Violette S. Barker | ID

Inocencia; Eso es lo que mejor describe a Violette. Una chica altamente soñadora, pero no menos decidida con respecto a sus objetivos. Aunque tiende a perder un poco el norte cuando nuevas cosas llaman su atención, sin importar que estas sean cosas tan simples como complejas en general. Es curiosa, y gustaría de saber más de todo lo que le rodea, tanto de las personas que forman parte de su entorno, como de los más grandes misterios a nivel universal.

Sabe perfectamente que el mal existe en muchas formas, pero cae ilusamente en la idea de que aquello no llegará a rondarla si ella se esfuerza en ser amable, y atenta con los demás, esperando lo mismo de vuelta. El respeto es algo que valora en demasía, y por la misma razón lo entrega sin importar las diferencias entre sus pares, e incluso con aquellos que son más frágiles que ella; Los animales.

Como toda persona tiene sus miedos y tropiezos, aunque no se esfuerza en ocultarlos, ni demostrar aveces aquella parte más sensible de si misma, pues conoce a la perfección que eso no es para nada una debilidad.
Compasiva frente a todo, está siempre a disposición de entregar más de lo que está a su alcance, sin aceptar un rechazo a sus acciones, puesto que es ella quien se forja sus propios límites.

Segundo retoño nacido de la familia Barker. Una preciosa bebé de cabellos dorados, tez blanca como la nieve, y ojos cristalinos que hacía honor a las aguas más inmaculadas, pero estos no podían ser tan perfectos y la primera vez que se abrieron al mundo, nada cambió. Para ella aún se encontraban cerrados. Nunca conocería el rostro de sus padres; Arthur y Catherine, ni mucho menos el de su hermano mayor Christophe, quien en ese momento desconocía que irónicamente la pequeña se transformaría en su más valioso tesoro, y él sería los ojos que ella necesitaba.


Fueron sus padres los primeros en sorprenderse por las habilidades que la niña poseía, aumentando las mismas con ayuda de las enormes ganas de vivir que tenía, de salir a delante sin importar sus obstáculos más evidentes. Aunque como era de esperarse todos vivían al pendiente de ella, y mientras  más crecía, aquello se hacía más evidente hasta el momento de hacerla sentir un tanto abrumada, pero jamás se atrevió a decir nada a sus seres queridos, pues conocía a la perfección la dedicación que siempre le era entregada, y por eso no tenía mas que estar profundamente agradecida.  

A los diez años fue recibida en el College France de París como oyente, pero lamentablemente su estancia en el lugar fue mínima, ya que la muchacha por razones obvias no lograba acostumbrarse, sin mencionar que las condiciones en el sitio no eran favorables para alguien con su limitación. Por lo que en menos de ocho meses tuvo que regresar a sus estudios en casa, aunque nunca podría aprender realmente todo como era debido, por más que le contrataran miles de profesores particulares.
Arthur se encargó de buscar por todos lados profesionales  especializados en personas no-videntes. Así fue como con ayuda de sus influencias llegó hasta el pedagogo Louis Braille, quien había creado un sistema muy ingenioso, el cual se centraba en la ayuda a todos aquellos que carecían del sentido de la visión, justo como él mismo.
Violette fue una de las primeras en recibir el novedoso sistema, el cual lamentablemente en ese tiempo no era conocido por muchos, sólo por aquellos compañeros que rodeaban al pedagogo Louis, quien implementó el sistema para la lectura mediante el tacto.
Toda la situación se volvió muy provechosa para Violette, quien la mayor parte de su tiempo libre lo dedicaba a sus estudios en casa, y por las tardes era asistida por su madre o hermano.
Así trancurrió el tiempo para la joven, quien llegó a la edad de diecisiete años aprendiendo a leer a su manera una cierta cantidad de libros dirigidos con el método Braille. Y sin darse cuenta comenzó a volverse cada días más independiente, llegando a pasear sola por las calles, recurriendo sólo a la ayuda de su bastón para desplazarse. Aunque desconocía que cada salida que ella realizaba en "soledad", era seguida muy de cerca por Christophe quien nunca aprobaría descuidarla de ninguna manera.


La noche en que su hermano despareció Violette se encontraba esperándolo en la puerta principal de la residencia, lamentablemente ni ella ni sus padres conocían realmente las actividades que Christophe realizaba por las noches, su devoción hacía la inquisición y su increíble habilidad a la hora de aniquilar seres sobrenaturales. Y para su desgracia el joven sobrestimó su propio poder al enfrentarse con un grupo de seres altamente poderosos, quienes se encargaron de cobrar con sus propias garras, todas las "vidas" que el joven había tomado a lo largo de su oscura ocupación. Él no regresaría a casa, y su hermana en ese mismo instante había perdido a un pilar fundamental en su vida, su guía y la seguridad que le había acompañado en cada paso que daba. Ahora se sentía más perdida que nunca.  
La familia Barker lentamente comenzó a desmoronarse, el desconcierto pasó a convertirse en resignación, y los días que vinieron después no fueron mucho más alentadores. Todos buscaron volver a sus vidas de la mejor manera posible, y sus padres se aferraron a sus pensamientos más positivos para ayudar a su hija, quien aún no era capaz de ocultar su tristeza.

Los años siguiente transcurrieron sin altibajos, ni novedades de mayor escala. Violette consiguió un trabajo simple en el Jardín botánico, el cual fue de mucha ayuda para que la mente de la joven comenzará a desligarse de los antiguos recuerdos que le atormentaban.
Estaba claro que las distracciones en ella funcionaban aún de manera más efectiva. Se la pasaba prácticamente todo el día entre flores, y caminatas por pequeños senderos que cruzaban el amplio jardín, incluso habían noches de verano en las que sin más remedio se había acomodado bajo un árbol y conciliado el sueño hasta la mañana siguiente. Había encontrado una nueva pasión en el lugar, aún cuando sus ojos le impedían ver las preciosas rosas que crecían en el lugar, los lirios, lavandas, amapolas y margaritas, nada de eso era problemas cuando en su memoria había memorizado cada aroma a la perfección.
Tomó las riendas de su vida de la mejor manera, aunque sabía que tras de ella sus padres siempre le brindarían todo su apoyo.
No estaba sola en ningún aspecto, ahora sólo debía buscar el destino que le correspondía.

~ Datos Importantes:
Gustos:
- Los amaneceres. A pesar de no poder observarlos, disfruta de sentir los primero y cálidos rayos de sol contra su piel.
- Los animales, teniendo una leve preferencia por los perros.
- Las muestras de cariño.

Disgustos:
- Las personas agresivas o injustas.
- Las heladas en invierno.
- Las mentiras.

Manías/Peculiaridades:
- Nació con una completa ceguera.
- Jamás se ha perdido en el jardín botánico, ya que conoce a la perfección el lugar, siendo el único que puede recorrer sin ayuda de su bastón.
- Pasó gran parte de sus primeros años, hasta los dieciocho, practicando el sistema Braille.