|| Intercambio simple ||

por **Kerevan D. Flourite** Jue Nov 20, 2014 2:52 pm

Las calles estaban prácticamente vacías, y solo algunos hombres acostumbrados a la noche, mujeres de mala vida y algunos perdidos recorrían la oscuridad. Hacía horas que había anochecido y que el ritmo frenético de la ciudad se había detenido por completo. Era el momento idóneo para su cita, por llamarlo de alguna manera. A veces, cuando los apetitos eran incontrolables, Kerevan no tenía problema alguno en saciarlos con cualquier persona dispuesta a hacerlo con él, ¿por qué dar más vueltas a algo tan sencillo como la carne? No tenía sentido.

Conocía a diferentes hombres y mujeres que se dedicaban a vender su cuerpo, pero en esta ocasión iba a conocer a uno nuevo, algo que le agradaba. Estar acostándose siempre con los mismos era casi como tener diferentes matrimonios, y eso era deprimente, así que le gustaba ir cambiando y variando. Tampoco lo hacía siempre con gente que cobrara por ello, habían mujeres casadas y hombres reprimidos que se alegraban de poder tener una experiencia diferente de vez en cuando, y ahí estaba él, para aprovechar la noche.

Llegó al apartamento en cuestión donde le habían dicho que podría encontrar al chico, el cual se suponía que le estaba esperando, pues había usado un intermediario para concertar ese encuentro. Kerevan miró a un lado y otro de la calle, de manera relajada realmente, pero allí no había nadie, así que sin tomarse más tiempo alzó la mano para llamar. Sus ropas elegantes le delataban como lo que era, un hombre adinerado hasta los topes, que no tenía problema en gastar sus francos en cualquier tipo de capricho. Cuando la puerta se abrió alzó la mirada para clavar los ojo en la persona allí presente.

— Buenas noches, soy Kerevan, me esperan. — avisó, porque tampoco sabía si allí viviría un solo chico, si serían varios, o a saber qué, así que lo mejor era presentarse y punto. Ya una vez que estuviera con el que le iba a atender, incluso si era aquel, las cosas serían algo menos...formales, por así decirlo. Después de todo, lo meno que tenían ese tipo de personas era educación para las formalidades, aunque te podías encontrar con algunas sorpresas. De todo había llegado a ver el brujo.

por **Castiglione** Jue Nov 20, 2014 3:16 pm

la ventana para que el humo del cigarrillo terminara por expandirse hacia afuera. A algunos clientes les desagradaba el olor del tabaco por quisquillosos. Mi amante de turno era alguien nuevo, del cuál no sabía ni siquiera el nombre (éste último dato era completamente irrelevante para mí) más valía tener todo controlado y en "orden" para que ambos pasaran un rato agradable; si bien el follar era para mi un placer, tampoco me acostaba si el sujeto en cuestión no me era agradable a la vista. Si no cumplía con mis exigencias visuales - por encontrar una palabra adecuada- le despacharía de inmediato por donde vino. Perfumé el ambiente, mi boca (con olor a canela) encendí algunas velas por todo el departamento para dar una imagen de confort e intimidad y esperé con el torso desnudo. Sólo llevaba unos pantaloncillos holgados transparentes y mis pies descalzos. El suelo de madera me daba tal libertad de acción. No hacía falta nada más. El portero del edificio tenía la obligación - porque le pagaba una buena cantidad de francos por su trabajo y silencio- De llevar a mis clientes hasta la puerta, tocar tres veces y retirarse. Un código simple pero efectivo.

No tardé demasiado en escuchar los golpeteos. Me aclaré la garganta, moví el cuello haciéndolo tronar y abrí la puerta. Delante de mí se encontraba un hombre maduro pero atractivo. Mis ojos le escrutaron con avidez. Al juzgar por sus ropas era de una muy buena posición económica. Era vital, casi prioritario, conocerle a través de éste simple hecho, pues tendría que proceder a comportarme de una manera muy distinta. Iba a follar con un hombre pudiente, por consiguiente educado. Haría gala de mis años de escuela en los mejores escuelas de París.

-Adelante - Me hice a un lado permitiéndole el paso. No dije más palabras, no estaba dentro de mi "protocolo" saber su nombre, ni su procedencia. Aquello estaba de más, ambos sabíamos lo que necesitábamos y el porqué: Placer, porque el cuerpo lo necesitaba. Fin de la discusión.

|| Intercambio simple ||

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