparecieron los dos tras las puertas de aquel lugar –Así que ya te dijo Emilius que te vendió como una puta barata, verdad primita– antes de que escape Juls se acercó a ella y la abofeteó con tanta fuerza que no le importó lastimarle el rostro –Te atreves a escapar cuando tu esposo tiene una deuda tan grande con nosotros, ¿crees que este te ama? Estúpida, él quiere el dinero y la posición y tú eres su peón para ello, te está usando para tener lo que quiso y no pudo contigo, tener reputación de buen hombre – Sebak comenzó a reírse tomándola de los cabellos mientras Juls estrechaba la mano con Emilius y fue ahí, justo en ese momento que Sebak le propinó en la nuca un golpe que la dejó un poco fuera de combate a la mujer llevándola al sótano.

Ató a la mujer del techo con los pies puestos en puntitas, la ropa rasgada y los ojos vendados, una fusta recorría el cuerpo desnudo de la jovencita junto a la risa de Juls y de Sebak, ambos disfrutando el color de la piel de la mujer pero más que nada disfrutando su lucha por safarse de ahí y escapar, pero no lo haría porque era, ella era de ellos.

por **Clarisse De Worthing** Mar Abr 28, 2015 5:56 pm

Clarisse sentía la angustia a flor de piel. ¿Cómo podría sentirse Emilius ahora? ¿Mal o bien por estar forrado de pasta y con un buen nombre ahora que parecía haber subido de plaza?

Sin embargo estaba ahí, envuelta en cuerdas en lo alto de un techo, colgada y mis pies apenas tocaban el suelo, estaban en puntillas como las bailarinas de ballet – Por favor, lo…lo siento, yo…aun no me lo puedo creer –Dije entre llantos que no cesaban, me resistía aun a estar aún atada en aquellas cuerdas o ataduras – Si quieres mi cuerpo tómalo, pero no vas a tomar mi corazón y seguiré intentando zafarme cada vez que quieras hacerte conmigo. Si hace falta te destrozaría esa faceta tuya que tienes –Pensaba en mi interior, hacia dentro de mis pensamientos lo que yo quería decirle a mi torturador – Sebak…por favor…Suéltame, haré todo lo que quieras pero concédeme al menos el estar a solas contigo, primero contigo…-Aquello lo dije mirando al suelo, me arrepentiría después, pero quería estar con Sebak.

No sabía porque, el león siempre es el que se puede dominar siempre y cuando le des la carne en su punto – A solas contigo, en…-me mordí mi labio inferior, queriendo no escuchar lo que decía – Tengo frágiles huesos…-levante mi mirada hacia Sebak - ¡AGh! –Tenía que seguir intentándolo, tenía que seguir convenciéndole, pero un azote vino sin que yo lo supiera – Sebak….-El rubor que subió a mi rostro fue extraño, pues al segundo azote, no salió dolor, sino placer – Para…Por favor…-Moví mas las cadenas pero estas estaban bien fijas en su sitio y entonces fue cuando sentí a Julyne, llorando sin poder hacer nada, sintiendo a la mujer que me abofeteó en la entrada.

¿Por qué estaba sintiendo resentimiento o rencor? ¿Por qué Emilius me vendió cruelmente? El frescor recorría mi piel y el dolor se acentuaba aún más en mis muñecas – Dejadme ir…aunque sea a dónde está mi habitación. Aprendí la lección, ¡quiero irme de aquí! – Dije pidiendo la clemencia que por la piedad estos Worthing no tenían. Supuestamente estaba vendida, bien, eso lo entendí y supe que es porque Emilius estaba harto de mí y de que quería más posición. Desearía que la inquisición le culpara de hereje pero ¿Quién soy yo ahora? Era la esclava de dos demonios sueltos que jugaban con mi cuerpo hasta dejarlo sin fuerzas y no podré aguantar por mucho tiempo más…aquí sujeta como ganado.

por **Julyne/Sebak Worthing** Miér Mayo 20, 2015 10:37 pm

Perdición

Sentencia

Julyne miraba a su hermano mientras este acariciaba la piel de aquella espalda, tan blanca que solo provocó risas entre los dos hermanos, ella se acercó hasta ponerse cara a cara con su insulsa esclava, alzo la mirada y asintió a Sebak que esperaba ello y fue entonces que la fusta tocó la espalda de la joven en un azote fuerte y seco, Juls tomó en ese momento el rostro de la chica cuando ella exhalaba un grito y le beso metiendo su lengua en la boca de ella, llenándola cuando otro azote le vino, se alejó de ella dejando un hilo de saliva entre las dos que ella lamió, otro azote más y ella le abofeteo el rostro a su prima. Pararon de azotarla.

La voz de Juls se tornó fría y baja, esa tipo de voz lo usaba cuando estaba muy furiosa al punto de ser capaz de matar a alguien –Te explicaré para que tu pequeña cabecita lo entienda, Tú ya no tienes voluntad, ya no puedes opinar si no te damos permiso, no puedes salir de esta mansión si no es con alguno de nostros, no puedes dormir si no te lo decimos, entiendes, tú eres nuestra esclava personal, podemos hacer lo que nos plazca contigo y tu deberás aceptarlo, sin rechistar. Ahora si intentas hacer otra vez algo como esto, tú pasaras u n mes solo con agua y atada así como ahora estas y serás violada por los esclavos negros día y noche, noche y día sin descanso, espero que ahora entiendas que aquí puedes encontrar el cielo o el infierno– Sus dedos presionan el rostro de la mujer cuando le quita la venda de los ojos para que vea el lugar de castigo o placer que le tocara sufrir.

Sebak se acercó a su hermana dándole una palmada sonora y fuerte en el trasero, mientras esta reía y le regañaba por aquel golpe, pero Sebak la tomó y beso frente a su prima lamiéndose los labios –Querida, podrías dejarme a solas con nuestra prima la zorrita, luego te la presto y otra noche la usamos los dos, por ahora quiero es jugar con ella hasta que llore sangre– Julyne asintió saliendo de ahí subiendo por aquellas escaleras hasta que una puerta pesada se cerraba –Ay ay primita, ahora verás lo que te ganaste por andar de puta con tu esposo, esto te va a doler y a gustar tanto, no ruegues estar conmigo en la intimidad porque no te creo, sé que te querrás escapar, porque eso hacen las de tu clase– susurró al oído de ella cuando le tomó el mentón para que lo mire, él sonreía con un brillo de maldad y entonces su manos fueron a los cabellos de ella tirándoselos hacia atrás.

Se colocó tras la mujer restregándose contra aquel trasero fino, riéndose mientras ella se quejaba, comenzó a rasgarle la camisa pro completo con la ropa interior dejándola desnuda por completo ante sus vista, la miraba relamiéndose los labios y se fue hacia la pared y las cadenas sonaron subiendo más el cuerpo de la mujer, ya casi no tocaba el suelo, regreso donde ella riéndose –Te ves muy linda así primita– le da una palmada en el trasero cuando se agacha a tomar unos grilletes y lo ata a uno de los tobillos de su prima, toma otro y lo coloca en el otro tobillo obligándola a abrir las piernas completamente para dejar su sexo expuesto –Bien primita, una última petición antes de entrar al infierno– se ríe al verla llorando y humillada pero no le importa porque ella ahora es su esclava para hacer con ella lo que desee.

por **Clarisse De Worthing** Vie Jun 19, 2015 6:30 pm

Estaba sintiendo su vitae correr a contra corriente.

Sentía que no aguantaría más las torturas que Worthing estaba transmitiéndole con aquel castigo que tenía entre sus manos. Quería escapar. Quería ser humo y desaparecer en la nada de aquella habitación. Situándose libremente en lo que se suponía que tenía que enfrentar. Su sexo opuesto frente a su primo, aquel que estaba frente a ella, intuía lo que podría hacer, sabía que estaba incapacitada para seguir adelante pues estaba atada de manos y pies – Sebak, ten cuidado con lo que haces. Podría perder la fertilidad, eh, ¿no…no quieres que te de un hijo fuerte y hermoso como tú? ¿Eh?

Además porque sigues con tu hermana. Siempre te ha estado manipulando ahora no deberías de hacerla caso. Puedes ser tú mismo, puedes ser el dueño de ti mismo….por favor…-Dijo con todas las fuerzas que podía en su cuerpo, que estaba temblando por si solo por lo que venía a continuación – No lo hagas Sebak….de verdad que no merece la pena perder tiempo…..conmigo…..-murmuro para Sebak pero este estaba dispuesto a seguir con el plan hacia delante.

Clarisse estaba atrapada sin poder hacer nada.

Se movió en las cadenas pero solo consiguió hacer ruido inútil que enseguida se puso a gritar como loca, pero nada, no sirvió nada, solamente su cuello se inclinó hacia atrás pidiendo que esto se detuviera, que nada pasara en ahora en adelante – No…te lo prometo, bájame al menos, haré lo que me pidas, pero déjame bajar de aquí….no puedo respirar y no es una excusa Sebak…no puedo respirar, tengo mal el corazón…..-murmuro en verdad perdiendo casi el aire, o en realidad su corazón estaba palpitando tan deprisa que enseguida sintió como un tirón le daba en el pie, comenzó a toser, su cuello fue hacia adelante y apoyó su frente en el brazo que más cerca le pillaba de su cabeza.

-Si quieres matarme, hazlo ya Sebak – Fueron las últimas palabras que salieron de aquellos labios rojos tintados como cerezas en verano, situándose su blanca tez aún más blanca todavía, esperando a que la embestida la pillara por sorpresa aunque aún estaba esperando el momento en que sucediera – Me da igual ya. Sé que me quieres hacer sufrir y sufrir. Así sois todos los Worthing.

por **Julyne/Sebak Worthing** Sáb Jun 20, 2015 9:43 pm

Perdición

Sentencia

Sebak se reía como desprecio y burla moviendo su mano acompañando a las palabras que su nueva adquisición profesaba, cada una de ellas solo provocaba más el desprecio por aquella mujer, entonces, como si ella lo hubiese invocado o deseado, se puso a su cara tomándole con sus dedos las mejillas, clavándole en la carne sus fieros dedos sosteniéndola para que lo mirase por completo, en su otra mano tenía una fusta –Cres que lo que dices te lo voy a creer, tu no nos conoces zorra, bueno al menos no a Juls y a mi, quizás tu no conozcas a nadie mira que creíste que mi primo, tu esposo te amaba tanto como para no venderte como un objeto, quien es aquí el que está siendo utilizado?, eh, no soy yo, si no tú, que fuiste vendida como una simple negra, una esclava más– soltó el rostro de ella arrojándolo con fuerza.

Se situó detrás de su prima acariciándole la espalda desnuda que llevaba con la fusta, rozándole y asentando el material contra la piel viendo como el cuerpo se erizaba al contacto por miedo, sus ojos vislumbraban su obra de arte porque le gustaba tomarse su tiempo para todo y entonces, alejó la fusta para segundos después dejarla caer sobre el trasero de su familia con saña y odio. Resonaba la carne suave contra el cuero de aquella fusta, una, dos y tres veces más –No prometas cosas que no cumplirás, si no respiras entonces mejor para nosotros podremos desquitarnos con tu esposo de que esta esclava no ha servido y le quitaremos lo que le hemos dado, y todo será por tu culpa– dejó el azote y bajó un poco las cadenas del techo hasta que los pies de ella tocaran el suelo, acercándose nuevamente para ponerle la venda a los ojos junto a un cabestro a que muerda –Es hora de marcarte como propiedad de los Worthing prima, que prefieres, muslos, trasero o espalda, yo prefiero cuello pero tú dirás– con un tono socarrón y grueso en su voz producto de la excitación que le daba asustar a su pariente, deja que aquella fusta recorra sin pudor alguno por el cuerpo expuesto de ella.

–Ya Juls, tu otra ama, envió a hacer tu collar, el cual usarás de ahora en adelante por eso se fue a terminar los detalles para tu regalo– roza aquel instrumento por la intimidad de Clarisse riéndose son descaro –Yo diré si vale o no la pena, no tu. No nos conoces, recuérdalo y como te dijo July, tu decides si esto será tu infierno o tu paraíso, primita– desdén, odio y repudio hay en su voz al llamar de esa forma tan despreciable para él.

por **Clarisse De Worthing** Lun Jul 20, 2015 7:53 pm

La zona más rica de nuestras almas, desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma. Más allá de la historia de las vidas sin gloria, sin honor ni sustento; guardaré del que escribe su mejor pensamiento; quiero amar a quien vive con las alas del alma desplegadas al viento pero quiero odiar aquel quien me las rompe.

No pretendo darme la vuelta e irme de nuevas, pero quiero que esta tortura termine, que me mate si era necesario. Todo acabaría enseguida o eso esperaba en lo que mi cuerpo no aguantaría. No hay en nosotros un cuerpo que se alimente independientemente del alma. Todo cuanto el cuerpo ha admitido y ha comenzado a transformar es preciso que a su vez el alma lo sublime. Por eso temía ese secreto.

Por eso somos todos capaces de conformarnos con cualquier cosa, con cualquier arreglo, incluso con el más vil y cobarde; mira a tu alrededor, y encontrarás las mismas soluciones a medias entre los seres humanos: uno se marcha, se aleja de la persona o de las personas que ama, atemorizado por un secreto, y otro se queda, calla y espera una respuesta durante una eternidad...Eso lo he visto y lo he vivido yo. No es cobardía, no...Es una defensa, la última defensa del instinto humano por sobrevivir - ¡BASTA! –Dijo sin poder subsistir ni un minuto más en aquella posición, en aquellas cadenas. Las cadenas que me tenían apresada ni me dejaban expresarme como pudiera expresarme – Basta Worthing, por favor….basta –Murmure para mí misma demostrándome que no estaba dispuesta a seguir ni un momento más hábil y despierta.

Lo siguiente que tenía en mente era una cama llena de sabanas negras abrazando mi desnudo y frio cadáver. Quería que así fuera. Necesitaba buscar el refugio de las prendas suaves de un abrazo, de las caricias que producían placer y no dolor. Me daba igual gritar tan solo quería que terminara esta tortura. Quería que acabara pronto, no quería que empezara si ya hubiera empezado.

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