Fais gaffe [Sarahí]

por **Loghain Theirin** Vie Dic 26, 2014 10:38 am

Antes de atacar, recapacitó. Alzó la vista hacia el cielo: la Luna estaba ahí, en medio de aquel enorme color azul oscuro que brillaba por las estrellas. Loghain suspiró. Ojalá existiese manera alguna para los vampiros... Cazar por la noche era emocionante, eso era cierto, pero sería mucho mejor poder alimentarse también bajo el sol. No podían, sin embargo. Desde que su padre lo había matado para transformarlo en vampiro, nunca había vuelto a ver el sol. Tal vez alguna que otra vez desde alguna caverna, pero nunca había podido volver a sentir su brillo, su calor... No se arrepentía de haberse convertido en uno de ellos, sin embargo. Así había conocido a aquella chica.

Apretó el puño. Aquella chica, tan guapa, que era más joven que él. ¿Cuántos años había tenido al momento de su muerte? ¿Cien? ¿Doscientos? Y él ya tenía más de mil. Era vergonzoso. Gente como él seguía viva: gente amargada e incapaz de proteger a los demás. Ella hubiese querido que viviese su vida, pero ahí estaba, a punto de asesinar a una chica. Suspiró y volvió su vista hacia ella.

¿Qué demonios haría en un bosque a aquellas horas? No alcanzaba a comprender como alguien podía ser tan estúpido. Se hizo de hombros y, simplemente, preparó sus dientes. Se movió con sigilo, pasando de árbol en árbol, oculto por las hojas y por la noche. Cuando por fin creyó estar a una distancia prudencial, sonrió. Alzó sus manos, preparado para defenderse si la chica resultaba ser más de lo que parecía, y se lanzó sobre ella con su velocidad sobrehumana.

por **Sarahí L. Solis** Vie Dic 26, 2014 11:18 am

En ese momento la gitana caminaba en la oscuridad sin más luz que la que proyectaban la luna y las estrellas, el silencio era abrazador más sin embargo no hubiese miedo que la envolviera, estaba acostumbrada a la soledad de la noche y es que cuando te toca dormir en un callejón oscuro donde muchas veces los violadores y criatura sobrenaturales rondan entre las sombras el carácter se te fortalece.

Aquella noche, se había adentrado en las profundidades del bosque por pura corazonada, más temprano, antes del anochecer se había encontrado asimisma en las calles parisienses leyendo el Tarot cuando una revelación le indico que aquella noche debía adentrarse en el bosque, la carta se había mostrado como una orden inmediata, así que la morena deseosa de aventura y un poco frustrada por el poco dinero que había hecho los últimos días decidió adentrase en aquel paisaje rural con la finalidad de encontrar la razón de aquella orden enviada por el destino o bien uno que otro material para hacer perfumes para la vente o unos zapatos para sus pies ya que hace tiempo que andaba descalza por ahí haciendo que sus pies rogaran clemencia.

La razón por la que aún se encontraba en el bosque ya entrada la noche era porque honestamente se había perdido hace ya bastante rato entre los árboles y la maleza, así que después de dar varias vueltas se sentó sobre un tronco para descansar. El silencio volvió a abrazarla pero, lo que más llamó su atención fue que el sonido del viento y el sonido de los insectos o de uno que otro animal que había podido percibir hace rato ahora se encontraba ausente por lo que una inquietud se comenzó a apoderar de ella. – Pero que mierda. – Fue lo único que pudo decir cuando sintió un cuerpo “humano” abalanzarse sobre ella, lo siguiente que pudo percibir fue el aura pálida de su atacante alrededor de él ¿Sería posible?, ¿Las cartas la habían llevado esa noche a su propia muerte ante las manos de un bebedor de sangre? Podía sentir su corazón palpitando desenfrenadamente y la reacción instintiva de la gitana fue escupirle en la cara como defensa, ni en situaciones de peligro inminente dejaba de ser una persona de carácter insolente.

por **Loghain Theirin** Vie Dic 26, 2014 11:49 am

Sonrió. Lo había conseguido. Se había lanzado sobre su presa y ambos estaban ahora sobre el suelo. Lo que no se esperó, sin embargo, fue el escupitajo. ¿Quién era aquella chica? Era extraño: cualquier persona normal le hubiese pegado un tiro (probablemente con madera. No había conocido a mucha gente que no fuese armada) y ala, a tomar por culo el problema. También cabía destacar que Loghain la había atrapado pero bien. Ella había estado distraída, y ahora lo pagaría con su vida.

¿O no? ¿De verdad la quería matar? Su reacción había sido interesante. Tal vez la hiciese sufrir antes de devorarla. Un brazo, una pierna, un pecho... Todo contenía sangre, y llevaba al dolor de la chica. Cuando se secó el rostro de la saliva, pudo ver con mayor claridad la cara de la chica. Se la quedó mirando por un momento, interesado en la cara de su nueva víctima. Era una chica cabello negro, bien peinado (incluso estando atrapada por el cuerpo de un vampiro) y con un brillo poco natural. Sus ojos eran bonitos y penetrantes. Loghain tragó saliva, pero enseguida se recompuso. Una chica tan bella no podía morir.

Al menos, no rápidamente.

Antes de separarse, pudo sentir el pulso acelerado de la chica. Pudo sentir su respiración acelerada. Todo era humano y normal. Pero lo que no encontró fue una pizca de terror en su rostro. Era extraño. O al menos, él no la remarcó. Se levantó lentamente. Se lo pensó mejor. Antes de matarla, se informaría un poco. Cogió a la chica del brazo y la ayudó a levantarse. Cuando estuvo en pie, la soltó y se la quedó mirando.

-De entre todas las cosas que una persona podría hacer para defenderse, tú has escogido la menos apropiada para este cometido. ¿Quién demonios eres? -dijo con una voz firme y seria.

Se dio la vuelta por un momento, y miró en todas direcciones, buscando cualquier presencia humana (o no humana). No, no había nadie. Era un alivio: no sería seguro para él (y sobre todo para los demás) que alguien lo viese. Era un vampiro, un engendro de la noche. Su misión desde la muerte de Isabella era matar y despellejar, al igual que su única necesidad desde que se convirtió en vampiro hacía más de mil años era la de beber sangre. Pero no estaba seguro de querer beber la de aquella chica.

por **Sarahí L. Solis** Sáb Dic 27, 2014 12:19 pm

El pulso de la gitana aun acelerado por la adrenalina que le había ocasionado el ataque sorpresa retumbaba de forma atronadora en sus oídos, con una mirada furtiva pudo ver la reacción de su atacante ante su método de “defensa” y lo que le quedo a continuación fue cerrar los ojos esperando aquella mordida fatal que dictaría su sentencia de muerte, un deceso sangriento y doloroso. Sin embargo, el ataque esperado nunca ocurrió.

Sarahí abrió los ojos y pudo ver el rostro de su cazador, la piel de aspecto suave y brillante fue lo primero que resalto a la vista de la gitana, el aura blanquecina resplandecía alrededor del vampiro dándole un aspecto que rayaba en lo magnifico, más sus ojos acompañados de una expresión oscura dejaban entrever las victimas que tenía en su haber.
El joven vampiro la observó y esta lo miro de vuelta intentando descifrar aquel escrutinio, aun se preguntaba cómo era que aún se encontraba viva. -Si vas a matarme hazlo rápido.- le espetó la morena en tono desafiante, más lo que su atacante hizo a continuación la sorprendió aún más, la ayudo a levantarse, mientras lo hacia la morena aprovecho para coger una piedra de tamaño mediano que se encontraba en el suelo, la única afilada que pudo encontrar y esconder en su puño discretamente.

-Mi nombre es Sarahí, soy una gitana Rumaní.- Su voz sonó tranquila más sus sentidos seguían alerta, no se permitía morir, no en aquel lugar, ni bajo esas circunstancias.- ¿Tú quién eres? ¿Qué pretendes?

por **Loghain Theirin** Sáb Dic 27, 2014 1:17 pm

Sonrió. "Chica lista" pensó. No era mala iniciativa querer defenderse con una piedra, pero tendría que haber sido un poquito más lista. Sólo un poco. En aquel silencio espectral, en aquel bosque oscuro, cubierto por el manto de la noche, no había un solo ruido. El más mínimo murmullo de árboles parecía un estruendo. Los sentidos para los vampiros además se intensificaban con su transformación. El pequeño sonido que provocó la mano de la chica al entrar en contacto con la piedra no pasó inadvertido. Loghain la miró fijamente, al principio creyendo que estaba furioso, pero no tardó en descubrir que estaba asombrado.

-No te aconsejo usar esa piedra. Además, mírate: te vas a ensuciar esas manos tan suaves. -le dijo, empleando su usual ironía. Le ofreció una sonrisa encantadora a la vez que hacía una reverencia. Es un... placer, Sarahí. Demasiado bella para ser una gitana, sin embargo.

Se acercó lentamente a ella, arqueando una ceja e intentando no asustarla. No se había retractado, pero prefería tener cuidado. La chica no se andaría por las ramas, y tenía una piedra. "Peligrosa" pensó Loghain sarcásticamente, teniendo ganas de reír, pero se contuvo. No, la chica podría tener cualquier otro tipo de armas. Una estaca, una pistola, y a la mierda mil ciento y pico de años de vida.

Cuando estuvo a una distancia prudencial pero a la vez cercana, Loghain dobló su cuerpo un poco y cogió la mano libre de la chica para luego plantar un beso allí. Antes de soltarla, se dio cuenta de que la piel de la chica era suave, probablemente muy bien cuidada.

-Los objetivos de un vampiro son los mismos de siempre, supongo, así que ignoraré esa pregunta. Sin embargo, puedes llamarme Loghain. O como quieras, la verdad. Aunque el tuyo sea bonito, no creo que los nombres sean tan importantes como los pinta la gente.

por **Sarahí L. Solis** Sáb Dic 27, 2014 3:34 pm

Lo siguiente que impresionó a Sarahí fue los buenos modales que parecía tener aquella inusual criatura que hace poco menos de diez minutos la había hecho prisionera contra el suelo con el peso de su cuerpo. La gitana aun sintiéndose desconfiada alzo una ceja ante la reverencia del joven vampiro moviéndose cuidadosamente al tiempo que él lo hacía, había algo místico en aquella figura inmortal que le atraía, más la escena protagonizada hace pocos minutos le hacía mantener aquella distancia prudencial. Sin embargo, y a pesar de todo no lograba salir corriendo de aquel lugar, primero porque no era chica de ese tipo de cobardía y segundo porque sabía que sus predicciones no lo habían llevado al bosque por nada.

-Mis manos saben más de trabajo duro de lo que te imaginas.- dijo la gitana sin poder evitar una media sonrisa que se mostró acompañada de un pequeño bufido, aquel tipo de facilidad para detectar lo imperceptible no le impresionaba de los seres sobrenaturales, más la acción de tomar aquella pequeña “arma” solo había sido impulso accionado por la adrenalina del momento. En sus manos, empezó a dar pequeñas vueltas que hacían rozar la punta afilada de la pequeña piedra contra sus dedos, sabía que contra un vampiro aquel rudimentarismo era inútil pero, le tranquilizaba tener algo con que defenderse. .- Sin embargo, no te dejes engañar por las apariencias, las mantengo así para mis clientes pero...- la chica levanto la piedra a la altura de sus ojos revelándola.- Pueden ser igual de peligrosas que esta pequeña piedra.- comentó finalmente pasando uno de sus dedos por la afilada punta.

Cuando la morena le ve plantar un beso en su mano ella sonríe de medio lado a pesar de su comentario despectivo contra los gitanos.- Pues sin ofender Sir Loghain pero, los vampiros tienen peor fama que los gitanos.- dijo haciendo una reverencia burlona, poco propia de su clase al tiempo que alzaba los ojos para míralo con aquella sonrisa descarada.- Siendo vampiro creo que es obvio lo que buscas, lo que me intriga es la razón por la que no lo hiciste.- La gitana lo miro de arriba abajo observando su aura, sus apuesto físico y sus ropas.- No es normal que alguien de tu clase se apiade de nosotros los pobres.-

por **Loghain Theirin** Sáb Dic 27, 2014 3:58 pm

Ahora fue él quién lanzó una carcajada. No fue una risa estruendosa (o al menos, no lo suficiente como para atraer la atención de oídos indiscretos), pero se quedó a gusto. Su comentario le había resultado un tanto gracioso más que nada porque era cierto. Los de su clase, y él mismo, habían siempre sido tratados como animales, y Loghain sabía que era lo que eran: bestias. Aunque necesitaba sangre para vivir, ya no sentía el mismo placer asesinando, y se había dado cuenta de ello hacía un par de minutos. Supuso que los años lo habían vuelto más sabio, más cansado, o solo más inofensivo. Suspiró y alzó ambos brazos.

-Pues sí, tienes toda la razón, los vampiros somos lo peor. -reconoció mientras le ofrecía una sonrisa totalmente sincera. -Monstruos despiadados que necesitan sangre, que disfrutan de cosas que deberían disgustar a alguien vivo...

Arqueó una ceja y sonrió otra vez, con cuidado de no asustarla. Así que había notado que él era diferente. Bueno, él había tardado siglos en darse cuenta. Su sed se sangre aflojaba, y sus sentidos se volvían más y más fuertes. Lo que no entendía era cómo estaba flojeando a la hora de matarla. Apretó el puño, intentando reprimir su furia (no contra ella, sino contra sí mismo) y suspiró otra vez, soplando.

-En primer lugar, es evidente que no soy como los demás. -comentó un tanto pícaro para, tal vez, tratar de hacerle sonreír, o Dios sabía porqué. -En segundo lugar, no deberías menospreciar tanto tu "pobreza". Créeme que todo es mejor menos esta vida que sólo se alarga durante milenios y donde sufres más y más. Pero no es el tema. No me he apiadado de ti... al menos, no todavía. Soy un vampiro, no un idiota. Pero quiero que sepas que, de momento, no tengo intención de hacerte daño.

Se giró hacia un árbol y sacó una astilla enorme. Después, se volvió a dirigir hacia la chica, la cogió del antebrazo para que abriese la mano y la posó allí.

-Digamos que esto es un... compromiso. Yo no te hago daño, tú tampoco. Ahora estamos los dos en las mismas condiciones, querida. -chasqueó los dedos mientras arqueaba ambas cejas. -Ah, y ahórrate el "Sir", por favor.

por **Sarahí L. Solis** Jue Ene 15, 2015 9:25 am

La chica escuchó la risa del vampiro y arqueó una ceja, obviamente su comentario le había resultado gracioso pero, ella no lo había dicho con la intención de parecer simpática. Su carácter, de por si desconfiado por las experiencias vividas no se fiaba mucho de un hombre que hasta hace pocos segundos parecía bastante dispuesto a quitarle la vida. Sin embargo, ante lo que dijo a continuación no pudo evitar dejar relucir una sonrisa burlona.- Siempre me ha parecido interesante la forma en la que ustedes los sobrenaturales se perciben a sí mismos, ustedes mismos se desprecian no hace falta que los humanos lo hagan.- Sarahí se encogió de hombros con cierta indiferencia, era partidaria de aquello que uno nacía con una vida y tenía que buscar la forma de sobrevivir en ella sin lamentarse. – Tal vez no son lo peor del mundo, pero sirven para matar, nosotros para robar y matar está peor visto inclusive ante los ojos de Dios por lo que sí, tienen que vivir con eso.- lo dijo con crudeza, sin miramientos estaba un poco malhumorada la caída le había lastimado un poco los pies descalzos así como los brazos.

-Yo también soy diferente, yo no robo, tu no matas quizás seamos perdonados.- La gitana se sentó en un tronco cercano para levantarse un poco el vestido y mirar sus pies descalzos, los cuales estaban llenos de ramitas, suciedad y tenían algunas piedras de tamaño pequeño incrustadas, cuando escuchó el comentario del vampiro no pudo evitar reír con diversión, la primera risa sincera desde que se había adentrado al bosque.- No creo que te vaya tan mal.- Sarahí levanto la vista para mirarlo de arriba abajo, sus ropas pulcras solo ligeramente manchadas por el forcejeo de hace rato le dejaban entrever con claridad la clase social a la que pertenecía.- Tienes la oportunidad de matarte y sin embargo no lo haces, vives como un rey pero el remordimiento de conciencia que te carcome es muy parecido a los días de hambruna de un pobre, no hables de lo que no sabes.- La gitana se tapó los pies desnudos nuevamente con la falda y se dejó extender la mano para recibir la estaca.- Es una tregua.- le tendió la mano para estrecharla con aquel hombre, como si aquello fuese un signo de una promesa inquebrantable.

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