Ian Mawson || ID

La amabilidad es parte fundamental en la naturaleza de este hombre. No es del tipo de persona que negaría su ayuda a un desamparado, pero tampoco le temblaría la mano para detener a un ladrón hasta someterlo.
Es muy seguro a la hora de actuar sin dejar las cosas al azar, aún cuando sus decisiones o movimientos relaten absolutamente lo contrario, haciéndole ver como alguien altamente impulsivo.
Sus rasgos son calmados la mayoría del tiempo, y hasta con un toque misterioso. Aún cuando en su rostro es muy sencillo divisar una honesta sonrisa, nunca es fácil dilucidar que la ha producido.

Como todo varón en esta lúgubre sociedad es poseedor de muchos secretos, unos que no llegará a comentar con nadie, puesto que —a pesar que no le atormentan— lo considera demasiado personal, y el hecho de compartirlo con cualquiera, disminuiría esencia de su personalidad. Una que con una chispa de carisma y prudencia, hacen resumir una bastante dinámica y oportuna. Ian es consciente del extraño don que posee, sabe como ser encantador para conseguir siempre la aprobación de quienes le rodean. Sabe manipular, aunque sus intenciones jamás son con fines oscuros, si no todo lo contrario.

Amante de la naturaleza en su más pura extensión, así como de la pintura y la música, lo cual lo convierte en un hombre multifacético.
En resumen Ian es un vividor, no existe mejor manera de definirle, liberal y espontaneo. Alguien que no se limita y busca constamente alcanzar sus metas.

Si el hecho de traer un bebé al mundo es una tarea complicada, ya podrás imaginarse como lo es tener dos. Un par de gemelos prematuros naciendo bajo es resguardo de la impetuosa tormenta. Una madre agotada luchando por acelerar su trabajo de parto, mientras su esposo se mantenía firme a su lado para recibir al primero de sus hijos, el cual para su sorpresa resultó ser una niña que no superaba los 40 centímetros. Fue sólo cuando el padre extendió sus brazos para sostenerla de manos de la partera y observar su rostro, notó la cruda realidad; la pequeña había nacido muerta, y todo indicaba que su hermano compartiría el mismo destino, al salir a la luz estaba igual de frío que su recién nacida hermana.
Los padres estaban desolados, Hayden recostó a los gemelos en la cuna que tenían preparada y regresó para contener el sufrimiento de su esposa, aunque bastaron menos de dos segundos para que uno de los pequeños escogiera un destino diferente, aferrándose a la vida cuando sus pulmones expulsaron un agudo llanto.
El varón había sobrevivido de milagro, y sus padres aún atónitos lo nombraron Ian, y que acertado era para el pequeño y fuerte bebé. Aunque se mantuvo a la pequeña bebé en la cuna por más de una hora, ella no regresó con sus padres. Con sumo pesar el padre acercó al que ahora sería su primogénito a su hermana, el gesto que le siguió rompió el corazón de Hayden, quien observó como el recién nacido palpaba el rostro de su gemela. Casi se podía percibir el dolor en los ojos del infante, quien al cabo de unos minutos, cayó dormido.

Todos los acontecimientos que esperaban a la familia no eran para nada sencillos, pero se mantuvieron unidos, y apoyándose mutuamente.
Sólo una pequeña cruz se levantó en la tumba de la hija perdida. "Ángela Mawson" † 14 de Noviembre, 1876.
Luego de eso terrible momento la familia se refugió en Dios, ambos padres eran sumamente creyentes y buscaban guiar los pasos de su pequeño en un mismo sentido, aunque esto podría ser un poco contradictorio para la madre, quien era un experimentada hechicera. Su esposo lo sabía, y aunque al principio le había provocado cierto temor, accedió a casarse con ella más tarde, una vez que se vio convencido de que Rachel sólo hacía uso de sus poderes para ayudar y sanar a los demás. Fue ella quien se encargó de instruír a Ian conforme crecía, alejándolo por completo de la magia negra y sus tentaciones de poder y dominio. Al final, el niño desarrolló sus dones con sabiduría, convirtiéndose en un orgullo para los Mawson.

Una noche, mientras Ian dormía, logró sentir una extraña presencia frente a él y aunque el miedo no fue su principal sentimiento estaba alarmado. Aquella esencia se volvía algo insoportablemente familiar.
— ¿Quién eres? — susurró a la obscuridad, como era de esperarse no recibió respuesta alguna, aunque un golpe en la ventana logró captar su atención. Afuera llovía por lo que el vidrio se encontraba empañado, fue en el cristal donde lentamente comenzaron a hacerse visibles unas temblorosas letras. Ian tuvo que levantarse de la cama y acercarse para observar con detenimiento, sintiendo como un sudor frío le recorría la nuca al leer claramente "Ángela". Ella no se había marchado del todo, seguía con él.

Los años transcurrieron con una velocidad impresionante, y para cuando sus padres se percataron de él, su hijo había cumplido los veinte años de edad. Ahora era mucho más consciente de sus acciones y del enorme poder que había heredado de su madre.
Aunque aún le faltaba por descubrir, había algo en él que debía despertar. Y fue irónicamente en sus sueños donde descubrió lo más importante, mientras que en ellos seguía apareciendo una mujer desconocida, junto con lugares que no era capáz de reconocer; No era Inglaterra, eso era seguro.
Por suerte no sólo la hechicería se había transformado en su talento, si no también la pintura, siendo capaz de crear realistas cuadros y retratos, aunque siempre era aquella hermosa desconocida quien ocupaba gran parte de sus pinturas.

Año tras año era la misma situación, ni siquiera sus padres eran capaces de ayudarlo para encontrar el lugar que tanto gritaba en sus sueños. Su madre le rogaba paciencia, estaba segura que su hijo contaba con el don de la premonición y en cualquier momento las respuestas irían hasta él.
No fue hasta cumplir los veinticinco años que logró asociar todas sus visiones. Francia, París, siendo más específico, ahí es donde debía llegar.
No existió ningún tipo de objeción por sus parte de sus padres, al contrario, fue totalmente apoyado por ellos, recibiendo una considerable cantidad de dinero, el cual junto con un par de maletas le dieron la salida de su querida Inglaterra rumbo a Francia, dejando atrás su cálida y hogareña vida.

Aunque su viaje no lo emprendió en completa soledad. El espíritu de su hermana se aferró a él, no pensaba abandonarlo a su suerte. Ian sabía que ella le ayudaría a encontrar su destino y resolver todas las dudas que le apresaban. Lo que no sabía era que su búsqueda lo llevaría a toparse con una desgarradora historia... Una que lo haría escoger entre lo que la sociedad considera correcto, versus lo que su interior le señala correcto.

— Poderes:
→ Hechicería: Habilidad para hacer que cosas sucedan, ya sean a favor o en contra de alguna persona, por medio de conjuros, hierbas y pociones. Esto incluye altos conocimientos de herbolaria que les permiten hacer también curaciones.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder les permite reconocer a licántropos y cambiantes cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida.

→ Premonición: Habilidad para percibir el futuro. En ocasiones solamente se expresa en forma de vagos sueños mientras se duerme, mientras que otras veces es clara y ocurre a voluntad, mientras se está despierto.

→ Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los mortales e inmortales.

→ Vigoris: Habilidad para insuflar energías a una persona, ya sea que esté moribunda o débil, traspasándole algo de su energía mediante un conjuro. Se requiere contacto físico y este poder no permite revivir a una persona muerta o evitar que muera si esta gravemente herida.


— Datos Extras:
→ Es un hábil pintor, capaz de captar y trazar cualquier tipo de paisaje y personas. Aunque todos sus dibujos son canalizados por sus premoniciones.

→ El espíritu de su gemela le acompaña desde los trece años, aunque jamás ha conseguido verla.