Sigyn Snøstorm [ID]

por **Sigyn Snøstorm** Sáb Dic 20, 2014 12:03 am

~ DATOS BÁSICOS ~

► NOMBRE DEL PERSONAJE ◄

Sigyn Snøstorm

► EDAD ◄

24 años

► ESPECIE ◄

Bruja

► TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO ◄

Clase Alta

► ORIENTACIÓN SEXUAL ◄

Homoflexible

► LUGAR DE ORIGEN ◄

Noruega

► HABILIDADES/PODERES ◄

Poderes Innatos
❅ Hechicería
❅ Percepción del aura

Poderes Desarrollados
❅ Atmokinesis
❅ Creación de Ilusiones
❅ Alteración de la apariencia

~ PSICOLOGÍA ~

Difuminándose se ve la imagen de la chica con gracia, risueña, pues las cenizas de la desventura aún irritan sus ojos. Exhibiendo un frágil cuerpo y rostro angelical, a cualquiera pudiese engañar si no fuera de las que se valen de artimañas. Fría, distante, justa en sus palabras. Aún conserva sus modales, pero hasta cierto límite, dependiendo cuanto puedan llegarle a exasperar; entonces podría terminar eligiendo la clase de juego que quisiese. Habría que mencionar también la desconfianza con el resto de las razas, sobretodo vampiros y licántropos, por lo que es muy difícil verla entablar una conversación amena con ellas. A excepción de su preciada ave, el resto carece de valor para ella, y no se reserva el demostrarlo. Pero toda esa coraza que reviste podría tener origen en la culpa. Una probablemente mal dictada.
Desde aquel fatídico día no habría dejado de entrenar con sus dones, y hoy en día se la puede reconocer por sus buenas habilidades con la atmokinesis, especialmente con aquel fenómeno que fue símbolo en su vida, los tornados. En momentos de furia o simple alardeo gusta de esforzarse en crearlos, por supuesto asegurándose que esta vez no se halle ningún individuo/testigo presente.
No siente que su labor al ejercer como profesora la complemente, más siente orgullo al seguir las vivencias que tenía su padre entonces en Bergen. Pero la excusa más acertada podría estar en el desprenderse de su antigua vida, por mucho que esto le pueda doler.

~ HISTORIA ~

¿Por qué dentro de personas emblemáticas -en su mayoría- debe existir la tragedia a priori? El origen de esa fuerza interna, sea visto en buen o mal plano. El detonante que los converge dentro de futuros hechos prometedores o penosos, dependiendo de su historia. Esta cronología aún inconclusa permanecería, pero el infortunio de los hechos recientes no da, sin embargo, razones para desmerecer el grado de lo ocurrido. Decir que la desdicha sólo se plantó frente a Sigyn es una falacia, o al menos puede decirse que es una de las pocas que mantiene latente la llama de la impotencia, pues el resto… ya no existe.
Snabelsky era, si mal no recuerdo, el nombre del pueblo donde creció y vivió hasta hace muy poco. Tan pequeño con sus 2000 habitantes a comparación de la majestuosa Bergen, su ciudad vecina, distante de apenas unos 40km de esta. Un cálido pueblo, donde la tranquilidad existía, y la mayoría de las necesidades eran cubiertas. Los Snøstorm vivían claro en este, y su calidad de vida era, en lo que podía alardearse, bastante buena. Su linaje estaría compuesto por su padre, un hombre de carácter más bien humilde; educado y reconocido profesor de Ciencias Naturales en Bergen (lo que convenía sus repetidos viajes al pueblo), con deseos incluso de un hambriento investigador, y poseedor de libros de importante ciencia que fueron viajando por sus descendientes. Por otro lado, su madre, a pesar de haber cambiado su clase media a alta gracias a su matrimonio, todavía se la consideraba una buena modista, muchas veces la encargada de vestir a su hija, creando delicados atuendos para la misma; finalmente en la mayoría de las ocasiones la niña prefería vestir sus prendas antes que vestidos aún más sofisticados. Por último, se encuentra su tierna y menor hermana, Taylor.
Sigyn adquiriría bajo su hábil comprensión algunas aptitudes de sus progenitores, pero no sería sino la principal cualidad que engendraba su madre la que le cambiaría todo el entorno de su vida: la hechicería.
A excepciones de los viajes necesarios a Bergel, se hallaban viviendo en una rústica y espaciosa casona, a pocos metros de un lago que bordeaba el área. Habría crecido con aquel “espíritu libre” que le otorgó vivir tan apartada del centro, rodeada de naturaleza, evitando cualquier clase de actitud altiva de su parte. Hasta cierto punto en su vida pudo decirse, entonces, que rigió la quietud. El asentarse allí, además, sonaba ser lo más fructífero para la clase de vida que llevaba su madre, en donde un lugar apartado no sólo les brindaba anonimato y discreción, sino que además la flora existente sería la clase de espacio idóneo para recolectar todo lo necesario para sus conjuros.
A lo largo de su crecimiento, como debía ser, se le fue inculcando la sabiduría como bruja. Comenzando por el avecé de complementos básicos como el divino conocimiento de las plantas, así como la visión del aura en los distintos seres vivos que se le era permitido ver hasta el momento. A la edad de ocho años, se decidió que ya era tiempo de iniciar una clase de doctrina más avanzada, para ir incrementando los dones que también su hija poseía. La niña debía descubrir y desarrollar sus propias habilidades, pero primero, sería instruida en la principal fuente de poder de yacía en sus raíces, siendo esta la atmokinesis.
No sólo aprendería a la par de su madre sino también a la de su padre, mediante lecturas y anécdotas, saberes atrapantes acerca de sus conocimientos, siendo finalmente ramas como la Astronomía y la Meteorología sus temas preferidos. Pero si hay que seguir adentrándonos en preferencias, el tópico que más captó su atención fue el de los tornados. Aquellos embudos mortíferos se le hacían tan intimidantes como llamativos. ¿De dónde provenían y cómo se formaban? ¿Qué tan peligrosos podían llegar a ser? Desde pequeña mencionaba entonces su enorme interés por hacerse cómplice en la formación de uno cuando mayor fuera, y más experiencia en la atmokinesis tuviera, ayudando quizás a controlar la dirección que este tomara, evitando grandes desastres. Era hasta ese entonces una niña risueña, llena de vigor e ilusiones. El tiempo transcurría, y más experta se la veía con sus dones. En su mayoría heredados, además de poseer la atmokinesis, desde temprana edad su círculo supo que podría llegar a manejar no sólo la creación de ilusiones sino también la alteración de apariencia. Al principio habría sido una lucha, pero a medida que los años pasaban sus ilusiones y transformaciones iban acrecentando su intensidad poco a poco.

A la edad de dieciséis años empezarían sus cuestionamientos acerca de su sexualidad. Para su fortuna, su familia no era enteramente religiosa, sino que mantenía a veces también otro tipo de juicio, pero fuera como fuera la cosa, el tema nunca se habría llegado a tomar peso demasiado importante. Tenían además un secreto que, en vista de la mayoría y por seguridad, mantenían guardado: La hermana de su padre -su tía- era homosexual, y aunque aquello no se tornó en un gran alboroto, ese aspecto bajo llave se quedaría, mientras que externos a la familia era una mujer solitaria o planeaba unirse a la iglesia, la realidad era que podía tener a sus amantes bien escondidas.
Sigyn se encontraba desorientada, pero no por el ejemplo de su familiar, sino que era la súbita y potente atracción que sentía por las jóvenes lo que la llevó a plantearse miles de interrogantes. Finalmente comprendió su diversidad sexual tanto por hombres como por mujeres, aunque las segundas eran quienes le terminaban por captar más la atención. No se negará el hecho de que en un principio a su círculo familiar los haya inquietado un poco más allá de su aceptación, pues semejante decisión podría llegarle a costarle la vida. Por supuesto, aquellas experiencias entonces con ellas también se mantendrían en secreto.

Pero lamentablemente en su infortunio, para ella llegaría un día en el que su propio juicio la pusiera a prueba, en donde sus anhelos se reducirían a los escombros de un gran contratiempo, donde la maldición debía asentarse en sus mejores días.
La mañana del día que aconteció el desastre se había prestado a la tranquilidad. El clima en ese entonces era estable, calmado. Pero aquello cambiaría a la noche, casi al comienzo de la madrugada. Sigyn esa noche aún no volvía a su casa, sino que había salido a recorrer las orillas del lago, prácticamente saliendo de su pueblo, planteándose como había resultado ser su vida hasta ahora. No era tan agraciada, pero la encontraba basta. O al menos eso pensó.
La suave brisa comenzó a transformarse en algo más impetuoso, llegándose a volver incómodo. Varios objetos comenzaban a moverse de un lado para el otro, y hasta el silbido del viento espantaba. Un par de minutos pasaron. ¿Qué era aquello? La extraña masa que comenzaba a formarse en el cielo. Era un enorme embudo, ¿y cómo era posible? Aunque irónico sonara por el nombre que el mismo pueblo llevaba, los tornados de los que había oído apenas y se presentaban en Bergen. Sus ojos se abrieron desesperados, pues no dudaba de que tan diminuta aldea podía ser tragada en un santiamén. Y fue entonces que decidió poner en práctica lo que creía saber en el momento acerca del fenómeno, utilizando sus poderes.
Y fracasé. Frente a mis ojos, vi mis esperanzas y anhelos transformarse en demonios. Vi como aquello tan hermoso y siniestro a la vez destruía todo mi pilar. Y era como si aquello succionara la vida de mi mirada, apagándola automáticamente, convirtiendo el agua que resbalaba por mis mejillas en desgracia. El tornado había cedido, pero vivía aún a través de mí, trayéndome esos recuerdos, y la culpa de mis intenciones.
Toda su familia, Y Snabelsky, habían desaparecido del mapa.
Se cuenta que, su único consuelo, fue encontrar ese animalucho moribundo cerca de donde ella se encontraba. Un pequeño búho, para ser más específicos, que a duras penas pudo sobrevivir de la catástrofe, ganando una fuertes lastimaduras en la retinas, mismas que terminaron por volverlo ciego. Desde aquella fecha Sigyn lo ha amparado y adoptado como suyo, nombrándolo como Apus.

Dos años han pasado y, aunque aun tomando como posible opción renunciar a su lucha, rebuscó para conseguir otro sostén de vida más independiente, por más mediocre que ella lo tomara. Para su suerte, la joven comprendía varios idiomas, entre ellos el francés. Habría decidido seguir por el momento la ruta de su padre al buscar ejercer como educadora, y una oportunidad se le había presentado en París como profesora de Ciencias Naturales.
Acechando, es ella quien inconscientemente buscará encontrar otra fortaleza que le anime a seguir adelante. Y sin embargo es algo que siempre negará.

~ DATOS EXTRA ~

❅El fenómeno que más podría llegar a manejar, debido al tiempo que le dedicó en su historia, serían los tornados.

❅Nombró a su búho “Apus” por la comparación que hace de la galaxia en sus ojos. Su nombre significa “Ave del Paraíso”, y la misma es una constelación.

por **Tarik Pattakie** Dom Dic 21, 2014 1:43 am

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