Mary Windsor

Mary Windsor, el delicado emblema de la alianza de los franceses y los ingleses en el tratado de Mercy, fue reconocida en la corte del rey de Inglaterra por ser una de las damas más bellas y controversiales de su corte. Posee la pasion, el erostimo y la delicada inconsecuencia propia de los francos, pero con el fuerte temperamento y el autoritarismo de los britanicos.

Su conversación siempre es ingeniosa y agradable, prevaleciendo en ella su constante curiosidad, siempre tendra cosquilleando en su garganta una pregunta con la cual rebatir. Tiene una gracia especial que la hace un as a la hora de salvar las conversaciones del espectro del incomodo silencio o la tensión, esta ultima característica la hace un personaje importante en todo evento social, cargando siempre de nombres nuevos a la lista de sus relaciones. Su circulo social esta formado de toda clase de mentes brillantes en el arte, la politica y la filosofia, como si coleccionara sus ingenios tanto como colecciona las obras de arte.
Es reconocida por ser una gran mecenas, bajo su apadrinamiento han surgido jovenes talentos que han colmado el hogar de la condesa de toda clase de obras y colecciones.

Fuera de la máscara de la nobleza Mary es un espíritu libre, independiente y aguerrido, jamás una guerrera pero si una diplomática decidida a que la guerra y la paz se encuentran en las palabras o en los correctos silencios. Detesta todos los protocolos hipócritas de la realeza e incluso de la religión. Cree que el gobierno se ha viciado y que la unica salida es el conocimiento ilustrado y el humanismo. Es una atea consumada, aunque socialmente sea una catolica declarada y asiste a misa como todas las damas. Tiene creencias firmemente humanistas que la han llevado a ser cómplice y apoyar en secreto a las mujeres del Movimiento sufragista y al partido de oposición a la corona. Tiene una postura política diametralmente liberal, en secreto se considera republicana.

En secreto, ademas, es una dibujante relativamente popular por hacer panfletos en critica a la aristocracia, usando el pseudónimo masculino de "Lord Brown". Tambien bajo este mismo nombre, suele escribir reflexiones, analisis y hasta poemas. No hay una pasión mas grande para ella que descargar sus ideas, sus sueños, sus pesadillas, en la tinta y el pergamino...

Los años en la corte le han enseñado cómo comportarse, como reaccionar y prevenir a las trampas y artimañas de sus opositores. Tiene un don para reconocer en los ojos de los hombres y las mujeres su verdadera naturaleza. Rara vez se equivoca con alguien.

Aunque de carácter genuinamente encantador, Mary es bastante orgullosa y temperamental. Es capaz de ser muy cruel con sus enemigos, pero también de sentir empatía con personas marginadas y maltratadas.
Es leal e incondicional a quienes ama, no habrá enemigo más peligroso que ella si atentas contra sus seres queridos.

En la residencia principal de los Duques de Orleans, El Château de Blois en el Valle del Loira y siendo la madrugada del 14 de febrero de 1782, nació el quinto hijo del Duque, quien resulto ser una niña a la que llamaron Mary Madeleine Pélagie de Orleans. Fue la única mujer de los hijos  y la segunda hija en sobrevivir a los primeros años de la infancia.

Como todas las hijas de la alta aristocracia francesa, Mary paso su infancia en Versalles y fue educada como dama de compañía de Madame Royal, con quien trabo una gran amistad... su padre, Su Alteza Serenísima, Felipe, duque de Orleans, trato por todos los medios de comprometer a su pequeña con el delfín, príncipe heredero de la corona, sin embargo su propuesta solo recibió constantes rechazos. Con cada rechazo, el orgullo de Felipe se tornaba mas herido y veía en cada acción hecha por el rey, una afrenta y un menosprecio a su posición...

El 5 de mayo de 1787, mientras Mary disfrutaba entre los algodones, los espectáculos y las risas de las otras niñas, se reunieron los Estados Generales en Versalles. El Tercer Estado entró rápidamente en oposición con los otros dos, acusando principalmente los abusos de Felipe de Orleans sobre sus territorios: excesivos impuestos, castigos criminales, afrentas y arbitrariedades a la burguesía. Se hablo incluso de asesinatos sospechosos, entre ellos el tramado contra un reconocido fiscal de auvernia... todo ello fue escuchado, y para calmar los ánimos iracundos, el rey prometió abrir una averiguación.

El Duque negó toda relación con el delito, aun así la averiguación continuo. Aquello fue el ultimo insulto que pudo soportar... esa misma noche la bebida había soltado la lengua de Felipe y se atrevió a increparse ante el rey, entre reclamos y ofensas, el colmo a sus excesos llego cuando le vertió su copa de champagne encima.  

Reconocido por su benevolencia y su sabiduría, el rey lo exilio del consejo y de su corte a manera de castigo. "Guerras se han hecho por menos. Agradece que solo es esto" Consoló el Monsieur, hermano menor del rey, y acompaño a la familia hasta las afueras de Versalles, anunciando el inicio de su destierro.

Inocente en esencia, pero culpable de los castigos de su padre, Mary observo a través de la ventana del carruaje como se alejaba del único mundo que conocía. Se mudaron al castillo de Sainte-Assise, en Seine-Port, donde la duquesa de Orleans y sus dos hijos toleraron con silenciosa dignidad la humillación... mas no lo hizo el duque.

Mientras la duquesa se esforzaba escribiendo cartas a sus amistades en la corte para que intervinieran en su favor, el duque se rehusaba a pedir una disculpa y pasaba horas despotricando contra el rey y sus iguales; mientras la duquesa mandaba llamar institutrices, maestros y artistas que prepararan a sus hijos de acuerdo a su rango, el autoritarismo y la furia del duque eran tales que los castigos en sus territorios empeoraban cada día.

Mary, pegada a los libros que reemplazaban por completo a sus antiguas amistades, veía a sus padres  discutir en cada ocasión, y muchas veces vio a su padre recurrir a los golpes...  Una de las tantas locuras que vio hacer a su progenitor dentro de las paredes de su hogar.

En secreto y en contubernio con otros aristócratas, Felipe fue parte de un plan que pretendía un golpe directo a la corona. El único riesgo de ello era la alianza con Inglaterra, quien protegía a Francia... por esa razón Felipe le concedió a su hija Mary  -pese a su condición de mujer- el Condado de Montpensier, una peculiar decisión que convertiría a la pequeña niña de 10 años en un precioso peón en el ajedrez de las alianzas matrimoniales entre grandes familias de la élite blasonada.

Ungida como Condesa, la joven Mary abandono la casa paterna y a la edad de 11 años contrajo matrimonio con un príncipe de sangre de la nobleza inglesa.
Apenas salida de la casa paterna,  Mary fue obligada a pasar súbitamente a los brazos de un hombre al que jamás había visto y  a jurarle a este, al pie de los altares, una obediencia y una fidelidad absoluta... la pequeña vio a su esposo, un hombre que le triplicaba la edad, paralitico de sus piernas, viudo de dos matrimonios y con seis hijos (tres de ellos mayores que la propia madrastra)..., aquello era la gota que colmaba el vaso a las injusticias...

Con todo y eso, su matrimonio no fue tan horrible como imagino en sus primeros días. Renovado en su juventud a causa de su pequeña esposa, el príncipe Robert Windsor era atento y dedicado para con ella. Le compro una mansión, hizo traer a tutores e institutrices, músicos, actores y bufones para educar, embellecer y entretener el pequeño mundo de la niña-señora. La colmo de lujos y deseos satisfechos, y pese a que el príncipe era un reconocido católico, eso no impidió que Mary se codeara con toda clase de personas y creencias. Hizo amistad con humanistas y republicanos de la calaña de Montesquieu, quienes definirían su mentalidad en los años venideros...

Después de vivir en el más oscuro y temible de los encierros que es el exilio, Mary descubría en el matrimonio una libertad  y un poder que nunca antes había conocido...  Jamás amo a su esposo, pero existió en ellos una amistad, un respeto y una complicidad mutuas que los incitaba a tutearse -una costumbre poco común en los matrimonios de la aristocracia- y a apoyarse de un modo que pocos comprendían.

Un año después de su matrimonio, Mary se entero que su padre Felipe de Orleans hizo las paces con el rey de Francia al haber "descubierto" y "entregado" una red de traidores a la corona que planeaban un asalto... se le nombro "héroe de la nación" y así fue grabada su sepultura cuando murió -dos años más tarde- a causa de unas lesiones internas sufridas en un accidente de caza.

Aquello no hizo más que elevar la posición de Mary, quien para entonces ya cumplía sus 14 años de edad y con su ingenio avispado y su encanto había ganado el corazón de su marido y sus allegados.
En ese mismo año logro persuadir a su esposo para aceptar las invitaciones del rey de Inglaterra y regresar a la corte real. La entonces condesa y princesa de Inglaterra formo parte de la corte de la reina. Gracias a la regente pudo tener  acceso a toda clase de espectáculos y relaciones poderosas. Su corazón fielmente inclinado a las causas liberales y a la necesidad de los más desfavorecidos, aprovecho para inclinar los bolsillos de sus nuevos amigos a sus nobles caprichos. Bajo su diligente susurro, su esposo y sus colegas ministros inauguraron el nuevo orfelinato de Londres y la casa de asistencia médica...

Tuvo un romance platónico y cortesano con un popular embajador francés. Jamás hubo adulterio, pero durante dos años las cartas, los secretos y la poesía afloraron en los jóvenes enamorados... Mary dejo de escribir dichas cartas el día en que las fiebres azotaron a su marido. Postrada a los pies de su cama, la joven paso semanas a su lado asistiéndolo en todos sus cuidados y desoyendo los consejos de los médicos quienes declaraban que no había nada más que hacer... solo fue capaz de soltar la mano del príncipe cuando esta se torno fría.

A la muerte de  su marido, quien no había dejado herederos en seis años de matrimonio, Mary perdio todos sus titulos ingleses y sus residencias, lo entrego todo a la familia de su esposo y entonces regreso a su tierra de origen, donde su hermano reclamaba su presencia.

Aun vistiendo las ropas de luto, fue recibida por su hermano y por una nueva propuesta de matrimonio... Desde entonces ambos hermanos llevan una relación hostil. Mary exigió sus derechos en el condado de Montpensier donde dirigió como su señora, independizándose de la autoridad de su hermano.

Actualmente tiene una residencia en Paris, donde vive de manera libre y bohemia. Lleva tiempo siendo presionada para contraer matrimonio nuevamente, pero ella no tiene ninguna prisa.